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Henri Bergson



¿Qué día cumple años Henri Bergson?

Henri Bergson cumple los años el 18 de octubre.


¿Qué día nació Henri Bergson?

Henri Bergson nació el día 18 de octubre de 1859.


¿Cuántos años tiene Henri Bergson?

La edad actual es 165 años. Henri Bergson cumplió 165 años el 18 de octubre de este año.


¿De qué signo es Henri Bergson?

Henri Bergson es del signo de Libra.


Henri-Louis Bergson o Henri Bergson (París, 18 de octubre de 1859-ibidem, 4 de enero de 1941) fue un filósofo y escritor francés, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1927.[1][2]

Hijo del músico polaco de origen judío Michał Bergson y de una mujer irlandesa, se educó en el Liceo Condorcet y la École Normale Supérieure, donde estudió filosofía. Después de una carrera docente como maestro en varias escuelas secundarias, Bergson fue designado para la École Normale Supérieure en 1898 y, desde 1900 hasta 1921, ostentó la cátedra de filosofía en el Colegio de Francia. En 1914 fue elegido para la Academia Francesa, coincidiendo con la inclusión ese año de Materia y memoria y La evolución creadora en el Índice de Libros Prohibidos por la Iglesia católica;[3]​ de 1921 a 1926 fue presidente de la Comisión de Cooperación Intelectual de la Sociedad de las Naciones. Poco antes de su muerte en 1941, Bergson expresó de varias maneras su oposición al régimen de Vichy.

El bagaje británico de Bergson explica la profunda influencia que Spencer, Mill y Darwin ejercieron en él durante su juventud, pero su propia filosofía es en gran medida una reacción en contra de sus sistemas racionalistas.[4]​ También recibió una notable influencia de Ralph Waldo Emerson.[5]

Dispensado de inscribirse en el registro en el que debían constar todos los judíos (era famoso y estaba muy enfermo) se presentó personalmente: «quise permanecer entre aquellos que mañana serán perseguidos».

El espiritualismo y el vitalismo. A principios del siglo XX se produce una fuerte reacción ante el positivismo, con el fin de establecer el carácter irreductible del ser humano a la naturaleza. La estrategia consistía en encontrar y acreditar ciertos aspectos (valores estéticos y mentales, la libertad, el finalismo) que constituyen el «mundo del espíritu» y hallar caminos, que sean distintos a los de las ciencias naturales, hacia esos ámbitos. Estos hechos también son reales. Puntos centrales de reafirmación:

Fue parte de un gran fenómeno europeo, cuya culminación se dio en Francia. Los nombres más importantes son: Ravaisson, los Boutroux (padre e hijo Émile y Pierre Boutroux —Émile fue profesor de Bergson—), Blondel y Bergson. Los problemas que abordaron fueron: los derechos de la conciencia y los derechos inalienables de la persona. Problemas que eran percibidos como urgentes y a los que no respondían las ciencias particulares y que necesitaban de una respuesta racional.

Es el filósofo francés más importante de su época. Su filosofía fue un fenómeno de moda. Estudió matemática y mecánica, además de filosofía. Con Bergson se produce el paso del siglo XIX al XX: su vida y el sentido de su filosofía pertenecen al siglo XX. Supone un momento de transición: superación del positivismo para plantear una nueva filosofía y metafísica, un intuicionismo. Los primeros años del siglo XX se caracterizaron por el dominio del racionalismo positivista: cuyo afán de rigor y objetividad es percibido como una limitación del conocimiento, del contenido de la inteligencia y de la vida. Lo real es lo susceptible de conocimiento positivo. Ambiente empequeñecedor y asfixiante. Anhelo de espiritualidad. A la hegemonía de lo externo, mecánico y necesario se opone la filosofía de la vida: derechos de lo interior, lo dinámico, espontáneo y libre.

