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Frontera México-Estados Unidos



La frontera entre los Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos es la franja de territorio a ambos lados del límite político entre ambos estados. Esta frontera se ha ido modificando a lo largo de la historia por diferentes motivos.

De oeste a este comienza en las ciudades de Tijuana, en Baja California, México e Imperial Beach, del condado de San Diego, en California, Estados Unidos; y termina en el municipio mexicano de Matamoros, Tamaulipas y el condado estadounidense de Cameron, Texas.

Atraviesa grandes áreas urbanas y zonas inhóspitas; corre a lo largo del Río Bravo (conocido en EE. UU. como Río Grande), los desiertos de Sonora y Chihuahua, parte del río Colorado y llegar al norte de la Baja California.

Según la Comisión Internacional de Límites y Aguas tiene una longitud de 3185 kilómetros (1951 millas).[1]

La frontera entre Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos tiene el mayor número de cruces legales en el mundo puesto que cuenta de cruces peatonales[2]​ desde el año 2002, y con el mayor número de cruces ilegales del mundo, con casi 12 millones en 2007,[3]​ lo que supone cada año la muerte de un promedio de 250 migrantes de nacionalidad mexicana[4]​ y, en orden decreciente, centroamericanos, sudamericanos, caribeños y asiáticos.

De acuerdo con el tratado de 1853 la frontera continental o terrestre se describe como:[6]

Agregándole a esta por el convenio de 1970 la frontera marítima como se describe en el Art. V:[7]

Misma que en su apartado A. se modificó el por el Tratado sobre Límites Marítimos de 1978, el cual fue firmado el 4 de mayo de 1978 y que dice:[8]

La frontera internacional terrestre tiene 3.185 km de largo y se inicia en la desembocadura del Río Bravo con el golfo de México, corre a lo largo de este hasta un punto entre las ciudades de El Paso y Ciudad Juárez.[9]

La región a lo largo de la frontera se caracteriza por tener desiertos, montañas y dos ríos importantes: Colorado y el Río Grande (Río Bravo del Norte).[9]​ Los estados estadounidenses a lo largo de la frontera, de oeste a este, son California, Arizona, Nuevo México, y Texas.[9]​ Los estados mexicanos son Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, y Tamaulipas.[9]

En los Estados Unidos, Texas tiene la parte más larga de frontera internacional de cualquier estado, mientras que California tiene la más corta. En México, Chihuahua tiene la más larga y Nuevo León la más corta.[9]

La economía de los Estados Unidos es la más grande, y cuenta con el mayor número de inmigrantes legales e ilegales en el mundo.[cita requerida] Actualmente, tiene lugar en este país un debate interno acerca de los inconvenientes que esta inmigración causa a su economía y sociedad. El fenómeno de la migración, según algunos analistas estadounidenses, es responsable de la pérdida de empleos, del auge del terrorismo (en especial el musulmán) y amenaza la cultura anglosajona y protestante que se considera la esencia de la nación. Adicionalmente, estos analistas creen que el narcotráfico, controlado por grupos de crimen organizado de origen mexicano es una amenaza a su salud pública y su seguridad, si bien Estados Unidos es el mayor consumidor de narcóticos de América.[10][11]​ Con estos argumentos, grupos políticos y sociales estadounidenses han propugnado reglas enérgicas en el control de las frontera existente entre México y los Estados Unidos.[12][13][14][12]​ Para resguardar la seguridad en Estados Unidos, se ha puesto en marcha una serie de medidas como la construcción de un muro fronterizo y el aumento del número de efectivos de su patrulla fronteriza,[12]​ lo que ha causado una gran tensión entre dicho país y México.

