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Ejército mexicano



El Ejército Mexicano es la rama terrestre de las Fuerzas Armadas de México y depende de la Secretaría de la Defensa Nacional. Se encarga de la defensa del territorio y soberanía nacional, de garantizar la seguridad interior e instrumentar el Plan DN-III-E en caso de desastres.

Su Mando Supremo, y el único facultado para disponer de él, de forma parcial y total, es el presidente de México, quien ostenta la denominación de comandante supremo de las Fuerzas Armadas; no obstante, su administración y operatividad están a cargo del General Secretario de la Defensa. Por ello, puede en todo momento ser coordinado con alguna de las otras dos ramas de las fuerzas armadas, o cualquier autoridad policial, para el cumplimiento de sus misiones generales.[2]​ Sus integrantes surgen del servicio militar voluntario y del servicio militar nacional, que es además su fuerza de reserva. El ejército cuenta con un total de 214 596 militares.[1]

En la época prehispánica en 1410 y con la derrota de los tepanecas de Azcapotzalco, surge en el centro del país la Triple Alianza, formada por los reinos de México-Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba del que dependieron como tributarios, 38 señoríos desde las costas del golfo de México, hasta las mesetas centro y sur del Eje Neovolcánico.

La civilización mexica desplegó gran poderío social, económico y cultural. Eminentemente sacerdotal y guerrero, su ejército alcanzó organización y disciplina muy desarrollada para su época, lo que incluía:

Los cuatro mayores Calpullis tenían comisiones específicas en el Alto Mando, el mayor de todos llamado Tlacatécatl se encargaba de la organización (por analogía era como el Estado Mayor de un ejército moderno; los Pochteca tenían asignadas las funciones de información, contra información y propaganda (lo que hoy en día es espionaje e inteligencia), el Tlacatecuchtli se encargaba de instrucción y operaciones, donde también participan los maestros del Calmécac Tepochcalli, finalmente el Toyoyahuacatl se encargaba de los servicios, abastecimientos y evacuaciones. dotadas de unidades Tecoyahuacatl para adquisición depósito y reparto de vestuario, víveres y otros abastecimientos, el Huitzináhuatl para la inspección de tropas y materiales y tamemes para el transporte. El acopio y suministro de armas lo realizaba cada Tlacocachcatl. Los mexicas tenían además una compleja industria de fabricación de armas con talleres y obreros especializados que almacenaban los recursos en los Tlacochcalco.

Contrario a los señoríos débiles a los que dominaban, no construyeron fortificaciones defensivas, mientras que los tlaxcaltecas, mixtecos y zapotecos usaban fosos y parapetos, incluso recintos amurallados como Mitla y Xochicalco.

También es clara la analogía de los mexicas con los ejércitos del Viejo Mundo como el orden y seguridad de sus columnas y líneas, con determinantes de posición, estacionamiento, detención y vigilancia, retirada, marcha y ataque, sitio y cerco, con tal intuición bélica que al arribo de los hispanos, les permitió la rápida asimilación de algunos recursos y tácticas empleados por estos, bajo ciertos límites.[3]

Después de la conquista y hasta los años 60 del siglo XVIII, las autoridades habían establecido un sistema militar que consistía en una aglutinación de compañías veteranas independientes y de milicias poco instruidas, un sistema diseñado con el propósito principal de repeler las incursiones de piratas y los ataques por mar. Las milicias tienen su origen en la península ibérica, la gente se reunía para defender su territorio y fue bajo el reinado de Carlos II de España que se establecieron oficialmente las milicias en 1673.[4]​ Los primeros contingentes fijos del Virreinato se establecieron a partir de siglo XVII para custodia del Real Palacio y protección de puertos y puntos clave fronterizos, la cohesión interna del territorio, rechazar incursiones de tribus nómadas y repeler invasiones de otros países europeos si las hubiera. Las milicias estaban formadas por Castas[cita requerida], es decir, no por blancos[cita requerida]; es por ello que las milicias no tenían una instrucción[cita requerida] en armas ni en tácticas de guerra. Una forma en la que se alistaban hombres para las milicias era por sorteos que se realizaban en las ciudades y pueblos, en los sorteos se encontraban los hombres mayores de dieciséis años y menores de cuarenta, las personas inscritas en los padrones debían estar sanos física y psicológicamente. Los hombres elegidos para el servicio militar tenían por obligación servir al Rey durante diez años consecutivos y en caso de que un miliciano no pudiera presentarse al servicio debía ser investigado para verificar su condición; a su vez si el miliciano no podía presentarse era reemplazado por otro.[5]​ Los milicianos que tuvieran buena conducta y con cinco años de servicio en la carrera de armas eran promovidos a la tropa veterana. Otra característica de las milicias era el pago, solo el sargento mayor, el Coronel o Comandante recibía un pago fijo mientras que la tropa solo recibían su pago en los días de asambleas o en tiempo de guerra.[6]​Debido a la peligrosidad que representaba la defensa de un territorio se les compensaba con no pagar tributos al rey aunque sí pagaban el Diezmo por obligación. En las colonias de América había descontento por el tardío y mal pago, además del violento sistema de reclutamiento.[7]

Otro problema era el de la entrada a las filas de las milicias, pues podía entrar cualquier persona de cualquier condición social aunque se creía que las personas de mala condición eran ineficaces contra los ataques de piratas, filibusteros, bucaneros y corsarios. Estos aspectos provocaron que la carrera de armas perdiera su prestigio. A partir de ello, en el siglo XVIII, se tomó la decisión de formar una carrera de indias digna y eficaz para defender el territorio principalmente los puertos. Uno de los aspectos importantes fue el establecimiento de unidades regulares como compañías, batallones, y regimientos.[8]​ Además se establecieron un conjunto de requisitos de ingreso, entre los que se encontraban la pureza de sangre y una buena disposición. Los aspirantes se debían educar, entre otros aspectos, en Ingeniería militar y Matemáticas para lo cual acudían a academias donde las lecciones eran dictadas por ingenieros militares y jefes de artillería.[9]

La defensa de las colonias había sido primordial y uno de los principales centros de atención para la administración de la corona española. De allí provenían enormes riquezas, algunos ejemplos de ello son el cacao que principalmente provenía de Nueva España, Guayaquil y Venezuela, siendo el cacao venezolano el más valioso debido a los usos medicinales y de consumo para la vida cotidiana de las personas. Otro ejemplo de recursos por los cuales se debía defender al Nuevo Mundo era la plata, en especial la de Nueva España que era de sumo aprecio porque se podía cambiar por otros géneros o era invertida en la construcción de barcos o el mantenimiento de los mismo. Así mismo la calidad del metal extraído era de tal pureza que el real de a ocho se convirtió en la moneda de referencia del comercio internacional. Las inmensas riquezas le dieron prestigio a la Corona; sin embargo, también levantó envidias entre otros reinos como Inglaterra, Francia y en menor medida Holanda.[10]

