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Historia de Malta



La llegada del hombre al Mediterráneo central fue relativamente tardía en comparación con otras zonas del entorno. Parece que Malta no fue ocupada hasta el Neolítico (5200 a. C.). La ocupación provino de los desplazamientos de la vecina Sicilia. Durante este periodo se importaba lava y piedras desde la costa siciliana y se exportaban textiles manufacturados. Los más antiguos signos de enterramiento fueron encontrados en Skorba. Durante la que sería la Edad del Cobre en Sicilia, en Malta floreció la Edad o Era de los Templos, (4000 a. C. - 2500 a. C.) en honor a las grandes construcciones megalíticas que se llevaron a término. Esta civilización autóctona conoció por sus intercambios con Sicilia los metales pero no los usó, llevando a cabo un gran desarrollo en la técnica de elaboración de útiles con la piedra. En la Edad del Bronce las aldeas por vez primera comenzaron a ser protegidas con singulares empalizadas. La llegada del cobre y el bronce permitieron una expansón de los cultivos y un aumento de la población. De 1500 a. C. a 725 a. C. la población abandona las pequeñas aldeas para instalarse sobre las colinas fortificándolas. Los contactos con el exterior aumentan con griegos, micénicos y otros pueblos del este.

La llegada de los fenicios ocurrió en torno al año 1000 a. C., que bautizaron la isla principal Malat, que significa refugio seguro, que fue su base para el comercio y para las exploraciones a través del Mar Mediterráneo. En el 736 a. C., los griegos ocupan la isla convirtiéndola en la colonia de Melita, si bien su presencia es poco significativa hasta el periodo helenístico.

Los fenicios habían establecido colonias también en la misma época en Chipre, este de Sicilia y norte de África. La razón de la ocupación no es solo comercial, es también estratégica con respecto a la potencia griega y Etrusca.

Las islas pasaron después al control de Cartago (en 400 a. C.) tras declararse las hostilidades con los Griegos. Malta ha asumido su papel de frontera entre otras dos grandes potencias cuando Alejandro Magno hace su aparición. En el 264 a. C. Roma se interesa por las islas y la conquista alrededor del 218 a. C. durante la segunda guerra púnica. Las islas prosperaron bajo el dominio romano y durante ese tiempo fueron consideradas un municipium y un feodorata civitas. Muchos restos de la presencia romana aún existen, atestiguando la cercana relación entre los malteses y los romanos. Malta se convierte en un refugio seguro para la flota Romana en invierno que le permite actuar en el centro del Mediterráneo en todo tiempo. En el 60 dC, las islas fueron visitadas por San Pablo, que se dice en los Hechos de los Apóstoles que naufragó en las costas en lo que hoy se denomina la Bahía de San Pablo.

Después de una breve dominio de los bizantinos en el 533 según relatan las crónicas y un uso para la flota en distintos puertos de Gozo y Malta, además de un probable saqueo de los vándalos, las islas fueron conquistadas por los aglabíes en 878, inusitadamente más tarde que otras zonas de la costa mediterránea como la Hispania visigoda y ello debido probablemente a su aislamiento y a la dificultad de llegar por mar desde África. La influencia árabe puede ser encontrada en la moderna lengua maltesa, una lengua fuertemente romanizada que originalmente deriva del árabe vernacular. Durante este tiempo sus habitantes se convirtieron al islam para evitar ser esclavizados.

En 1090, los árabes fueron finalmente sustituidos por los normandos de Sicilia al mando de Roger I, después de que Malta volviera a ser cristiana, aunque fue necesaria una segunda expedición en 1127 para el total control del archipiélago con Roger II. Fue en esta época que fue creada la nobleza maltesa. Ésta todavía permanece hoy en día, y hay 32 títulos que todavía se usan, siendo el más antiguo de los Barones de Djar il Bniet y Buqana.

Tras la expulsión de los musulmanes en 1248 la lengua árabe y la siciliana convivieron y Malta dependió de diversos señores. A partir de 1373 Malta dispone de una asamblea (Università) propia que dicta sus normas y guardaba, al menos aparentemente, su independencia con respecto a los señores, si bien estaba compuesta por letrados, clérigos y terratenientes. Regulaban el comercio e impartían justicia, así como formaron un grupo de soldados encargados de la defensa de las ciudades. En realidad el modelo no distaba mucho del feudalismo europeo.

