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Galaxy Science Fiction



Galaxy Science Fiction fue una revista estadounidense de ciencia ficción en formato digest publicada entre 1950 y 1980. Fue fundada por una compañía italiana, World Editions, que trataba de introducirse en el mercado estadounidense. World Editions contrató al editor Horace L. Gold, que rápidamente convirtió a Galaxy en la revista de ciencia ficción líder de su época, centrándose más en relatos sobre temas sociales que tecnológicos.

Gold publicó muchas historias notables durante su mandato, como The Fireman, relato de Ray Bradbury que posteriormente se convirtió en la novela Fahrenheit 451, Amos de títeres (The Puppet Masters), de Robert A. Heinlein, o El hombre demolido (The Demolished Man), de Alfred Bester. En 1952 la revista fue adquirida por Robert Guinn, su impresor. A finales de la década de 1950 Frederik Pohl venía ayudando a Gold en la mayoría de los aspectos de la producción de la revista y, cuando la salud de Gold empeoró, Pohl asumió el puesto de editor, comenzando oficialmente a finales de 1961.

Durante la etapa de Pohl como editor Galaxy continuó su éxito, publicando regularmente ficción de escritores reconocidos como Cordwainer Smith, Jack Vance, Harlan Ellison o Robert Silverberg. Sin embargo, Pohl nunca ganó el premio Hugo como editor de Galaxy, aunque ganó tres Hugos como editor de la revista hermana, If. En 1969 Guinn vendió Galaxy a Universal Publishing Corporation (UPD) y Pohl renunció, siendo reemplazado por Ejler Jakobsson. Bajo la dirección de Jakobsson la revista bajó de calidad, recuperándose posteriormente con Jim Baen, que asumió el puesto de editor a mediados de 1974, pero cuando se marchó a finales de 1977 la calidad volvió a deteriorarse y la revista tuvo problemas financieros. A finales de la década de 1970, las brechas entre la publicación de los números se alargaban, y la revista finalmente se vendido al editor de Galileo, Vincent McCaffrey, que publicó un único número en 1980. Tuvo un breve renacer como revista semiprofesional en 1994, editada por el hijo de H. L. Gold, E. J. Gold, que llegó a publicar ocho números bimensuales.

En su apogeo, Galaxy influyó enormemente en el campo de la ciencia ficción. Estuvo considerada como una de las principales revistas del género casi desde el principio, y su influencia no disminuyó hasta la salida de Pohl en 1969. Según Pohl, Gold trajo una «sofisticada sutileza intelectual» a las revistas de ciencia ficción, quien añadió que «después de Galaxy era imposible seguir siendo ingenuo», y el escritor e historiador de ciencia ficción David Kyle dijo que «de todos los editores dentro y fuera de la escena de la posguerra, el más influyente más allá de toda duda fue H. L. Gold», indicando que la nueva dirección de Gold condujo «inevitablemente» a la Nueva Ola, el movimiento literario definitorio de la ciencia ficción de los años 1960.

La primera revista de ciencia ficción, Amazing Stories, apareció en 1926. A finales de la década de 1930 el género estaba en pleno auge en los Estados Unidos,[1][2]​ pero la escasez de papel a causa de la Segunda Guerra Mundial llevó a la desaparición de varias revistas. A finales de los años 1940, el mercado comenzó a recuperarse,[2]​ y de unas escasas ocho revistas activas en 1946, el campo se expandió a veinte apenas cuatro años más tarde.[3]​ La aparición de Galaxy en 1950 fue parte de este auge. De acuerdo con el historiador y crítico Mike Ashley, su éxito fue la razón principal de la subsiguiente avalancha de nuevos lanzamientos: hasta 1954 aparecieron veintidós nuevas revistas de ciencia ficción, momento en que el mercado bajó nuevamente como un efecto secundario de las audiencias del Senado de Estados Unidos por la supuesta conexión entre los cómics y delincuencia juvenil.[3][4]

Horace L. Gold, el primer editor de la revista, había trabajado en Standard Magazines a principios de la década de 1940 como editor asistente, revisando las obras que se enviaban a las tres revistas de ciencia ficción de Standard: Startling Stories, Thrilling Wonder y Captain Future.[6]​ Con el advenimiento de la guerra, Gold dejó la publicación y se alistó en el ejército, pero a finales de 1949 un antiguo empleado suyo, Vera Cerutti, que ahora trabajaba para una editorial italiana, Edizione Mondiale, que había abierto una oficina en Nueva York como World Editions,[6]​ le pidió que asesorara sobre cómo crear una revista, a lo que Gold accedió. World Editions había fracasado con Fascination, su primer intento de lanzar una revista en Estados Unidos, y Cerutti volvió a dirigirse a Gold pidiendo recomendaciones para nuevos títulos.[2][5][7]​ Gold conocía The Magazine of Fantasy & Science Fiction, una exitosa revista digest lanzada en el otoño de 1949, pero creía que todavía había espacio en el mercado para otra revista de ciencia ficción de calidad.[6]​ Envió un prospecto a World Editions que incluía una propuesta para el lanzamiento de una serie de novelas de bolsillo de ciencia ficción y una publicación periódica,[8][9]​ y propuso pagar a los autores tres centavos por palabra, una tarifa extraordinariamente alta, dado que la mayoría de las revistas de la competencia estaban pagando solo un centavo una palabra. World Editions aceptó sus propuestas, contrataron a Gold como editor, y el primer número de la revista apareció en octubre de 1950.[6]​ La serie de novelas se publicó posteriormente como Galaxy Science Fiction Novels.[8]

Gold propuso inicialmente dos títulos para la revista, If y Galaxy. Su director artístico, Washington Irving van der Poel, realizó numerosos bosquejos y Gold invitó a cientos de escritores, editores, artistas y aficionados a verlos y votar por su favorito; el voto fue claramente mayoritario para utilizar Galaxy como título.[8][N 1]​ Para el primer número, Gold consiguió relatos de varios autores reconocidos, como Isaac Asimov, Fritz Leiber y Theodore Sturgeon, así como la primera parte de Time Quarry, de Clifford D. Simak, publicado posteriormente en forma de libro como Una y otra vez (Time and Again). Junto con un ensayo de Gold, el primer número de Galaxy introdujo una sección de reseñas de libros del antólogo Groff Conklin, que se mantuvo hasta 1955, y una sección científica de Willy Ley. Gold intentó implementar técnicas de impresión de alta calidad, aunque la calidad del papel disponible era insuficiente para que se pudieran apreciar las mejoras.[5]