Del lado mexicano, el debate versa sobre los problemas de seguridad pública que causan las actividades de los grupos de tráfico ilegal de narcóticos, que usualmente se expanden a actividades como extorsión, secuestro, cruce ilegal o trata de personas. Tales delitos, en buena medida, permiten financiar sus actividades y mantener bajo control las zonas geográficas donde operan. Esto conlleva un tráfico ilegal de armas y dinero; las armas son utilizadas para la guardia y custodia de sus actividades ilegales e intimidar a las autoridades locales y federales; y el dinero para otorgar trabajos legales en México, pudiendo así ingresarse a la economía formal, para poder ser disfrutado por los miembros de las organizaciones fraudalentas de tráfico de drogas y expandir su red de corrupción clientelar.[15][16][17][18][19]

Desde el establecimiento de la frontera en 1909 se han registrado flujos fronterizos entre ambos países, tanto en forma legal como ilegal, como fue en su momento la inmigración de anglosajones a los estados mexicanos de Coahuila y Texas o a los territorios estadounidenses de California, Nuevo México y Confederados luego de la Guerra Civil de los Estados Unidos. Por lo que la inmigración de ciudadanos mexicanos ha sido causada por las guerras civiles, el ataque de indígenas y las crisis económicas de México.[20][21]

Tras la Segunda Guerra Mundial, EE. UU. creó una legislación tendiente a evitar la inmigración libre entre ambos países, ya que antes era abierta. Entre lo más notable de esta situación se hallan los acuerdos binacionales o unilaterales para regularizarla, contenerla o controlarla. Así, EE. UU. construyó el muro fronterizo y tomó medidas tecnológicas y estratégicas que han hecho difícil el paso de inmigrantes ilegales, lo cual obliga a los inmigrantes a cruzar la frontera en zonas peligrosas para la vida humana, como los desiertos o la corriente rápida del río Bravo. Además, hay problemas causados por grupos estadounidenses opuestos abiertamente a la inmigración, que crean grupos de patrullas en la frontera, para detener y entregar a los ilegales a las autoridades.[20][21]

Estas actividades han formado una serie de grupos de apoyo a los inmigrantes en ambos lados de la frontera.[20][21][22][23]

La vida en la frontera entre los Estados Unidos y México ha causado una mezcla de culturas, actitudes, tradiciones y diferentes formas de vida. Lo que ha originado diferencias entre las poblaciones de los estados fronterizos y los demás estados pertenecientes a dichos países, lo que incluso ha motivado cierta corriente de pensamiento que considera que estas diferencias se centraran y terminaran por seccionar esta parte de Norteamérica en ambos países.[24]​ Actualmente es difícil descifrar la diferencia entre los mexicanos y los mexicano-estadounidenses y la discriminación que existe entre los dos grupos debido a sus diferencias culturales, e incluso su cultura se ha permeado a otras zonas del país, por lo que no les resulta incomodo ver personas vistiendo las ropas típicas del norte en zonas tan lejanas como Chiapas u oír música Tex-Mex o Cal-Mex.[24]

A su vez los estadounidenses de las zonas lejanas a la frontera se impactan ante las costumbres hispanas de la población fronteriza, por ejemplo: se sabe que Nuevo México es el único estado que acepta como idioma oficial al español, que existan muchos pueblos y condados con nombres hispanos e incluso que la tradición del cowboy y el rodeo tenga sus orígenes en las poblaciones mexicanas anteriores al Tratado de Guadalupe Hidalgo.[24][25]

En la zona fronteriza el uso de un lenguaje puro es poco usual, ya que la mezcla de idiomas ha causado intermedios como el llamado espanglish, o aún dentro de un idioma en particular, el uso diario ha causado el mestizaje del inglés y el español, al usar palabras propias del otro idioma, por ejemplo en español un camión es diferente de una camioneta (de menor tamaño y capacidad), pero en la frontera se usa la palabra troca (proveniente del inglés Truck) para designar a ambos. En el lado anglosajón el uso de palabras provenientes del español se da más en el vocabulario de la cocina donde aguacate, taco, etcétera, es muy usual.[26][27][28]

