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Ernst Jünger



¿Qué día cumple años Ernst Jünger?

Ernst Jünger cumple los años el 29 de marzo.


¿Qué día nació Ernst Jünger?

Ernst Jünger nació el día 29 de marzo de 1895.


¿Cuántos años tiene Ernst Jünger?

La edad actual es 129 años. Ernst Jünger cumplió 129 años el 29 de marzo de este año.


¿De qué signo es Ernst Jünger?

Ernst Jünger es del signo de Aries.


¿Dónde nació Ernst Jünger?

Ernst Jünger nació en Heidelberg.


Ernst Jünger (Heidelberg, 29 de marzo de 1895-Riedlingen, 17 de febrero de 1998) fue un escritor, filósofo, soldado e historiador alemán. Su filosofía política y su obra se encuadran en una corriente de pensamiento nacionalista y conservadora, en sus comienzos, para luego ser un crítico con los movimientos autoritarios y totalitarios.

Era hijo del doctor Ernst George Jünger, profesor de química, y Lily Karoline. En 1911 se unió a los Wandervögel, un movimiento juvenil que sostenía principios radicalmente opuestos a la sociedad moderna, extremaba el espíritu de la naturaleza y la búsqueda de los bosques así como el respeto absoluto por la vida animal, así como un exaltado sentimiento de amor hacia la patria y la glorificación de la nación alemana.

En 1913, a los 17 años, huyó del hogar familiar y se alistó en la Legión Extranjera francesa, viajando a África. Esa experiencia le marcó para siempre, quedando retratada en su obra Juegos africanos. Cuando estalló la I Guerra mundial, Jünger se alistó inmediatamente, llegando a obtener en 1918, pocas semanas antes del fin de la guerra, la máxima condecoración prusiana, Pour le Mérite —también conocida como «Blauer Max»— al mérito militar. Fue el último en recibir la preciada condecoración y el más joven de todos, con 23 años.

Fruto de esta experiencia fue la publicación —en 1920— de sus impresiones de la guerra en el libro Tempestades de acero, una alabanza a la guerra en cuanto experiencia interior, que catapultó al joven escritor a la fama.

En 1923 comienza sus estudios de Ciencias Naturales y Filosofía, y a finales de la década se traslada a Berlín, donde colabora en el Konservative Revolution, del que formaron parte, además de diversos grupos, autores como Ernst Von Salomon, Werner Sombart, Carl Schmitt u Oswald Spengler. Algunas de las características más importantes que definieron al Konservative Revolution fue su nacionalismo radical, su rechazo al liberalismo decimonónico, o a la Revolución francesa.

Más explícitamente que en Tempestades de acero, describió la guerra como una experiencia mística, que revela la naturaleza de la existencia.[1]​ Según Jünger, la esencia de lo moderno se encontró en la movilización total para la efectividad militar, que puso a prueba la capacidad de los sentidos humanos.[2]​ En 1932, publicó El Trabajador (título alemán: Der Arbeiter), que pedía la creación de una sociedad activista dirigida por guerreros-trabajadores-eruditos.[3]​ En la idea de “trabajador” y la concepción de "dominio", concibió la dominación universal de la "voluntad de poder" dentro la historia y como expresión de la "voluntad de una cultura de raza", ligada a lo onírico, la aventura, y la fantasía y pensada en una perspectiva planetaria.[4][5]

Criticó la frágil e inestable democracia de la República de Weimar, afirmando que "odiaba la democracia como una plaga".[3]​ En el ensayo Sobre el dolor, escrito y publicado en 1934, Jünger rechaza los valores liberales de libertad, seguridad, tranquilidad y comodidad, y busca en cambio la medida del hombre en la capacidad de soportar el dolor y el sacrificio. Por esa época, sus escritos incluían el aforismo "Lo que no me mata me hace más fuerte; y lo que me mata me hace increíblemente fuerte".[3]

Aunque libros como La guerra como experiencia interior, La movilización general o El trabajador suscitaron el interés de los nacionalsocialistas, Jünger rechazó varias veces la oferta para ocupar un cargo parlamentario y prohibió a los nazis usar su obra con fines propagandísticos.

