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Falso recuerdo



Un recuerdo falso es un recuerdo de un evento que no ocurrió o una distorsión de un evento que ocurrió, según se puede saber por hechos corroborables externamente. Desde el año 2013 también se conoce como efecto Mandela, término inventado por la bloguera Fiona Broome, pero no reconocido académicamente.[1][2][3]

La ciencia investiga los falsos recuerdos desde al menos hace treinta años.[4]​ Un mega-análisis publicado el 28 de noviembre de 2016 en el diario 'Memory' prueba el hecho de la existencia de falsos recuerdos y la posibilidad de su implantación mediante técnicas sugestivas.[5]​ La psicóloga Elizabeth Loftus sostiene que es posible inducir y crear autogénicamente falsos recuerdos por diversos procedimientos, en que las personas forman sus recuerdos con la información que retienen de su pasado, sus conocimientos generales y demandas sociales[6][7]​ y que técnicas como la hipnosis, rebirthing y la «terapia de recuperación de la memoria» entre otras, pueden inducir la formación de recuerdos falsos. Según esta autora, estas técnicas pueden llevar a hacer creer a un individuo que fantasías y hechos que nunca ocurrieron son reales. Ella sugiere que algunos recuerdos falsos se forman a través del «ensayo» o repeticiones de un evento que fue confirmado como fantástico. Después de pensar repetidamente y visualizar un evento una persona puede comenzar a «recordar» éste como si hubiera pasado en la realidad. Después de una entrevista tal persona podría asegurar haber recordado el evento cuando en realidad eran solo «visualizaciones previas» que le parecían familiares. El ensayo es el mecanismo más fuerte para hacer de la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo. El ensayo de información incorrecta lleva a la formación de memoria de largo plazo incorrecta. Esto se aplica a ambos tipos de recuerdos: el real y el implantado.

Su opinión es que la memoria involucra reconstrucción, no solamente recuerdo. Por ejemplo, un niño puede recordar a su padre de pie al lado de la mesa con una expresión de ira y con un cuchillo grande y afilado, vociferando frente a la madre, quien gritaba y parecía muy asustada. Este recuerdo podría ser parcialmente preciso, pero en realidad el niño está recordando fragmentos de una fiesta de Acción de Gracias: el padre estaba cortando el pavo y cantando en voz alta, y la expresión de la mamá se debe a que le está gritando al perro para que se quede quieto. Posteriormente, ese fragmento de recuerdo puede hacerse interpretar «correctamente» como que «papá era violento y mamá siempre tenía miedo de él».[cita requerida]

Los defensores de los recuerdos recuperados enfatizan sobre la importancia de distinguir entre los recuerdos comunes y los traumáticos. Según la psicóloga estadounidense Elizabeth Loftus, los recuerdos traumáticos también pueden ser implantados. Loftus y Pikrell sostienen que implantaron exitosamente el recuerdo falso de haberse extraviado en un centro comercial.[8]​ Según esta autora la creación de falsos recuerdos puede involucrar la combinación de sugerencias de falsos hechos junto con sucesos verdaderos, la sensibilización a dichas sugerencias usando imaginería, la inducción por el testimonio de otras personas con respecto a los hechos o detalles falsos, o el lenguaje utilizado para describir un evento (por ejemplo, preguntar sobre un percance automovilístico usando la palabra «estrelló», en lugar de «chocó»).[7]​ Pero los estudios sobre recuerdos traumáticos implantados y sus efectos relacionados, como en el trastorno por estrés postraumático y el trastorno de identidad disociativo, son incipientes, puesto que tales estudios en escenarios clínicos y académicos no serían éticos, y hay que recurrir a situaciones reales previas con bajo o ningún nivel de control.[9]

El síndrome del falso recuerdo (FMS, False memory syndrome) es un concepto que describe una condición en la que la identidad y relaciones de una persona son afectadas por recuerdos que son factualmente incorrectos pero que la persona cree fuertemente.[10]​ Peter J. Freyd originó el término,[11]​ el cual la False Memory Syndrome Foundation (FMSF) luego popularizó. La Fundación para el Síndrome de Falso Recuerdo (FMSF) fue formada por un grupo de padres que habían sido acusados de abuso sexual infantil con el objetivo de cuestionar dichas acusaciones. Cuenta con el apoyo de grupos de padres que han sido alejados de sus hijos por causas judiciales, por los abogados que los defienden de esas acusaciones y por profesionales que trabajan como peritos de parte en estos casos frente a los juzgados. El principio de que las memorias pueden ser alteradas por influencias externas es estudiado por investigadores como Loftus, Paterson o Schacter.[12][13][14][15]

Según la «False Memory Syndrome Foundation», los falsos recuerdos han sido protagonistas en muchas investigaciones y casos judiciales, incluyendo especialmente casos de supuesto abuso sexual. Sus trabajos apuntan fundamentalmente a demostrar que muchas acusaciones de abuso sexual infantil al progenitor son consecuencia de la implantación de falsos recuerdos.[16]​ Dichas acusaciones falsas serían consecuencia de la implantación en la memoria del niño de un falso recuerdo de abuso sexual y responderían a los intereses de la madre o el progenitor que detenta la guarda.

El síndrome de falso recuerdo carece de validación científica [17][18]​ El término no es reconocido como un trastorno mental en ningún manual diagnóstico.[19]​, ni el DSM-IV ni la CIE lo reconocen. Según Charles Whitfield, Joyanna Silberg y Paul Jay fue un invento de padres acusados de abuso sexual y sus abogados como estrategia en los tribunales pero sin sustento en investigaciones psiquiátricas o médicas. Según estos doctores, a pesar de lo expresado por estos abogados, nunca se encontró evidencia de que los recuerdos de abuso sexual infantil hubieran sido implantados. El síndrome ha sido, desde entonces utilizado en juicios por abuso pero no en otros espacios.[20]​ Se utiliza principalmente en los juzgados en casos en los cuales las supuestas víctimas experimentarían disociación, lo cual causaría represión del recuerdo traumático hasta otra etapa de la vida, cuando el recuerdo vuelve a la superficie bien sea naturalmente o con la ayuda de un profesional.

El efecto Mandela, bautizado con este nombre por la pseudocientífica Fiona Broome, es el nombre con que se conoce popularmente el fenómeno de confabulación compartida por varias personas debida a un conjunto de presuntos falsos recuerdos.[21][22]​ Recibe el nombre del Premio Nobel de la Paz sudafricano Nelson Mandela, puesto que, cuando se anunció su muerte en 2013 varias personas afirmaron recordar que Mandela había muerto en los años 80.[23]

Se han dado varias explicaciones al fenómeno (diversas de estas de carácter seudocientífico) a pesar de que existe amplio consenso sobre la razón de este efecto.[24][25]​ Todos los recuerdos se reconstruyen periódicamente a lo largo de la vida de una persona, y son modificados a través de estímulos tanto internos como externos. Las referencias a un recuerdo diferente (ya sea por medio de conversaciones con otros individuos o de mediados de comunicación que propagan una idea equivocada) modifican la propia experiencia y modelan los recuerdos originales, todo ello reforzado por los sesgos de confirmación y las disonancias cognitivas.[26][27][28][29]

El efecto Mandela se produce en una gran variedad de contextos diferentes, a menudo relacionados con memorias de niñez. Algunos de los ejemplos más notables se listan a continuación.



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