En la zona fronteriza y en especial en el lado estadounidense, se ha creado un ambiente propicio para el racismo. Un caso en especial es el de los mexicano-estadounidense y el mexicano recién inmigrado, donde estos últimos son generalmente monolingües en español, mientras los mexicano-estadounidenses disponen de las tres formas lingüísticas, español, inglés o la mezcla de ambos (spanglish). Además de que supuestamente los mexicanos solo tienen gusto por la música de mariachi, rock and roll, norteño y tropical; mientras los mexicano-estadounidenses prefieren música de norteños, texanos y música en inglés.[29][30][12][25]

La sociedad en la frontera mexicana comprende numerosos grupos étnicos, los cuales no se agrupan en función de sus orígenes, al contrario de lo que sucede en la frontera estadounidense donde son comunes los barrios étnicos. Los principales componentes de esta sociedad con los llamados hispanos, que comprenden a los mexicanos, los inmigrantes procedentes de otros países de América Latina y los estadounidenses de origen mexicano, conocidos como chicanos. A estos se les suman los estadounidenses blancos, es decir aquellos con un fenotipo europeo, a veces de origen anglosajón y de confesiones religiosas protestantes y los descendientes de los mexicanos que quedaron del lado estadounidense tras el Tratado de Guadalupe Hidalgo; quienes se consideran de ascendencia española, omitiendo el período de la independencia[31][32][33][34]​.

Hay numerosas personas de Existen además los llamados negros, término considerado ofensivo por algunos (sobre todo del lado estadounidense) en su mayoría afroamericanos; descendientes de esclavos de las plantaciones del sur o de las colonias antillanas británicas, francesas o neerlandesas. Los indígenas de la región forman numerosos grupos étnicos distintos a lo largo de la frontera. Suelen ser excluidos, a pesar de tener la ciudadanía mexicana o estadounidense, y viven en comunidades separadas. Es habitual que muchos de estos pueblos habiten a uno y otro lado de la frontera. Muchos grupos, además de su lengua nativa, hablan español y la mayoría son católicos[31][32][33][34][35]​. A todos los demás se deben sumar los asiáticos, en primer lugar los filipinos, cuya presencia se remonta a la época en que la región formaba parte de Virreinato de la Nueva España (la ruta del Galeón de Manila unía ambas costas del Pacífico), más tarde los chinos que llegaron como trabajadores forzados a California durante la Fiebre del Oro para la construcción de ferrocarriles, los japoneses, arribados a principios del siglo XX y los procedentes del sudeste asiático, refugiados de las guerras en la península indochina, entre otras la de Vietnam, en la década de 1970 - 1980.[31][32][33][34]

Para el control, determinación y administración de la frontera se han creado varios organismos. En el lado estadounidense está el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos con su llamada Patrulla Fronteriza, del lado mexicano está el Instituto Nacional de Inmigración y Naturalización con su llamado Grupo Beta, como apoyo a estos y para proteger las zonas marítimas los EE. UU. tienen a la Guardia Costera de Estados Unidos y México a la Armada de México.[36][37][38][39]

Para la administración de los asuntos relacionados con la frontera en sí, está la llamada Comisión de Límites y Aguas, la cual es el órgano técnico y administrativo de la frontera desde 1889, con varias oficinas en ambos lados de la frontera y que depende económicamente de ambos gobiernos.[36]

Las ciudades a ambos lados de la frontera y cruces fronterizos, desde el oeste hacia el este, incluye a los siguientes:[40]

La población a ambos lados de la frontera, considerando municipios y condados (counties), es de aproximadamente 12 millones de personas.

El horario de verano en frontera entre Estados Unidos y México inicia cada año el segundo domingo de marzo y termina el primer domingo de noviembre en ambos países.

Nota: A partir del 2010, este horario de verano también se aplica en los municipios fronterizos del norte del país y al estado de Baja California, mismo que se aplica en Estados Unidos desde 2007.

En el resto de la república mexicana esta medida no se aplica estas fechas. Inicia el primer domingo de abril y termina el último domingo de octubre.



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