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Emanuel Swedenborg



¿Qué día cumple años Emanuel Swedenborg?

Emanuel Swedenborg cumple los años el 29 de enero.


¿Qué día nació Emanuel Swedenborg?

Emanuel Swedenborg nació el día 29 de enero de 1688.


¿Cuántos años tiene Emanuel Swedenborg?

La edad actual es 335 años. Emanuel Swedenborg cumplirá 336 años el 29 de enero de este año.


¿De qué signo es Emanuel Swedenborg?

Emanuel Swedenborg es del signo de Acuario.


Emanuel Swedenborg (nacido Swedberg; Estocolmo, 29 de enero de 1688-Londres, 29 de marzo de 1772) fue un científico, teólogo, filósofo y místico[1]sueco, más conocido por su libro sobre el más allá, De caelo et ejus mirabilibus et de inferno, ex auditis et visis (1758).[2][3]

Era hijo del profesor y obispo luterano Jesper Swedberg (1653–1735), obispo de Skara (Suecia), uno de los más destacados clérigos del país.

Hasta la edad de 56 años, Emanuel Swedenborg dedicó esencialmente su vida a investigaciones científicas que le llevaron a numerosos países. Publicó un gran número de libros sobre matemáticas, geología, química, física, mineralogía, astronomía, anatomía, biología, psiquiatría, en los cuales se contiene el germen de numerosas ideas brillantes asignadas más tarde a otros investigadores.

Hizo los planos de un avión, de un submarino, descubrió la función de las glándulas endocrinas, el funcionamiento del cerebro y el cerebelo. Sus obras se utilizan hoy día en los EE. UU. en institutos de investigación en psicomotricidad, probando así clínicamente el fundamento de descubrimientos hechos hace cerca de tres siglos. Inventó un sistema decimal monetario que sirve también para el estudio de la cristalografía.

Fue el primero en desarrollar la hipótesis sobre la formación nebulosa del sistema solar, dando la naturaleza de la vía láctea. Efectuó también un estudio avanzado sobre la circulación de la sangre y sobre la relación del corazón y los pulmones.

A la edad de 56 años, abandonó sus investigaciones científicas para dedicarse enteramente a la investigación teológica, psicológica y filosófica con el fin de hacer descubrir a los hombres una espiritualidad racional. Murió en 1772 después de haber escrito más de un centenar de obras sobre todos los temas enumerados. Algunas traducidas al castellano.

Desde su más tierna infancia, muestra una pasión por el estudio de todo lo que tiene relación con el universo y el hombre, observa los mecanismos, las fuerzas y los influjos que regulan la vida y cómo se desenvuelven.

Mucho antes de la edad de 10 años, se relaciona con el mundo adulto para buscar respuestas en temas como la fe, la vida eterna, la sede del alma, pero descontento por las respuestas que obtiene a sus cuestiones, experimenta sobre sí mismo y por sí mismo. Al experimentar sobre su respiración, se piensa que tendría a partir de la infancia acceso a estados de conciencia modificada. Más tarde fabricará sus propias lentes ópticas para explorar lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño.

Su búsqueda insaciable de la sede del alma le hizo relacionarse con hombres famosos de su tiempo, tales como Newton, Leibniz y otros miembros de la Royal Society, así como las universidades de Oxford y Cambridge. Viaja por toda Europa patrocinado por el rey Carlos XII y el duque de Brunswick, con el fin de estudiar e imprimir los frutos de sus investigaciones.

Si ya en vida influyó en grandes reyes, destacados científicos y filósofos, como Newton, Kant, Voltaire, es después de su muerte, y en consecuencia, al conocimiento que nació sobre las bases de su pensamiento, cuando se notó su influencia en las esferas religiosas masónicas y terapéuticas.