Mientras, según Gold, «las nuevas revistas —y muchas de las viejas— están muriendo de cirrosis literaria. ¿La causa? El envenenamiento debido a una ficción decadente»,[10]Galaxy será rentable en tan solo cinco números; un logro «increíble», según él.[11]​ El estallido de la Guerra de Corea conllevó una escasez de papel (Gold decía en una editorial de 1951 que «comprar papel en estos días es como ser asaltado en una calle oscura»[12]​) que obligó a la revista a buscar un nuevo impresor, Robert M. Guinn . El nuevo papel era de una calidad todavía peor, una decepción para Gold.[13][N 2]​ Ese verano, unos desacuerdos en el seno de World Editions condujeron a un intento de interrumpir la distribución de Galaxy.[14]​ Según Gold, el director de circulación y el jefe de la oficina estadounidense almacenaron muchos números en lugar de distribuirlos, y se aseguraron de que los que se distribuyeran fueran a áreas de los Estados Unidos, como el Sur, donde había poco o ningún público para la revista.[N 3]​ El director de la oficina francesa de World Editions llegó a Estados Unidos para averiguar cuál era el problema y recomendó que la revista se vendiera a los dos estadounidenses por 3000 dólares (un precio muy bajo). Intentaron contratar a Gold, pero se puso en contacto con la oficina central en Italia, que rechazó la venta y finalmente aceptó vender Galaxy a su impresor, Robert M. Guinn. Tras la venta, la distribución saboteada salió a la luz; World Editions quiso recuperar la revista, pero Guinn puso un precio cuatro veces más alto que el que había pagado. En palabras de Gold, «Guinn sabía lo que estaba comprando, mientras que World Editions no sabía lo que estaban vendiendo».[16]

La nueva empresa de Guinn se llamó Galaxy Publishing Corporation, y asumió el control de la revista a partir del número de octubre de 1951. Gold permaneció como editor, pero perdió la asistencia del personal de World Editions, por lo que pasó a contar con la ayuda de Jerome Bixby, Algis Budrys, Theodore Sturgeon y la su propia esposa, Evelyn Paige. Frederik Pohl, que por entonces trabajaba como agente literario, también ayudó a Gold a ponerse en contacto con escritores.[14]

A finales de la década de 1950 el boom de las revistas de ciencia ficción había terminado, y la tirada relativamente baja de las revistas no ayudaba precisamente a ganarse la simpatía de los distribuidores ni de los intermediarios que transportaban las revistas a los quioscos y otros puntos de venta. Gold cambió el título de Galaxy Science Fiction a Galaxy Magazine con el número de septiembre de 1958, comentando que el término ciencia ficción «ahuyenta a muchos posibles lectores». La tirada de Galaxy, de unos 90 000 ejemplares, era la más alta de las revistas del género, pero Guinn decidió recortar los costes, y en 1959 elevó el precio de venta y cambió la revista a una periodicidad bimensual, aumentando el número de páginas. Guinn también redujo las tarifas que se pagaban a los autores de 3 (ya veces 4) centavos por palabra a 1,5. Estos cambios ahorraron a Galaxy más de 12 000 dólares al año. El resultado fue una caída de la tirada a unos 80 000 ejemplares en dos años, aunque resultó sostenible debido al ahorro en el presupuesto que se pagaba por la ficción.[17][N 4]

En su editorial del número de diciembre de 1958, Gold describió el resultado de estos cambios como «una nueva revista» con «la mitad más [páginas de las revistas competidoras de 35 cts.] por sólo 15 cts. más». Explicó que la periodicidad bimensual era necesaria para mantener la «calidad de Galaxy»:

Guinn adquirió en 1959 If, otra revista de ciencia ficción, en la que también puso a Gold como editor. El número de julio de 1959 de If fue el primero bajo la dirección editorial de Gold. Se había pensado el cambio de Galaxy a una periodicidad bimensual para reducir la carga de trabajo de Gold, que no gozaba en buena salud; fue capaz de editar también If porque las dos revistas alternaban los meses de publicación.[20]​ Hacia fines de la década de 1950 Frederik Pohl empezó a ayudar a Gold, primero ocasionalmente, pero cada vez más hasta el punto de realizar todas las labores editoriales, incluido escribir los editoriales y encargarse de la publicidad y los trabajos de impresión. Gold, que ahora era agorafóbico, estaba haciendo esfuerzos en este momento para superar ese trastorno de ansiedad y poder salir de su apartamento, pero en 1960 resultó gravemente herido en un accidente de taxi, y fue incapaz de continuar como editor. Pohl asumió el control en algún momento a principios de 1961, aunque no figuró como editor en la mancheta hasta el número de diciembre de 1961.[21][22]

Pohl también intentó persuadir a Guinn y a Sol Cohen (que Guinn había contratado como asistente en las labores de la editorial), para cambiar tanto Galaxy como If a una periodicidad mensual. A finales de 1962 estuvieron de acuerdo, pero pronto cambiaron de idea y decidieron en cambio lanzar una tercera revista de ciencia ficción, Worlds of Tomorrow, que publicó su primer número en abril de 1963.[23][24]​ Otra revista compañera, International Science Fiction, fue lanzada a finales de 1967, pero duró sólo dos números; publicó relatos traducidos de otros idiomas y las ventas fueron muy escasas.[25]​ Finalmente, en 1968, Guinn lanzó Worlds of Fantasy, editada por Lester del Rey, editor jefe de Galaxy; sólo se publicaron cuatro números.[26]​ Finalmente, a mediados de 1968, Galaxy volvió a su periodicidad mensual inicial.[5]