A consecuencia de la Guerra de los Siete Años, España sufrió pérdidas de enclaves importantes a manos de los ingleses (La Habana y Manila).[11]​ Asimismo, Francia representaba un serio problema pues se encontraba con puntos de importancia en las Antillas y al norte del continente en la frontera con Nueva España. Además fueron atacados constantemente los puertos de la Nueva España, en especial el de Veracruz, lo cual obligó a cambiar la política de defensa que hasta entonces estaba a cargo de grupos minoritarios como las milicias.[12]​ Es por eso que en 1765 vino a la Nueva España el visitador José de Gálvez, marqués de Sonora que trajo consigo a un grupo de veteranos (de Barcelona) de guerra españoles con el objetivo de instruir hombres y formar un Ejército. Todo esto se llevó a cabo gracias a las Ordenanzas de Carlos III de España, Carlos de Parma, que fue coronado en 1759 después de la muerte de su medio hermano Fernando VI de España.[13]

Carlos estaba interesado en la guerra e hizo avances en la construcción de Navíos de guerra, además de crear nuevas políticas de defensa para las colonias, pues solo se dedicaban a defenderse de ataques mas no atacaban al enemigo cuando lo veían acercarse a los puertos.[14]​ A finales de la década de los sesenta del siglo XVIII se seguía teniendo problemas con las fuerzas armadas en la Nueva España y se hicieron constantes críticas al sistema militar. Por parte de España viajó a América el marqués de Torre que hizo una inspección al estado en que se encontraban las fuerzas armadas y las calificó de inútiles.[15]​ Las guerras constantes en la segunda mitad del siglo XVIII entre España, Francia y principalmente Inglaterra hicieron que la corona española estuviera en constante alerta. Ya terminadas las guerras, principalmente las de 1762-1763 y 1779-1783, los ingleses seguían manteniendo su presencia cerca de las cosas de Nueva España y ponían presión a las defensas de los puertos, con lo cual se requería un constante funcionamiento de las fuerzas armadas.[16]

En la década de los setenta del siglo XVIII siguieron las críticas al sistema de las fuerzas armadas. El virrey en turno en dicha época era Antonio Bucareli (1771-1779), que también opinaba que las milicas no constituían una fuerza confiable para defender sus intereses, además, junto con otros funcionarios, se llegó a la conclusión de que después de las reformas de Carlos III y las de José de Gálvez, no había habido un gran cambio y que las cosas seguían siendo deficientes.[17]​ En los años posteriores y con las guerras contra Gran Bretaña se hicieron más evidentes las decadencias de las fuerzas armadas, en específico en el periodo de 1779 donde el virreinato estaba a cargo de Martín de Mayorga.[18]​ No obstante, fue el sucesor de Mayorga el que se ocupó de estudiar las deficiencias de las milicias y así mejorarlas en su constitución y funcionamiento. Dicho virrey fue Matías de Gálvez, cuya mayor acción fue poner al subinspector Francisco Crespo, que estaba familiarizado con las instituciones militares, a hacer un estudio sobre la armada de la Nueva España. A su vez, el estudio arrojó resultados, pues Crespo dio un informe de los efectivos de la armada. En 1784 había más de 30 000 efectivos aunque no era de sorprender puesto que solo la mitad estaba disciplinado y era regular.[19]​ La mayor contribución de Crespo fue la de proponer que durante los tiempos de paz se adiestraran a más efectivos, pues hasta entonces solo se hacía esto en tiempos de guerra por eso los soldados eran ineficientes. Dicha premisa fue aceptada e impulsada en 1787 y 1788 y dio resultados porque se aumentó el número de efectivos preparados y regulares.[19]​ A los pocos años del intento de establecer una fuerza armada regular por parte del virrey Matias de Gálvez y por Francisco Crespo, el sucesor de Gálvez, el conde de Revillagigedo se encargó de desarticular a las milicias, pues él dudaba de la lealtad de dichas fuerzas y pensaba que a la larga los hombres de la armada tomarían poder en la política y se revelarían contra la Corona.[20]

La verdadera organización de un ejército virreinal la realizó el Teniente General Juan de Villalba en 1764,[21]​ donde la alta oficialidad era designada por las autoridades peninsulares y los mandos medios se reclutaban entre las familias criollas (los protagonistas de la Independencia formaban parte de la oficialidad de esas milicias). Cabe destacar que a la llegada de Juan de Villalba él encargó a los mariscales que lo acompañaron en el viaje, inspeccionar en primer lugar los territorios fronterizos, sin embargo, la labor se vio interrumpida cuando Villalba rompió la relación que tenía con el virrey. Fue en ese momento cuando se le encargó a José de Gálvez en su visita a la Nueva España, la labor de establecer la paz entre Villalba y el virrey Cruillas[22]

En la organización por jerarquías se encontraba el virrey de la Nueva España como principal autoridad aunque había ocasiones en que el rey de España mandaba a un inspector general o a un Visitador o a un Reformista los cuales tenían el poder máximo por orden del Rey. En el aspecto militar el cargo más alto en la jerarquía recaía en el capitán general (que en el reinado de Carlos III era el conde de Aranda) después se encontraban los gobernadores y por último los tenientes generales. Pero para hacerse de tropa primero se recurrió al sorteo entre vecinos, que al no haber censos y si haber ocultamiento de pobladores se echó mano del sistema de reclutamiento por leva; esto es el reclutamiento forzado de individuos que luego eran remitidos a los cuarteles, sistema que muchas veces se utilizó para sistemas de venganza y despojo de bienes, así como eliminación de personas indeseables para los poderosos. Este sistema, muy común en todo el mundo, se mantuvo durante todo el tiempo del virreinato y sobrevivió en varias etapas del México independiente, fue de peso preponderante en el porfiriato y también se vio en la Revolución.

En esta etapa, las fuerzas se conformaron con base a la incorporación de voluntarios, pero el germen del ejército fueron los ocho sirvientes de Hidalgo, 70 presos liberados de la prisión de Dolores, una compañía de dragones del Regimiento de la Reina, leales a Allende y unos centenares de campesinos, empleados y artesanos. El Ejército Insurgente se formó el 16 de septiembre de 1810 y fue encabezado por el cura de Dolores como Generalísimo, por el Capitán General Ignacio Allende y el Teniente General Mariano Abasolo.

