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Feminismo en Honduras



El Movimiento Feminista en la república de Honduras, tuvo su mayor auge a mediados del siglo XX. Las feminas hondureñas se lanzaron a las calles con el objeto de solicitar igualdad de derechos que su contraparte masculinos.

La fundación del movimiento de liberación femenina en Europa y luego en Estados Unidos; cuyo fin era el de exigir igualdad de derechos a los de los hombres, en cuanto a trabajos, sueldos, reconocimientos académicos, etc. sobre todo, para eliminar el rol de la mujer como posesión de sus familias o maridos, ni estuvieran destinados únicamente a servir en sus hogares, facilitando la independencia y empoderamiento económico y social de las mujeres.

Los aspectos machistas heredados de la conquista europea y que fueron remarcados en América Latina, pero a mediados del siglo XIX y principios del siglo XX el cambio feminista fue avanzando poco a poco en la sociedad.

El primer gremio feminista fue la "Sociedad Cultural Femenina" la cual estaba compuesta por mujeres de letras y maestras, fue iniciativa de la profesora Visitación Padilla[Nota 1]​ junto a ella, estaban también: Graciela Amaya de García,[Nota 2]​ Antonieta, Jesús, Mariana y Ceferina Elvir, María Luisa Medina, Eva Sofía Dávila, Goya Isabel López, Flora Suazo, Ángela y Genoveva Andino, Natalia Triminio, Rosita Amador, Juana Ochoa, Sofía Vega, María López, Adriana Hernández, Florencia Padilla, Rosa Flores; esta sociedad se uniera a la "Federación Obrera Hondureña" y así también promovió la creación de la "Liga Antialcohólicas de Mujeres", de esta forma se empeñaba en la educación para adultos y sobre todo para la de las mujeres.[1]

La "Sociedad Cultural Femenina" luchó previamente por los derechos políticos de la mujer, antes y durante el régimen del Doctor y general Tiburcio Carias Andino, con amplía mayoría representativa en el parlamento hondureño. Según la historia desde la creación oficial del Estado de Honduras en 1825, la mujer no ejercía el voto, es así que se producían solicitudes para reivindicar este derecho humano igualitario para la mujer hondureña, en la presidencia de Julio Lozano Díaz se emitió la "Ley de Defensa del Régimen Democrático y los Derechos Políticos de la Mujer",[2]​ este último que se hizo patente cuando el Congreso Nacional emitió el Decreto No. 30 que modificaba el Decreto No. 24 en el cual consolidaba los derechos políticos, civiles y sociales de la mujer hondureña.

Los inicios del siglo XX, trajeron una amplía gama de ideas revolucionarias en lo femenino, entre ellas el sufragio, es así que las mujeres hondureñas empezaron a vincularse y atar estas ideas propias de su condición y género. Principiando un 2 de febrero de 1946 cuando la escritora feminista Lucila Gamero organizó junto a un grupo de sufragistas la Sociedad Femenina Panamericana, entidad para la lucha de los derechos femeninos en Latinoamérica, seguidamente el 5 de marzo de 1947 se organizó el Comité Femenino Hondureño, afiliado a la Comisión Interamericana de Mujeres con el objetivo de obtener derechos políticos y derecho al voto o sufragio para las mujeres.

Un hecho sin precedente ocurrió en 1949, cuando el Comité Femenino hondureño, útilizó la radio por medio del programa de avivamiento "La Hora de la Mujer" para divulgar sus demandas.[3]

Las jóvenes universitarias en 1950 fundaron la "Asociación de Mujeres Universitarias", agrupación que se sumó a otras ya organizadas para fundar en 1951 la Federación de Asociaciones Femeninas de Honduras (FAFH).

Entre 1948 y 1954 el Congreso Nacional de Honduras únicamente estuvo representado parlamentariamente por diputados del Partido Nacional, debido a que el Partido Liberal, no se presentó a las Elecciones generales de Honduras de 1948; en 1949 el Congreso -Nacionalista- conoció la presentación de una moción propuesta por los diputados Jesús Villela Vidal y Eliseo Pérez Cadalso, en la cual solicitaban "Otorgar la ciudadanía a las mujeres hondureñas", los debates entre la mayoría de diputados nacionalistas, siempre resultaba ganador y en contra de la moción.[Nota 3][4]

En el mes de enero de 1954 la cámara de diputados del Congreso Nacional de Honduras y bajo presió de las organizaciones feministas y de la ciudadanía hondureña, resolvieron aprobar -por unanimidad- el Decreto No. 30 concediéndole la ciudadanía a las mujeres; antes de entrar en vigor, la resolución debía pasar previamente por ser ratificado por la Legislatura de 1955, por lo que las mujeres quedarían fuera de votar en las Elecciones generales de Honduras de 1954 a celebrarse en el mes de octubre. El 24 de enero de 1955, siendo el Jefe de Estado el contable Julio Lozano Díaz se ratificó el Decreto 30 de 1954, mediante Decreto-Ley Número 29.

