La glosolalia, de acuerdo con los lingüistas, es la vocalización fluida de sílabas sin significado comprensible alguno. En algunas creencias religiosas como el pentecostalismo, donde a esta práctica se le conoce como don de lenguas, a tales sonidos se los considera un lenguaje divino desconocido al hablante.
El término deriva de «glōssais lalō», una frase del griego (γλώσσα [glossa], ‘lengua’, y λαλεῖν [laleín], ‘hablar’), usada en el Nuevo Testamento (1 Corintios 14:18), aunque ya era mencionado en la literatura clásica griega[cita requerida]. El término relacionado «xenolalia» o «xenoglosia» se usa para describir el fenómeno en el que el lenguaje que es hablado es una lengua natural previamente desconocida para el hablante.
En psiquiatría, la glosolalia se define como un lenguaje ininteligible, compuesto por palabras inventadas y secuencias rítmicas y repetitivas, propio del habla infantil, y también común en estados de trance o en ciertos cuadros psicopatológicos, o problemas neurológicos, producidos por distintas causas, como las intoxicaciones.
Glosolalia se usa indistintamente muy a menudo con xenoglosia, que también es definido como el don de lenguas, si bien en la segunda acepción del diccionario de la RAE, y no en la primera. El término «xenoglosia» (del gr. ξενο- xeno- 'extranjero', 'extraño' y γλώσσα -glossa, ‘lengua') se reserva a la habilidad sobrenatural o paranormal de vocalizar un idioma existente pero desconocido al que habla o de palabras de un lenguaje espiritual desconocido.
En el uso actual, ambos términos se diferencian en que mientras que la glosolalia es el balbuceo de un lenguaje no existente, la xenoglosia es la habilidad para hablar fluidamente una lengua que el hablante nunca ha aprendido.
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