Entre otras muchas razones el antisemitismo llevó a Jünger a rechazar ya en 1933 al nacionalsocialismo, al no aceptar el ingreso en la Academia de Poesía Alemana, purgada hacía poco tiempo por la Gestapo, y se marchó a una aldea, Goslar, en las montañas Harz; después se radicó en Ueberlingen.

En 1934 prohíbe al periódico del partido nazi que siga utilizando y manipulando sus escritos, rechazando también ocupar un asiento en el Reichstag, al tiempo que publica Blaetter und Steine [Hojas y piedras], su primera crítica al racismo nacionalsocialista.

De esta época también debemos destacar El corazón aventurero (1938). La vastedad de los múltiples saberes y la incansable curiosidad de Jünger se ponen ampliamente de manifiesto en esta obra. Está compuesta por observaciones convertidas en auténticas reflexiones metafísicas acerca de las correspondencias existentes entre los elementos más dispares de la realidad. La inclusión de breves e inquietantes cuentos, pesadillas y alucinaciones aproximan en libro a los temas característicos del surrealismo.

En 1939 publica la novela Sobre los acantilados de mármol, su serena respuesta a los totalitarismos, que le coloca rápidamente en el punto de mira de los nazis. La admiración de Hitler por la primera obra de Jünger —Tempestades de acero— ahorró a éste un serio problema.

Jünger pasó una parte de la II Guerra Mundial como militar en el París ocupado, donde a partir de 1941 frecuentó el trato con diversas personalidades de la cultura (Picasso, Cocteau, Bonnard, Braque...), así como la bohemia parisina y los fumaderos de opio, se dejó invitar por los oficiales que comenzaban a rebelarse contra Hitler y salvó la vida a cuantos judíos represaliados pudo. «El uniforme, las condecoraciones y el brillo de las armas, que tanto he amado, me producen repugnancia», anotó Jünger en su diario, al enterarse de la exterminación progresiva de los judíos. Sin embargo mantuvo estrecha relación con el partido nazi y personalidades próximas a Hitler como Karl Schmitt.[6]

La publicación en plena guerra del primer volumen de sus diarios, titulado Jardines y carreteras (1942), le valió la censura por parte del régimen. En 1942 fue enviado al frente ruso, y en 1944, tras el fallido atentado contra Hitler (a quien en sus escritos llamaba Kniébolo), en el que se vieron involucradas algunas personas con las que tenía relación, dimitió de su puesto en el ejército. Para entonces ya había comenzado a circular de forma clandestina La paz, que se publicará inicialmente en 1946 fuera de Alemania, ya que inicialmente también el gobierno militar británico de la zona ocupada le prohíbe publicar.

Sus libros fueron prohibidos hasta 1949 a raíz de negarse Jünger a cumplimentar un formulario sobre la desnazificación en la zona de ocupación británica. Esta circunstancia le llevó a mudarse a Ravensburg, en la zona de ocupación francesa. A pesar de la prohibición, conseguiría publicar Der Friede [La paz] en 1946 en Ámsterdam, en 1947 Atlantische Fahrt [Viaje atlántico] y un año más tarde Aus der goldenen Muschel [La concha de oro]

Ernst Jünger se convirtió al catolicismo. Un artículo de Heimo Schwilk y Uwe Wolff (Welt am Sonntag, 28-III-99) explica los motivos de su conversión.

Antonio Escohotado, uno de los primeros pensadores españoles en divulgar la obra de Jünger, describió La emboscadura en una reseña disponible (bajo dominio público) en su web que citamos a continuación: "Abrumados por la derrota y la miseria, no menos que por su responsabilidad en el Holocausto, los alemanes inauguraban una democracia muy vigilada, escindidos en hermanos irreconciliables por exigencias de la Guerra Fría. Y en ese clima –de terror, confusión, verguënza y baño propagandístico- Jünger redacta un majestuoso himno a la dignidad humana: La emboscadura (1951). Desde los antípodas del ánimo patético y el victimismo, recuerda que el tema de nuestra vida sigue siendo resistir a la opresión, sean cualesquiera sus formas, y que de mantener dicha resistencia se derivan innumerables alegrías y cumplimientos. Dicha respuesta recae ahora sobre una figura que Jünger bautiza como el Emboscado, cuya esencia es “la persona singular soberana".

