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Hayagriva



Jáiagriva es una deidad humana con cabeza de caballo, tanto en el hinduismo como en el budismo.

En el hinduismo, Jáiagriva (también Jáiaśirsha)[2]​ es un avatar del dios Visnú. Es adorado como el dios del conocimiento y la sabiduría, con cuerpo humano y cabeza de caballo, de color blanco brillante, con ropas blancas y sentado sobre un loto blanco.

En los textos Pañcha-ratras (‘cinco-noches’) se creó la leyenda de que Jáiagriva rescató el conocimiento de los Vedás (que todavía no se habían convertido en libros) que habían aprehendido los demonios Madhu y Kaitabha, y volvérselo a enseñar al dios Brahmá.

En varios Puranás (compuestos desde el siglo II d. C. en adelante) se cuenta lo mismo.

Jáiagriva es una deidad importante en la tradición visnuista (los adoradores del dios Visnú o de alguno de sus avatares).

Cuando un estudiante comienza sus estudios (tanto de temas religiosos como seculares), pide sus bendiciones.[cita requerida] Se realiza una adoración especial en su avatara-dina (día de descenso), que se celebra en sravana purnima (la luna llena del mes de agosto) y también en Maja-navami, el noveno día del festival Nava-ratri (‘nueve noches’).

Esta estrofa proviene de los Pañcharatra agamas pero ahora se lo conoce como Jáiagriva-stotram (la oración a Jáiagriva) de Vedanta Desika (poeta y religioso hinduista del siglo XIII). Es muy popular entre los devotos de Jáiagriva.[cita requerida]

El poeta Vedanta Desika describe así a Jáiagriva:

Jáiagriva se representa generalmente sentado, con mayor frecuencia con la mano derecha levantada con el mudrá (gesto) de bendición para el suplicante, o en el mudrá viakiá de la enseñanza. La mano derecha también por lo general tiene un aksha-mala (rosario de cuentas de aksha), lo que indica su identificación con el conocimiento meditativo. Su mano izquierda sostiene un libro, lo que indica su papel como maestro. Su rostro es siempre sereno y tranquilo, y a veces sonríe.

A diferencia de su homólogo budista, no hay ningún indicio de un lado temible en la descripción de esta deidad hinduista. De hecho, las dos deidades parecen ser totalmente sin relación entre sí.

Jáiagriva veces se venera en una actitud solitaria de meditación, tal como en el templo de Tiruvahindrapuram. Esta forma se conoce como Ioga Jáiagriva o Jáiagriva Ioguini. Sin embargo, él es adorado con mayor frecuencia junto con su consorte Laksmí y el dúo de estatuas se conoce como Laksmí-Jáiagriva. En esta forma, Jáiagriva es la deidad que preside el monasterio Parakala Matt, un significativo templo de la religión hinduista Sri Vaisnava.

En la tradición shakta del hinduismo, Jáiagriva ocupa un lugar diferente. Un demonio llamado Jáiagriva apareció como hijo del prayapati (patriarca antepasado de toda la humanidad) Kashiapa. Mediante grandes penitencias, el demonio se las arregló para conseguir una bendición de la diosa Durgá, de que solo podría morir en manos de otro Jáiagriva. Esto le inspiró un sentido de inmortalidad, que le hizo atacar a los dioses. Estos se acercaron a Visnú para que los ayudara. Este atacó a Jáiagriva, pero a pesar de sus esfuerzos no pudo matarlo.

Cansado tras la batalla, Visnú fue a Vaikuntha a descansar y meditar en padmasana (la posición de loto, una postura de yoga) con su cabeza apoyada en su fortísimo arco. Los devas se acercaron otra vez a Visnú a pedirle ayuda, pero no pudieron despertarlo de su meditación. Entonces los devas le pidieron a las termitas que los ayudaran a despertar a Visnú, comiéndole la cuerda del arco. Cuando las termitas lograron cortar la cuerda, el arco hizo un sonido terrible, que despertó a todo el universo y a Visnú, pero la cuerda dio un latigazo tan intenso que le cortó la cabeza a Visnú.

Los devas estaban horrorizados por su asesinato, y le pidieron a la diosa Durgá que los ayudara a matar a Jáiagriva. Durgá quedó complacida por las oraciones de los devas, y les dijo que no tenían que temer nada, porque nada en el mundo sucede sin una causa. Les contó acerca de su bendición al demonio Jáiagriva y les ordenó que al cuello vacío de Visnú le pegaran una cabeza de caballo, para así convertirlo en otro Jáiagriva (‘cuello de caballo’) y matar al demonio.

El dios Brahmá mató a un caballo blanco, le cortó la cabeza y se la adhirió a Visnú, quien batalló contra Jáiagriva y finalmente lo mató.

En los Puranás se cuenta la leyenda acerca de cómo los demonios Madhu y Kaitabha habían aprehendido el conocimiento védico (que todavía no había sido convertido en libros, que recién aparecerían con la invasión británica) que poseía el dios Brahmá. Visnú adoptó la forma de Jáiagriva.

Jáiagriva cortó los cuerpos de Madhu y Kaitabha en seis partes cada uno: dos cabezas, dos troncos, cuatro brazos y cuatro piernas.

Otra leyenda[cita requerida] cuenta que durante la creación, Visnú adoptó la forma de Jáiagriva para compilar los Vedás.

Sus devotos consideran que Jáiagriva forma parte de la lista de dashavatara (diez avataras [principales]) de Visnú.[3]

Un gran devoto de Jáiagriva, llamado Sri Vadi Rash Tirtha (de Udupi, en el sur de la India) le ofrecía avena (kollu) al dios.[4]​ Vadirásh mantenía la ofrenda de comida sobre su cabeza, mientras recitaba el Jáiagriva Śloka:

«Se llama Vedá Murti (la personificación de los Vedás). Es el Akararthan. Protege a todas las criaturas. Le enseñó conocimiento a la diosa Sáraswati. Sin su gracia, no podemos obtener buen conocimiento».

Un día, un caballo blanco se acercó y comió la avena. Vadi Rash creyó que era el propio dios Jáiagriva.

En el budismo tibetano, Jáiagriva es una manifestación iracunda del Avalokiteshvara. Se considera que existen 108 formas de Jáiagriva.[5]​ Su habilidad especial es la de curar enfermedades, especialmente enfermedades de la piel (tan graves como la lepra, la cual se cree causada por los nagas (espíritus acuáticos con cuerpo de serpiente).



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