La capacidad de estos milicianos era sumamente limitada: el Generalísimo carecía de conocimientos militares y sus inmediatos inferiores solo sabían de su experiencia en escuadrones. Ignacio Allende tenía considerable intuición bélica, lo que les permitió cosechar grandes triunfos.

Sin una estructura definida, el ejército insurgente creció con rapidez; en San Miguel el Grande eran 5000, en Guanajuato 80 000 y si bien llegaron a tener mayor cantidad de armas de fuego y de artillería que el ejército realista, éstas eran piezas mal fundidas y peor servidas.

Las operaciones militares durante la Guerra de Independencia tuvieron cuatro etapas: la primera con el Grito de Dolores bajo el mando de Hidalgo; la segunda jefatura por José María Morelos, la tercera anárquica destacando solamente la expedición de Francisco Javier Mina, y la cuarta, la de Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide.[23]

Este es el primer ejército del México independiente y resultó de la fusión de las fuerzas armadas realistas y los grupos guerrilleros insurgentes. Era 1821 y únicamente quedaba el reducto insurgente de Vicente Guerrero en las montañas del sur, el virrey Juan Ruiz de Apodaca envió contra él al coronel José Gabriel de Armijo, quien fue reemplazado por el coronel Agustín de Iturbide quien le pidió a Apodaca grandes derramas de oro para sofocar la rebelión. Una vez en poder de los bienes y con el propósito de impedir la instauración en la Nueva España de la nueva constitución liberal española y a fin de instaurar una monarquía constitucional independiente, proclamó el Plan de Iguala por lo que Guerrero y sus seguidores se le unieron, logrando después de siete meses que el teniente general Juan O'Donojú, último Virrey nombrado por la Corona Española con los Tratados de Córdoba reconociera Independencia y Plan a la vez. El 27 de septiembre Iturbide entró a la cabeza del Ejército Trigarante triunfalmente a la Ciudad de México. Se trataba del primer ejército más o menos organizado del México Independiente, con un número aproximado de 16 mil hombres, predominaba en él la vieja oficialidad colonial que se inclinaba por defender una política centralista.

En lo que llegaba un líder adecuado para gobernar al país, el plan proponía una la creación de una junta gubernativa; esta se estableció al día siguiente e Iturbide fue nombrado jefe supremo de las Fuerzas de Mar y Tierra con el título de generalísimo almirante; Iturbide organizó de inmediato la administración pública con cuatro secretarías, una de ellas la de Guerra y Marina cuyo primer titular nombrado el 4 de octubre de 1821 fue el marino retirado Antonio de Medina Miranda que la organizó en ocho secciones: Infantería, Caballería, Artillería, Marina, 'Fortificación e Ingenieros', 'Capitanías y Comandancias Generales', 'Presidios y Puntos Militares', 'Militares Retirados y Hospitales' y 'Montepíos, Pensiones y Premios'.

Siendo casi una copia del español, aumentándole solo el rango de generalísimo se conservó la escala jerárquica, la organización, el corte de uniformes y el armamento. Solo se modificaron las divisas, el escudo de armas y las banderas y sobre todo, se siguió conservando la obligatoriedad de la pureza de sangre para escalar las posiciones superiores.

El Alto mando quedó integrado por el generalísimo Iturbide, el teniente general Pedro Celestino Negrete, cinco mariscales de campo: Anastasio Bustamante, Luis Quintanar, Vicente Guerrero, Manuel de la Sota Riva y Domingo Estanislao Luaces, y 11 brigadieres: Antonio Cordero y Bustamante, Melchor Álvarez, José Morán, Nicolás Bravo, José Joaquín de Herrera, José Antonio de Echávarri, Miguel Barragán, José Joaquín Parrés, Juan Horbegozo, José Antonio Andrade y Manuel María Torres Valdivia.

Este ejército, acudiendo en forma tumultuaria frente al Palacio de Iturbide (Hoy Museo Banamex) a los gritos del sargento Pio Marcha, proclamó el 18 de mayo de 1822 al generalísimo Iturbide como Primer Emperador de México lo que dio origen al Ejército Imperial Mexicano.

Tuvo solo dos acontecimientos destacados: el 27 de octubre rechazaron el asalto de la armada española guarecida en San Juan de Ulúa que pretendieron desembarcar en Veracruz y la creación en octubre de 1822 de la Academia de Cadetes, con apenas un comandante (teniente) y once alumnos, que sería el precedente de lo que hoy es el Colegio Militar, ubicándolo en el castillo de Perote, en Veracruz.

Este enfrentó los Intentos españoles de reconquista de México de 1825 a 1829, la Guerra de Texas, la Guerra de los Pasteles y la invasión estadounidense, siendo un ejército que resultó poco apto para el combate, y según el historiador Vicente Riva Palacio, en su obra "México a través de los Siglos", citado por Humberto Mussachio: 'sus jefes, más preocupados por obtener empleos bien remunerados y otros privilegios, principalmente Santa Anna actuaron, con sus excepciones, impulsados por la rapacidad y la traición'1.

En 1823 tenían 9501 regulares y 20 500 milicianos, cuatro años después eran unos 59 500 (36 000 irregulares), en 1831 eran 25 500 (9800 regulares) y en 1844 la cifra fue de 31 400 (17 700 regulares).[24]​ En 1848 el ejército se había reducido a apenas 8000 regulares más 7000 reservistas aunque en teoría podían subir a 50 000 hombres, a los que se sumaban, según datos gubernamentales, 1 503 592 milicianos en todo el país.[25]​ En 1851 tenían solo 13 900 hombres, 4000 de ellos en Yucatán en la Guerra de Castas.[26]

Pese al desastre que en términos militares significó la guerra con los estadounidenses, la oficialidad continuó como la principal fuerza política hasta el triunfo de la Revolución de Ayutla, cuando un ejército popular, dirigido por viejos insurgentes o por oficiales improvisados, echó del poder a Santa Anna, acabó con los fueros militares y como 'Ejército Liberal', combatió a los restos de sus fuerzas que se reagrupaban una y otra vez como 'Ejército Conservador' hasta haber sufrido una derrota por los liberales durante las guerras de Reforma.

El Colegio Militar, que servía como reducto y centro de formación para los conservadores, fue suprimido por los liberales en 1860. El cuerpo de élite del ejército mexicano entre 1821 y 1870 fueron los lanceros, tropas de caballería que usaban la vieja y efectiva lanza en lugar de portar algún arma de fuego.

