El prisionero de la medianoche nació en Chile.
El prisionero de la medianoche fue una telenovela chilena producida y emitida durante el segundo semestre de 1985 por Canal 13. Fue creada y escrita por Lenon Merino.
David Carrasco (Jaime Vadell), un alto y prestigioso ejecutivo de "Géminis", un laboratorio de renombre internacional, quien llega desde Inglaterra, donde se hizo cargo de la dirección de una filial luego de enviudar.
Bárbara (Pilar Cox), su hija, mujer inteligente y jovial, se graduó en Harvard de ingeniero bioquímica, estudios que le servirán para colaborar con su padre en su nuevo cargo. El regreso de Carrasco obedece al llamado de Blanca Hamilton (Marés González), una mujer muy correcta, pero cuya viudez la ha colocado inesperadamente frente a la dirección de su empresa, cuyo manejo desconoce, siendo Carrasco el único en quien ella confía.
El temple de esta brillante hombre a lo que se suma su gran eficiencia, le abrirán su camino para un admirable trabajo, pero que no estará libre de las maquinaciones y envidias de sus colaboradores y en especial, de la competencia que le opone la industria Bioquímica de la Cruz, de la que es dueño Vicente (José Soza).
La empresa tiene una mala administración y es amenazada por oscuros manejos, siendo su hijo Gabriel (Mauricio Pesutic) el que se esfuerza en organizarla y sacarla adelante. Pese a los problemas y a la constante vigilia de su madre Melinda (Gloria Canales), una mujer posesiva que controla su vida, Gabriel mantiene un intenso romance con Bárbara.
Un hecho casual provoca en la atareada vida de David Carrasco un gran giro en su vida. Durante una diligencia bancaria, toma por equivocación un maletín que no le corresponde y descubre poco después que en su interior hay nada menos que 100 millones de pesos. Mientras reflexiona cómo devolver su hallazgo y dar aviso a la policía, ya los diarios consignan que se ha llevado a cabo un fabuloso robo, pero de 300 millones de pesos.
La angustia y el desconcierto se apoderan de Carrasco. Hay seguros comprometidos, pólizas por cobrar, pero la policía busca al responsable. Carrasco, valiéndose de un ex-gangster, el Tío Nico (Julio Jung) intenta reunir la diferencia, pero una coartada lo deja en evidencia, siendo aprehendido y condenado por las autoridades. Carrasco pide silenciar los hechos, aun cuando justificar su honestidad le parece casi imposible. No obstante, para salvaguardar su nombre y reputación, pacta una condena que cumplirá en estar recluido solo por la noche, lo que no dará pie a sospecha alguna.
Su reclusión lo introduce en un sobrecogedor ambiente, junto a un estafador (Gonzalo Robles), un falsificador (Rodolfo Bravo) y a truhanes y narcotraficantes, para quienes resulta impropio la compañía nocturna de un delincuente señor gerente.
Para colmo, deberá prestarse para un estudio psicológico que busca rehabilitar a condenados próximos a salir en libertad y prepararlos para enfrentar la sociedad. La idea ha sido puesta en práctica por Úrsula Barahona (María Elena Duvauchelle), sicóloga criminalista que necesita avalar su tesis con delincuentes auténticos y temibles. Carrasco es el sujeto ideal. Sin embargo, el obsesivo profesionalismo de Úrsula la llevará por un camino que ninguno de los dos cree, el amor.
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