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Esmalte (heráldica)



Esmalte heráldico, es el atributo cromático de un campo o de un fondo. Se trata de colores simbólicos: así el gules se representa por un rojo sea bermellón, escarlata, carmín u otro. Los esmaltes están repartidos en tres grupos:

Se debe notar que el empleo de los términos color y esmalte no está libre de problemas. En efecto, según los autores, esmalte es utilizado en lugar de color y, de manera inversa, algunos utilizan el mismo término por designar el conjunto de la paleta o el subgrupo específico. Sin pretender ser una referencia, y simplemente por evitar toda ambigüedad, todos los artículos concernientes a la heráldica utilizarán "color" para designar todo elemento de la paleta, atributo de un campo o fondo, y "esmalte" para los colores que no son metales o forros. Esta elección responde, además, a que es el uso más extendido.

Esos dos términos no aparecen en el blasonamiento sino únicamente en la descripción teórica de la heráldica, esta diferencia no tiene consecuencias notables. El único punto por el que esta distinción es importante es la regla de contrariedad de los esmaltes, que sostiene que nunca haya esmalte sobre esmalte, o metal sobre metal. En esta formulación, "esmalte" está bien comprendido en un sentido estricto.

Ciertos esmaltes fueron alguna vez forros como el sable y probablemente el gules. El púrpura fue un esmalte ambiguo que funcionaba a veces como un forro.

Las decoraciones (algunos ornamentos exteriores de los escudos, las banderas u otros elementos) «con los colores» de una ciudad o de un país suelen tomar el color del campo y el de la figura principal de su escudo o, en el caso de armas compuestas, los de los campos de sus particiones. Así, por ejemplo, los colores de París son el azul y el rojo, tomados estos del azur y el gules presentes en los campos de las particiones de su blasón (de gules, una nave de plata sobre un mar del mismo y al jefe, de azur, sembrado de flores de lis de oro). Los colores nacionales usados en las banderas son frecuentemente los de las armas antiguas.

Aunque el color sea una característica muy importante, no es aparente cuando las armerías figuran sobre sellos, monedas y relieves tallados en edificios o en muebles. Estas armerías no están pintadas o la pintura ya se ha borrado.

Las diferentes tonalidades cromáticas representables en un escudo de armas reciben el nombre de esmaltes. Para la representación monocromática de las armerías (grabados, escultura, etcétera) los colores son representados por rayados convencionales.

Cada tonalidad cromática representada, como todo otro elemento del blasón, tiene un nombre heráldico convencional que es importante conocer para proceder al desciframiento correcto. Los nombres específicos de los colores son, ciertamente, impuestos por la tradición, pero también por su eficacia técnica de identificación. En efecto, se utilizan a veces otros nombres que los evocan (sangre o desollado para gules), es una posible fuente de errores: los colores son normalmente representados por tintes saturados, pero los matices y la luminosidad puede ser de interpretación variable de un caso al otro, las diferencias notables de una representación a la otra, y si el gules se nombra "rosa" aquí, "escarlata" allá y "desollado" en otro caso, se arriesga el no poder identificar de qué se trata. El respeto de un código riguroso no es una marca de esnobismo esotérico de los iniciados, sino la garantía de una eficacia en la investigación.

La regla principal del blasón concierne a los colores. Esta regla prohíbe la superposición de dos "esmaltes" o dos "metales". Esta regla impone, de hecho, que el motivo figurado esté suficientemente contrastado, ya que los "metales" (amarillo y blanco) son colores claros, mientras que los "esmaltes" son percibidos como profundos. Existen excepciones en que, por su figuración superior, se producen anomalías respecto a esta regla básica de la armería (verbigracia, oro sobre plata o gules sobre sable), de manera que las armas que no cumplen este precepto son denominadas 'falsas', debiéndose averiguar el origen de tal incumplimiento. Esto da lugar a las armerías de enquerre, que son de calidad muy inferior a las que obedecen la norma.[1]

Esta noción no es una noción heráldica, refleja simplemente la frecuencia de uso de un color dado.

Hay seis colores principales: oro = amarillo, plata = blanco, gules = rojo, azur = azul, el sable = negro, y finalmente el sinople = verde, el menos usado.

Se adjuntan tres colores secundarios: acero = gris, púrpura = violeta, y anaranjado. Estos tres colores secundarios no son siempre citados como colores heráldicos. Aparecen más tardíamente y tienen un empleo bastante raro y usualmente local, las convenciones sobre los rayados son muy dubitativas al respecto. Igualmente, la tradición duda sobre su estatus como metal o color, la regla de los colores habiendo sido formulada antes de su aparición.

Finalmente, la representación heráldica admite el natural, es decir el color natural de un mueble y sus dos casos particulares de carnación = carne y tanado = cuero castaño. Los colores naturales no pueden ser empleados por los campos o piezas, se aplican únicamente a los muebles y deben respetar el color natural del mueble en cuestión: sería perfectamente ridículo blasonar "un león de carnación", un foliage "al natural" será representado de sinople, o un mar "al natural" de azur. Hay casos inusuales como en las armas coloniales de Argelia, en las que la bala en la que el león descansa su pata se considera al mismo natural [al natural] que el león.

Algunos consideran incorrecto describir demasiados cargos como "natural", especialmente cuando estos cargos crean un paisaje. Esto se volvió una moda durante el periodo victoriano, pero se depreció al ser excesivamente difícil dibujarlos desde el blasón y un tanto contrario al espíritu de la heráldica que favorece diseños firmes, claros e inequívocos.












Antonio Alfaro de Prado realiza una propuesta de definición de estándares de color como herramienta para el actual diseño gráfico, destinada a facilitar la tarea de quienes desean representar los esmaltes heráldicos de una forma rigurosa, dentro de los cánones tradicionales, sin poseer conocimientos previos en la materia.[5]

Los metales heráldicos:


Los esmaltes heráldicos principales:

Y además:




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