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Educación Ambiental



La educación ambiental es "un campo de intervención político pedagógica que impulsa procesos educativos integrales orientados a la construcción de una racionalidad ambiental, en la cual distintos conocimientos, saberes, valores y prácticas ambientales confluyen y aportan a la formación ciudadana y al ejercicio del derecho a un ambiente sano, digno y diverso".[1]​ Se trata de un proceso que busca "la reconstrucción del sistema de relaciones entre personas, sociedad y ambiente"[2]​, la promoción de la sustentabilidad (junto con los valores ecológicos), y la toma de conciencia ecológica, con el fin de generar hábitos, habilidades, actitudes, sensibilidades y conductas en la población.[3]​ Sus pilares principales son cuatro: fundamentos ecológicos, conciencian conceptual, investigación y evaluación de problemas, y capacidad de acción.[4]​ La educación ambiental es un campo multidisciplinario que se desarrolla, en consideración a las comunidades humanas y de seres vivos, en el ámbito de la educación formal, así como a través de la educación no formal e informal (acuarios, parques, centros naturales, medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales, etc.),[5]

También es definida como «la acción educativa de permanente por la cual la comunidad comprende dichas relaciones y sus causas profundas. Ésta se desarrolla mediante una práctica que vincula al educando con la comunidad, valores y actitudes que promueven un comportamiento dirigido hacia la transformación superadora de esa realidad, tanto en sus aspectos naturales como sociales, desarrollando en el educando las posibles habilidades y actitudes necesarias para dicha transformación así como también hace uso de elementos didácticos para poder cubrir necesidades ambientales y mejorar el entorno»[6]​ Las actividades al aire libre, la interpretación del patrimonio natural y la observación de fauna silvestre favorecen la incorporación de la esencia de los problemas ambientales.

La primera referencia del término «educación ambiental» surge en 1948 durante una reunión de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) realizada en París cuando Thomas Pritchard, Director Adjunto de Conservación de la Naturaleza en Gales, sugirió un cambio del término “educación para la conservación”, por la alternativa “Educación Ambiental” de manera que lograra una síntesis del conocimiento de las Ciencias Naturales con el de las Ciencias Sociales.[7]

Desde entonces se han publicado diferentes definiciones elaboradas por académicos en artículos científicos, libros, tesis de doctorado, eventos de organismos operacionales como la UNESCO y el PNUMA, eventos de los movimientos sociales y espacios colectivos con participación de toda la comunidad.

La investigadora canadiense Lucie Sauve realizó una sistematización de los sentidos que se le da a la Educación Ambiental a partir de las prácticas de distintos programas desarrollados en el mundo.[8]

En el contexto internacional se observa cómo, gracias al apoyo de diferentes organismos internacionales, el concepto de Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS)[9]​ ha ido aumentando su consideración y alcance desde 1997 por sobre el de Educación Ambiental, a pesar de movimientos detractores que sostienen que la idea de un supuesto crecimiento sostenible proviene del sistema económico dominante.[10]​ Sin embargo, la Agenda 2030 utiliza el concepto de EDS y destaca el importante rol que desempeña la educación en el cumplimiento de los ODS, no sólo porque atraviesa de manera transversal a cada uno de ellos, sino también porque el objetivo N°4 (“Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”), lo explicita en una de sus metas:

Asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible.[11]

La EDS atraviesa numerosos aspectos de la vida cotidiana de las personas que incluyen el cuidado del medio natural pero, como bien se plantean en los 17 ODS en los que se refieren objetivos relativos también al medio social y al modelo económico, va más allá: “el medio ambiente es el ambiente cercano, cotidiano, aquel en el que pequeñas iniciativas pueden comenzar a modificar actitudes, modos de actuar y formas de juzgar”[12]​. Desde esta perspectiva educativa se debe favorecer la acción, participación y movilización del destinatario como protagonista, por lo que no se trata únicamente de enseñar contenidos o aumentar las capacitaciones: la UNESCO sostiene que existen competencias clave que los ciudadanos necesitan para vivir responsablemente en un mundo sostenible y que las mismas no se pueden enseñar, si no que se adquieren durante la experiencia y la reflexión[13]​:

Teniendo en cuenta la Carta de Belgrado,[15]​ realizada en octubre de 1975, los Objetivos de la Educación Ambiental a nivel mundial son las siguientes:

Con el fin de llevar a cabalidad y con éxito los programas de educación ambiental y así mismo cumplir eficazmente con los objetivos, es necesario llevar a cabo las siguientes estrategias

Las huertas escolares se convirtieron en un recurso didáctico excelente tanto para escuelas rurales o urbanas. Fomentando el cuidado del medio ambiente, la alimentación autosustentable, el trabajo colectivo, el servicio a la comunidad, la reducción de desechos mediante el armado de composteras, etc.

