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Hipótesis jázara



La hipótesis jázara es una hipótesis científica que postula que los modernos judíos asquenazi no son descendientes de los antiguos hebreos, sino que descenderían de los jázaros, un pueblo turco centroasiático que se convirtió al judaísmo y dominó parte del Cáucaso en el pasado.[1][2][3]​ La hipótesis se originó en el siglo XIX pero se mantuvo oscura hasta que fue revitalizada y popularizada por el libro La decimotercera tribu de Arthur Koestler en 1976. La hipótesis sigue siendo ampliamente debatida actualmente. Estudios genéticos realizados en poblaciones judías han sido utilizados para confirmar y negar la hipótesis.[4][5][6]

Aunque científica en esencia y por tanto debatida imparcialmente dentro de círculos académicos, la hipótesis jázara ha sido utilizada por grupos como la Identidad Cristiana (organización neonazi, antisemita y supremacista blanca) y el angloisraelismo tardío para alegar que la raza blanca es el genuino pueblo elegido no así los judíos modernos, algo que nunca fue postulado por los proponentes de la hipótesis quienes consideraban a sefarditas, mizrajíes y otras ramas del judaísmo como descendientes de los hebreos. También ha sido utilizada como un argumento por el antisionismo para disputar el ligamen histórico de los judíos sobre la región de Palestina.

Se le suele atribuir al rabino ucraniano Isaac Baer Levinsohn el haber sido el primero en postularla.[7]​ En 1808 Gustav von Ewers la propuso de nuevo cuando se debatió el origen ruso entre sí este se atribuía a los conquistadores Varegos o a eslavos nativos.[8][9][10]​ Sería luego sostenida por el historiador ruso Nikolái Karamzín y por el orientalista alemán Karl Friedrich Neumann. En 1869 el orientalista ruso Abraham Harkavy propondría un vínculo entre los judíos de Europa Oriental y los jázaros,[11]​ mientras el jajam caraíta Abraham Firkovich argumentó que su rama del caraísmo descendía de los turcos. Sin embargo, sería el francés Ernest Renan quien sería usualmente atribuido como padre de la hipótesis jázara al postularla en una conferencia parisina el 27 de enero de 1883:

Curiosamente la tesis de Renan fue acogida inicialmente por algunos judíos como Isidore Loeb,[13]​ el jajam caraíta turco Seraja Szapszal, y otros como una forma de combatir el antisemitismo,[14][15]​ argumentando que los judíos eran, por tanto, europeos y no podían verse como una “raza extranjera”, sino como simples europeos de una religión diferente a la cristiana o musulmana. Debe recordarse que antes del surgimiento del antisemitismo racial que llegó a su apogeo en la Alemania nazi la mayor parte del antisemitismo se basada en preceptos religiosos. Con el surgimiento de los distintos nacionalismos europeos en el siglo XIX que llevó a la constitución de distintas naciones-estado (a menudo basadas en criterios lingüísticos o culturales) como la Unificación de Alemania y la Unificación de Italia, así como el desmembramiento del Imperio austro-húngaro en distintas nacionalidades, nace también el sionismo con la búsqueda de un estado-nación judío. Los primeros sionistas no eran religiosos (de hecho, los judíos religiosos rechazaban el sionismo al considerarlo blasfemo, idea que todavía permanece dentro de una minoría de judíos ultraortodoxos), el mismo Theodor Herzl, padre del sionismo, era ateo. El sionismo originalmente buscaba la creación de una identidad nacional judía secular no muy diferente a los movimientos nacionalistas de serbios, húngaros, checos, etc.

En 1909 Hugo von Kutschera propuso en un libro que los jázaros representaban el núcleo fundacional de los judíos asquenazíes, mientras que la hipótesis fue introducida a América en 1911 por el etiólogo judío Maurice Fishberg y su libro The Jews: A Study of Race and Environment.[16]​ En 1919 la retomaría Yitzhak Schipper, judío polaco y sionista, además sería mencionada por figuras intelectuales como Sigmund Freud y el escritor H.G. Wells quien diría en 1921 que “la mayor parte de la judería nunca estuvo en Judea”. El historiador ucraniano-israelí Abraham N. Polak quien luego sería profesor en la Universidad de Tel Aviv apoyó la hipótesis jázara en 1943.[17]

En la Alemania nazi los escritos del teórico racista Hans F. K. Günther negaban que los judíos asquenazí fueran exclusivamente jázaros, asegurando que eran una mezcla de distintas razas incluyendo europeos, negros y semitas, de la cual los jázaros eran solo una más.[18]​ Sin embargo, el reclamo caraíta de ser descendientes de conversos jázaros sí salvó a los caraítas del exterminio nazi pues las autoridades alemanas aceptaron (o cuando menos suspendieron el exterminio mientras se investigaba más) el reclamo de que los caraítas crimeos eran racialmente europeos y solo judíos de religión.[19][20]

En el período de la posguerra la hipótesis se mantuvo defendida por el prestigioso historiador judío Salo Wittmayer Baron en su libro Social and Religious History of the Jews de 1957,[21]​ quien destacaba la importancia que tuvieron los jázaros en la construcción de la identidad judía en Europa Oriental.[22]​ También la sostuvieron eruditos judíos como Léon Poliakov, Ben-Zion Dinur y, por supuesto, el más conocido Arthur Koestler quien en 1976 publica La treceava tribu. Koestler revitalizaría la hipótesis que, hasta entonces, había caído casi en el olvido y había sido mayormente descartada en círculo académicos por falta de evidencia. Koestler, quien era judío, también consideraba que la hipótesis jázara mitigaría el antisemitismo.[23]

La hipótesis ha sido defendida por figuras como el historiador Shlomo Sand, el lingüista Paul Wexler y el genetista israelí Eran Elhaik, pero negada por otros. Por ejemplo el historiador judío Shaul Stampfer considerada que la "conversión masiva" de los jázaros es un mito y nunca sucedió, y que solo la élite gobernante se convirtió al judaísmo. Elhaik asegura haber encontrado evidencia genética que confirma la hipótesis en su estudio de 2012 que solo 3% de los genes descubiertos en poblaciones asquenazíes pueden ligarse al Medio Oriente siendo mayormente europeos.[24]​ Aunque el estudio de Elhaik fue contestado por distintos especialistas criticando su metodología y hallazgos.[25][26][27]

Durante la discusión sobre la partición de Palestina la hipótesis fue invocada por políticos británicos como John Hope Simpson y Edward Spears, árabes como Faris al-Joury, Jamal al-Huseiny y Albert Hourani y el estadounidense Benjamin Freedman para oponerse a la fundación de Israel.[28][29]​ Es aún utilizado por algunos círculos antisionistas aunque ha caído en desuso en el mundo árabe.[30]

La hipótesis jázara fue entusiastamente acogiada por antisemitas como Ezra Pound, el líder del Ku Klux Klan Hiram Wesley Evans, Burton J. Hendrick, el supremacista blanco Lothrop Stoddard, David Duke y Douglas Reed, y se convirtió también en una piedra angular de la teología de la Identidad Cristiana.[31][32][33][34]​ El macartista John Beaty publicaría en 1953 The Iron Curtain over America alegando que los judíos jázaros eran responsables de todas las guerras que había padecido Estados Unidos.[35]​ El jazarismo fue también utilizado por autores antisemitas en la URSS como Boris Rybakov, Mijaíl Artamónov y Lev Gumilyov.[36]​ Sería también utilizado por algunos grupos como la secta destructiva japonesa Aum Shinrikyo la cual reclama para el pueblo japonés el ser descendiente de las tribus perdidas de Israel.[37][38][39]



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