El jeque blanco (Lo Sceicco Bianco) es una película de comedia de Federico Fellini (1952), de 86 min. de duración, rodada en blanco y negro por Arturo Gallea y bien sostenida por la música alegre de Nino Rota. La primera película dirigida por Fellini solo fue un fracaso al estrenar, pero ahora muchos reconocen en esa comedia agridulce y caótica una pequeña obra maestra de juventud, en la cual se pueden distinguir en cierne los futuros temas recurrentes del genio felliniano: la gran urbe trepidante y las turbas remolinantes y disfrazadas, la playa, la sátira del conformismo social y religioso, etc.
Bajan del tren en el caos de la Estación Central de Ferrocarriles de Roma Ivan, pequeño pasante provinciano, muy reprimido y tieso, y su esposa Wanda, hermosa, ingenua, y mucho más joven. Sólo acaban de casarse, y entendemos que, antes de consumar el matrimonio, Ivan quiere presentar su joven esposa a su tío, quien es curial en el Vaticano, y también conseguir la bendición del papa Pío XII en la audiencia que su tío le habrá facilitado.
Llegan al hostal, e Ivan, tras ponerse rojo cuando el conserje grita al foro: "Subiendo a la “camera matrimoniale” !', decide hacer une breve siesta, solo. Wanda lo aprovecha para bajar, y correr, en una calle muy cerca, al despacho de la redacción de su fotonovela predilecta: está cautivada por las aventuras del “Jeque Blanco”, un personaje a semejanza de Rodolfo Valentino, y está empeñada en entrevistarse con su ídolo…
Pero hoy el Jeque Blanco no está en Roma: está trabajando a orillas del mar, cerca de Ostia. Y Wanda, enajenada por la idea de ver a su ídolo en carne y hueso (ya le ha escrito varias cartas y le ha dibujado…) sube en la plataforma de una camioneta que lleva varios técnicos a la playa donde se hacen las fotos. Pero la entrevista desilusiona mucho a la muchacha: el Jeque Blanco, tan pronto como están a solas, se arroja encima de ella, y sólo está interrumpido por su propia celosa esposa. Wanda, desesperada, se halla sola, sin dinero, a cuarenta kilómetros de Roma, y los que aceptan transportarla a la capital quieren en cambio una cosa que ella no puede dar …
Durante este tiempo, en Roma, Ivan (que se despierta en una habitación inundada: Wanda había olvidado cerrar un grifo…) trata desesperadamente de hallar pretextos para esconder a su familia la desaparición de su esposa y aplazar la audiencia con Pío XII.
Y se lanza en busca de Wanda en la gran urbe hirviente, donde estará tambaleado (particularmente en medio de un desfile de bersaglieri), hasta la noche: noche en que aparecen las mujeres que hacen la carrera, e Ivan, agotado y desesperado, sufre la tentación - mientras que Wanda, extenuada, se acerca al Tíber como último recurso…
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