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El pecado de Oyuki (telenovela)



El pecado de Oyuki es una telenovela mexicana producida por Lucy Orozco para Televisa en 1988. Está basada en la historieta del mismo nombre escrita por Yolanda Vargas Dulché y publicada primero en 1949 dentro de la revista Pepín[1]​ y después en 1975 dentro de la revista Lágrimas, risas y amor. Fue protagonizada por Ana Martín y Boy Olmi, con las participaciones antagónicas de Salvador Sánchez y Martha Roth, y la presentación estelar de Cecilia Gabriela.

La historia fue adaptada al formato de telenovela por la misma autora. Se transmitió originalmente del 15 de febrero al 5 de agosto de 1988 en el horario estelar de las 21:00 h. por El Canal de las Estrellas (aunque la novela fue grabada entre 1986 y 1987).

La historia se desarrolla en Japón, a principios de la década de 1970. Oyuki es una joven campesina japonesa inocente, bella y honesta. Crece junto con sus padres en una pequeña casa de campo en la provincia japonesa. Tiene un hermano mayor llamado Yutaka, un hombre vicioso y vanidoso que sólo ha causado grandes pesares a la familia. Cuando los padres mueren, Yutaka decide llevar a Oyuki a Tokio. En su niñez, Oyuki aprendió danzas tradicionales de mano de una tía que se desempeñaba como geisha. Yutaka planea utilizar la belleza y cualidades como bailarina de su hermana para explotarla y convertirla en bailarina de un ryotei. Obligada y resignada, Oyuki empieza a trabajar. Yutaka se encarga de patrocinarla, pero a cambio de eso, la despoja de sus ganancias, la maltrata y la golpea. El único consuelo de Oyuki es su única amiga, Sumiko, una niña huérfana que fue recogida de la calle por Yutaka para asistir a su hermana. Oyuki obtiene un enorme éxito y pronto comienza a bailar en uno de los ryotei más importantes de la ciudad. Entre los muchos admiradores que Oyuki cosecha, se encuentra Togo Fushoko, un rico comerciante y uno de los hombres más ricos de Japón, quien se enamora de ella. Yutaka aprovecha esta situación para obligar a su hermana a unirse en matrimonio con Fushoko.

La vida de Oyuki cambia cuando conoce a Irving Pointer, un pintor de origen inglés. Irving es el hijo de Charles Pointer, el embajador del Reino Unido en Japón.

Irving pasó gran parte de su infancia y adolescencia estudiando en Europa. Su madre, Lady Elizabeth, fue la hija natural de un conde, por lo que vivió una situación de marginación familiar hasta antes de casarse. Por ello, es una mujer sumamente sobreprotectora con su único hijo. Irving se rebela a la voluntad de su rígida madre cuando decide dedicarse a la pintura. Cuando conoce a Oyuki en el ryotei, queda prendado de su belleza y le ofrece realizarle un retrato. Oyuki acepta la oferta y ambos terminan enamorándose en el tiempo que Oyuki posa para su retrato. Sin embargo, su relación se mantiene en secreto. Oyuki teme la furia de su hermano al enterarse de su romance. Sumiko es la única cómplice que ambos tienen en su relación.

Yutaka al enterarse de la relación de Oyuki e Irving, enfurece y en medio de una discusión fuerte con su hermana, asesina a Sumiko. Él huye para evitar la justicia, y este momento es aprovechado por Oyuki para escaparse con Irving. Ambos deciden casarse y vivir juntos, tras el rechazo de los padres de Irving.

Oyuki queda embarazada de Irving, pero al mismo tiempo empiezan a tener problemas económicos, lo que causa una angustia y un dolor grande a Oyuki. Ella sufrirá mucho más, ya que el destino le tiene deparado grandes desdichas, y todo por el hecho de cometer "el pecado" de casarse con un hombre que no era de su raza.

La productora Lucy Orozco hizo su debut en Televisa al producir esta telenovela. Televisa le propuso que dejara su trabajo en el Instituto Mexicano de Cinematografía y se encargara de esta producción. La idea original era la de grabar la telenovela por completo en Japón, sin embargo, Lucy, después de un viaje por dos meses de investigación en ese país, convenció al Vicepresidente de Televisa, Víctor Hugo O´Farrill, de grabar exclusivamente los exteriores allá y el resto en México. La Productora concibió que era más factible construir algunas calles de Tokio y otras ciudades de Japón en el cerro del Ajusco, ubicado cerca de la ciudad de México. Finalmente la productora logró recrear en 20 hectáreas de terreno, varios elegantes barrios de Tokio (como el barrio de Ginza) y hasta un gran templo. Se crearon calles completas, con postes de luz, señalamientos, pavimento, una simulación del Tren Bala (incluyendo emular el sonido) y consiguió automóviles con el volante en el lado derecho, propiedad de coleccionistas, que eran llevados hasta el cerro del Ajusco en grúa.

El templo era la construcción más alta (con 40 metros de altura) y fue desmantelado al término de las grabaciones. Los exteriores se grabaron en Japón al final de la grabación en México y luego se ensamblaron a las escenas en el proceso de edición. Orozco contrató a la escenógrafa Cristina Martínez de Velasco y a la ambientadora Teresa Pecannins, quienes lograron reproducir todos los cientos de sets necesarios para dar vida a la historia concebida en el papel. Se conformó un equipo de producción, con los mejores técnicos de los foros de Televisa, destinados exclusivamente a la telenovela.[2]

Un gran porcentaje de la telenovela también se grabó en una escandalosa y excéntrica villa, ubicada en Cuernavaca, que era propiedad de la multimillonaria estadounidense Barbara Hutton. Esta edificación contenía materiales provenientes de Tailandia (desde las tejas hasta los pisos y antigüedades que la adornaban) y fueron hábilmente utilizados para la grabación de la misma. Actualmente esa casa está ocupada por el Hotel Sumiya.

Un presupuesto extraordinariamente alto fue destinado para el maquillaje y el vestuario. Originalmente, Ana Martín había propuesto a un maquillista de origen estadounidense de apellido Incerela, que incluso había ganado un Premio Oscar en Hollywood. Sin embargo, además de los excesivos gastos que este maquillista generaba, el resultado no fue del agrado de Orozco. Se decidió entonces por el maquillista japonés Takeshi Hazama, que fue traído especialmente de Japón para la telenovela. La elaboración del maquillaje de Oyuki era tan difícil que Hazama tardaba aproximadamente 2 horas en maquillar a Ana Martín.[2]

En Tokio se elaboraron varias pelucas para la protagonista, cada una con un costo aproximado de 7 mil dólares. En cuanto al vestuario se mandaron confeccionar 20 kimonos en Japón con costo de 20 mil pesos cada uno, además de la ropa que utilizaban los extras y el resto del elenco. Otros kimonos más se alquilaron en la embajada de Japón, teniendo uno de ellos kilos de oro. Hazama también se encargaba de vestir a Martin con el kimono tradicional y tardaba aproximadamente una hora y media en esta labor.

Al finalizar las grabaciones de la telenovela Ana Martín fue invitada a Japón, pues las altas jerarquías de ese país querían felicitarla personalmente por el logro de haber interpretado magistralmente a una geisha.

Posteriormente Martin fue puesta en manos de un famoso cirujano en Los Ángeles debido a los desgarres que tuvieron sus párpados y otras partes cercanas a sus ojos a causa del constante estiramiento para simular ojos rasgados. Esto le costó a la actriz un largo tratamiento de recuperación para lograr restablecer la piel caída.



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