En 1969 Guinn vendió Galaxy a Universal Publishing and Distribution Corporation (UPD). Pohl asistía a un Simposio Mundial de Ciencia Ficción en Río de Janeiro cuando se realizó la venta; se enteró de la noticia cuando volvió a las oficinas de la revista y a los pocos días decidió dimitir.[N 5]​ Continuó apareciendo en la mancheta como «editor emérito», un puesto inventado para impedirle marcharse a otras revistas de ciencia ficción, y volvió a su carrera como escritor.[27]​ Su puesto fue ocupado por Ejler Jakobsson, quien trabajaba en el departamento de libros de UPD. Lester del Rey permaneció como editor de artículos y Judy-Lynn Benjamin ocupó su puesto como editora jefe.[28]​ Jack Gaughan fue nombrado editor artístico.[29]

La tirada de Galaxy se mantuvo relativamente estable a mediados de la década de 1960, oscilando entre 73 000 y 78 000 ejemplares, pero su adquisición por UPD coincidió con una fuerte caída (de 75 300 en octubre de 1968 a 51 479 un año después). Las dificultades con la distribución se tradujeros en una bajada de los ingresos, y Arnold Abramson, propietario de UPD, decidió reducir costes y maximizar los beneficios. Galaxy volvió a ser bimestral en agosto de 1970, poniendo fin a un período de dos años de salida mensual (aunque había fallado algunos meses). El número de páginas, que había bajado de 196 a 160 cuando la compró UPD, se aumentó de nuevo, y el precio subió de 60 a 75 centavos. Empezó a publicarse una edición británica en mayo de 1972 publicada por Tandem Books, editorial propiedad de UPD. El efecto de todos estos cambios fue un aumento sustancial en la rentabilidad. La circulación en 1972 también se elevó cerca de 6000 ejemplares, aunque es posible que esto se debiera únicamente a la nueva edición británica.[30]

UPD empezó a tener dificultades financieras a principios de los años 1970, y cuando Judy-Lynn del Rey (de soltera Judy-Lynn Benjamin) se marchó en mayo de 1973 para trabajar en Ballantine Books, la carga de trabajo de Jakobsson aumentó enormemente. Renunció al cargo menos de un año después, alegando un exceso de trabajo y otras cuestiones, y fue reemplazado por Jim Baen, quien asumió el cargo con el número de junio de 1974, después de que Pohl rechazara el puesto.[31]​ Baen también se hizo cargo de la edición de If, pero el aumento de los costes de papel obligó al cierre de esta revista a finales de 1974, fusionándose con Galaxy.[32]​ La revista había vuelto a una periodicidad mensual en septiembre de 1973, pero que mantuvo con dificultades, con al menos un par de números perdidos cada año, excepto en 1974. Baen tuvo éxito en aumentar la circulación de nuevo, pasando desde 47 789 ejemplares cuando se hizo cargo a 81 035 cuando se fue. La revista fue rentable para UPD, pero la presión financiera de la empresa matriz llevó a Baen a marcharse a finales de 1977 para trabajar para Ace Books; el número de octubre fue el último de Baen como editor.[5][33]

Su sustituto fue John J. Pierce, pero la situación empeoró y renunció al cabo de un año: la compañía estaba aumento sus deudas, y su asistente recuerda que la oficina parecía ineficaz, aunque comentó que Pierce «claramente amaba lo que hacía y sabía de lo que estaba hablando». El reemplazo de Pierce fue Hank Stine, que asumió el puesto de editor a finales de 1978, aunque debido a la irregular publicación de Galaxy, el último número de Pierce fue el de marzo-abril de 1979. Stine solo logró publicar dos números más, el de junio-julio y el de septiembre-octubre de 1979, antes de la crisis financiera de UPD, que supuso el final de la revista. Los derechos sobre el título fueron transferidos a una nueva compañía, Galaxy Magazine, Inc., propiedad de Vincent McCaffrey, dueño de la Avenue Victor Hugo, una tienda de libros de segunda mano en Boston; UPD conservó un interés del diez por ciento de los ingresos de posibles futuras ventas para pagar sus deudas. Stine había conseguido completar el contenido de otros dos números, pero ninguno de ellos se publicó; McCaffrey, que también había lanzado una revista, Galileo, tenía problemas de liquidez que le impidieron distribuir la revista tal como había planeado. Finalmente McCaffrey consiguió publicar un número, en julio de 1980, en gran formato, con Floyd Kemske como editor. Se preparó un número más, que llevaba fecha de octubre de 1980, pero nunca llegó a distribuirse.[34][35]

Los últimos años de vida de Galaxy estuvieron marcados por relatos de autores que no fueron remunerados. John Varley, por ejemplo, dijo que todavía le debían dinero por sus obras cinco años después de su aparición. Las presentaciones de escritores reconocidos cayeron, y la falta de apoyo financiero de UPD significó que la tarifa de pago era de un poco atractivo 1 centavo por palabra. Unas tarifas postales más altas, los mayores costes de papel y la continua competencia del mercado de la ciencia ficción de libros de bolsillo aumentaron la presión sobre la revista. Estos problemas no se resolvieron con la venta a McCaffrey, que ni siquiera tenía suficiente dinero para pagar el franqueo de la tirada, con el resultado de que no todos los suscriptores Galaxy recibieron un ejemplar del último número.[5]​ Frederik Pohl atribuye la culpa de la desaparición de la revista a Arnie Abramson, quien, según Pohl, «simplemente no desempeñó las funciones básicas de un editor»: pagar a los autores, asegurarse de que los suscriptores recibieran sus ejemplares y cumplir otras obligaciones.[36]

Galaxy reapareció brevemente en 1994 como una publicación semiprofesional bajo la dirección de E. J. Gold, hijo de H. L. Gold. E. J. Gold publicó ocho números con una salida bimensual regular, comenzando con el número de enero-febrero de 1994 y terminando en marzo-abril de 1995.[15][37]

