La conjugación verbal o flexión verbal es el conjunto de las formas de un verbo según las categorías de persona, número, tiempo, aspecto, modo, voz, etc. (aunque no todas las lenguas del mundo incluyen todas estas categorías, pudiendo faltar alguna). A veces al conjunto de estas formas se le llama también paradigma verbal, siendo la flexión o conjugación verbales el conjunto de reglas que permiten construir dicho paradigma.
Cada forma concreta dentro de la conjugación o paradigma del verbo representa una asignación de cada una de las categorías gramaticales del verbo. Un morfema verbal puede representar una o más de estas categorías. Así en las lenguas aglutinantes cada morfema verbal suele marcar o representar el valor de una sola categoría, aunque en las lenguas fusionantes es común que un solo morfema realice o represente simultáneamente varias categorías. En las lenguas del mundo las categorías más frecuentes marcadas en las formas verbales son:
El proceso de conjugación puede entenderse como una función definida sobre el conjunto del lexicón de verbos y las categorías gramaticales que para cada verbo y cada combinación de valores de las categorías da una forma concreta.
Donde se refieren a posibles valores de las categorías de modo, tiempo,... o persona en una lengua concreta. Por ejemplo, en español el esquema anterior permitiría analizar diversas formas del verbo "decir".
En este ejemplo, todas las conjugaciones de este verbo son irregulares; esto se debe en parte a que decir deriva de un verbo latino que ya era irregular, dīcō.
En muchas lenguas las formas del verbo varían de acuerdo a la persona gramatical, es decir, en muchas lenguas la categoría persona es una de las formas que intervienen en la selección de la forma fonológica del verbo. En muchas lenguas, como la mayor parte de lenguas indoeuropeas la forma verbal tiene concordancia gramatical con la persona del sujeto gramatical. Sin embargo, existen algunas lenguas como el húngaro, el náhuatl o el euskera donde el verbo también tiene concordancia con el objeto gramatical, es decir, una forma verbal finita presenta doble concordancia (una con el sujeto y otra con el objeto).
En español se pueden combinar los distintos morfemas para formar verbos conjugados por modo gramatical, tiempo, número, persona gramatical, aspecto gramatical; en lenguas clásicas (latín y griego) también por voz pasiva, media en griego, y activa; otras lenguas, como el inglés, tienen una conjugación muy simple.
Todos los verbos en español se pueden conjugar en tres tiempos: pasado, presente y futuro. Algunos verbos son defectivos y no admiten ciertos modos verbales, por ejemplo, querer y parecer no admiten imperativo por razones semánticas. [cita requerida]
Ej.: en el verbo conjugado "corríamos" se ve la conjugación de:
El verbo conjugado "corríamos" estaría formado de la raíz correr más sus morfemas flexivos verbales -íamos que se llama desinencia.
Las formas personales del verbo son aquellas que incluyen persona gramatical (1.ª, 2ª o 3ª) y en español coinciden con las formas finitas, es decir, las que tienen tiempo gramatical. En español todas las formas del paradigma verbal son personales salvo el infinitivo, el gerundio y el participio.
Las formas no personales, que en español y en otras lenguas coinciden con las formas no finitas, son formas del paradigma que no incluyen la categoría de persona, es decir, en las que la categoría de persona no es relevante para su conjugación debido a que no requieren un sujeto (ni implícito ni explícito). En muchas lenguas se clasifican estas formas en tres grupos según su valor funcional:
Las variantes regionales que afectan a la conjugación del verbo en español siempre están relacionadas con la segunda persona gramatical:
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