Algunos países latinoamericanos, como Chile, las incluyen en su política educacional.[17]

La producción de alimentos saludables rescata conocimientos ancestrales de la cultura vinculados con conocimientos científicos, nos da la posibilidad de acercar a los estudiantes a estrategias productivas sustentables que rescatan las potencialidades de la propia naturaleza.[18]

Los problemas medioambientales están cada vez más presentes en nuestra sociedad. Los centros educativos se erigen como un escenario perfecto para abordar la formación medioambiental y así poder desarrollar un espíritu crítico que les haga afrontar estos problemas y plantear soluciones eficaces. Así, los contextos educativos se están haciendo eco de esta demanda y se están desarrollando programas dirigidos a fomentar en el alumnado una conciencia medioambiental y sostenible[19]

Una de las opciones en las que más se ha insistido para intentar concienciar a la juventud es la de hacerlo a través del cine. En la era de lo visual, la función social del cine documental se antoja, cuanto menos, imprescindible. No obstante, para tratar de comprobar la eficacia de los documentales medioambientales se llevó a cabo un estudio comparativo a través del visionado de tres documentales que abordan el objetivo de manera diferente (clásico, denuncia, fílmico, estratégico). Se entrevistó a los espectadores inmediatamente después del visionado y tras quince días desde este para tratar de comprobar si el efecto de concienciación se había diluido o había sido efectivo. Los documentales proyectados fueron The 11th Hour, Una verdad incómoda y The Cove. Tras la realización del experimento llegamos a las siguientes conclusiones:

En definitiva, según la experiencia del trabajo realizado, parece que las formas tradicionales del documental ya no sirven para concienciar a los espectadores más jóvenes. Su discurso queda diluido por una propuesta que no conecta con ellos, mientras que los documentales de denuncia parecen tener un efecto efímero. El “nuevo documental”, que aúne los procedimientos de una película de género con el contenido del documental clásico, parece destaparse como la forma idónea para llegar a crear opinión general.

Algunas películas que se han proyectado en el cine actual y que destacan en su contenido el importante papel que juegan apoyando a la Educación Ambiental se pueden mencionar:

El Lorax y la Trúfula perdida, película basada en El Lorax, libro infantil escrito por el Dr. Seuss y publicado por primera vez en 1971, refleja la difícil situación por la que atraviesa una sociedad cuando ve modificado su medio ambiente. Avatar es una película de ciencia ficción estadounidense de 2009, escrita, producida y dirigida por James Cameron, la cual lleva impreso un mensaje ecologista y de preservación, ya que muestra el amor de un pueblo por preservar sus raíces y tradiciones, así como el respeto a toda forma de vida, desde un árbol, un animal o una persona, quienes forman parte de un ciclo fundamental para poder observar más allá del simple valor económico que pudieran tener.

En México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en su página de internet tiene publicados varios documentales acerca del tema, en los cuales se muestra la importancia de cuidar el medio ambiente y se promueve la cultura de las tres erres (3R’s) Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Solución de problemas es una de las técnicas utilizadas en la educación ambiental.

Ejecutar con exactitud cada información proporcionada en las calles, colonias, comunidades, ciudades y países que más lo necesitan así como en los que apenas comienzan a solicitarlo para tener una educación ambiental y una mejor práctica en la sociedad.

Para estos autores "la clave para el éxito en la solución de los problemas es organización. En esta organización buscan la cooperación de otras personas, dentro y fuera del marco escolar. El programa está concebido para impulsar el currículo escolar y establece una especie de puente entre este y el entorno próximo al centro, incorporando temas-problema que han de ser resueltos siguiendo la secuencia arriba indicada.

Las circunstancias que deben concurrir para el logro de la educación ambiental requieren la elaboración de un proyecto, programa o plan. La planificación en el campo de la Educación Ambiental se circunscribe al nivel de un programa. El programa de educación ambiental que se desarrolló es tanto útil para la educación de tipo formal, como la No formal. Además se ajustan a un modelo válido para todos los niveles del sistema escolar, para toda clase de alumnos, niveles de educación, cátedras y toda clase de objetivo del programa. Para la implementación de un programa eficiente en educación ambiental se requieren lo siguiente:

El orden de presentación de los conceptos, conocimientos y aptitudes asignados deben estar de acuerdo al público al cual se le es transferido la información, esto se debe a que los conocimientos y actitudes de un estudiante de primaria no son los mismos que un estudiante de secundaria, con lo cual el programa de la educación ambiental busca que de forma ordenada se lleve la información adecuada al público adecuado.

El desarrollo temático de la educación ambiental se puede dividir en 4 niveles, que correspondes también al grado de complejidad, el cual es dependiente del público a tratar. Estos niveles son:




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