Gold pretendía que la revista publicara historias de suficiente calidad literaria como para atraer a los lectores de las revistas slick,[N 6]​ así como a aquellos que llegaron a Galaxy ya familiarizados con la ciencia ficción.[38]​ Su política editorial era más amplia que la de John W. Campbell, editor de la revista líder del género, Astounding Science Fiction: Gold estaba interesado en sociología, psicología y otras ciencias «soft», y también estaba dispuesto a publicar humor e historias satíricas.[39]​ Gold logró persuadir a la editorial para que les pagara a los autores de tres a cuatro centavos de dólar por palabra, lo que superaba las tarifas más altas pagadas por otras revistas en aquel momento.[39][N 7]​ Además de las elevadas tarifas, Galaxy era un mercado atractivo para los escritores porque Gold compraba solamente derechos de primera publicación, a diferencia de las principales revistas de la competencia.[9]Galaxy pronto se estableció como una de las tres principales revistas de ciencia ficción, junto con la Astounding de Campbell y The Magazine of Fantasy & Science Fiction (conocida generalmente como F&SF).[5]​ Campbell había sido enormemente influyente en la década anterior, pero la aparición de Galaxy y F&SF, aparecida apenas un año antes, marcó el final de su dominio del género.[42]

Gold creía que «la ciencia ficción debería presentar posibles desarrollos basados en tendencias actuales o vanguardistas, para responder de forma dramática a la pregunta tácita: '¿Qué pasaría si...?'».[10]​ La contraportada del primer número de la revista comparaba un relato de ciencia ficción y un wéstern, diciendo que este último utilizaba la misma trama que el primero «trasladada a algún planeta alienígena e imposible», pero el título era «YOU'LL NEVER FIND IT IN GALAXY!» (¡Nunca verá eso en Galaxy!), prometiendo en cambio «la mejor ciencia ficción... auténtica, plausible, reflexiva... escrita por autores que no cambian automáticamente de una ola de crímenes a las invasiones de la Tierra».[43]​ El anuncio llamó mucho la atención, aunque James Blish comentó que Galaxy no siempre evitaba publicar ese tipo de ficción que parodiaba.[44][45]

A Gold no le gustaban las portadas de otras revistas que mostraban lo que él describió como «endomorfos femeninos bien formados con sostenes de bronce, acosados mesomorfos macho revestidos de músculos y aterradores monstruos alienígenas en busca de comida humana».[46]​ La portada para el primer número era obra de David Stone, representando una escena del relato de Clifford D. Simak Time Quarry. La imagen contrastaba con el arte sensacionalista típico de las portadas de las pulps de ciencia ficción; la intención era que Galaxy se pareciera a una revista de ciencia ficción pero, según Mike Ashley, una «que no te avergonzaba tener».[40]​ El material gráfico de los inicios generalmente no fue destacable, aunque la humorística portada de Ed Emshwiller (su primera venta como artista profesional) para el número de junio de 1951 era una muestra positiva. «Emsh», como era conocido este artista por los lectores de ciencia ficción, pronto se convirtió en un colaborador regular.[39][47][48]​ Los procesos de producción relativamente costosos que Gold había insistido en aplicar permitió publicar material gráfico interior más sofisticado, que podrían integrarse con el texto de una forma que sería imposible con una impresión tipográfica más barata.[49]

Gold esperaba publicar historias que fueran superiores a lo que describió como las «escamas de caspa literaria» sobre «máquinas pensantes que se vuelven locas cuando se les pide que resuelvan el problema de la supervivencia del hombre... sabios sin humor, patrulleros espaciales, heroínas ninfomaníacas que son puro hielo» que Galaxy recibe usualmente.[12]​ La guerra y la ciencia ficción apocalíptica eran un tema especialmente común; Gold decía que «Más del 90 % de los relatos que me presentan todavía le dan vueltas [al tema] ... Si no fuera tan fastidioso, podría ser divertido ver nuestras transitorias rivalidades políticas llevadas a los futuros más remotos».[10]​ En su editorial del número de marzo de 1953 Gold les decía a los autores potenciales «Para ahorrar su tiempo y el nuestro, aquí hay una lista parcial de ideas saturadas que deben evitarse a toda costa»:

El correo nunca está libre de ese tipo de envíos a la revista, escribió Gold, pero en ocasiones llega «un hallazgo» como Huevo de ángel (Angel's Egg), de Edgar Pangborn;[12]​ Gold aconsejaba a otros autores «¿Por qué no darse por vencido y ver las tendencias positivas en lugar de las horrorosas?»[10]​ y «¿Quién dijo que escribir es fácil?»[50]​ En el editorial del número 12 de la revista decía que había publicado alrededor de 750 000 palabras en unos 60 relatos, escogidos entre 3000 envíos que sumaban más de 25 millones de palabras, y que más de la mitad de estos relatos aparecerían en antologías. Manifestaba que la tirada se había incrementado en un 5 % con cada número y afirmaba que «de acuerdo con la mejor información disponible, Galaxy tiene ¡varias veces más suscriptores que cualquier otra revista de ciencia ficción!».[51]

En el primer número Gold pidió a los lectores su opinión sobre lo que debería incluirse en la revista (cartas, editoriales, reseñas de libros u otras secciones). Las respuestas se manifestaron en contra de una sección de cartas al editor,[N 8]​ pero los lectores querían editoriales y breves reseñas de libros con recomendaciones que les ayudaran a decidir qué libros comprar, en lugar de críticas en profundidad.[52]​ A Gold también le preocupaba de que reseñas con críticas duras desanimara a los nuevos autores y que así podrían enviar sus obras.[53]Groff Conklin inició una sección de reseñas de libros, titulada Galaxy's Five Star Shelf, en el primer número;[N 9][54]​ Floyd Gale se hizo cargo de la sección en el número de noviembre de 1955 (Gale era de hecho el hermano de Gold, utilizando un apellido ligeramente modificado).[55]​ El primer número también incluyó un concurso para que los lectores dieran una explicación a los ovnis en menos de 200 palabras, el primero de los muchos concursos que Gold pondría en marcha.[56]

