Guillermo VII (1240 - Alessandria, 6 de febrero de 1292) fue marqués de Montferrato desde 1253 hasta su muerte. También fue el rey titular de Tesalónica. En vida fue apodado como el Grande (il Gran Marchese).
Guillermo fue el mayor de los hijos de Bonifacio II de Montferrato y Margarita de Saboya. En 1253, poco antes de morir, su padre le nombró heredero en su testamento. Los primeros años, hasta 1257, ejerció la regencia su madre. Después de alcanzar la mayoría de edad se casó en 1258 con Isabel, hija de Richard de Clare, V conde de Hertford, y VI conde de Gloucester.
En sus primeros años, Guillermo se dedicó a ejercer su poder en el sur del Piamonte, igual que habían hecho muchos de sus antecesores. Los señores de Montferrato siempre tuvieron que estar combatiendo las rebeliones independentistas de las ciudades de Asti y Alessandria. Para conseguir mantenerles bajo control, Guillermo forjó una alianza con Francia y con la Iglesia. A pesar de ser aliado del Papa, la relación y cercanía de su familia con el Emperador provocó los recelos de los güelfos, mientras que su política pro-francesa provocó la enemistad de sus vecinos gibelinos.
Guillermo formó parte del séquito del rey Carlos de Anjou y participó activamente en la política güelfa. En 1264 contribuyó a la invasión de Lombardía, lo que le granjeó el odio del jefe gibelino de la región, Oberto Pelavicino. Pero Guillermo resistió sus ataques con determinación y eficacia. Incluso ocupó las fortalezas de Acqui Terme, Tortona y Novi Ligure, y llegó a tomar Nizza Monferrato. En 1265 llegaron los refuerzos franceses. En menos de ocho años desde su ascensión al poder Guillermo ya había extendido su poder a Lanzo Torinese y los alrededores de Alessandria.
A pesar del inmenso apoyo recibido por los angevinos, los señores de Montferrato nunca conocieron lo que era la lealtad a una causa y, Guillermo no fue diferente. Abandonó a Carlos poco después de su éxito, seguramente por temor al aumento de poder de Carlos en Italia y la posibilidad de verse rodeado por un estado angevino que le absorbiese.
Guillermo encontró un nuevo aliado en Alfonso X de Castilla, quien se autoproclamaba heredero de Manfredo de Sicilia, y por lo tanto del emperador Federico II. Se unió a Alfonso a la cabeza de la coalición antiangevina. Con el propósito de fortalecer esta nueva alianza con el rey castellano, el marqués (viudo desde 1270) se casó con Beatriz de Castilla, hija de Alfonso X el Sabio, en Murcia en 1271. Además, se planeó el futuro matrimonio de Margarita de Montferrato, la única hija que Guillermo tuvo con Lady Isabel de Clare, hija de Richard de Clare, conde de Hereford y Gloucester y de su mujer la condesa Maud de Lacy, con el infante Juan de Castilla el de Tarifa, hijo de Alfonso X el Sabio.
Guillermo recibió por parte de Alfonso la promesa de ayuda militar en caso de un ataque angevino. Por su parte, Alfonso le nombró Vicario General de Lombardía, en oposición al vicario de Carlos. Pero este último atacó las tierras de Guillermo y, a pesar de las promesas, Alfonso no envió ninguna ayuda.
Abandonado a sus propios medios mientras el enemigo invadía sus territorios, y con Tortona y Acqui Terme perdidas, Guillermo negoció una alianza con las ciudades gibelinas de Pavía, Asti y Génova. Mientras, seguía esperando la ayuda de Alfonso, pero el rey había dado por perdido Alemania e Italia. Sin embargo, un pequeño grupo de soldados castellanos se puso en camino hacia Montferrato. Con ellos y las ciudades aliadas, y a pesar de la excomunión del Papa Gregorio X, Guillermo se preparó para defender sus territorios. El 10 de noviembre de 1274, en la batalla de Roccavione, Guillermo y los gibelinos derrotaron definitivamente a Carlos. Tras la victoria avanzó lejos, llegando a tomar Trino Vercellese y Turín, lo que agravió terriblemente a la Casa de Saboya, que se consideraba la dueña por derecho de esta ciudad sobre el río Po.