El Ejército Liberal fue quien enfrentó a los franceses, quienes teniendo en ese entonces el aparato bélico más poderoso, no se preocuparon en reorganizar y abastecer de pertrechos al Ejército Conservador, ya que los veían como una amenaza que en cualquier momento, podrían pasarse al bando contrario. Por otra parte, el ejército de Juárez operó como guerrilla ante la incapacidad de hacerle frente a los franceses con tácticas de guerra convencional, dispersándose en pequeñas guerrillas que no dieron descanso a los invasores. Tras una larga guerra, incapaces de dominar el territorio Mexicano, los franceses se vieron obligados a salir de México, y el ya derrotado Ejército Conservador sucumbió en Querétaro, restaurando entonces la República.

Sin restarle mérito al Ejército Liberal de esa época, no hay que olvidar que en estas fechas los Estados Unidos de América se encontraban en su Guerra de Secesión, motivo por el cual los franceses se aventuraron en esta Guerra; una vez que los Estados Unidos de América derrotaron a los Estados Confederados de América, los franceses se retiraron, ya que de no hacerlo entrarían en guerra no solo con México, si no que también se vislumbraba una posible guerra con los estadounidenses; Asimismo el gobierno Francés consideró necesario prepararse para una confrontación con Prusia, por lo que retiró su ejército de México entre 1866 y 1867 y el 19 de julio de 1870 estalló la guerra Franco - Prusiana.

Los generales triunfantes, con pleno dominio en las estructuras del ejército, reabrieron el Colegio Militar e hicieron sentir su influencia, sobre todo con la declaratoria del Plan de La Noria y el Plan de Tuxtepec, los cuales dieron origen a la conformación del Ejército Federal.[27]​ Durante el porfiriato el ejército mexicano era de 40 000 regulares más 160 000 en la Guardia Nacional.[28]

Se estructuró con la incorporación de los viejos militares liberales y no pocos conservadores, integrado con tropas de leva y oficialidad educada en el Colegio Militar, así como expertos asesores venidos del extranjero, principalmente de Alemania. Este ejército, conocido coloquialmente como el porfiriano, se dedicó a mantener el orden y aplastar toda disidencia.

La rebelión maderista de 1910 dio cauce para la revelación de gran número de estrategas sin formación castrense, como fueron Francisco Villa, Álvaro Obregón y Emiliano Zapata. Al producirse el golpe de estado de Victoriano Huerta, muchos oficiales del Ejército Federal con alto espíritu de principios democráticos, se incorporaron a las fuerzas revolucionarias, mismos que al año y medio del cuartelazo, vencieron al Ejército Federal y por medio de los Tratados de Teoloyucan le obligaron a disolverse. Durante los primeros años de la Revolución Mexicana los ejércitos federales sumaban apenas 50 000 hombres y los rebeldes unos 200 000 combatientes.[29]​ Huerta en teoría podía movilizar 200 000 soldados y 50 000 milicianos rurales por las levas, pero fracasó, y a la larga jamás contó con más de 125 000 soldados.[30]

Estos ejércitos revolucionarios que lograron el eclipsamiento del viejo ejército que databa de los años de Juárez fueron:

Fue comandado por Venustiano Carranza y denominado así porque su objetivo y logro, en el contexto de la Revolución mexicana, fue establecer en el país lo que finalmente devino la Constitución de 1917. Sumaba alrededor de 100 000 hombres.[29]

Pero ese desenlace fue momentáneo, dado que la lucha intestina prosiguió con períodos de paz más o menos prolongados hasta 1924. Se tuvo la pericia de vencer al Ejército Federal huertista, en las goteras de la Ciudad de México y disolverlo mediante la firma de los Tratados de Teoloyucan el 13 de agosto de 1914.

El ejército de Carranza constó de 7 cuerpos de ejército:

El plan de Carranza consistió básicamente en acabar con los villistas (principal fuerza opositora) en el norte, para luego atacar a los zapatistas en el sur.[31]

Cuatro años después se comenzaría la liquidación del Ejército Libertador del Sur con el asesinato de Zapata en Chinameca, Morelos; para 1920 la División del Norte había sido vencida en los campos de Celaya y La Piedad, y a Pancho Villa le sucederían una serie de derrotas en diversos estados de la república que terminarían por retornar a Villa al estatus que tenía antes de la revolución: guerrillero. Venustiano Carranza, a la sazón Presidente de México, sería derrocado y luego asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla el 21 de mayo de 1920 por correligionarios del Plan de Agua Prieta encabezado por Obregón; con Obregón en la presidencia, se transformó al Ejército Constitucionalista y a la Fuerza Aérea que debieron que afrontar con éxito la rebelión de Adolfo de la Huerta en 1924, siendo ya ésta la última insurrección del tiempo revolucionario.

Luego, tras la elección de Plutarco Elías Calles, Obregón fue nombrado 'Secretario de Guerra y Marina'. El General Joaquín Amaro, que al saber que las fuerzas armadas revolucionarias estaban todavía insuficientemente unificadas y sin identidad nacional -como lo demostraron las revueltas de Arnulfo R. Gómez en 1927 y la de José Gonzalo Escobar en 1929-, y sin la suficiente preparación y disciplina, según se demostró también durante la larga Guerra Cristera, inició una serie de cambios que culminaron en la promulgación de leyes y reglamentos para la fuerza militar, que habrían de institucionalizarla y modernizarla.

Formado en 1914 a partir del dominio que en Sonora y Sinaloa tenía sobre las fuerzas militares el entonces jefe de la sección de guerra del gobierno de Sonora quien había combatido al orozquismo. Al frente de este Cuerpo de Ejército estuvo el general Álvaro Obregón.

La División del Norte es la formación militar encabezada por el General Francisco Villa. Formalmente el primer jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza dispuso que la División del Norte estaría bajo las órdenes del Cuerpo de Ejército del Noroeste, pero por sus importantes triunfos en la lucha de la Revolución mexicana y el carácter de Villa, en la realidad se comportó como un cuerpo de ejército en pleno, llegando a ser incluso la unidad militar más importante de todo el Ejército Constitucionalista. La División del Norte se componía sobre todo de gente del pueblo, rancheros, vaqueros, caporales y otros elementos de la población rural del norte de México. También dio cabida a miembros del ejército federal que lamentaban el asesinato de Francisco I. Madero, por las fuerzas de Victoriano Huerta.