Los seis primeros números contaron con relatos de autores reconocidos, algunos de los cuales se hicieron muy apreciados como Coming Attraction (publicado en español como Atracción venidera, Atracción inminente o Próximas atracciones), de Fritz Leiber, To Serve Man (publicado en español como Servir al hombre, Cómo servirlo al hombre o El hombre: cómo servirlo), de Damon Knight y The Fireman, de Ray Bradbury, que posteriormente se convirtió en la novela Fahrenheit 451.[39]​ Gold, sin embargo, consideró estos primeros números exploratorios, y parte del material de los principales autores era claramente una obra menor.[57]​ A partir de su segundo número, de abril de 1951, Galaxy consiguió una calidad consistentemente elevada, con prácticamente todos los números con una historia que conseguiría una reputación duradera, como La marcha de los imbéciles (The Marching Morons), de C. M. Kornbluth, Beyond Bedlam, de Wyman Guin y Amos de títeres (The Puppet Masters), de Robert A. Heinlein, publicado por entregas.[39][57][58]​ La opinión inicial de los lectores se había opuesto a la publicación de novelas por entregas, pero en esto Gold no siguió su sugerencia, y ahora Galaxy es recordada por incluir algunas series de gran éxito.[59]​ Una antología contemporánea de relatos de ciencia ficción, The Best Science Fiction Stories: 1951, de E. F. Bleiler y T. E. Dikty, consideraba que el trabajo de Gold «logrará situar la ciencia ficción en igualdad de condiciones con cualquier otro género de la literatura moderna».[60]​ En su segundo año, con una tirada de más de 100 000 ejemplares, Galaxy superó a Astounding.[61]

Gold mantuvo los altos estándares de calidad de la revista durante la mayor parte de los años 1950. El hombre demolido (The Demolished Man), de Alfred Bester, que, según el crítico Peter Nicholls, «está entre los pocos clásicos genuinos del género», se publicó por entregas a principios de 1952;[62]Mercaderes del espacio (The Space Merchants), de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth, salió algunos meses más tarde, publicada por entregas como Gravy Planet, novela que Brian Aldiss, en su estudio crítico del género Trillion Year Spree, califica como «uno de los libros más famosos de la ciencia ficción».[63]Tensión superficial (Surface Tension), de James Blish y Baby is Three (publicado en español como El bebé tiene tres años y Bobby tiene tres años), de Theodore Sturgeon, ambos ampliamente reconocidos, también aparecieron en 1952.[64][65]​ Los lectores habían expresado su apoyo a los artículos sobre temas científicos, y en marzo de 1952, Willy Ley, que había colaborado con la revista con ensayos ocasionales desde el primer número, comenzó una sección titulada «For Your Information», en la que respondía a las preguntas de los lectores sobre temas científicos; publicada ininterrumpidamente hasta la muerte de Ley en 1969,[39][54][59]​ Frederik Pohl la describe como «la característica individual más popular de Galaxy en toda su existencia».[66]​ En 1953 se otorgaron los primeros premios Hugo, de los cuales El hombre demolido ganó el primer Hugo a la mejor novela y Galaxy compartió con Astounding el primer Hugo a la mejor revista profesional.[39]

Gold publicaba una amplia variedad de material, y Galaxy también fue conocida por la ironía y la sátira, y la revista publicó regularmente obras de autores capaces de adoptar un estilo irónico, como Damon Knight y Robert Sheckley.[39]​ En 1953, con el macartismo en su apogeo, Gold se negó a publicar La liberación de la Tierra (The Liberation of Earth), un relato de William Tenn satirizando tanto a Rusia como a Estados Unidos en la Guerra de Corea. Tenn comentó que oyó a Gold, un exradical, diciendo que la idea le hizo «sudar verde», aunque el año anterior había publicado The Martian Way (publicado en español como A lo marciano, A la manera marciana, Al estilo marciano y Basureros del espacio), de Isaac Asimov, un velado relato anti McCarthy.[67][68]

L. Sprague de Camp dice en su Science-Fiction Handbook que Gold «establece un nivel extremadamente alto de excelencia literaria para sus escritores» y que a menudo les exigía múltiples revisiones y reescrituras.[41]​ También era conocido por hacer numerosos cambios en las historias que publicó.[59][N 10]​ En las reuniones y durante las llamadas telefónicas era conocido como un editor difícil cuya determinación para alcanzar la perfección a veces enajenó a sus escritores.[52][N 11]​ Sin embargo no tuvo remordimientos, declarando: «Trabajé duro con los escritores, y no siempre lo disfrutaron».[11]​ Los resultados fueron a menudo muy positivos, y se dice que algunas obras de éxito se iniciaron con una idea que le proporcionó a alguno de sus autores. En el caso de El hombre demolido, su participación se extendió casi hasta el punto de una colaboración.[N 12][62][77]​ Gold era agorafóbico y rara vez salía de su apartamento, pero los escritores le visitaban a menudo,,[52]​ y mantuvo regularmente reuniones y partidas de póker semanales; además de los miembros de la comunidad relacionada con la ciencia ficción, el compositor vanguardista John Cage también lo visitó con frecuencia.[78]

En marzo de 1953 Gold promovió un concurso de escritura de novelas, pero no consiguió atraer ninguna propuesta útil. Le preguntó a Pohl y Kornbluth si le permitirían que publicara su novela satírica El abogado gladiador (Gladiator-at-Law), que acababa de finalizar, bajo un seudónimo, para poder decir que el concurso había permitido encontrar un nuevo talento. Se negaron, pero poco después Pohl y Lester del Rey le permitieron que usara su recién terminada novela Preferred Risk y publicarla, bajo el seudónimo Edson McCann, como la ganadora del concurso.[39][79]​ Pohl y del Rey construyeron una identidad falsa para McCann, pero la noticia se filtró y Gold nunca volvió a lanzar otro concurso de escritura.[80]​ En julio de 1953, lanzó una revista complementaria, Beyond Fantasy Fiction, orientada al género fantástico, género que la política editorial de Galaxy no favorecía; solamente se publicaron diez números bimensuales, el último en enero de 1955.[39]​ Tras el fracaso de esta revista, Gold abrió Galaxy a la fantasía, publicando a escritores como Cordwainer Smith.[81]