Inconmensurabilidad y singularidad de la vida. Momento histórico en el que la psicología se constituye como ciencia positiva. Se establecen dos mundos:

Bergson se aparta de la concepción dual (int/ext, etc.) al proponer otra convención: «la percepción dispone del espacio en la exacta proporción en que la acción dispone del tiempo». El espacio no es exterior y el tiempo interior, eso es volver al siglo XIX. El tiempo es lo abierto, el todo no está dado ni puede darse, el pasado es infinito. La historia son las acciones de los pueblos hacia la libertad. La libertad echa sus raíces en la necesidad. Bergson también dice que el espíritu extrae su alimento de la percepción, único obstáculo de la libertad que es plasmado en movimiento. Es por eso que las fuentes de su pensamiento: recuperar determinadas dimensiones de la conciencia, perdidas por el idealismo: sentimiento inmediato de las cosas y de uno mismo. Formación positivista: Darwin (1859. El origen de las especies) y Spencer, de él toma el evolucionismo y su noción de inteligencia, pero lo depura de sus rasgos naturalistas y positivistas, la evolución —y con ella la vida, y sobre todo la vida humana— es para Bergson una inversión de materia en el tiempo hacia lo superior. Bergson también tiene influencias de Kant y los neokantianos, influencia de Schopenhauer e influencias de la tradición personalista francesa, Maine de Biran: radicalidad de la persona y el espíritu, libertad, análisis de la vida interior, la conciencia y la experiencia interior vistas como conocimientos superiores.

Su punto de partida es la filosofía de Spencer (1820–1903). Muy interesado en la mecánica, trabajó como ingeniero en los ferrocarriles. Luego estudió geología y biología. Antes que Darwin, planteó una interpretación de la realidad basada en el principio de la evolución. Rebatió a Comte y su clasificación de las ciencias. Toda la realidad está sometida a la evolución, que es la manifestación de lo incognoscible o «fuerza» (élan vital). Su supuesto es la conservación de la materia y de la energía. Es un proceso mecánico, no finalista, que para él es la más concreta, pero percibe que es obligación de la filosofía ir al fondo de las ideas básicas de la mecánica: el tiempo. La mecánica trata el tiempo de un modo matemático, espacialmente, como un receptáculo vacío y homogéneo que forma una línea; este no es el tiempo real, el tiempo real es (en la opinión de Bergson) una pura duración[8]​ que se capta en la experiencia interna. La mecánica no comprende el tiempo, pues lo concibe según el modo de ser del espacio; además hace imposible el movimiento, pues lo divide en unidades cuya entidad es completa en sí misma.[9]

La filosofía tiene que hacerse cargo de ese tiempo real y para ello recurre a la intuición, como conciencia inmediata o percepción directa de la realidad, que no usa simbolizaciones, aunque no puede prescindir del lenguaje. El positivismo y las ciencias no mantienen su compromiso de fidelidad con los hechos, pues el tiempo de la experiencia concreta escapa a la mecánica, que trata el tiempo como una serie de instantes, uno junto a otro; un tiempo espacializado y reversible (se puede dar marcha atrás y repetir el experimento); los instantes son externos e iguales: tiempo isocrónico de Newton. Pero el tiempo de la conciencia no es así, su rasgo básico es la duración: el yo vive el presente con el recuerdo del pasado y la anticipación del futuro, que solo existen en la conciencia que los unifica. Los instantes valen de diferente modo, un momento penetra en otro y queda ligado a él. Es inútil ir a la búsqueda del tiempo perdido: no hay reversibilidad del tiempo. El tiempo es nuevo a cada instante y requiere un método específico.

Henri Bergson escribe su testamento el 8 de febrero de 1937, el cual, luego de su muerte, quedará en posesión de su esposa quien más tarde se lo dará a conocer a Emmanuel Mounier. En el texto señala una posibilidad de conversión que declinará al ver la persecución que se tramaba contra los judíos a inicios de la Segunda Guerra Mundial. Su testamento recoge sus último deseo de esta forma:




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