Debido a las diferencias de Villa con Carranza, tras la Convención de Aguascalientes, la División del Norte se convirtió en el brazo armado del Ejército Convencionista.

Este grupo se formó en Tamaulipas con tropa al mando del General Pablo González Garza y propició las derrotas de Monterrey y cooperó con la toma de Torreón al mantener lejos de Pancho Villa al ejército federal. Este Cuerpo, descendió por la Huasteca y tomó el norte de Veracruz y parte de San Luis Potosí. Se destaca la Batalla de El Ébano donde se dieron bombardeos por medio de los aviones de la naciente Fuerza Aérea Mexicana.

El Ejército Libertador del Sur (ELS) fue un ejército organizado y liderado por el General Emiliano Zapata en el Estado de Morelos, al sur de México. La causa principal de Zapata fue la reforma agraria y la autoridad del ELS para que este se convierta en uno de los primeros iniciadores de la Revolución mexicana (véase: zapatismo).

Tras la caída de Huerta, los militares triunfantes del Ejército Constitucionalista se reunieron en la Soberana Convención Militar Revolucionaria de Aguascalientes para dirimir las diferencias entre el primer jefe Venustiano Carranza y el jefe de la División del Norte Francisco Villa, además de discutir el futuro del país. Esta Convención decidió destituir a ambos generales de sus puestos, pero como Carranza rechazó sus resolutivos al desconocerla, el presidente provisional nombrado por la Convención, Eulalio Gutiérrez, nombró a Francisco Villa como jefe del nuevo ejército convencionista compuesto por la División del Norte, iniciándose la fase más sangrienta de la Revolución Mexicana.

La División del Norte sería derrotada por Obregón durante las batallas del Bajío, entre la que destaca la Batalla de Celaya. La Convención terminó por disolverse y a partir de entonces Villa solo tuvo acciones guerrilleras sin ser atrapado, ni por los constitucionalistas ni por la Expedición Punitiva del general estadounidense John J. Pershing.

El Ejército Mexicano es resultado de la evolución de las fuerzas revolucionarias emergidas del Ejército Constitucionalista, al ser sometido a la reorganización y modernización impuesto por el general Joaquín Amaro; tal programa incluyó la revalidación del grado para los altos oficiales, imposición de disciplina principalmente entre generales y jefes, profesionalizando los cuadros de jefes y clases, combatiendo la corrupción y mejorando en todos sus sentidos los servicios del ejército. Además, canalizó las aspiraciones políticas de los excombatientes revolucionarios.

Para llevar a cabo esta labor, le favoreció su permanencia al frente de la Secretaría de Guerra y Marina hasta 1931, y la fundación del Partido Nacional Revolucionario, que incluyó un sector militar que aglutinaba a los más connotados e influyentes oficiales. Fue el mismo Amaro quien condujo las actividades bélicas contra los Cristeros.

Al arribo de Lázaro Cárdenas como presidente en los primeros dos años (1934-1936), sometió el mando de la secretaría y los mandos subordinados a un cambio permanente hasta que dispuso de hombres de confianza que le permitieron afianzar el poder, lo que le permitió enfrentar con éxito las intentonas golpistas de Plutarco Elías Calles exiliándolo el 1 de abril de 1936. En 1937 se dispuso el cambio de nombre de la Secretaría de Guerra y Marina al de Secretaría de la Defensa Nacional. Finalmente, enfrentó el alzamiento de Saturnino Cedillo en 1938, así como unas insubordinaciones de menor magnitud. Es en 1941 en que los mandos del entonces Departamento de Marina Nacional, dejan de depender de la Secretaría de Guerra y Marina, creándose la Secretaría de Marina y reduciéndose la injerencia del ejército en este menester.

Habiéndose involucrado México en la Guerra Mundial en 1942, Ávila Camacho llamó a colaborar a los principales caudillos, como Cárdenas y Elías Calles y reincorporó al servicio activos a otros generales. En ese tiempo Joaquín Amaro preparó el estudio Problemas de nuestra defensa nacional. En 1952 fue presidente de la república un civil que durante el movimiento armado había obtenido el grado de Capitán Primero, don Adolfo Ruiz Cortines cuyo opositor principal fue el General Miguel Henríquez Guzmán y sus partidarios fueron objeto de actos disciplinarios. Pero para dar cauce a las aspiraciones políticas de los militares oposicionistas se fundó el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana desde el cual se denunció la desviación del gobierno de los postulados revolucionarios de 1910.

Tras la consumación de la independencia, aún quedaba el fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz en manos españolas; gracias al desempeño del bloqueo de los marinos mexicanos al mando del Teniente de Navío Francisco P. López y del Ejército Trigarante por el General Miguel Barragán, se libraron combates que culminaron con la derrota y toma del castillo. Exhausto, sin víveres ni municiones, el Brigadier José Coppinger capituló y el 16 de noviembre de 1825 entrega el castillo a los Generales Mexicanos, cerrando para siempre la amenaza de la dominación de la antigua España.

El Ejército Nacional al mando del Gral. Antonio López de Santa Anna junto con los generales Manuel Mier y Terán y Pablo de la Garza, se enfrentaron a fuerzas españolas que intentaban recuperar territorio mexicano para España. La derrota se dio el 11 de septiembre de 1829 con la total rendición de lo que quedaba de tropa española. Las banderas de los invasores fueron llevadas ante la Virgen de Guadalupe y El General español, Isidro Barradas, se retiró con 4000 soldados y marinos a la Isla de Cuba.

