Espeleotemas es la denominación formal para lo que comúnmente se conoce como «formaciones de las cavidades». El término espeleotema no hace mención a un determinado material sino a una forma y a cómo se ha depositado este. La palabra, procedente del griego ‘depósito de las cavidades’, se refiere generalmente a depósitos minerales secundarios formados en cuevas tras la génesis de estas.
Atendiendo al uso extendido de la palabra en alusión a las «formaciones de las cavidades» existen no solo espeleotemas secundarios, sino también primarios, dependiendo del tipo de cueva en que se encuentren y, especialmente, del momento en el que se formaron, en el caso de los primarios ocurre en el momento de la formación de la cavidad y en los secundarios es a partir de material presente durante la formación, pero en un tiempo posterior.
El agua de filtración a través de las grietas del terreno en las proximidades de una caverna puede disolver ciertos compuestos, normalmente calcita y aragonito (carbonato cálcico) y yeso (sulfato cálcico). La cantidad de mineral disuelto depende, entre otros factores, de la concentración de dióxido de carbono y temperatura de la disolución. Cuando esta solución alcanza una caverna llena de aire, la descarga de dióxido de carbono altera la capacidad del agua para mantener estos minerales en disolución, provocando que precipiten. Con el tiempo, que puede ser de decenas de miles de años, la acumulación de estos precipitados puede formar espeleotemas secundarios.
El tipo, en lo que a morfología de formas secundarias se refiere, se divide por el mecanismo o mecanismos del agua que lo han formado: goteo, flujo, inundación, géiser, capilaridad, condensación, aerosol, agua freática, filtración y vapor. Otros factores pueden influir: aire, superficie de formación, agentes biológicos, etc. La combinación de varios de ellos crea un tipo concreto. Algunos tipos de espeleotemas se dividen en subtipos. De ambos se pueden encontrar variedades, donde las diferencias son menores.
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Los espeleotemas de origen volcánico, normalmente en tubos volcánicos u otras cuevas volcánicas son conocidos como primarios, si bien en dichas formaciones pueden llegar a formarse espeleotemas secundarios de otros materiales, como calcita o yeso, pasado un tiempo.
Los tubos volcánicos, este tipo de cueva volcánica se puede clasificar, según Montoriol-Pous, como cavidad singenética (se forma al mismo tiempo que la roca encajante), reogénica (se forma por desplazamientos de lava líquida o incandescente entre masas de lava ya consolidada) y subterránea (se desarrolla bajo tierra). Con cierta frecuencia, los tubos volcánicos no forman un techo, o este no se estabiliza y se desploma con el cese de la actividad reogenética. En este caso, se obtiene un «tubo volcánico sin techo» que se denomina canal lávico, y que se clasifica como cavidad singenética, reogenética y subaérea.
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