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Ensayo cinematográfico



Según su herencia literaria, el ensayo en la cinematografía podría definirse como un tránsito introspectivo, es decir, como una experiencia con el objetivo de desarrollar el propio pensamiento y las propias ideas. Didier Coureau escribió en la obra colectiva titulada L'essai et le cinéma[1]​ que el ensayo es una forma que expresa pensamiento, definiendo en particular el ensayo en el cine como « una poética del pensamiento » o como la « noosfera filmica[2]​». Y también en la obra recién citada, la esencia misma de un ensayo sería, según José Moure, « partiendo de la masa desordenada del saber, entonces ubicar un pedazo junto a otro, tratando que el desarrollo de los mismos avance al unísono, tratando de inventar alusiones plausibles, tratando de encontrar una parte de verdad en la ilusión y en la ensoñación[3]​».

En Francia y en el cine, Chris Marker, Alain Resnais, Jean-Luc Godard, son con frecuencia señalados como "los ensayistas". Las nociones de involucramiento (político, social, humano, existencial, vital) y de experiencia (vivida o formal), en el cine también deben estar presentes al igual que en la literatura. Pero además, sería necesario interrogarse sobre la esfera poética, así como sobre el movimiento (diferentes puntos de vista, viajes, pensamientos), para así mejor poder captar las esencias.

El ensayista en ningún caso es gobernado por reglas establecidas. Jean-François Lyotard escribió que « el ensayista y el artista trabajan sin reglas con la finalidad de establecer algunas reglas de lo que podría ser[4]​». Es por ello que se tiene el hábito de decir que el ensayo es una obra posmoderna,[5]​ una obra hacia el futuro. Y el cineasta ensayista es pues por esencia un cineasta posmoderno.[6][7]

Partiendo de hechos, de imágenes, y/o de signos, el realizador de un ensayo se inspira a veces del enfoque estructuralista de Roland Barthes, confrontando o aproximando algunos fenómenos que a veces son objeto de un distanciamiento riguroso. Es el caso de Radovan Tadic cuando realiza Petits morceaux choisis,[8]​ donde el enfoque parece más la propuesta de un filósofo estructuralista o de un físico cuántico, que la visión de un periodista que en apoyo maneja ciertas pruebas.

Contrariamente a un historiador o a un periodista, un ensayista se autoriza a considerar, por ejemplo, dos estados correlacionados de nuestra historia contemporánea, intentando demostrar, que a pesar de que la historia no está establecida por un determinismo clásico, y a pesar de que existe un conjunto casi infinito de caminos posibles que ligan esos dos eventos, de todas maneras existe un camino (o eventualmente varios) que es el más probable. El principio de indeterminación de Heisenberg identifica ese camino (o esos caminos), y explica cuales son los procesos que permiten afirmarlo.

Aquí, son el fragmento y la repetición de movimientos los que predominan. Este tipo de montaje es llamado : montaje poético o montaje a contrapunto (en francés: montage poétique ou montage à contrepoint). Y conste que esto no es un simple procedimiento cosmético.

Según el mismo Pelechian : « La expresión del sentido adquiere entonces un alcance mucho más fuerte y más profundo que por "collage" directo. La expresividad se vuelve entonces más intensa, y la capacidad informativa del film toma proporciones colosales ».[9]

Con el fin de mejor comprender y manejar este montaje, se sugiere consultar Konets y Les saisons de Artavazd Pelechian.[10]

Entre los ensayos cinematográficos que se han destacado, se pueden citar :

También otros cineastas pueden incluirse en la lista de cineastas ensayistas, y entre ellos :

Obviamente estos dos conceptos son muy próximos uno del otro, aunque el "ensayo cinematográfico" es más restrictivo.




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