El Comodoro Matthew Perry dirigió un destacamento de siete buques a lo largo de la costa sur del estado de Tabasco. Perry llegó al Río Tabasco (hoy conocido como río Grijalva) el 22 de octubre y se apoderó de la ciudad de Frontera junto con dos de sus buques. Dejando una pequeña guarnición, avanzó junto a sus tropas con dirección a la ciudad de San Juan Bautista (hoy Villahermosa). Perry llegó a la ciudad de San Juan Bautista el 24 de octubre, apoderándose de cinco buques mexicanos. El Coronel Juan Bautista Traconis, comandante departamental de Tabasco carecía en aquel momento de la fuerza suficiente para luchar contra las fuerzas invasoras, por lo que se retiraron de la ciudad, tomando Perry la plaza. Durante la noche, las fuerzas mexicanas de Juan Bautista Traconis regresaron a la ciudad, levantando barricadas dentro de los edificios. Traconis recibió una comisión de marinos estadounidenses exigiéndose la rendición de la plaza, siendo la respuesta recibida por Perry: “Diga usted al Comodoro Perry que primero moriré con mi guarnición antes de entregar la plaza”. Perry se dio cuenta de que el bombardeo de la ciudad sería su única opción para expulsar a los elementos del Ejército Mexicano, y evitando dañar a los comerciantes de la ciudad, retiró sus fuerzas preparándolas para el día siguiente. En la mañana del 26 de octubre, Perry preparó la flota para iniciar el ataque a la ciudad, las fuerzas mexicanas comenzaron a disparar a la flota norteamericana. El bombardeo norteamericano comenzó con el fin de rendir la plaza, siendo en los primeros disparos rota el asta bandera del Cuartel General, eso mismo género que la escuadra invasora pensase que ya se había dado la rendición de la plaza, por lo que suspendieron el fuego y enviaron a una nueva comisión a indagar, recibiendo la misma respuesta y diciendo que el mismo fijaría el asta bandera en lo alto de la torre de la Iglesia, por lo que el fuego continuó hasta la tarde. Ante la impotencia de tomar la plaza, Perry decidió abandonarla y regresar a Frontera, en donde estableció un bloqueo naval para evitar el abastecimiento de víveres y pertrechos militares hacia la capital del estado.

El Ejército Liberal tuvo lugar el 5 de mayo de 1862 cerca de la ciudad de Puebla (México), la defensa del Fuerte de Loreto y del Fuerte de Guadalupe, durante la invasión francesa de México. Fue una importante victoria mexicana con resonancia global, pues venció al ejército más experimentado y reputado de la época y se conmemora en México con la fiesta del Cinco de mayo.

La Batalla de Miahuatlán tuvo lugar el 3 de octubre de 1866 en las inmediaciones de la población del actual municipio de Miahuatlán de Porfirio Díaz en el estado de Oaxaca, México, entre elementos del ejército mexicano de la república, al mando del general Porfirio Díaz y tropas francesas al servicio del Segundo Imperio Mexicano.

La Batalla de la Carbonera fue librada el 18 de octubre de 1866, durante la Segunda Intervención Francesa en México.

La Toma de Puebla de 1867 (mejor conocida como la Batalla del 2 de abril) tuvo lugar desde marzo al 2 de abril de 1867 en las afueras de la Ciudad de Puebla en el estado de Puebla, México, entre elementos del Ejército Mexicano de la República, al mando del Gral. Porfirio Díaz contra las tropas al servicio del Segundo Imperio Mexicano comandada por el Gral. François Achille Bazaine, compuesta de soldados conservadores mexicanos y franceses durante la Segunda Intervención Francesa en México. La Toma concluiría con la decisiva Batalla del 2 de abril.

Combate entre el Ejército Constitucionalista de México y el estadounidense, posterior al combate de Columbus realizado por Pancho Villa, ya sin su famosa División del Norte y convertido en simple guerrillero. So pretexto de perseguir al General Mexicano, las fuerzas estadounidenses se sobrepasaron en los límites diplomáticos establecidos, las hostilidades las rompe el general Pershing el 16 de junio de 1916 al retar al General Treviño, aduciendo que su gobierno "no le ha limitado el área de movimientos de su fuerza expedicionaria", por lo cual avanzaría donde creyera conveniente. Cerca de Casas Grandes, Chihuahua, tiene el honor el General mexicano Félix U. Gómez el 21 de junio y al ordenar al Capitán Boyd estadounidense, se inició una lucha entre ambas fuerzas, el mando mexicano pasó al Tte. Cor. Genovevo Rivas Guillén con 150 muertos estadounidenses y 72 muertos mexicanos. Pershing no volvió a autorizar un combate y tuvo que salir de territorio mexicano en febrero de 1917 por una orden del propio congreso de su país, humillado, derrotado y con las manos vacías, pues nunca encontró a Pancho Villa.

La Batalla de Ocosingo es el nombre con el que se conoce al enfrentamiento armado ocurrido entre el Ejército Mexicano y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional el 2 de enero de 1994 en Ocosingo, Chiapas durante el levantamiento neozapatista. Fue el único enfrentamiento formal del conflicto, el EZLN se enfrentó a un combate que no había planeado, siendo el único ocurrido dentro de una ciudad lo que provocó que muchos civiles quedarán expuestos al fuego de los dos bandos.

El Ejército Mexicano consiguió tomar la ciudad al día siguiente. Los combates continuaron en la selva, en los que también se involucró la Fuerza Aérea. Finalmente, el presidente de México Carlos Salinas decretó un alto al fuego el 12 de enero de 1994.

El Ejército Mexicano tiene implementados tres planes de estrategia denominados: Plan DN-I. Diseñado para enfrentar un país o fuerza extranjera enemiga que invadiera el país, problema que si bien que pudiera suscitarse, continúa siendo una remota posibilidad por ser México un país entregado a la paz conforme a la Doctrina Estrada de no intervención en asuntos de otros países y al principio de Benito Juárez cuando expresó: "Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz"; el Plan DN-II.- El combate a las fuerzas internas que socaven la estabilidad de las instituciones como en el momento actual cuando sostiene un combate frontal al narcotráfico, lo que ha aumentado drásticamente la presencia militar visible en varios estados del país al realizar labores policiales de forma rutinaria y el DN-III que atiende a la población civil en casos de desastres naturales como los huracanes y terremotos. Con este programa, el ejército recobra todo lo que pierde con el segundo; y es que el empleo del ejército en tareas policíacas se da en México debido a la corrupción en los cuerpos policíacos municipales y estatales.

En el sexenio del presidente Adolfo López Mateos, se utilizó al ejército en gran escala para detener las movilizaciones laborales de trabajadores petroleros, telegrafistas, maestros y otros sectores; el clímax de tales conflictos se vio primeramente en el paro ferrocarrilero de 1958 cuando aparte de la detención de los principales dirigentes Demetrio Vallejo y Valentín Campa se dio por vez primera la requisa en que los uniformados se hicieron cargo de un servicio manejado siempre por civiles, aún durante la revolución.

