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Espermatozoides motorizados



Los espermatozoides motorizados son células espermáticas motorizadas artificialmente; es decir, espermatozoides biológicamente funcionales con problemas de movilidad que, acoplados a un micromotor híbrido, recuperan su capacidad de propulsión y movimiento.

Estas microhélices personalizadas han sido desarrolladas por un grupo de investigadores alemanes y han permitido que células espermáticas con deficiencias en el movimiento puedan ser transportadas hasta el óvulo para que lleven a cabo su función natural.[1]

Dicho descubrimiento resulta de gran interés en el ámbito de la reproducción asistida, puesto que la mala motilidad de los espermatozoides es una de las principales causas de infertilidad masculina y, a pesar de los avances que existen actualmente, aún no se ha conseguido encontrar una solución satisfactoria.

Las microhélices son estructuras poliméricas fabricadas por impresión láser directa y recubiertas con una bicapa de un material ligeramente magnético. Gracias a este magnetismo y con ayuda de un conjunto personalizado de bobinas Helmholtz, se generan campos magnéticos giratorios o rotativos que permiten controlar el movimiento 3D del espermatozoide acoplado al micromotor.[1]

Este potente mecanismo de movimiento, relativamente simple y ampliamente comprendido, tiene la ventaja de que es fácil de manipular y permite que dichos espermatozoides motorizados se muevan a una velocidad similar a la de los espermatozoides sanos más rápidos (hasta 70 μm/s).[1]​ Además, estas microhélices han demostrado tener una gran efectividad sin llegar a ser dañinas para el espermatozoide, el óvulo o la propia fecundación. No obstante, para que la fertilización sea exitosa, es necesario emplear los medios adecuados y seleccionar los espermatozoides motorizados con mayor probabilidad de fecundar a los ovocitos en cultivo.

Asimismo, el funcionamiento de los espermatozoides motorizados es muy sencillo:

Por el momento se ha tratado de reproducir las condiciones fisiológicas del organismo, introduciendo los prototipos en un medio espermático con viscosidad y temperatura adaptadas. Con ello se ha logrado exitosamente la liberación de las células espermáticas en la pared celular del ovocito;[1]​ no obstante, quedan ciertas dificultades que superar para que su uso en humanos resulte viable:

En definitiva, aún queda mucho trabajo por hacer con respecto al cultivo adecuado de los ovocitos, la funcionalización de las hélices para aumentar su especificidad por los espermatozoides, la mejora de la captura y suministro de espermatozoides dirigidos, etc. Pero de conseguir una tasa crítica de fertilización, este método podría tener éxito en la fecundación in vitro; aunque en última instancia, la fortaleza su enfoque reside en su potencial aplicabilidad in vivo.



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