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Diversidad cultural



Muchos países del mundo consideran la diversidad cultural parte del patrimonio común de la humanidad. El concepto de la interculturalidad apunta a describir la interacción entre dos o más culturas de un modo horizontal y sinérgico. Esto supone que ninguno de los conjuntos se considera por encima de otro.

La Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural, adoptada por Unesco en noviembre del 2001, se refiere a la diversidad cultural en una amplia variedad de contextos y el proyecto de Convención sobre la Diversidad Cultural elaborado por la Red Internacional de Políticas Culturales, en conjunto con entidades como ENCATC y diferentes representantes de diversos continentes, los cuales prevén la cooperación entre las partes en un número de dichos asuntos.

La diversidad de culturas refleja la multiplicidad e interacción de las culturas que coexisten en el mundo y que forman parte del patrimonio común de la humanidad. Según Unesco, la diversidad cultural es para "el género humano", tan necesaria como la diversidad biológica para los organismos vivos.[1]

También se manifiesta por la diversidad del lenguaje,[2]​ de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en otros atributos de la sociedad humana.

De acuerdo al marco conceptual para la diversidad cultural publicada en el marco de la campaña nacional por la diversidad cultural de México, "no es lo mismo hablar de diferencia que de diversidad cultural. Si hablamos de diferencia, tenemos un punto obligado de referencia. Somos diferentes en algo específico. Cuando se usa el concepto de diversidad, por el contrario, cada persona, cada grupo, cada comunidad necesita hablar de lo que es, de sus haberes, sus recursos, sus historias y proyectos, en suma, de su identidad. Porque lo diverso se define en relación consigo mismo y en relación con los otros, con los diferentes".[3]

Existen en el mundo diferentes organizaciones, como lo es la Unesco, que temen sobre la tendencia hacia una uniformidad cultural, como prueba de ellos se pueden mencionar la desaparición de diferentes lenguas y de dialectos, como lo son las lenguas de Francia sin protección jurídica alguna que haga valer el derecho y que sobre todo realicen su permanencia; también podemos tomar como ejemplo el aumento de la preeminencia cultural de los Estados Unidos a través de la manera en que distribuye de sus productos de cine, televisión, cantantes, accesorios, ropa y productos de comida promovidos por los mismos medios de comunicación. Existen actualmente diferentes organizaciones internacionales cuyo trabajo se basa en la protección de las sociedades y de las culturas que se encuentran amenazadas por la extinción, incluyendo Survival Internacional y la Unesco. La Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural, adoptada por 185 Estados miembros en 2001, constituye el primer instrumento normativo internacional para preservar y promover la diversidad cultural y el diálogo intercultural.

Además hay otras asociaciones como la Red europea de centro de formación de administradores culturales (ENCATC) la cual fue fundada en 1992. Está conformada por una red de más de 100 instituciones y profesionales miembros en más de 40 países que se dedican a la educación, la formación y la investigación en el amplio campo de la gestión y política culturales. Los miembros de ENCATC tienen un impacto en la educación de miles de gerentes culturales en todo el mundo.[4]


La diversidad cultural es difícil de cuantificar, pero es un buen indicador del número de lenguas habladas en una región o en el mundo como un todo. En el estudio que Sarúkhan et al publicaron, que retoma el estudio llamado Ethnologue (Gordon, 2005), se listan los siguientes países con mayor número de lenguas habladas en su territorio: Papúa Nueva Guinea (810 lenguas), Indonesia (737), Nigeria (510), India (415), México (291), Camerún (279), China (235), Australia (231), República Democrática del Congo (214), Brasil (188), Ecuador (120) Filipinas (171), Estados Unidos de América (162), Argentina (88)Colombia (80),Perú (47), República Dominicana (40)y [2]

Actualmente es de reconocimiento general que la diversidad cultural forma parte del patrimonio común de la humanidad, y que la producción y disponibilidad de una diversidad de bienes económicos y servicios culturales procedentes de fuentes nacionales y extranjeras introducen externalidades positivas, es decir, ventajas sociales y culturales que superan el valor puramente comercial de esos bienes y servicios. Por esa razón, en la Declaración universal de la Unesco sobre la diversidad cultural, por ejemplo, se reconoce que los bienes y servicios culturales no deben tratarse simplemente como productos básicos o bienes de consumo.

Los ministros que participan en los debates de la RIPC han estudiado las formas en que la diversidad cultural contribuye a la cohesión social, la vitalidad de la democracia y la identidad de los pueblos, todos ellos componentes esenciales del desarrollo social y económico.

A escala local, la Agenda 21 de la cultura, primer documento con vocación mundial que establece las bases de un compromiso de las ciudades y los gobiernos locales para el desarrollo cultural, apoya a las autoridades locales comprometidas con la diversidad cultural.

La diversidad lingüística de un país, estado o nación forma parte ineludible de la diversidad cultural de dicho estado, país o nación. Pero hay que tener en cuenta que, aunque los distintos idiomas no deberían ser un obstáculo para facilitar la comunicación o integración entre culturas o pueblos diferentes, el uso político de las lenguas puede tender a acentuar las diferencias entre las zonas donde se hablan distintos idiomas. A la larga, estas diferencias pueden volverse cada vez más acentuadas y logran, incluso, la desaparición o menoscabo de los vínculos históricos, económicos o culturales entre zonas donde se hablan distintas lenguas. No resulta siempre así: mientras que en Checoslovaquia se separaron las zonas donde se habla el checo (República Checa o Chequia) y donde se habla eslovaco (en Eslovaquia), en Suiza, donde se hablan 4 lenguas en cuatro territorios distintos (alemán, francés, italiano y retorromanche o rético) permanecen unidos políticamente dichos territorios desde hace muchos siglos hasta el punto de que Suiza es ahora la república más antigua del mundo (la Confederación helvética data de 1281).

El carácter universal de una lengua o idioma se fundamenta, necesariamente, en su extensión espacial o en el número de hablantes que la consideran como suya a escala mundial. Sin embargo, la existencia de lenguas habladas por una gran cantidad de personas pero con una extensión reducida en su proporción de la superficie terrestre ocupada, es decir, países o áreas de gran densidad de población pero con cierto aislamiento en lo que se refiere al intercambio comercial, económico y cultural con otras regiones o países, limita considerablemente la idea de incluirlas como lenguas universales. Es el ejemplo del mandarín que es la lengua más hablada a escala mundial, pero cuya difusión sobre la superficie terrestre se reduce a una parte de China. Son pues, lenguas regionales, basadas en una localización milenaria y en unas fronteras con pocos cambios a lo largo del tiempo.



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