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El castillo de Otranto



El castillo de Otranto (The Castle of Otranto, en inglés) es una novela escrita por Horace Walpole en 1764. Es considerado el texto inaugural de la literatura de terror gótico. En la segunda edición, Walpole aplicó la palabra "gótico" a la novela en el subtítulo "Una historia gótica". La novela fusionaba el medievalismo y el terror en un estilo que ha perdurado desde entonces. La estética del libro ha dado forma a los libros, las películas, el arte, la música y la subcultura gótica de la actualidad.[1]

La novela inició un género literario que se volvería extremadamente popular a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, con autores como Clara Reeve, Ann Radcliffe, William Thomas Beckford, Matthew Lewis, Mary Shelley, Bram Stoker, Edgar Allan Poe, Robert Louis Stevenson y George du Maurier.[2]

El castillo de Otranto fue escrita en 1764 durante el periodo de Horace Walpole como miembro del parlamento en representación de King's Lynn. Walpole tenía una fascinación por la historia medieval, construyendo en 1749 un castillo gótico falso, Strawberry Hill House.[1]

El título completo de la primera edición de 1764 es The Castle of Otranto, A Story. Translated by William Marshal, Gent. From the Original Italian of Onuphrio Muralto, Canon of the Church of St. Nicholas at Otranto (El castillo de Otranto, una historia. Traducido por William Marshal, caballero, del original en italiano de Onuphrio Muralto, Canon de la Iglesia de San Nicolás en Otranto). Esta primera edición pretendía ser una traducción basada en un manuscrito impreso en Nápoles en 1529[1]​ y recientemente redescubierto en la biblioteca de "una antigua familia católica en el norte de Inglaterra". Empleaba un estilo de escritura arcaico para reforzar aún más este punto.

Se afirmaba que la historia del manuscrito italiano derivaba de una historia aún más antigua, que se remontaba quizás a las Cruzadas.[3]​ Este manuscrito italiano, junto con el supuesto autor "Onuphrio Muralto", eran creaciones ficticias de Walpole y "William Marshal", el supuesto traductor, era su seudónimo. En la segunda edición y las que le siguieron, Walpole admite la autoría de su obra, escribiendo: "La forma favorable en que esta pequeña pieza ha sido recibida por el público, exige al autor que explique los motivos por los que la compuso" como "un intento de fusionar los dos tipos de romance, el antiguo y el moderno. En el primero todo era imaginación e improbabilidad; en el segundo, la naturaleza siempre está destinada a ser, y veces ha lo ha sido, copiada con éxito... ".[4]​ Para ese momento había cierto debate sobre la función de la literatura; es decir, si las obras de ficción debían ser representativas de la vida o más puramente imaginativas (es decir, naturales o románticas). La primera edición fue bien recibida por algunos críticos que entendieron la novela como perteneciente a la ficción medieval, situada "entre 1095, época de la Primera Cruzada, y 1243, la fecha de la última", como se lee en el primer prefacio, y algunos se refirieron a Walpole como un "traductor ingenioso".[5]​ Sin embargo, tras la admisión de la autoría de Walpole, muchos críticos se mostraron reacios a prodigar muchos elogios a la obra y la descartaron por considerarla ficción romántica absurda y esponjosa, o incluso desagradable o inmoral.[6]

En su edición de 1924 de El castillo de Otranto, Montague Summers demostró que la historia de la vida de Manfredo de Sicilia inspiró algunos detalles de la trama. El verdadero castillo medieval de Otranto era una de las posesiones de Manfredo.[7]

El Castillo de Otranto cuenta la historia de Manfredo, señor del castillo, y su familia. Manfredo tiene dos hijos, Matilda y Conrado, su predilecto. El libro comienza el día en que debe celebrarse la boda arreglada de su enfermizo hijo Conrado e Isabela, hija del Marqués de Vicenza. Sin embargo, poco antes de la boda, Conrado muere aplastado por un casco gigantesco que le cae desde arriba, idéntico al casco que lleva la estatua de Alfonso, un anterior príncipe del señorío de Otranto. Este evento inexplicable resulta particularmente siniestro a la luz de una antigua profecía, "que el castillo y señorío de Otranto deberían cambiar de manos de la familia actual, cuando el dueño verdadero tenga la edad suficiente para habitarlo". Manfredo, aterrorizado por la idea de que la muerte de Conrado marque el comienzo del fin de su linaje, decide evitar la destrucción casándose él mismo con Isabela, divorciándose de su actual esposa, Hipólita, quien Manfredo siente que no le ha dado un heredero adecuado debido a la enfermiza condición de Conrado antes de su prematura muerte.

