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Gheorghe Gheorghiu-Dej



Gheorghe Gheorghiu-Dej (Acerca de este sonido pronunciación ; Bârlad, 8 de noviembre de 1901 - Bucarest, 19 de marzo de 1965) fue un político comunista y dirigente rumano. Ejerció de secretario general del Partido Comunista Rumano desde 1944 hasta su muerte; primer ministro de Rumanía desde 1952 hasta 1955 y presidente de la República de 1961 a 1965.

En su juventud destacó por su militancia sindical, por la que fue encarcelado varios años hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Durante su mandato mantuvo distancias con la Unión Soviética en políticas económicas e internacionales, dotando al estado de una cierta independencia que se acentuó con la salida de las últimas tropas soviéticas en 1958.[1]​ Su sustituto al frente de la secretaría general fue Nicolae Ceaușescu.

Nació en el municipio de Bârlad y su familia era de clase trabajadora. Tras cursar la educación básica, comenzó a trabajar en la Compañía de Ferrocarriles Rumanos como electricista. A los dieciocho años empezó a militar en sindicatos y en 1930 se afilió al Partido Comunista (PCR), dando inicio a su carrera de activista político. En 1933 fue detenido por participar en una huelga ferroviaria que paralizó al país y condenado a doce años de cárcel, que cumplió en la prisión de Doftana. Ese hecho le dio fama y en 1936 fue elegido miembro del Comité Central.[2]

Durante la Segunda Guerra Mundial se le transfirió al campo de concentración de Târgu Jiu. Allí fue uno de los organizadores de la resistencia rumana contra el gobierno del general Ion Antonescu, afín a las potencias del Eje. Pudo escapar de prisión en agosto de 1944, justo a tiempo para participar en las últimas ofensivas que derrocaron al mandatario. A finales de año fue elegido secretario general del PCR y se convirtió en su representante en el gobierno del Frente Nacional Democrático liderado por Petru Groza.[2]​ La victoria de los comunistas en las elecciones de 1946 propició la caída del reino de Miguel I y el establecimiento de la República Popular de Rumanía. Poco después se inició una campaña para eliminar cualquier formación opositora.

Gheorghiu-Dej se centró en consolidar su poder a través de la eliminación de sus mayores rivales políticos, reforzado tras la muerte por asesinato de Ștefan Foriș (1946) y el arresto de Lucrețiu Pătrășcanu (1948). En 1952 fue nombrado primer ministro de Rumanía y asumió el control total del PCR al deshacerse del ala pro moscovita y expulsar a sus cargos más cercanos como Ana Pauker y Vasile Luca. En ese tiempo pasó también de apoyar prácticas estalinistas a defender una mayor independencia del Kremlin.[3]​ En contra de los deseos de la Unión Soviética, que quería una Rumanía agrícola, el país hizo una fuerte apuesta por el sector industrial.[2]​ Además se mantuvo neutral en el conflicto entre Moscú y el Partido Comunista Chino.[4]

En 1954 dejó la secretaría general a Gheorghe Apostol para centrarse en la política, aunque mantuvo el partido bajo control y a los pocos meses recuperó el cargo, estableciendo de facto una dictadura personal que le permitió controlar todos los órganos de poder.[2]​ El 2 de octubre de 1955 cedió el puesto de primer ministro a Chivu Stoica, uno de sus compañeros más fieles, para dedicarse solo al liderazgo del PCR. En 1958 persuadió a la Unión Soviética para que retirase las tropas que aún mantenía en el país.[1]

El 21 de marzo de 1961 fue nombrado presidente de Rumanía, gracias a la aprobación de una nueva constitución que concentraba todo el poder ejecutivo en el recién creado Consejo de Estado.[2]​ Sus últimos cuatro años de gobierno estuvieron marcados por mantener la teórica independencia del régimen: logró la desestalinización del país, la colectivización del sector agrícola e incluso inició relaciones diplomáticas con países occidentales, aunque manteniéndose fiel al Pacto de Varsovia.[2]​ Tiempo después se le detectó cáncer de hígado y cuando su estado de salud se agravó, estalló una lucha de poder dentro del PCR por su sucesión. Con la voluntad de favorecer a su sector más afín, Gheorghiu-Dej nombró sucesor temporal en la secretaría general a Nicolae Ceaușescu, uno de sus protegidos que en aquel momento no ocupaba ningún cargo relevante, mientras que el nuevo presidente sería Chivu Stoica.

Gheorghiu-Dej falleció el 19 de marzo de 1965 a consecuencia del cáncer y fue enterrado en un mausoleo de Bucarest. Su sucesor en la secretaría general, Nicolae Ceaușescu, asumió la secretaría general del partido hasta su derrocamiento en el Golpe de Estado de 1989 que restableció el capitalismo. Un año después, los restos de Gheorghiu-Dej fueron trasladados a un cementerio público.



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