El serial radiofónico de la ABC Tales of Tomorrow, que comenzó en 1952 como una derivación de la serie de televisión del mismo nombre, utilizó historias publicadas en Galaxy; esta relación con la revista se anunció al comienzo de cada uno de sus quince episodios. X Minus One, otra serie de radio, esta vez de la NBC, inició el 24 de abril de 1955 una andadura mucho más larga de 125 episodios, hasta enero de 1958; desde febrero de 1956 en adelante los guiones estaban adaptados exclusivamente de relatos de la revista, y desde abril de 1956 Galaxy publicó anuncios de la serie, que incluía trabajos de Pohl, Sturgeon y Philip K. Dick.[82]

A lo largo de los años 1950, los colaboradores de Galaxy dominaron habitualmente las nominaciones a los premios Hugo, pero ni la revista ni las obras publicadas obtuvieron muchos premios, a pesar de que los historiadores Marshall Tymn y Mike Ashley consideran que Galaxy gozaba de una «merecida reputación de excelencia».[5]​ Tras varios años excluida de los Hugos, Galaxy publicó dos obras en 1958 que consiguieron el galardón: la novela de Fritz Leiber The Big Time (publicada en español como La gran hora, El gran tiempo y El gran momento) y el relato de Avram Davidson Or All the Seas with Oysters (publicado en español como Todos los mares con ostras y Todos los mares llenos de ostras).[83]

Cuando Frederik Pohl asumió el puesto de editor en 1961 amplió el ámbito de la revista, incluyendo más material del género fantástico. Entre los escritores habituales durante la década de 1960 están Jack Vance, Larry Niven, Frank Herbert, Robert Silverberg y Cordwainer Smith. Algunas de las obras publicadas durante estos años fueron premiados, como The Dragon Masters (publicada en español como Señores y dragones, Los señores de los dragones y Hombres y dragones) y El último castillo (The Last Castle), de Jack Vance; Estación de tránsito (Way Station), de Clifford D. Simak, publicada por entregas como Here Gather the Stars; ¡Arrepiéntete, Arlequín!, dijo el señor Tic Tac (Repent, Harlequin, Said the Ticktockman) y La bestia que gritaba amor en el corazón del universo (The Beast That Shouted Love at the Heart of the World), de Harlan Ellison ; o Alas nocturnas (Nightwings) de Robert Silverberg. Pohl nunca obtuvo un premio Hugo como editor de Galaxy, aunque ganó el premio tres veces consecutivas, entre 1966 y 1968, como editor de If, la revista hermana de Galaxy y en teoría la menor de las dos publicaciones.[39][84]

La calidad de las obras publicadas en Galaxy se había reducido hacia el final de la etapa de Gold y Pohl trabajó duro para restaurar los altos estándares de la revista. La difícil personalidad de Gold como editor había alejado a algunos de sus escritores, pero Pohl, que había trabajado como agente literario en los años 1950, era una figura importante en la comunidad de la ciencia ficción y podía atraer los envíos de trabajos de los escritores más importantes del momento.[84]​ En el caso de uno de estos escritores reconocidos, Robert Silverberg, llegó a ofrecerle un acuerdo inusual: podía escribir lo que quisiera y Pohl prometió que casi con toda seguridad lo compraría; Silverberg, quien había escrito un gran volumen de ciencia ficción de calidad, pero poco común, tras este acuerdo comenzó a escribir trabajos más ambiciosos, gran parte de los cuales se publicaron en la revista a lo largo de los años 1960.[85]

En febrero de 1965 Pohl contrató a Algis Budrys para encargarse de la sección de reseñas de libros, después de un año sin esta sección en la revista. Las agudas e ingeniosas reseñas de Budrys fueron muy elogiadas, y el editor David Hartwell lo ha clasificado como uno de los mejores críticos de su generación.[86][87][88][N 13]

La diferencia entre el enfoque de Pohl y el de Gold era evidente en los editoriales que escribió Pohl, más informales, entretenidos y basados en su profundo conocimiento del género.[89]​ Con Pohl al frente, Galaxy se orientó de nuevo hacia los aficionados bien informados de la ciencia ficción, alejándose del mercado convencional al que se dirigió Gold.[90]

El período de Ejler Jakobsson como editor comenzó con la publicación de un gran número de relatos que ya había adquirido Pohl, pero tras un año o dos se produjeron cambios sustanciales.[90]​ A principios de los años setenta, Jakobsson intentó actualizar la imagen de la revista, agregando tiras cómicas, como Sunpot, de Vaughn Bodé.[39]Theodore Sturgeon tomó el relevo de Budrys en la reseña de libros en enero de 1972 y ocupó el puesto hasta mediados de 1975.[91]​ Jakobsson no consiguió que Sunpot, que solamente duró cuatro números, se convirtiera en un personaje distintivo de Galaxy, las críticas de Sturgeon no obtuvieron reconocimiento y muchos de los nuevos autores que publicó fueron, en palabras de Mike Ashley, «afortunadamente desconocidos desde entonces».[39][91]​ La calidad del papel y la calidad de impresión también bajaron, y los diseños de las primeras portadas eran muy pobres. Jakobsson inicialmente le encargó a otros los editoriales en lugar de hacerlo él mismo, y cuando se hizo cargo sus editoriales no fueron nada destacables. Sin embargo, consiguió atraer a algunos de los nuevos escritores que estaban adquiriendo reconocimiento en el campo de la ciencia ficción, como George R. R. Martin, Joe Haldeman y Joanna Russ. Tres novelas publicadas en la Galaxy de Jakobsson resultaron premiadas: Los propios dioses (The Gods Themselves), de Isaac Asimov, que obtuvo el premio Nébula a la mejor novela en 1972 y el premio Hugo a la mejor novela en 1973; Cita con Rama (Rendezvous with Rama), de Arthur C. Clarke, que consiguió el Nébula de 1973 y el Hugo, el Locus y el John W. Campbell Memorial en 1974; y Tiempo de cambios (A Time of Changes), de Robert Silverberg, que ganó el Nébula en 1971. El relato de Sturgeon Slow Sculpture (publicado en español como Esculpir lentamente y Escultura lenta) ganó el premio Nébula al mejor relato en 1970 y el premio Hugo al mejor relato corto en 1971.[91]

