El 9 de febrero de 1930 se efectuaron en Colombia las elecciones de Presidente de la República. El triunfo del liberal Enrique Olaya Herrera significó el fin de la Hegemonía Conservadora.
En 1929 el Partido Conservador Colombiano se encontraba dividido entre las candidaturas del General Alfredo Vásquez Cobo y el escritor Guillermo Valencia y se decidió acudir al arbitramento tradicional del Arzobispo de Bogotá, quien en ocasiones anteriores había logrado mediar para unificar al conservatismo y conseguir la Presidencia, que mantenían desde 1886. Pero en 1928 había fallecido el veterano arzobispo Bernardo Herrera Restrepo y su sucesor, monseñor Ismael Perdomo Borrero, dejó en los párrocos la decisión de orientar a los feligreses sobre qué candidato elegir. Por tal motivo, los dos aspirantes conservadores decidieron presentarse por separado. Además el partido tenía su prestigio caído por su confrontación con la clase obrera y sobre todo la Masacre de las bananeras.
El general Vásquez Cobo, excomandante del ejército y quien había ocupado los ministerios de Guerra y de Relaciones Exteriores, estaba respaldado por el sector más radical de su partido, mientras que el escritor y exparlamentario Guillermo Valencia, quien ya había postulado en 1918, contaba como con el respaldo de los conservadores moderados y esperaba pactar con el entonces minoritario Partido Liberal Colombiano.
La terna que había asumido la jefatura del liberalismo en 1928, decidió presentar una candidatura propia para las elecciones de 1930, teniendo en cuenta la división del conservatismo y los malos resultados del gobierno de Miguel Abadía Méndez, quien había ganado sin oposición alguna en 1926. Se inició la búsqueda de un candidato que permitiera no solo la unidad del liberalismo, sino algún respaldo de los conservadores y que no aparentara un peligro inminente al régimen, para mantener las dos candidaturas. Luego de meses de consultas, la dirigencia liberal le ofreció la candidatura al embajador en Estados Unidos, Enrique Olaya Herrera, liberal caracterizado por su espíritu conciliador, llegando a ocupar los ministerios de Agricultura y de Relaciones Exteriores en varios gobiernos conservadores.
La candidatura de Olaya fue innovadora en la medida en que utilizó por primera vez el transporte aéreo y la radio para dar a conocer su programa de gobierno.
Las elecciones dieron como resultado el triunfo del liberalismo, luego de 44 años de hegemonía conservadora, gracias a la división de este partido. Fue la primera vez desde que se promulgó la Constitución de 1886 que un liberal accedía a la presidencia. Ese facto se menciona en El amor en los tiempos del cólera (una novela de Gabriel García Márquez, 1985).
En estas elecciones participaron un total de 828.447 ciudadanos, lo cual muestra un aumento considerable con respecto a comicios anteriores. Esto se explica por el atractivo que representó para los votantes adeptos al Partido Liberal una elección con altas posibilidades de triunfo, como se verificó finalmente.
La jornada electoral transcurrió en un ambiente pacífico, no obstante la tensión por el resultado entre los votantes liberales y unas autoridades locales, jueces y empleados oficiales en su totalidad adeptos al conservatismo. Frente a esa situación, la costumbre del partido gobernante de nombrar funcionarios y organizar las circunscripciones electorales de acuerdo a sus intereses, también fue desafiada por la campaña de Olaya al promover una campaña en la que participaron miembros de ambos partidos.
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