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Filipenses Misioneras de Enseñanza



La Congregación de Religiosas Filipenses Misioneras de Enseñanza, o Instituto de religiosas Filipenses, también conocida como Congregación de las Hermanas de San Felipe Neri (en catalán: Congregació de les Germanes de Sant Felip Neri)[1]​ es una congregación religiosa femenina de la Iglesia católica, fundada en Mataró (España), en 1858, por Marcos y Gertrudis Castañer y Seda. A las hermanas pertenecientes a este instituto se les conoce como religiosas filipenses y posponen a sus nombres las siglas R.F. o F.M.E.[2]

Los hermanos Marcos y Gertrudis Castañer y Seda, de la ciudad de Mataró, Provincia de Barcelona, (España), quisieron dar respuesta a los problemas que conllevaba la industrialización de la ciudad, la deshumanización gradual de la sociedad, y el hecho de que hombres y mujeres trabajaran en las fábricas hacía que sus hijos no recibieran la misma atención que antes. Para ello, con sus propios bienes se dedicaron a la "renovación cristiana de la sociedad" mediante el apostolado y la instrucción cristiana de las niñas y jóvenes, particularmente las más necesitadas.[3]​ Los dos hermanos pronto conciben un proyecto más ambicioso: una fundación para la promoción cristiana y cultural de la mujer. Gertrudis había comenzado su vida religiosa en un monasterio de carmelitas descalzas, pero por problemas de salud salió de él sin profesar.[4]​ Con el deseo de seguir sirviendo a los más necesitados, comenzó a acoger en su casa a niñas pobres, para enseñarles el catecismo y las primeras letras.[5]

Ya en 1857, los dos hermanos empiezan a acoger y educar jóvenes en la casa solariega de los Castanyer de Mataró, y el mismo año, el obispo Antonio Palau, en una visita, los alienta a continuar la tarea. La congregación de las Hermanas de San Felipe Neri comenzó formalmente su vida el 21 de noviembre de 1858; en poco tiempo reúnen hasta 300 niños y jóvenes, hijos de los trabajadores de las fábricas y de las criadas que servían en la ciudad. Ofrecían enseñanza primaria, escuela nocturna y dominical, catequesis y ejercicios espirituales a niñas y jóvenes obreras. De estas actividades se encargaban algunas señoritas y las hermanas del Instituto. Por primera vez, en Mataró, se establecen escuelas de este tipo y escuelas para mujeres adultas.[3]​ El papa Pío IX bendijo la empresa en 1859. El 7 de diciembre de 1870, la congregación recibió el decretum laudis y la aprobación definitiva el 7 de julio de 1914, de manos de Pío XI. Las hermanas filipenses abren el primer noviciado en 1860, y el 2 de julio de 1862 las primeras religiosas harán los primeros votos.[6]

La revolución de 1868 hizo que Marcos Castanyer saliera en exilio de España, la congregación fue suprimida y sus bienes confiscados. Dos años después las hermanas regresaron a España, y se establecieron en un piso de la familia Puigoriol, en la calle Montcada de Barcelona. Ese mismo año (1870), abren una escuela de pago, y en 1878, al ser devuelta a la familia la propiedad de la casa de Mataró, Gertrudis Castanyer la vende y con el dinero obtenido compran una casa en Sant Gervasi de Cazuelas, donde se instalará la casa madre de la congregación. Pronto se esparcieron por Cataluña y acto seguido, desde 1907, por el resto de España y América Latina: México (1907), Cuba y Valladolid (1914),[5]​ Chile (1950), Colombia, Estados Unidos (Las Vegas) y la República Dominicana. Las constituciones reciben la aprobación definitiva en 1929, a partir de entonces reciben el nombre de Filipenses Misioneras de la Enseñanza.

En 1936, durante la Guerra civil española, varias religiosas permanecieron encarceladas y el archivo histórico de la congregación, ubicado en Barcelona, se perdió completamente, por lo que los inicios de la congregación son difíciles de reconstruir.[5]

Entre las religiosas filipenses han destacado

El carisma de las Filipenses de la Enseñanza es la renovación cristiana de la sociedad, prestando atención a los más necesitados y ofreciéndoles educación cristiana en colegios, catequesis, residencias y casas de espiritualidad. En América Latina hacen apostolado misionero y pastoral diocesana. La espiritualidad es la propia de Felipe Neri: espíritu de oración, caridad, humildad y alegría. A él deben el nombre de filipenses y es el patrón del Instituto.

La congregación se organiza en cinco delegaciones,[5]​ con 41 casas[2]​ y 20 colegios en España, México, Cuba, República Dominicana, Colombia, Chile y Estados Unidos.[5]​ En 2008 han abierto una misión en Sudán del Sur. La casa general es en Madrid y su actual superiora general es la religiosa española María Nieves Alonso León.[10]​ En 2011 el número de religiosas era de 232.[2]



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