A finales de 1971 se añadió, por primera vez y la historia de Galaxy, una sección de cartas al editor. A la muerte de Willy Ley en 1969, Donald Menzel pasó a escribir los artículos sobre ciencia, quien fue substituido a su vez por Jerry Pournelle en abril de 1974.[92]

El sucesor de Jakobsson, Jim Baen, pudo publicar algunas obras de calidad de autores como Roger Zelazny, John Varley, Larry Niven y Pohl, cuya novela, Pórtico (Gateway), ganó los premios Hugo y Nébula. [39]​ Baen elevó sustancialmente el nivel de la revista, y Ashley se refiere a su dirección como el «Indian summer» de Galaxy.[N 14][93]​ Durante la etapa de Baen la sección de reseñas de libros estuvo a cargo de Spider Robinson, quien ganó un premio Locus en 1977, sobre todo por su trabajo en Galaxy.[39]​ Baen también publicó una serie de ensayos de escritores que analizaban su propio trabajo. Baen publicó sólo un relato premiado, The Day Before the Revolution (publicado en español como En vísperas de la revolución, El día anterior a la revolución y El día antes de la revolución), de Ursula K. Le Guin, que apareció en agosto de 1974 y ganó el Nébula.[93]

Los sucesores de Baen, Pierce, Stine y Kemske, no pudieron mantener su nivel. Pohl permaneció leal a la revista, pero la publicación por entregas de su novela Jem es un ejemplo de los crecientes problemas de Galaxy; debido a la periodicidad cada vez más errática de la revista, la publicación de todas las entregas de la novela se extendió desde el último número de 1978 a 1980, mucho después de haber aparecido en forma de libro.[39]​ En noviembre de 1977, Paul Walker se hizo cargo de la sección de reseñas de libros de Spider Robinson, y Jerry Pournelle dejó la sección de ciencia a finales de 1978.[15]​ La calidad del material gráfico cayó a un nivel de aficionado y a pesar de la aparición de algunos relatos y novelas de éxito, como The Faded Sun: Kesrith, de C. J. Cherryh, la calidad general fue mucho peor de lo que había sido con Baen como editor.[94]​ El deterioro de la revista se debió en gran parte a los problemas financieros del dueño de la editorial, Arnold Abramson, que redujo la tarifa de pago a los escritores (en un momento de elevada inflación) a 1 centavo por palabra. Incluso esa escasa tarifa no garantiza el pago correspondiente, y muchos escritores dejaron de presentar sus obras debido a la reputación de Galaxy de retrasos en el pago, si es que pagaba. Los costes del papel, el franqueo y la producción estaban aumentando, y el mercado de las antologías de libros de bolsillo estaba creciendo, incrementando la competencia a la que la revista hacía frente.[94]​ El único número de Floyd Kemske nunca fue distribuido en los quioscos, víctima de los problemas financieros de la editorial, Vincent McCaffrey.[95]

En la década de 1950 Galaxy tenía un estilo de portada característico con un fondo blanco en forma de «L» invertida (como la letra gamma griega mayúscula) que enmarcaba el dibujo de la portada; este estilo fue copiado por varias revistas, como Authentic Science Fiction y Startling Stories.[N 15][61]​ Cuando Astounding siguió su ejemplo a finales de 1951, Gold comentó sarcásticamente en un editorial que a Galaxy «le gustaría saber cuándo podemos tenerlo [el formato] de nuevo».[96]​ La primera variación se produjo con el número de septiembre de 1956, que amplió el marco blanco izquierdo para poder incluir los títulos de los relatos y los nombres de los autores. El número de diciembre de 1961 fue el primero en el que no aparece el marco izquierdo, y hasta julio de 1969 la revista varió entre esta disposición, la de la «L» invertida, o sin blanco en absoluto, utilizada por primera vez en el número de agosto de 1965. Otro cambio de imagen se produjo en los números publicados desde agosto de 1963 a diciembre de 1965, donde se invirtió el color de las letras del título de la revista, pasando de letras rojas con fondo blanco a letras blancas sobre fondo rojo. En agosto de 1969 el título se amplió hasta ocupar todo el ancho de la revista; este número tenía el marco original con la «L» invertida en blanco, pero fue el último con esta disposición hasta 1980. A partir este número de agosto de 1969 el dibujo de la portada abarcaba toda la portada, aunque con algunas variaciones de menor importancia en la disposición como en el número de octubre de 1976. A partir del de septiembre de 1978 (sin fecha en la portada, pero numerado como vol. 39 n.º 7) se abandonó la característica tipografía original de las letras del título, recuperándose en el número de 1980, con Kemske como editor, donde se volvió a la disposición ya la tipografía anteriores, aunque con una revista de un tamaño dos veces mayor que el digest original. Cuando E. J. Gold revivió Galaxy en 1994, para los ocho números que publicó recuperó el aspecto de los primeros números.[15]

Para el apartado gráfico la revista contó con artistas notables que contribuyeron regularmente, como Ed Emshwiller, que ganó varios premios de Hugo por su trabajo,[97][98]​ el candidato al Hugo Wallace Wood, y Jack Gaughan, que ganó tres Hugos a finales de los años 1960, en parte por su trabajo en Galaxy.[29]​ Pohl le encargó a Gaughan en 1962 la portada y los dibujos interiores para ilustrar The Dragon Masters, de Jack Vance; estas ilustraciones hicieron a Gaughan inmediatamente famoso en el campo de la ciencia ficción.[99]

En las décadas de 1950 y 1960, Galaxy conservó las ilustraciones originales enviadas por sus artistas, aunque Emshwiller, cuya mayor parte de su trabajo en color apareció en la revista, pudo negociar una excepción a esta norma, conservando los dibujos originales.[100][101]​ En 1972 gran parte de los dibujos, tanto de portadas como de ilustraciones interiores, fueron vendidos por Robert Guinn, que los había conservado cuando vendió Galaxy a Universal Publishing and Distribution Corporation en 1969.[100][102]