Sin embargo, cuando Manfredo intenta casarse con Isabela, ella escapa. Manfredo la persigue pero es detenido por el fantasma de uno de sus antepasados. Isabela consigue llegar a una iglesia por un pasaje subterráneo gracias a la ayuda de un campesino llamado Teodoro y se refugia en el convento, pero Manfredo lo descubre. Sus sirvientes también le dicen que vieron los brazos y piernas de un gigante en el pasillo.

A la mañana siguiente, el padre Jerónimo le informa a Manfredo que Isabela fue encontrada en la iglesia del convento. Manfredo ordena la muerte de Teodoro, quien está de hecho enamorado de Matilda. El granjero quiere confesarse antes de morir y el padre Jerónimo, durante la confesión, reconoce a Teodoro como su propio hijo gracias a una marca bajo su hombro. Jerónimo ruega por la vida de su hijo, pero Manfredo le dice que Jerónimo debe entregar a la princesa o la vida de su hijo. Son interrumpidos entonces por un sonido de trompetas y la entrada de caballeros de otro reino: Federico, marqués de Vicenza, llega al castillo para llevarse a su hija Isabela a casa y para obtener el señorío de Otranto, creyendo que es el legítimo heredero de Alfonso. Manfredo le da la bienvenida al castillo.

Isabela escapa del convento, por lo que todos comienzan a buscarla. Matilda aprovecha para liberar a Teodoro, que había sido encerrado en una torre por Manfredo, y mostrarle la salida. En el bosque se encuentra con Isabela y la lleva a un lugar seguro, una cueva donde la bloquea para protegerla de Manfredo y termina luchando contra uno de los misteriosos caballeros. Teodoro hiere de gravedad al caballero, que resulta ser Federico. Este último es devuelto al castillo y cuenta que ha encontrado la espada compañera del casco que auguraba un peligro para su hija. Manfredo propone darle la mano de Matilda a Federico a cambio de la de Isabela y el marqués, fascinado por Matilda, accede, solo para cambiar de opinión debido a la aparición de un esqueleto. La mano de un gigante se vuelve a ver en el pasillo.

Manfredo, sospechando que Isabela se encuentra con Teodoro en un encuentro amoroso en la iglesia, se lleva consigo un cuchillo mientras se dirige al lugar. Al ver a Teodoro con una mujer y, creyendo que es Isabela, la apuñala por haberlo rechazado, hiriendo de muerte en cambio a Matilda. Tras la muerte de Matilda, un rugido hace que el castillo se derrumbe y la figura de Alfonso aparece en el centro de las ruinas. "¡Aquí está Teodoro, el verdadero heredero de Alfonso!" dice la aparición antes de ascender al cielo, donde las nubes revelan la figura de San Nicolás de Bari. Manfredo, consternado, revela cómo su abuelo usurpó el señorío de Otranto y Jerónimo cuenta la historia de los antepasados de Teodoro. Manfredo abdica del principado y se retira a la vida religiosa junto con Hipólita. Teodoro se convierte en príncipe de los restos del castillo y se casa con Isabela, pues es la única que puede comprender verdaderamente su dolor.

La historia está ambientada en Italia durante la Alta Edad Media (que la novela inaugural del género de «terror gótico» no transcurra durante la época gótica parece sugerir que quizá «gótico» no sea el término más adecuado para referirse al terror romántico)

Situar la trama en la Italia medieval y citar una fuente ajena al autor, realmente ficticia, para avalar la veracidad del relato parecen ser puntos recurrentes en los textos de Walpole. Así lo hace también en piezas como el relato corto Maddalena or The Fate of the Florentines. No se presta atención por los detalles, todo es acción, envuelta en el misterio. Esta novela será recuperada por el surrealismo.

Esto sucede en el castillo, cuyo dueño se cree que fue asesinado en las cruzadas, y usurpó su lugar Manfredo, pero el Castillo tiene una maldición. El hijo de Manfredo se casa con una muchacha, pero luego muere y a partir de ahí, la trama se va complicando. En contraposición con la novela histórica que luego se popularizaría a través de autores como Walter Scott, los sucesos no sirven como excusa para exponer un periodo histórico sino que es éste el que se subyuga a los acontecimientos creando una atmósfera adecuada.



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