La digitalización, según el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, supone la "acción y efecto de digitalizar", verbo que a su vez puede definirse como registrar datos en forma digital o, en su segunda acepción, convertir o codificar en números dígitos datos o informaciones de carácter continuo, como por ejemplo una imagen fotográfica, o un documento, o un libro. Casos específicos son la digitalización de documentos y la de películas o imágenes.
En el ámbito de las comunicaciones, se considera digitalizar a la transcripción de señales analógicas a señales digitales, lo que se denomina proceso de conversión analógica-digital.
En el ámbito empresarial, la digitalización se asocia con la transformación digital de los negocios, entendida como habilitar, mejorar, o evolucionar, las funciones empresariales, operaciones comerciales, modelos de gestión de clientes, y/o procesos de comunicación, aprovechando las tecnologías digitales.
En el 2018 el Estado español fue, junto con Irlanda, el país que más progresó en digitalización según el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), informe elaborado por la Comisión Europea. En ese año, España, ocupó el décimo puesto, mejorando dos puestos el último dato del 2017, por delante de Alemania, Francia o Italia, pero alejado de los líderes de la tabla, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Países Bajos y Reino Unido.
El informe destacó que los resultados fueron buenos en conectividad gracias a la amplia disponibilidad de redes de banda ancha fija y móvil y a su progresiva implantación. Las empresas aprovechaban al máximo los avances de las tecnologías digitales y recurrían cada vez más a las redes sociales, las facturas electrónicas, los servicios en la nube y el comercio electrónico. Y figuró en las posiciones más altas en administración electrónica. El DESI también destacó negativamente otros aspectos, como que pese a la mejora en capital humano y el uso de servicios de la Red, España aún se situaba ligeramente por debajo de la media, dos puntos exactamente. En concreto, una quinta parte de los españoles no estaban aún en línea y cerca de la mitad de sus ciudadanos carecían de competencias digítales básicas, aunque contaba con unas infraestructuras de acceso por encima de la media. Además, a pesar del aumento de la demanda en el mercado de trabajo, la oferta de especialistas TIC seguía estando por debajo de la media de la Unión Europea.
Banca, telecomunicaciones, retail y turismo eran los sectores más adelantados, todos ellos del tercer sector, seguidos de la industria, el transporte, el sector público y el energético. Mientas que la construcción y la educación iban a la cola. Los sectores denominados B2C (de negocio a consumidor), se transformaron durante los años posteriores al estudio del 2018, buscaban la retención o nuevos usuarios a través de una mejor experiencia gracias al e-commerce o comercio electrónico.[cita requerida]
Las pymes (pequeñas y medianas empresas) son las que se encontraban en una situación baja, en concreto las que tenían menos de diez trabajadores. Y concretamente este tipo de empresas constituían el 99% del tejido empresarial en España. Según datos del INE, casi el 100% de las pymes contaban con herramientas TIC básicas, mientras que en las micropymes alcanzaba el 76%. En referencia a las redes sociales, cerca del 50% de las pymes las utilizaban, y apenas un 35% en las micropymes, y el uso de big data o los servicios de la nube, el 11,2% y el 24,6%, respectivamente, en las de más de 10 empleados, frente a solo el 7,4% en las de menos. Según informaba un informe del observatorio Vodafone de la Empresa, solo el 14% de las pequeñas empresas contaban con un plan de digitalización, en comparación con el 70% de las grandes.
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