La segunda intervención 'policial' por parte del ejército sucedió diez años después con el presidente Gustavo Díaz Ordaz durante el movimiento estudiantil de 1968 en México en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. El 2 de octubre de 1968, el ejército aguardaba una señal para emboscar una manifestación estudiantil, con el pretexto de que un grupo armado posiblemente utilizaba al movimiento estudiantil como camuflaje y reclutamiento. Al caer la tarde, cuando los estudiantes se proponían disolver el mitin debido a la presencia militar, una ráfaga de balas proveniente de los edificios cercanos se dirigió contra la manifestación, al principio el ejército reaccionó disparando contra los agresores. Posteriormente se supo que estos agresores pertenecían al Batallón Olimpia, un cuerpo especial creado por el ejército para la seguridad de los XIX Juegos Olímpicos. que en esa ocasión disparó a quemarropa contra la multitud junto con las tropas que entraron a la Plaza de las Tres Culturas con la bayoneta calada. Varios estudiantes resultaron muertos, siendo el saldo oficial de decenas de muertos, mientras que las cifras de la prensa internacional de esos días mencionaron cientos muertos. Era Secretario de la Defensa Nacional el General Marcelino García Barragán, a quien, según diferentes versiones, intentaron convencer de que asumiera la presidencia ante la manifiesta ineptitud de Díaz Ordaz para resolver políticamente los conflictos. García Barragán rechazó tajante tales ofrecimientos. Actualmente, el 2 de octubre es una fecha que se recuerda cada año con una ceremonia en Tlatelolco, sobre todo por organizaciones político-civiles que no olvidan el atentado contra la población estudiantil en ese año.

En el período de Luis Echeverría Álvarez, el ejército tuvo que asumir de nuevo el peso de la lucha contra los movimientos sociales, en este caso, las guerrillas rurales que habían surgido por las condiciones en que viven los campesinos del país. Desde 1977 disminuyó la función policiaca del ejército ante la reforma política que amplió las posibilidades de participación electoral.

En 1994, el Ejército Mexicano se enfrentó durante 12 días contra el grupo subversivo llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el estado de Chiapas. El EZLN realmente era una guerrilla pequeña y poco armada comparada con el tamaño y recursos del ejército mexicano. En este conflicto, el enfrentamiento más fuerte fue durante el 3 y 4 de enero de 1994 en el municipio de Ocosingo. Para evitar masacres, el presidente ordenó alto al fuego y el EZLN quedó reducido a zonas de apenas algunos kilómetros en el estado de Chiapas. Aunque durante años el EZLN ha procurado ser identificado como un movimiento armado, realmente nunca hubo más combates y el movimiento de insurrección nunca se expandió más allá de las zonas en las que fue encerrado.

Hoy en día, las funciones principales encomendadas al Ejército Mexicano son, como ya fue comentado, la guerra contra el narcotráfico y la ayuda a la población en caso de desastres (Plan DN-III-E). Un ejemplo de la ejecución del Plan DN-III-E por parte del Ejército Mexicano moderno, es el apoyo que el Gobierno Mexicano hizo a los Estados Unidos durante la inundación de Nueva Orleans, cuando las cocinas comunitarias del Ejército Mexicano viajaron por tierra a Nueva Orleans para apoyar a varios miles de damnificados, siendo ésta la primera incursión militar-humanitaria de México a EE. UU. Misiones similares han sido efectuadas en diversas ocasiones por el Ejército Mexicano a diversos países de América Latina y Asia

El Ejército Mexicano es el único ejército en Latinoamérica que en más de tres cuartos de siglo no ha sido protagonista de un golpe de estado, atribuido según los estudiosos, a que su oficialidad no proviene de las capas oligárquicas, sino del proletariado y los sectores sociales medios.[cita requerida] Una novedad recientemente introducida es el permitir a las mujeres de participar en todas las áreas del ejército.

La guerra contra el narcotráfico emprendida oficialmente el 11 de diciembre de 2006, bajo el mandato del entonces presidente Felipe Calderón, se implementó para combatir los altos índices de violencia y criminalidad. Las primeras acciones consistieron en elevar al doble el sueldo de los Soldados de bajo rango (Soldados, Cabos, Sargentos); Además del despliegue de tropas de efectivos de Policía Federal y elementos de la Sedena en el estado más conflictivo de aquel entonces Michoacán, provocando represalias por parte de La Familia Michoacana. También hubo despliegue de tropas en los estados del norte del país como Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango, Chihuahua, Sinaloa, Baja California. Asestando importantes golpes al narcotráfico y delincuencia organizada en operaciones en conjunto con Policía Federal y SEMAR, dando como resultado la ruptura y confrontación entre los carteles de la droga. Lo que hasta la fecha (febrero de 2014)[actualizar] ha dado como resultado la detención o muerte de casi todos los grandes capos de la droga como Joaquín Guzmán Loera (a excepción de Ismael Zambada García) además de 225 soldados, 51 marinos, 215 Policías Federales caídos.

El ejército mexicano se organiza a través de una estructura de mando jerárquica y vertical, con cuatro niveles de mando:[32]

Esta depositado en el Presidente de México, que para tal efecto, tendrá la denominación de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Lo ejerce a través del Secretario de la Defensa Nacional. En caso de guerra o del desplazamiento de tropas fuera de territorio nacional, el Jefe del Ejecutivo deberá nombrar un Comandante que lo represente en la Fuerza de combate. Solo el primer mandatario podrá disponer de forma total o parcial del ejército.[33]​ También son facultades exclusivas del titular del ejecutivo, nombrar al secretario de la Defensa y a los principales funcionarios del organigrama administrativo y operativo del ejército. También, previa recomendación de los anteriores funcionarios, podrá designar a toda la cadena de mando, así como de las unidades especiales, que de la misma forma solo el puede crear. Además de la creación de nuevas unidades, podrá determinar modificaciones a la división militar del país.

Su único depositario es el Secretario de la Defensa Nacional, no obstante lo ejerce con las funciones respectivas de los principales cargos de la estructura administrativa y operativa de la misma secretaría. Siendo estos:[34]

Las facultades y responsabilidades del secretario son aquellas que le confiere expresamente a su despacho, el artículo 29 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Dirigir el adiestramiento, programación y proyección de todas las acciones vinculadas al eventual uso del personal militar para sus principales tareas (defensa del territorio y soberanía nacional, garantizar la seguridad interior e instrumentar el Plan DN-III-E en caso de desastres); organizar el Servicio militar; dirigir al ejército y fuerza aérea en caso de guerra; administrar las relaciones y derechos laborales del personal civil y militar que trabajen para la secretaría; dirigir la industria militar del país; inspeccionar la construcción y conservación, así como disponer de toda la infraestructura militar requerida para el cumplimiento de las obligaciones primarias del despacho, incluyendo el asesoramiento para las vías de comunicación civil que tengan un eventual uso para la defensa; asesorar a otras secretarías cuando, en el ejercicio de sus funciones, este de por medio la seguridad nacional; nombrar a los funcionarios de los sistemas militares de educación y salud; autorizar la expedición de licencias para la portación de armas de fuego, y la fabricación, compra y manejo de sustancias peligrosas o explosivos.[35]