En 1957 las mujeres se acercaban a las urnas a depositar en voto por primera vez en la historia de Honduras.[5]​ El Partido Comunista de Honduras en su corta vida en la nación Centroamericana dio gran empuje al feminismo trabajador y obrero, ya que mediante la "Asociación de Mujeres" ligada a su organización política, avivaban las voces de estas, durante y después del régimen de Carías y sus sucesores nacionalistas -Gálvez y Lozano Díaz- todo con el fin de que sean escuchadas y tomadas en cuenta.

Si bien, el feminismo en la república de Honduras ha avanzado lentamente en algunas áreas, como el derecho al voto, la participación en política, el acceso a la educación superior y en el campo laboral, en el siglo XXI; las mujeres se han quedado aun rezagadas en muchos otros de sus derechos; en algunos casos, se ha retrocedido varias décadas e incluso siglos, como son los siguientes campos:

El gobierno de la república de Honduras, como otros grupos sociales han intentado coartar la libertad social y elección de vestimenta de las mujeres; por tal motivo se les ordenaba asistir a sus puestos de labores con uniforme. Durante la administración de Juan Orlando Hernández se prohibió a las mujeres que trabajan como funcionarias y empleadas de las oficinas gubernamentales tanto en el Congreso Nacional como en la Corte Suprema de Justicia, vestir con minifaldas, con ropa ajustada al cuerpo, escotes, minivestidos, jeans, zapatos de tenis y sandalias.[6][7]​ Estas prohibiciones fueron calificadas como medievales y talibanes por diversas organizaciones feministas en Honduras, al intentarse apropiarse de las decisiones o libertad de vestimenta que corresponde a cada ciudadana y no al gobierno electo para servir al pueblo y no para esclavizarlo.[8][9]​ Además, el mismo gobierno mediante su Secretaría de Derechos Humanos, Justicia, Gobernación y Descentralización prohibió los concursos de camisetas mojadas para, según ellos "proteger la moralidad y las buenas costumbres".[10][11]

Después de dichas prohibiciones de vestimentas a las mujeres por el gobierno de Juan Orlando Hernández, un grupo de pandillas aprovechando la situación, golpeaba a mujeres que se teñían el cabello en color rubio.[12][13][14]

Muchas mujeres en Honduras luego de finalizar sus estudios, suelen no ejercer su profesión al retirarse para cuidar de sus hijos, debido que la situación laboral no asigna suficiente tiempo para que los padres (padre y madre) puedan dedicar a sus hijos, siendo en algunos casos de unas pocas semanas.

Las mujeres, al igual que el resto de la población sufren del flagelo del sicariato, el cual se debe a la impunidad imperante el país, sumando fuerzas con los demás sectores para combatirlo y erradicarlo.

El 2 de abril de 2009 el Congreso Nacional de Honduras, dirigido por el señor Roberto Micheletti, prohibió la venta en Honduras de la píldora del día después, siendo de esta forma Honduras, el único país de Latinoamérica donde se ha ilegalizado la venta de dicha píldora; siendo el segundo país en América con más embarazos adolescentes, donde no existe una adecuada educación sexual y en donde la mayoría de mujeres son abusadas por los mismos miembros de sus familias, teniendo que soportar de esta forma, no solo el abuso de sus familiares, si no también, la responsabilidad de cuidar niños que no planificaron tener, dejando sus estudios para dedicarse al cuidado de un niño, sin tener independencia económica y en muchos casos ni trabajo y teniendo que convivir también con el abuso de sus mismos familiares.[15]

Mujeres en la historia de Honduras que han sobresalido:

Una vez permitido el acceso de las mujeres al primer Centro de Estudios superiores, las pioneras en egresar son las siguientes:[21]

Los días festivos para la mujer hondureña son:

Villars, Rina. Para la casa más que para el mundo: Sufragismo y feminismo en la historia de Honduras, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, Honduras, 2001; ISBN 99926-15-77-X



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