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Diablo cojuelo



El Diablo Cojuelo es un personaje legendario de algunos lugares de España. Es un diablo al que, lejos de ser una forma maligna, se le representa como el espíritu más travieso del infierno, trayendo de cabeza a sus propios congéneres demoníacos, los cuales, para deshacerse de él, lo entregaron en trato a un astrólogo, teniéndolo encerrado en una vasija de cristal. Se dice también que es inventor de danzas, música y literatura de carácter picaresco y satírico. Siendo uno de los primeros ángeles en levantarse en celestial rebelión, fue el primero en caer a los infiernos, aterrizando el resto de sus hermanos sobre él, dejándole estropeado y más que todos señalado de la mano de Dios. De ahí viene su sobrenombre de Cojuelo. Pero no por cojo es menos veloz y ágil.

El diablo cojuelo es el más conocido y nombrado en los procesos, y en la literatura. La referencia al diablo cojuelo es mayoritaria en los conjuros, invocaciones y oraciones de las brujas.[1]

El personaje era ya popular en la cultura del siglo XVII y estaba fijado en refranes, dichos y canciones. Desde 1602 y hasta 1608 aparecen frecuentes invocaciones al Diablo Cojuelo.[2]​ Pero la referencia más conocida es la del dramaturgo Luis Vélez de Guevara, que recogió las andanzas de este personaje popular en 1641, junto al personaje del hidalgo estudiante Don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, retratando los vicios e hipocresías del Madrid de la época.[3]​ El cojuelo hace constante mención a los refranes o dichos de Castilla.[4]

Fue el predilecto de las hechiceras castellanas de la primera mitad del siglo XVI, sin que su fama decayese hasta bien entrado el siglo XVII. Son varios los conjuros recogidos que invocan al Diablo Cojuelo:

Su popularidad llegó hasta la Corte real de Madrid del siglo XVII, donde estaba considerado un buen mensajero de amor. Prueba de ello nos llega de diversos conjuros.



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