"El auténtico problema es que una mayoría no quiere la libertad y aun le tiene miedo. Para llegar a ser libre hay que ser libre, pues la libertad es existencia, concordancia consciente con la existencia, y es el placer, sentido como destino, de hacerla realidad. (La emboscadura)."

Esta obra expone que la libre acción es el único poder que vence al miedo, si bien sólo allí donde además de resistencia al soborno o a la coacción es también “placer”, disfrute de sí misma. La emboscadura examina diversas estrategias de guerrilla para oponerse a lo intolerable -aliado primario del miedo-, llamándolo “crueldad” o violencia gratuita. Estas premisas son una declaración de guerra al gregarismo y a la propaganda, por no decir que una declaración de guerra a la autoridad coactiva en general. Pero resistir viene de que los emboscados se vacunaron contra el nihilismo –al expulsar de sus pechos el resentimiento ante la necesidad de morir-, y gracias a ello topan con fuentes de vida que ofrecen “manantiales de abundancia, veneros de poder cósmico”. Fuere cual fuere su suerte particular, “son conscientes de la inatacable profundidad [...] y la plenitud del mundo”. Eso funda en ellos ánimos de benevolencia, como funda el amor de los padres propia estima en los hijos. Las líneas finales del libro, que resumen el paisaje deparado por el bosque, dicen así: “Lo grisáceo, lo polvoriento, se adhieren únicamente a la superficie. Quien cava más hondo alcanza en cualquier desierto el estrato donde se halla el manantial. Y con las aguas sube a la superficie una fecundidad nueva”. (Goce y exigencias de la libertad, 2003).

Desde que en los años 50 entablara amistad con Albert Hofmann, el creador del LSD, varios de los libros de Jünger versaron de forma directa o indirecta sobre la experiencia psicodélica.

En 1952, después de su primera experiencia con el LSD, escribe Besuch auf Godenholm [Visita a Godenholm], cuya publicación coincidió con la aparición de Las puertas de la percepción, de Aldous Huxley. También hay referencias en su novela Heliopolis (1949).

Su otro gran libro sobre el tema de las drogas es Annäherungen. Drogen und Rausch [Acercamientos. Drogas y ebriedad], de 1970. Esta obra, en la que el autor acuñó el término psiconautas ('navegantes de la psique'), expone las numerosas experiencias de Jünger con varios tipos de sustancias psicoactivas, tanto enteogénicas como estimulantes u opiáceos.

Hacia 1977 escribe otra de sus obras más conocidas, Eumeswil, donde sobresale la figura del «anarca», personaje preconfigurado por Albert Camus en su libro L'homme révolté [El hombre rebelde] (1951). La sustancia del anarca es la creación, la del anarquista es la destrucción. Así, dice Jünger: "El anarca no es el antagonista del monarca sino su polo contrario, algo a lo que el poder del monarca no llega... No es el adversario sino su correspondencia". "El paso más rudimentario hacia la libertad es liberarse de toda servidumbre (creencia) política". "El monarca quiere dominar a muchos, el anarca solo a sí mismo".

En 1959 se le otorgó la Cruz del Mérito Federal, junto al pintor Otto Dix; y en 1982 recibió el Premio Goethe.

Uno de sus últimos textos sería Die Schere [La tijera], publicado en 1989, cuando Jünger contaba 94 años de edad. De gran valor histórico y literario son sus diarios de la Segunda Guerra Mundial, agrupados bajo el título general de Radiaciones. En la actualidad, su obra está considerada como una de las mayores contribuciones a la literatura en lengua alemana en el siglo XX.

Murió el 17 de febrero de 1998, a dos semanas de cumplir 103 años de edad.



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