El órgano interno de mayor relevancia, para los fines militares del instituto armado, es el Estado Mayor de la Defensa Nacional; pues es el instrumento técnico operativo, encargado de diseñar los planes, proyectos y programas destinados a establecer las estrategias de defensa y seguridad nacional, inteligencia militar, seguridad interior y colaboración del personal militar en situaciones de desastre en la población civil. Esto incluye la organización, adiestramiento, operación y desarrollo de las Fuerzas Armadas de tierra y aire.[36][37][38]

Los mandos superiores se dividen en operativo y de servicios; estos últimos son los Comandantes de los Agrupamientos Logísticos y Administrativos, es decir, quienes lideran las unidades que satisfacen necesidades específicas en bienes y servicios para la logística del ejército. En tanto que los operativos son, en orden jerárquico:[39]

Los mandos de unidades son todos aquellos comandantes designados para los grupos operativos de tropa que realizan misiones o actividades específicas; siendo estos: Escuadra, Pelotón, Sección, Compañía, Agrupamiento, Batallón, Regimiento, Brigada, División, Cuerpo de ejército, Ejército en operaciones y Grupo de ejércitos.[40]

El Ejército Mexicano se compone de unidades organizadas y adiestradas para las operaciones militares terrestres y está constituido por Armas y Servicios. Las armas son los componentes del Ejército Mexicano cuya misión principal es el combate, el que será ejecutado por cada una de ellas en función de como combinen el armamento, la forma preponderante de desplazarse, su poder de choque y forma de trabajo. Los servicios son componentes del Ejército que tienen como misión principal, satisfacer necesidades de vida y operación, por medio del apoyo administrativo y logístico formando unidades organizadas, equipadas y adiestradas para el desarrollo de estas actividades.[44]

Los cuerpos Especiales del Ejército son los organismos que tienen asignadas misiones, para cuyo cumplimiento sus componentes deben poseer conocimientos y preparación específicos para el manejo de los medios materiales de que están dotados y para la aplicación de la técnica o táctica que corresponda. Estos son:[45]

Tiene por misión garantizar la seguridad del Presidente de la República, de su residencia y demás instalaciones conexas, así como rendirle los honores correspondientes aislada o conjuntamente con otras Unidades. Deberá coordinarse en todo momento con el Estado Mayor Presidencial.

Son unidades organizadas, equipadas y adiestradas para llevar a cabo operaciones de élite y en caso de emergencia, para ser empleado en la búsqueda y rescate de personal y material. Llevan a cabo misiones de combate de acción directa e indirecta. Las operaciones de acción directa son operaciones ofensivas y cubren un amplio espectro de operaciones. Las operaciones indirectas son habitualmente de reconocimiento, destinadas a la obtención de información. Operan sobre la base de grupos pequeños, dependiendo de la misión, con gran autonomía. La constituyen primordialmete la Brigada de Fusileros Paracaidistas y Cuerpo de Fuerzas Especiales.

Es el cuerpo dedicado a colaborar en la conservación del orden y a la vigilancia del cumplimiento de las leyes, reglamentos y demás disposiciones militares de carácter disciplinario, dentro de las unidades, dependencias, instalaciones y áreas del terreno pertenecientes al Ejército.

Tienen a su cargo la organización, funcionamiento y administración de las Bandas de Música y Orquestas, las que podrán formar parte orgánica o estar en refuerzo de las unidades o dependencias del Ejército y Fuerza Aérea.

Formado por voluntarios y ejidatarios, tiene como finalidad resguardar, cuando así lo requieran las tropas regulares, la seguridad de su área.

Escuadra.- se integra con efectivos de 3 y un Cabo.

Pelotón.- se integra por 2 escuadras y un Sargento Segundo.

Sección.- se integra con 3 Pelotones y su Mando.

Compañía/Escuadrón/Batería.- se integra con 3 Secciones y su Mando.

Grupo.- se integra con 2 Compañías y su Mando.

Batallón/Regimiento.- se integra 3 Compañías, Plana Mayor y su Mando.

Brigada.- se integra con 3 Batallones, Plana Mayor y Mando.

Brigada Independiente.- se integra con 3 Batallones, Artillería, Estado Mayor y Cuartel General.

División.- integrada por 2 o más brigadas y/o regimientos. Estado Mayor y Cuartel General.

Cuerpo del ejército.-integrada por 2 o más divisiones y/o brigadas independientees. Estado Mayor y Cuartel General.

Grupo de Comando: al conjunto de personal orgánico, colaborador inmediato del Mando. Tiene como misión transformar sus decisiones en órdenes, asegurando su transmisión.

Detall (Departamento Estadístico de Trámite Administrativo de Libros y Listados) es la oficina de archivo, partes y papeleo de un cuerpo militar de tropa.

Los grados en el Ejército Mexicano se clasifican en la escala jerárquica como: Generales, Jefes, Oficiales y Tropa (Clases y Soldados). Las insignias correspondientes a los grados se portan en las hombreras y en el tocado. Las hombreras llevan junto con el grado una franja de color en el extremo exterior (denominado como «vivo») que varía dependiendo el arma o servicio a que pertenezca el militar.

Tela camuflada modelos selva y desierto para el Ejército y azul aéreo para la Fuerza aérea, compuesto de:tocado, guerrera, pantalón y calzado Gorra de campo con insignia del grado o escudo del plantel Bota operativa, Bota operativa negra, de salto o de montar con acicates

Los bordados de sobre hombreras con vivo de color del arma o del servicio respectivo son empleadas en la totalidad del vestuario que tenga sobre hombreras con excepción del uniforme de campaña. Se bordan sobre tela lana/nailon; para jefes y oficiales se bordan en hilo dorado y para el personal de tropa se bordan en hilo de color del arma o servicio:

La boina es empleada por el personal de generales, jefes, oficiales y tropa perteneciente a unidades especiales, con los uniformes de cuatro botones y campaña. Se fabrica en tela lana/nailon con los colores siguientes:

Humvee del Ejército Mexicano.

Soldados con el FX-05 Xiuhcoatl.

Soldados de reserva.

Ejército Mexicano en un enfrentamiento.

Brigada de Fusileros Paracaidistas.

Cuartel de Fuerzas Especiales en Michoacán.

Cadetes del Colegio del Aire en un desfile

Cadetes del Heroico Colegio Militar montando a caballo en un desfile




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