Enfermedad poliquística renal (PKD siglas en inglés). Es una enfermedad genética progresiva de los riñones. Ocurre en los seres humanos y otros animales. Se caracteriza por la presencia de múltiples quistes en ambos riñones. La enfermedad también puede dañar al hígado, páncreas y raramente al corazón y el cerebro.
Las dos mayores formas de enfermedad poliquística renal se distinguen por sus patrones hereditarios.
La enfermedad poliquística renal autosómica dominante (ADPKD —en inglés—) es un padecimiento con desarrollo posterior de quistes en los riñones, y un alargamiento de los mismos. Las manifestaciones de esta enfermedad incluyen anormalidades en la función renal, hipertensión, dolor renal, e insuficiencia renal. Aproximadamente el 50 % de los pacientes con Enfermedad poliquística autosómica dominante presentan los síntomas finales hacia los 60 años, Sin embargo la enfermedad es sistémica presentando quistes en otros órganos como el hígado (lo cual puede desencadenar una cirrosis), vesículas seminales, páncreas, y aracnoides y anormalidades no quísticas tales como aneurismas intracraneales y dolicoectasias, dilatación de la aorta, y disección de la aorta torácica, prolapso de la válvula mitral, y hernias en la pared abdominal.
Los síntomas iniciales en los monos y seres humanos son: hipertensión, fatiga, y dolores severos en la espalda y costados, infecciones en el tracto urinario. La enfermedad conduce frecuentemente al desarrollo de Insuficiencia renal crónica y puede resultar en la pérdida total en la función renal, lo que requiere un cierto tipo de diálisis.
Esta última forma de enfermedad es más rara y comúnmente letal. Sus síntomas y manifestaciones aparecen generalmente al nacer o en la infancia temprana.
La enfermedad existe en ambas modalidades autosómica dominante y autosómica recesiva.
La forma del padecimiento en el modo autosómico dominante es mucho más común pero menos severo. En el 85% de los pacientes esta enfermedad es causada por la mutación en el gen PKD1 (cromosoma locus 16p13.3-p13.1); en el 15% de los pacientes la causa es la mutación del gen PKD2 (locus 4q21q23) un tercer gen candidato PKD3 es el más bajo en porcentaje presentado.
La forma del padecimiento en la modalidad autosómica recesiva es la variación menos común, se debe a la mutación del (cromosoma locus 6p12.2) PKHD1 La mayoría muere al nacer, debido a insuficiencia respiratoria; es invariablemente bilateral, en casi todos los casos hay quistes hepáticos con fibrosis portal, así como proliferación de conductos biliares portales. Los pacientes en etapa infantil y juvenil, pueden desarrollar fibrosis hepática, caracterizada por fibrosis periportal también llamada fibrosis hepática congénita. Un estudio ultrasonográfico fetal ofrece la posibilidad de diagnóstico prenatal.
Un pequeño grupo de familias presentan el padecimiento, pero aparentemente no está clasificado dentro de los dos tipos anteriores adjudicándosele a un gen no identificado aún. En este caso se le considera como PKD3. En la enfermedad poliquística renal autosómica recesiva, se asocia al gen PKHD1, localizado en la región 6p21-23, este gen codifica una nueva gran proteína fibrocistina.
La enfermedad poliquística renal es la amenaza genética más común que afecta a más de 12.5 millones de personas en el mundo. La forma autosómica dominante se encuentra de 1 en 800 individuos, mientras que la forma autosómico recesiva afecta a 1 en 20,000-40,000 individuos.
Estudios recientes en biología celular cillia/flagella utilizando organismos modelo como el alga Chlamydomonas, del nematodo caenorhabditis elegans y del ratón común han revelado cómo la enfermedad poliquística renal se desarrolla en los pacientes. Todas las células cilia y flagella son construidas y mantenidas, incluyendo la localización de proteínas insertadas en las membranas ciliares y flagelares por medio del transporte intraflagelar. Estas células epiteliales que cubren el claro de los conductos urinarios que detectan el flujo de la orina, fallan en la detección provocando apoptosis de estas células epiteliales renales produciendo la formación típica de estos quistes, que a la vez resulta en la mutación de la sensibilidad de las proteínas detectoras. Los dos genes de la enfermedad PKD1 y PKD2 codifican las proteínas de la membrana que detecta un cilium no móvil en la célula del tubo renal. La Policistina-2 codificada por el gen PKD2, es un canal de calcio que permite el ingreso de iones calcio extra a las células. La Policistina-1 que es codificada por el gen PKD1, se cree que está asociada con la proteína Policistina-2 y que ésta regula la actividad del canal. Los iones calcio son mensajeros celulares muy importantes. El funcionamiento incorrecto de estas proteínas propicia un desregulamiento del calcio con el desencadenamiento de la enfermedad.
Un diagnóstico definitivo de la enfermedad poliquística renal se logra a través de una prueba genética. la sensibilidad de la prueba es cercana al 100% para todo paciente con el padecimiento y cuyas edades pueden ir de los 30 años o más jóvenes que presentan la mutación del gen PKD1; este criterio tiene un 67% de sensibilidad en aquellos individuos más jóvenes (por debajo de los 30 años). Una ecografía de los riñones puede revelar la presencia de los quistes y su crecimiento en niños e infantes el 50% con riesgo de desarrollar el padecimiento son detectados. Sin embargo la diagnosis a través de la ecografía no es definitiva y concluyente.
El consejo genético puede ayudar a las familias a eliminar el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
No existe cura hasta el momento contra esta enfermedad, solo hay tratamiento que ayuda a paliar la sintomatología con el fin de prolongar la vida.
En los últimos años, la investigación básica ha propiciado la puesta en marcha de ensayos clínicos a efecto de la curación de la enfermedad:
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