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Escandinavia



Escandinavia es una región geográfica y cultural del norte de Europa (aunque el vocablo se usa comúnmente también en términos idiomáticos) compuesta por los países nórdicos germánicos: Dinamarca, Noruega y Suecia, en los cuales se hablan lenguas nórdicas, también llamadas lenguas escandinavas. En algunas acepciones con matices sociopolíticos y culturales, Islandia y las islas Feroe (en sí territorio autónomo de Dinamarca) también comparten este término, mientras que otros argumentan que desde una perspectiva geopolítica, el término incluye también a Finlandia.[1][2][3][4][5]​ Bajo esta acepción (mayoritaria en algunos idiomas), Escandinavia es prácticamente sinónimo de los países nórdicos.

En español, el término Escandinavia puede tener distintos significados y referirse a:

Al mismo tiempo, la percepción externa es también variada:

En todo caso, todos los territorios que se pueden incluir están representados en el Consejo Nórdico, que incluye áreas como Groenlandia, que, si bien ha sido colonizada por escandinavos (y todavía depende políticamente, en forma de posesión, de Dinamarca), tiene una cultura y población propias y no suele considerarse parte de Escandinavia, ya que ni siquiera es un territorio europeo sino que es parte del continente americano. Así pues, todos ellos son nórdicos.

Asimismo, la expresión países nórdicos se refiere, sin confusión alguna, a: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.

El término Escandinavia fue empleado por primera vez por el historiador romano Plinio el Viejo (23-79 d. C.) bajo la forma Scandia, quien llamó así a la tierra central, y, a las islas, Scadinauia, vocablo formado probablemente por las antiguas palabras germánicas skadin ('daño', 'peligro') y auio ('isla'). El origen de esta palabra ha permanecido en nombres locales, como, por ejemplo, Skåne (o Escania).

En la península escandinava han coexistido desde la prehistoria dos grupos lingüísticos: las lenguas germánicas del norte (lenguas escandinavas) y las lenguas sami.[6]

La mayor parte de la población de Escandinavia (incluidas Islandia y las Islas Feroe) deriva hoy en día su lengua de varias tribus germánicas del norte que antaño habitaban el sur de Escandinavia y hablaban una lengua germánica que evolucionó hasta el nórdico antiguo y de éste al danés, sueco, noruego, feroés e islandés. Las lenguas danesa, noruega y sueca forman un continuo dialectal y se conocen como lenguas escandinavas, todas ellas consideradas mutuamente inteligibles entre sí. El feroés y el islandés, a veces denominados lenguas escandinavas insulares, sólo son inteligibles con las lenguas escandinavas continentales en una medida limitada.

Una pequeña minoría de escandinavos es el pueblo sami, concentrado en el extremo norte de Escandinavia.

Finlandia está poblada principalmente por hablantes de finés, con una minoría de aproximadamente el 5%[7]​ de hablantes con lengua madre sueca. Sin embargo, el finlandés también se habla como lengua minoritaria reconocida en Suecia, incluso en variedades distintivas, a veces conocidas como Meänkieli. El finlandés está lejanamente emparentado con las lenguas sami, pero su origen es totalmente distinto al de las lenguas escandinavas.

El alemán (en Dinamarca), el yiddish y el romaní son lenguas minoritarias reconocidas en algunas partes de Escandinavia. Las migraciones más recientes han añadido aún más lenguas. Aparte del sami y de las lenguas de grupos minoritarios que hablan una variante de la lengua mayoritaria de un Estado vecino, las siguientes lenguas minoritarias de Escandinavia están protegidas por la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias: El yiddish, el chib/romaní y el romaní.



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