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Explosión de la Armería El Gato



La Explosión de la «Armería El Gato» [1]​ se produjo en la ciudad española de Alicante el 31 de julio de 1943 por causas desconocidas, pero lo cierto es que fallecieron 17 personas y resultaron heridas otras 123.

En el establecimiento propiedad de A. Llopis, especializado en artículos de pesca y caza, se expendían cartuchos de escopeta, detonadores, dinamita y pólvora, almacenada esta última en gran cantidad por la temporada de caza de la cual, al parecer, el propietario se había excedido de su límite. La armería se encontraba localizada en el centro urbano, en la Calle Rafael Altamira n.º 30 esquina con la Calle Capitán Meca (actualmente[2]​ c/ Negre Lloma) en un área próxima al Ayuntamiento de Alicante. Aquella mañana de verano nada parecía indicar la tragedia que se cernía sobre la ciudad de Alicante, las calles del centro concurridas y la cercana Playa del Postiguet a rebosar por ser sábado, cuando aproximadamente a las 11:00 de la mañana del 31 de julio de 1943, se produjo un estruendo que no trajo olor a fiesta a esta ciudad levantina acostumbrada a la pirotecnia, sino que trajo olor a muerte.

La explosión mató a 17 personas en total, a personas que vivían o trabajaban cerca de la armería, bien por ser funcionarios del Ayuntamiento o por tener su comercio próximo a la misma, y a viandantes. De entre los heridos algunos fallecieron días después, entre los cuales tradicionalmente se destaca al 2º jefe de la Policía Local, Miguel González Ortiz, que murió a consecuencia de sus acciones en acto servicio tras la explosión. Los familiares de los fallecidos fueron indemnizados, así como los 123 heridos y los afectados en sus bienes o derechos por la Administración del Estado a través de la comisión pro damnificados creada al efecto. En total se dispuso de 257.553,88 pesetas y a destacar los donativos efectuados por particulares, así como los de entidades públicas y privadas. La partida del presupuesto para labores de desescombro fue de 26.554 pesetas y la gasolina gastada por los vehículos de la obra ascendió a 3.500 pesetas (litro/2 ptas.). Gracias a una segunda suscripción alcanzó la cifra de 380.014,58 pesetas. [3]

Además, la explosión provocó importantes cambios en esa zona de la ciudad:

El proyecto de ordenación que ganó el concurso de ámbito nacional[7]​ fue aprobado por el Ayuntamiento[8]​ presidido por Román Bono Marín en agosto de 1944 realizado por los arquitectos Miguel López González y Manuel Muñoz Monasterio. El único edificio de la nueva plaza que quedó fuera de ese proyecto fue la Casa Ansaldo cuya reconstrucción fue encargada por los herederos propietarios al arquitecto Juan Vidal Ramos y terminó en 1952, edificio que con la nueva ordenación pasó, de ser el número 1 de la Plaza del Ayuntamiento, a pertenecer a la Calle Rafael Altamira con el n.º 19. La obra municipal se culminó en 1960 durante la alcaldía de Agatángelo Soler Llorca (1954-63) aunque poco después se amplió el consistorio mediante la adquisición del edificio colindante a la torre del reloj del Ayuntamiento, el palacete del conde de Casa Rojas, donde se construyó un edificio de oficinas en consonancia con el estilo definido para la nueva plaza.



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