Los escarabajos peloteros (o acatangas, en la región andina) son aquellos coleópteros que alimentan a sus larvas con boñiga o estiércol (excrementos). A ese fin, los escarabajos peloteros desgajan porciones del estiércol y, con sus patas delanteras en forma de paleta dentada, las apelotonan dándoles forma esferoide antes de transportarlas a cierta distancia, hasta el sitio donde han excavado una galería subterránea para enterrarlas. A veces la galería se forma debajo de la masa mayor de estiércol, y no existe transporte; y a veces, cuando este transporte existe, un segundo individuo es admitido a colaborar en el rodamiento de la bola. La forma esférica o de pelota que se brinda a la masa desgajada facilita dicho transporte, por cuanto opera en ello el principio de la acción mínima. Posteriormente, amasando bien una o varias bolas enterradas, con lo que se homogeneiza todo el material llevado a la galería, forman allí una hogaza o bola grande con todas esas porciones, a la que después dividen, esculpiendo con los fragmentos peras —u ovoides— de base más ancha y forma poco proclive a rodar. Cerca del extremo más agudo o punta la hembra introduce uno de sus huevos; luego ocluye (tapa) el agujero de la pera a través del cual penetró su ovipositor deponiendo el huevo, y ella, bien sola o bien con un colaborador, pule cuidadosamente todo el exterior de la pera, formándole una capa externa comprimida y casi lustrosa. Interiormente las peras se calientan unos grados con la fermentación del estiércol, aunque la superficie de este se endurece y se seca (proceso que se acelera por el prolijo pulimento proporcionado a cada pera), y así cada larva dispone del interior húmedo de su pera o pelota para comer y desarrollarse. En algunas especies, la hembra permanece puliendo las peras hasta casi la emersión de las larvas, eliminando así los mohos que podrían frustrar el proceso. Finalmente, la hembra emerge y por lo común muere. En tanto, terminada la etapa en la galería subterránea, cada larva saldrá de su pera a excavar y alimentarse de raíces para, finalmente, terminar su metamorfosis completa, emergiendo a la superficie como adulto para repetir el ciclo reproductivo. La descripción clásica -aquí resumida- es la de Jean Henri Fabre en la Serie I de sus Souvenirs entomologiques.
No todos los escarabajos coprófagos tienen este comportamiento, ya que se observan bastantes variaciones. Algunos no transportan el estiércol sino que excavan su galería y entierran sus provisiones bajo la masa principal; otros sí lo transportan, pero no por rodamiento. Son ejemplo de este comportamiento los géneros Scarabaeus, Canthon, Gymnopleurus y Sisyphus, entre otros.
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