Hacia 1278, la ciudad de Vercelli reconoció a Guillermo como su señor, y Alessandria le nombró su capitán y le entregó el gobierno. También le nombraron capitán en Casale Monferrato y Tortona. Así, Guillermo finalizó la guerra en una posición mucho más fuerte que al inicio.
Habiéndose convertido en el líder militar de varias ciudades lombardas, entre las que se encontraban Pavía, Vercelli, Alessandria, Tortona, Génova, Turín, Asti, Alba, Novara, Brescia, Cremona y Lodi, Guillermo fue elegido jefe de la coalición antiangevina. En el apogeo de su carrera, Otón Visconti solicitó su ayuda para luchar contra Napoleón della Torre. El 5 de agosto de 1278 fue nombrado capitán de Milán con un sueldo de 10 000 liras anuales. Sin embargo, enseguida fue derrotado y tuvo que regresar a Montferrato. Sin embargo, Milán se quedó sin líderes militares y Otón volvió a reclamar sus servicios. Guillermo aceptó regresar a la ciudad reclamando el señorío de la ciudad durante diez años.
Pero Guillermo no pudo disfrutar mucho tiempo de su estancia en Milán, ya que Alessandria y Asti revocaron su autoridad. Dejó Milán en manos de un vicario y marchó a sofocar la rebelión de las dos ciudades. Desafortunadamente, fue capturado por Tomás III de Saboya, que era su enemigo desde la toma de Turín. Para recuperar su libertad, tuvo que devolver Turín, Grugliasco y Collegno, y entregar una enorme suma de oro. Fue liberado el 21 de junio de 1280. En aquel momento, el poder en Piamonte regresaba lentamente a los de Saboya.
Debilitado por las continuas guerras, Guillermo perdió el control de Milán. El 27 de diciembre de 1281 fue expulsado de la ciudad por el mismo que le había llevado allí, Otón Visconti.
Para compensar la pérdida de Milán, Guillermo recibió Alba. Su hija Yolanda (o Violante), nacida del matrimonio con Beatriz de Castilla, se casó con el emperador bizantino Andrónico II Paleólogo, cambiándose el nombre por el de Irene (Eirene). Gracias a este matrimonio consiguió estabilizar su situación política. Pero pronto volvieron los conflictos, alternando victorias y derrotas. Tras haber conseguido someter Alessandria, se dispuso a tomar Asti. Pero los ciudadanos de Asti pagaron una fuerte suma de dinero a los de Alessandria para que se rebelasen de nuevo contra el marqués. Decidido a acabar con las rebeliones de la ciudad definitivamente, acampó con un gran ejército frente a las murallas de Alessandria. Los ciudadanos de la ciudad le rogaron que negociase la paz y Guillermo accedió. Pero en cuanto entró en la ciudad fue hecho prisionero y encarcelado en una jaula de hierro, donde murió un año después, probablemente de hambre.
Guillermo dejó un hijo Juan, quien heredó el marquesado. Pero el marquesado estuvo dividido durante años por continuas guerras y pocas ciudades se mantuvieron fieles. Enviado a Saluzzo por su seguridad, Juan permaneció allí un año.
El cadáver de Guillermo fue devuelto a su familia y enterrado en la abadía cisteciense de Santa Maria di Lucedio, junto a su padre. En su obituario se le recuerda como fundator huius monasterio (“fundador de este monasterio”), por alguna importante donación que haría. Pero el verdadero fundador fue otro miembro de su familia, Rainiero, hijo de Guillermo V.
Durante el reinado de Guillermo VII, el marquesado de Montferrato fue un puzle en incesante expansión. Chivasso, la capital de la marca Aleramica y centro del poder del marquesado, quedó relegada a ser una ciudad sin importancia. Su familia nunca volvió a establecer su autoridad en el Piamonte.
La guerra contra Carlos de Sicilia fue esencial para defender sus dominios. Sin embargo, la victoria en Roccavione no acabó con el poder de Carlos en Piamonte.
Pese a los fracasos políticos y militares, la política liberal de Guillermo fue elogiada por sus contemporáneos. Gobernó sin que la opresión y la corrupción manchasen su nombre. Según Dante Alighieri (Convivio; IV, XI 12):
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