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Hirudo medicinalis



La sanguijuela medicinal (Hirudo medicinalis) es una especie de anélido hirudíneo de la familia Hirudinidae.[1]​ Se distribuye por gran parte de Europa, encontrándose en agua dulce. Se alimenta de sangre (hematófago).

La sanguijuela medicinal europea es la especie más famosa de las numerosas especies de sanguijuelas, difíciles de distinguir a simple vista. La especie es conocida también localmente como sangonera, sanguisuela, sanguja o chupasangres. Es un anélido o gusano anillado que carece de quetas y parápodos. Su cuerpo, de hasta 30 cm, lo forman 34 metámeros, pero internamente no presenta tabiques de división. Tiene un clitelo que segrega una cápsula incubadora para la progenie.

Las sanguijuelas están protegidas en numerosos países por su disminución, consecuencia de la destrucción de su hábitat y la contaminación. Al final del siglo XIX, más de 50 millones de sanguijuelas medicinales poblaban los pantanos y estanques de Francia. Hoy en día está casi extinta en estado salvaje. La desecación y polución de humedales, los pesticidas, la introducción de especies exóticas, etc., han exterminado esta especie y hecho raras a la mayoría. Pocas personas en Europa occidental han visto alguna vez una sanguijuela en su medio natural.

En la parte anterior presenta una ventosa bucal, la boca (con tres mandíbulas dentadas), una ventosa posterior y ano. La boca, armada con dientes que utiliza para cortar la piel de las víctimas a las que sangra, succiona con una poderosa faringe y la ventosa bucal. Entre los dientes poseen unas glándulas que segregan hirudina, que impide la coagulación de la sangre.

El tubo digestivo tiene numerosos ciegos donde almacenan la sangre durante largo tiempo. Usa una combinación de mucus y succión para permanecer prendida de la víctima mientras secreta en la herida una enzima anticoagulante vasodilatadora que penetra en el torrente sanguíneo y hace que la sangre fluya en mayor cantidad.

Hirudinea tiene un origen común de Oligochaeta, grupo en su mayoría detritivoro o filtrador, con algunas especies (Lumbriculidae) predadoras con adaptaciones similares a los hirudíneos. Hirudo no siempre depende de la sangre para vivir, pero aprovecha la oportunidad de alimentarse de los vertebrados, si se presenta.

Las sanguijuelas se usan desde hace miles de años para sangrados en sociedades tradicionales. Su saliva contiene un número de compuestos que asisten a su alimentación:

Las sanguijuelas producen tan poca hirudina que es poco práctico extraérsela, necesariamente debe sintetizarse usando técnicas de recombinación de ADN.

Bdellatomy es la práctica de cortar ligeramente a la sanguijuela para que la sangre del buche se le derrame. Así, pensando que no se ha llenado todavía, continúa succionando en vez de desprenderse. Esta práctica fue publicitada por primera vez en 1868 por el Daily News.

Es igual a la anatomía de la mayoría de sanguijuelas no hematófagas. (Ver Anatomía en Hirudinea).
Además presenta:

La sanguijuela, cuando encuentra una presa, se fija rápidamente a ella con su ventosa anterior. Su boca, con tres mandíbulas en forma de sierra de más de cien minúsculos colmillos cada una, cortan la piel, dibujando una estrella de tres puntas. Con su saliva anestésica y anticoagulante succiona de 10 minutos a una hora sin producir dolor. Una vez que se desprende el animal, el corte sigue sangrando durante varias horas.

La sangre se almacena en el buche con hirudina, que es un péptido anticoagulante que la prepara para su descomposición. La sangre se digiere muy lentamente, evitando su fermentación por organismos patógenos, como se explica a continuación:

La sanguijuela, como las otras especies hirudineas no hematófagas, producen exopeptidasas endógenas intestinales, que rompen las cadenas polímeras de aminoácidos, monómero por monómero, hasta degradar totalmente la molécula de proteína.

La reducción de la proteína, lentamente pero progresando, la inicia por ambos extremos: el extremo amino o el inicio carbóxilo. Así que se supone, que además de digerirlas por la arilamidasa exopeptidasa propia, se ayuda de proteasas procedentes de bacterias simbióticas que habitan su tracto digestivo.
Una vez degradadas las proteínas, las resintetiza en proteínas propias.

Esta forma de digerir es única en el reino animal. No sigue la misma secuencia que en los demás animales porque la sanguijuela no secreta endopeptidasas. Las exopeptidasas son muy prominentes en Erpobdella punctata norteamericana. La digestión exopeptica de los Hirudinea, un avance evolutivo, distingue a estos carnívoros clitelados de los oligoquetos.

La deficiencia de enzimas digestivas, y más importante, la deficiencia de vitaminas, por ejemplo el complejo vitamínico B, es compensada por las enzimas y las vitaminas producidas por su microflora intestinal simbiótica.

Hirudo medicinalis, mantiene esta relación digestiva simbionte con la bacteria Aeromonas hydrophila, que además se mantiene en cultivo segregando el antibiótico natural penicilina que la protege a ella y a la sanguijuela.

Otras especies de sanguijuela no tienen un único simbionte, sino varios.

La sanguijuela es hermafrodita, cada individuo tiene gónadas de ambos sexos, ovarios y testículos.

No hay productos repelentes. Lo más efectivo es no exponer la piel desnuda y llevar ropa cerrada que no permita al gusano deslizarse adentro. Es común, en personas acostumbradas a vivir en áreas con sanguijuelas hematófagas observar que no se acercan a ninguna o que ninguna se les acerca por el agua o esté suspendida, colgando de la vegetación. Es posible usar insecticidas.

Las especies de sanguijuela no hematófagas son mucho más numerosas en individuos y no todas las especies hematófagas pueden alimentarse de sangre humana o perforar la piel humana. Las especies no hematófagas huyen de las personas en cuanto las detectan, como huyen del resto de depredadores.

El jugo de limón, la sal, el alcohol, el mentol, el alcanfor, la orina y otros productos irritantes las hacen desprenderse. Como con ácaros hematófagos (garrapatas), puede ser peligroso arrancarlas y que alguna parte del animal quede en la herida, lo que puede causar una infección. Es recomendable acudir al médico, aun cuando el animal ya se haya desprendido. La cantidad de sangre que absorbe un animal no pone la vida de un niño en peligro. El principal riesgo es el pánico.

Hay pocas evidencias de transmisión de enfermedades por mordedura. La sanguijuela puede contener parásitos en su tracto digestivo que la parasiten, pero usualmente no pueden sobrevivir en humanos en ese estado ni siendo ingeridos con el animal. Si la herida se limpia correctamente, no hay riesgo de infección. La herida no duele y no debería ser rascada ya que puede introducir infecciones.



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