Los escritos de Emanuel Swedenborg inspiraron a grandes músicos, escritores y psicólogos en sus obras. Entre ellos se citará a los más conocidos, tales como Goethe, William Blake, Helen Keller, Gérard de Nerval, Thomas Carlyle, Isaac Pitman, Johnny Appleseed, Balzac, Wagner, Oberlin, Berlioz, Ralph Waldo Emerson, Baudelaire, Paul Valéry, Henry James, Eliphas Lévi, Hahnemann. Jorge Luis Borges dio varias conferencias sobre este místico sueco, de quien afirmó que hablaba con los ángeles por las calles de Londres.[4]Carl Gustav Jung tomó la inspiración de su «psicología de las profundidades» en los Misterios Celestiales, que influye por sus estudios en toda la psicología moderna.

Algunos se sirvieron de los escritos de Swedenborg y le achacan que solamente tiene como finalidad el espiritismo; mientras que Swedenborg solo practicaba el espiritismo para convencer, y no sin reticencias, conociendo bien los peligros de tales prácticas. Así, estos grupos lanzaron un descrédito importante sobre Swedenborg y sus escritos, mezclándolo con sus prácticas sectarias.

Otros aún se sirvieron de él sin referirlo directamente, pero para crear su propio movimiento religioso, su propia iglesia y utilizando su teología de una manera personal. Entre ellos se podrá citar el cientifismo, la teosofía, la antroposofía.

Actualmente hay numerosas iglesias que citan sus escritos teológicos como la verdad Divina misma y se pueden encontrar esparcidas por las cuatro esquinas del mundo, partiendo de África y Europa, pasando por Asia, donde los budistas le llaman el «Buda del Norte», para ir a EE. UU., América del Sur, Canadá, Rusia, etc.

Decenas de millares de adeptos en el mundo le siguen y, a pesar de una apariencia hermética, los escritos teológicos de Swedenborg son simples en su mensaje inicial: «Ama a tu prójimo como a ti mismo, purifícate del mal, trabaja por la armonía universal».

Durante la conferencia[5]​ que Jorge Luis Borges impartió en la Universidad de Belgrano el 16 de junio de 1978, el escritor relató someramente las vicisitudes de la obra y la vida del místico sueco. Así, explica cómo sucedió el cambio de perspectiva que a los 56 años le arrebató del estudio de la ciencia y le condujo a la teología y el esoterismo. El cambio de perspectiva supuso también un cambio de estilo, del barroquismo a una árida prosa que buscaba la exactitud de la descripción.

Dichos cambios se deben a una serie de supuestas revelaciones en las que Jesucristo se presentó en la casa londinense de Swedenborg para pedirle una misión: reconducir la religión y la interpretación de las escrituras cristianas. Con los poderes de un Fausto para visitar cielo e infierno, pero evitando el pacto diabólico, Swedenborg recibió permiso para contarle a la humanidad los secretos de la vida después de la muerte.

El encuentro se habría producido de la siguiente manera: Swedenborg se hallaba mirando por la ventana cuando vio que un hombre venía por la calle hacia él llegando a sentir una empatía instantánea. Para su sorpresa, aquel hombre se dirigió a su puerta y llamó. Al abrir, Swedenborg sintió una confianza absoluta, una necesidad de entrega hacia ese individuo, que se presentó a sí mismo como Jesucristo. Mientras tomaban agradablemente juntos un té, este le reveló su preocupación por el rumbo de la Iglesia y le anunció que él era el indicado para explicar al mundo el camino correcto.

Borges arguye que muchos místicos pueden pasar por locos, pero el caso de Swedenborg es especial, tanto por su enorme capacidad intelectual, como por el tremendo prestigio científico del que gozaba como por el radical viraje que supuso en su vida y obra. Destaca también como prueba de verosimilitud de estos escritos la sencilla facilidad de su prosa, enfrentada a la tradicional exaltación mística y a su misma prosa anterior, densa y abstrusa, como a la enorme originalidad de sus planteamientos, los cuales han sido fundamentales en la conformación del concepto de cielo moderno.



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