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El expolio (el Greco, Toledo)



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El expolio (el Greco, Toledo) cumple los años el 15 de enero.


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El expolio (el Greco, Toledo) nació el día 15 de enero de 614.


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La edad actual es 1410 años. El expolio (el Greco, Toledo) cumplió 1410 años el 15 de enero de este año.


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El expolio (el Greco, Toledo) es del signo de Capricornio.


El expolio es un cuadro pintado por el Greco (Domenikos Theotokopoulos, 1541-1614) para la Sacristía de la catedral de Toledo. Es un óleo sobre lienzo y mide 285 centímetros de alto y 173 cm de ancho, fue realizado entre los años 1577 y 1579 y se conserva todavía en la Sacristía de la catedral de Toledo, España. En 2013 fue restaurado en los talleres del Museo del Prado, quedando expuesto en la pinacoteca madrileña hasta su devolución a la catedral de Toledo, que tuvo lugar en febrero de 2014, a tiempo para la celebración del cuarto centenario del fallecimiento del artista.[1]

Según Cossío, este cuadro es el más poético y de expresión más elevada del artista, suponiendo un momento cumbre de su producción.[2]​ Para Gudiol es una de las mejores obras del pintor y obra capital en la historia de la pintura europea.[3]

El cabildo de la catedral de Toledo le debió de encargar al Greco la realización del Expolio el 2 de julio de 1576 pues existe un documento que en esa fecha recibió 400 reales de adelanto a cuenta del cuadro.[2]​ Se trata del primer documento que acredita la presencia del pintor en Toledo.[4]​ Se trata de los primeros trabajos en Toledo, junto a las pinturas del retablo de Santo Domingo el Antiguo, recién llegado de Italia.[5]

El motivo del cuadro encargado por el cabildo, El Expolio, es el momento inicial de la Pasión en el que Jesús es despojado de sus ropas. El pintor se inspiró en un texto de san Buenaventura y la composición que ideó no satisfizo al cabildo. En la parte inferior izquierda colocó a la Virgen, María Magdalena y María Cleofás, mientras que en la parte superior por encima de la cabeza de Cristo situó a gran parte del grupo que lo escoltaba. Las tres Marías no constan en los evangelios canónicos como presentes en ese momento ni tampoco en el evangelio apócrifo de Nicodemo, el único que relata el Expolio. En cuanto al realce jerárquico de los acompañantes por encima de Cristo, el Greco se inspiró en iconografías antiguas bizantinas como el prendimiento de Cristo o el beso de Judas, donde es habitual en esos iconos que la muchedumbre rodee a Jesús por la parte superior. El cabildo no aceptó esta composición, consideró que eran impropiedades que oscurecían la historia y desvalorizaban a Cristo[6]

Este fue el motivo del primer pleito que el pintor tuvo en España, después vendrían otros que se sucedieron a lo largo de su vida por desavenencias sobre los cuadros con sus clientes. El 14 de septiembre de 1579 reclamó el pago del cuadro alegando que era extranjero y no disponía de bienes en Toledo. El cuadro no acabó de pagarse hasta el 8 de diciembre de 1581.[4]​ En el pleito los tasadores nombrados por el Greco, Baltasar de Castro, pintor, y Martínez de Castañeda, escultor, manifestaron sobre el lienzo que la estimación es tan grande que no tiene precio... pero que atendiendo a la miseria de los tiempos... se puede pagar 900 ducados.[3]​ La cantidad solicitada era desmesurada, pero los tasadores representantes del cabildo presentaron una valoración muy baja, ofreciendo solamente 228 ducados, alegando las incorreccciones de las cabezas sobrepasando la de Cristo y las tres Marías que no se mencionan en los Evangelios. La falta de acuerdo llevó a convocar un árbitro decisorio, que manifestó que el cuadro era uno de los mejores que había visto y lo valoró en 318 ducados. Sobre los problemas iconográficos dijo estar poco preparado para solventarlos y delegó en la autoridad eclesiástica. El pintor acabó recibiendo como pago 350 ducados pero no tuvo que cambiar las figuras que habían generado el conflicto.[7]

Parece ser que durante el pleito, el Greco estaba dispuesto a prescindir de las tres Marías, pero finalmente pudieron ser mantenidas, favoreciendo la estética de la composición pues subrayan el movimiento ascensional del cuadro.[4]

La fama que le proporcionó este cuadro y los de Santo Domingo el Antiguo le llevaron a establecerse definitivamente en Toledo.

La obra está firmada sobre una hoja de papel que aparece abajo a la izquierda, en caracteres griegos minúsculos: “Doménikos Theoto [Kópulos]Krès Ep[oíei]”.

El momento del expolio no era un tema frecuente en aquella época en el arte occidental. En la composición representa a Cristo en el centro, mirando al cielo con una expresión de serenidad, vestido con una túnica de color rojo intenso que domina el resto de la composición; y a su alrededor, una masa de figuras dispuestas a desnudarlo para comenzar la Pasión. Tanto el modelado de las figuras como el cromatismo provienen de su época veneciana.[8]

La idealizada figura de Jesucristo destaca vigorosamente del resto y parece ajena al gentío violento que lo rodea. Una figura en la parte trasera con un sombrero rojo apunta acusadoramente a Cristo, mientras otros dos discuten sobre sus vestiduras. Otro hombre vestido de verde a la izquierda de Cristo lo sujeta con una cuerda y va a proceder a desnudarlo para su crucifixión. Mientras otro vestido de amarillo en la parte inferior derecha se inclina hacia la cruz y perfora un agujero para facilitar la inserción de un clavo que atravesará los pies de Cristo. A la derecha de Cristo, se encuentra un soldado romano con armadura anacrónica (de la época del pintor). El rostro melancólico del Salvador queda violentamente yuxtapuesto a las figuras de sus ejecutores, que se amontonan en torno a él, creando una impresión de desorden con sus movimientos, gestos, picas y lanzas.[9]​ En la parte inferior izquierda aparecen las tres Marías contemplando la escena con angustia.

La figura preparando la Cruz podría derivar de una figura similar inclinada hacia delante en un tapiz de Rafael y un cartón de la Milagrosa captura de peces, que podría haber conocido durante su estancia romana.

Cossío en su célebre libro sobre el Greco realizó el siguiente análisis sobre este cuadro:

El Greco y su taller pintaron varias versiones sobre este mismo tema, con variantes. Wethey catalogó quince cuadros con este tema y otras cuatro copias de medio cuerpo. Solo en cinco de estas obras vio la mano del artista y las otras diez las consideró producciones del taller o copias posteriores. Entre las cinco donde intervino el Greco, se encuentran el original de la catedral de Toledo, el ejemplar de la Alte Pinakothek de Múnich y otras tres tablas de pequeñas dimensiones, de las que la tela de Upton Downs (Inglaterra) sería el estudio preparatorio de la de Toledo. Las otras diez son réplicas del taller del Greco o copias posteriores de pequeño tamaño y poca calidad.[11]

Entre las copias se encuentra una que posee el Museo del Prado firmada por el hijo del pintor. Las principales variaciones de esta copia respecto al original, además de la calidad, es la corona de espinas que lleva Cristo, las figuras de primer término son algo mayores mientras que las del fondo están más alejadas.[11]​ En general las figuras de las copias son burdas y no son comparables a la maestría del original.



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