El crítico e historiador de la ciencia ficción Mike Ashley considera el éxito de Galaxy como la razón principal del auge posterior de las revistas del género,[61]​ considerando que «revolucionó el género de la noche a la mañana».[40]​ Durante la etapa de Gold como editor la revista proporcionó un mercado para las obras de ciencia ficción de tipo social que no habrían sido aceptadas por Astounding y Fantasy & Science Fiction, las otras dos principales revistas del género.[95][103]Frederik Pohl considera a Galaxy como el lugar donde «los sorprendentes nuevos tipos de ciencia ficción ... florecieron y lo cambiaron todo en la ciencia ficción»;[104]​ en su opinión, la innovación de Gold fue pedir a los escritores que no sólo consideraran la nueva tecnología, sino el impacto posterior de esa tecnología en la sociedad, y añade: «Lo que Galaxy trajo a las revistas de ciencia ficción fue una suerte de sofisticada sutileza intelectual ... Después de Galaxy era imposible seguir siendo ingenuo».[104]​ El escritor Brian Stableford sostiene que la revista rápidamente usurpó la posición de Astounding como «Pionera del progreso de la ciencia ficción comprometida» porque «adoptó y persiguió alegremente una nueva serie de desafíos a la ortodoxia moral».[105]​ En sus memorias, Isaac Asimov recordó haber quedado profundamente impresionado por el primer número, agregando que muchos aficionados, incluido él mismo, sintieron que Galaxy se convirtió en la líder del género casi de inmediato.[106]​ En opinión del crítico John Clute, Galaxy rápidamente suplantó a Astounding y se mantuvo como la revista líder en del género hasta que Pohl dimitió como editor en 1969.[107]

El historiador de ciencia ficción David Kyle atribuye la influencia de la revista específicamente a Gold, diciendo que «de todos los editores dentro y fuera de la escena de la posguerra, el más influyente más allá de toda duda fue H. L. Gold» y que la nueva dirección de Gold condujo «inevitablemente» a la Nueva Ola, el movimiento literario definitorio de la ciencia ficción de los años 1960.[108]​ Esta valoración de Gold es compartida por el escritor Barry N. Malzberg, considerándolo «quizás el editor más grande en la historia de todos los géneros durante la primera mitad de su dirección». Los escritores e historiadores de ciencia ficción Brian Aldiss y David Wingrove resumen la historia de Galaxy diciendo que duró «treinta años mayoritariamente gloriosos»,[109]​ que «sacó a relucir a un número de excelentes satíricos, comediantes y ironistas»[110]​ y que la influencia de su reducido enfoque en la tecnología, desempeñó un papel importante en atraer a las mujeres a escribir la ciencia ficción.[111]

Tanto la lista que se muestra a continuación, como los cuadros que aparecen en el artículo, son de acuerdo con la mancheta de las revistas. Sin embargo, debido a los problemas de salud de Gold, Pohl actuó en la práctica como editor de la revista durante algún tiempo antes de que asumiera oficialmente el puesto a finales de 1961.[5][15]

A continuación se muestran los números publicados por cada editorial.[5][15]

El nombre de la revista cambió en numerosas ocasiones y con frecuencia había inconsistencias entre la portada, el lomo, el índice y la mancheta.[5]

La revista se mantuvo como una revista de formato digest desde sus inicios hasta 1979; el último número se publicó en formato pulp, al igual que la edición semiprofesional publicada por E. J. Gold. Al principio de su publicación comenzó con un total de 160 páginas; bajó a 144 en enero de 1955, pero subió a 192 en febrero de 1959. En julio de 1969 volvió a las 160 páginas de sus inicios; volvió a 192 con el número de agosto/septiembre de 1970 y se mantuvo así hasta el de mayo/junio de 1971, cuando bajó a 176. De junio de 1974 a junio/julio de 1979 volvió de nuevo a 160 páginas, y luego pasó a 128 páginas en el último número en formato digest, el de septiembre/octubre de 1979. El único número de 1980 tenía 72 páginas.[5]​ Los ocho números publicados en los años noventa tenían 96 páginas, excepto el primero, el de enero/febrero de 1994, que tenía 56.[15]

El precio inicial era de 25 centavos; subió a 35 cts. desde mayo de 1958, a 50 cts. desde febrero de 1959, a 60 desde diciembre de 1964, a 75 de agosto a septiembre de 1970, a 1 dólar desde abril de 1975, bajó a 79 cts. en el número de agosto de 1975, subió 95 cts. en septiembre de 1975, a 1 dólar a partir de mayo de 1976; a 1,25 $ a partir de junio de 1977 y a 1.50 $ en el último número como revista profesional en 1980.[5]

Se publicaron varias antologías de relatos de Galaxy. La siguiente relación no incluye las reimpresiones de la revista, aunque en algunos casos tenían un contenido distinto, como por ejemplo la edición británica de algunos de los primeros volúmenes.[5][112]

Se publicaron dos series de novelas en rústica complementarias de Galaxy por parte de las distintas editoriales propietarias de la revista. La primera serie, titulada Galaxy Science Fiction Novels, comenzó en 1950 con Barrera siniestra (Sinister Barrier), de Eric Frank Russell; siete títulos fueron lanzados por World Editions y otros veintiocho por la Galaxy Publishing Corporation de Robert M. Guinn. Los libros estaban inicialmente en formato digest, pero se cambió a un formato de libro de bolsillo estándar para los últimos cuatro títulos. En 1959, la serie fue vendida a Beacon Books, que publicó otros 11 volúmenes. Beacon se especializó en la pornografía suave, y cambió los títulos de la mayoría de los libros que publicaron para hacerlos más sugerentes. La última novela, Sin in Space (no publicada en español, pero que se podría traducir como «Pecar en el espacio», originalmente se titulaba Outpost Mars «Avanzada en Marte»), de Cyril Judd (un seudónimo de Cyril M. Kornbluth y Judith Merril) apareció en 1961. Dos años más tarde apareció una segunda serie, Galaxy Magabooks; cada una de las publicaciones constaba de dos novelas cortas, ambas del mismo autor, publicadas en un solo volumen. Sólo se publicaron tres; el último, formado por And My Fear Is Great y Baby Is Three, de Theodore Sturgeon, apareció en 1964.[113][N 16]



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