Malta mantenía su posición estratégica con respecto a normandos, sicilianos y árabes. Las relaciones comerciales eran fluidas. Estaba en la ruta que partía de Castilla y Aragón hacia el este del Mediterráneo, y entre Génova y el Norte de África (en concreto los puertos de Túnez y Argelia). Durante este tiempo la producción de algodón fue importante, convirtiéndose en una de las principales exportaciones.

El cristianismo fue reintroducido en las islas en 1127 con Roger II. Se extendió rápidamente, aunque no contó con Obispo propio hasta 1366, estableciéndose las primeras órdenes religiosas como los franciscanos en 1372 y los benedictinos. A este establecimiento ayudó la historia de la presencia de San Pablo en la antigüedad.

A partir de 1282 Malta pasa a formar parte de la Corona de Aragón. Al inicio del periodo el predominio de comerciantes extranjeros en la economía de Italia y de Sicilia meridional era muy pronunciado. Los aragoneses fueron formando también un grupo importante de comercio mientras que los banqueros genoveses facilitaban cuantos créditos pudiera precisar la corona aragonesa. Tras la unificación del Reino de Castilla y Aragón y la expansión mediterránea de los mismos entre 1500 y 1510, que supuso la conquista de Trípoli, Sfax, Melilla y Orán, la importancia de Malta en la Corona de Nápoles fue mucho menor.

En 1530, las islas fueron cedidas por Carlos I de España a la Orden de los Caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén que habían sido expulsados de Rodas por el Imperio otomano en 1522 a perpetuidad, a cambio del pago simbólico de un halcón cada año. Esta orden monástica militante, conocida desde entonces como la Orden de Malta, fue sitiada por los turcos otomanos en 1565, después de que reforzaran las fortificaciones, especialmente en la nueva ciudad de La Valeta, así nombrada por Jean Parisot de La Valette, su constructor.

Su dominio terminó cuando Napoleón conquistó las islas en 1798. La ocupación francesa fue impopular, sin embargo, debido a su negativa actitud hacia la religión. Los malteses se rebelaron contra ellos, y los franceses fueron forzados a retirarse tras de las fortificaciones. El Reino Unido de Gran Bretaña, junto con el Reino de las Dos Sicilias, envió municiones y ayuda. Los británicos también enviaron su flota, que impuso un bloqueo a las islas. Las aisladas fuerzas francesas, bajo el general Claude-Henri Belgrande de Vaubois se rindieron en 1800, y los británicos tomaron el control de las islas, convirtiéndose en un protectorado y fue presentado por varios líderes malteses a Sir Alexander Ball.

En 1814, como parte del tratado de París, Malta pasó a ser oficialmente parte del Imperio Británico. Debido a su situación estratégica en mitad del Mediterráneo, a medio camino entre el estrecho y la base británica de Gibraltar al oeste y el Canal de Suez y el Egipto británico al este, pasó a ser usada como puerto de escala hacia la India británica y siendo cuartel general de la flota hasta mediados de la década de 1930. Malta desempeñó un papel importante durante la Segunda Guerra Mundial, dado que su posición también se hallaba a medio camino entre la Italia fascista y su campo de batalla en Libia y África del Norte, por lo que fue una espina en las líneas de aprovisonamiento del Eje, siendo bombardeada y duramente sitiada. El coraje de su pueblo llevó a la entrega de la Cruz de San Jorge, que hoy puede ser vista en la bandera del país.

La independencia de Malta fue concedida el 21 de septiembre de 1964. Según la Constitución de 1964, Malta mantiene como soberana la Reina Isabel II, y un gobernador general ejerce la autoridad ejecutiva en su nombre. Pero el 13 de diciembre de 1974, Malta se transformó en una república dentro de la Commonwealth, con un Presidente como jefe de estado. Aunque Malta era enteramente independiente desde 1964, los servicios británicos permanecieron en el país y mantuvieron un control total sobre los puertos, aeropuertos, correos, radio y televisión hasta el 31 de marzo de 1979, cuando las últimas tropas británicas abandonaron la isla después de que el gobierno británico rehusara pagar la tasa que pretendía el gobierno laborista maltés de Dominic Mintoff para permitir que las fuerzas británicas permanecieran en el país. Malta se encontró en momento libre de bases militares extranjeras por primera vez en la historia. Este acontecimiento es hoy celebrado como el Día de la Libertad. Malta emitió una moneda conmemorativa de 2 euros para celebrar este acontecimiento.

Malta se adhirió a la Unión Europea el 1 de mayo de 2004.



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