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Huaca Huallamarca



La Huaca Huallamarca, antiguamente llamada Pan de Azúcar, es una construcción prehispánica de forma de pirámide trunca, situada en plena zona residencial del distrito de San Isidro, en Lima, Perú.

Fue uno de los principales asentamientos de la tradición cultural Pinazo de la costa central peruana y su construcción data aproximadamente del 200 antes de nuestra era. Se convierte en cementerio en el 300 d.c., teniendo entierros correspondientes a las culturas Lima, Huaura (Tricolor-Geométrico), Sicán, Chincha e Ychsma.

En la década de 1950 fue reconstruida por obra de Arturo Jiménez Borja, y el 8 de agosto de 1960, se inauguró el Museo de Sitio Huallamarca, el primer museo de sitio del Perú. Su dirección es la calle Nicolás de Ribera 201, esquina con la avenida El Rosario, en el distrito de San Isidro.

Huallamarca fue el nombre que el arqueólogo peruano Julio C. Tello en la década de 1930 le concedió. El llamó a toda la zona comprendida entre los actuales distritos de Lince y Miraflores "Wallamarka" o "Huallamarca" (pueblo de los hualla en quechua) ya que cronistas coloniales del siglo XVI (publicados por Víctor Barriga) mencionan la existencia de unas "tierras de gualla" cerca de donde ahora es la huaca Pucllana en Miraflores. Sin embargo, el nombre de "Gualla" parece limitado sólo a ese sitio, por lo que la denominación de "Huallamarca" para la pirámide sanisidrina podría ser diferente. Hasta principios de siglo XX se le conocía públicamente como "Pan de Azúcar" a partir de la forma de sus adobes, los cuales se asemejan aun dulce conocido en Lima en ese periodo.

La primera información sobre Huallamarca, corresponde a 1873, cuando Thomas Hutchinson hombre de negocios interesado en la cultura, publica su libro Two years in Peru: with exploration of its antiquities. En el cual presenta el grabado del sitio arqueológico, siendo un edificio escalonado en dos niveles de paramentos completos y talud empinado en todo el contorno.

Las primeras excavaciones arqueológicas fueron realizadas en 1942 y estuvieron a cargo de Julio C. Tello. EL arqueólogo peruano manifiesta que la Huaca Pan de Azúcar forma parte del grupo arqueológico llamado Wallamarca en el que están comprendidas las Huaca Juliana, Lima-tambo y Santa Beatriz, así como se encuentra dentro de los límites de la Hacienda Pan de Azúcar (Tello 1999 (1942): 69).

En 1958, Arturo Jiménez Borja, junto a Jorge Zegarra Galdós, excavó la cima de la pirámide donde se ubica un cementerio del que se extrajeron 48 fardos funerarios, y que promovió la creación del museo de sitio, uno de los primeros existentes en el Perú. Gracias a esto, la Municipalidad de San Isidro logró realizar trabajos de conservación con la intención de preservar el área del crecimiento urbano de la zona.

En los cuadernos de campo Zegarra describe una gran cantidad de adobitos cónicos (grano de maíz) colocados en hiladas desordenados alrededor de la huaca, apreciándose que en los sectores donde faltan las hiladas de adobitos cónicos, el interior ha sido rellenado con grava (Zegarra, 1958: 8). Cabe destacar que el empleo de adobes amorfos en su construcción, es propio de la tradición cultural Pinazo (años 100 a. C. a 200 d. C.) los cuales eran hechos a mano, guardando la impronta de las palmas de las manos de sus creadores. Este detalle permite establecer que fue levantada antes que la cultura Lima se desarrollara en el valle (100-700 d. C.), la misma que impuso otro estilo de construcción. Huallamarca fue contemporánea con otras importantes culturas peruanas como la cultura Vicus, Salinar, Topará (Paracas Necrópolis), la cultura Pucará, etc. La pirámide fue posteriormente abandonada y fue usada profusamente como cementerio, hasta la época Inca.

Entre los años 1991 y 1992 se ejecutaron tres temporadas de excavaciones arqueológicas a cargo de la Lic. Clide Valladolid, dentro del marco del Convenio de Investigación, Conservación y Puesta en Valor del Sitio, entre la Municipalidad de San Isidro, el Museo de la Nación y el Instituto Nacional de Cultura.

El arqueólogo Julio C. Tello Cuando describe a Huallamarca, como una estructura construida exclusivamente con adobes pequeños amasados a mano, en forma de muelas o de conos irregulares, le llama la atención que en el sitio arqueológico no exista restos de adobitos rectangulares ni de adobones que son los tipos empleados en los sitios arqueológicos vecinas de San Isidro y en otras del valle de Lima (Tello 1999 (1942): 69). Dentro de su reconocimiento, Tello logra apreciar que en la parte superior del sitio arqueológico existen numerosas tumbas, atribuyéndolas a los períodos tardíos, llegando a compararlo en semejanza con las tumbas del sitio arqueológico Huaca Malena, ubicado en el valle de Asia (Tello 1999 (1942): 69).

El arqueólogo Jorge Zegarra Refiere que el sitio arqueológico es un montículo aovado dirigido de sur a norte con una extensión de 120 m de largo y 75 m de ancho. También describe la presencia de gran cantidad de adobitos cónicos (grano de maíz) colocados en hiladas desordenados en todo alrededor de la huaca, y que en los sectores donde faltan las hiladas de adobitos cónicos, el interior ha sido rellenado con grava (Zegarra, 1958: 8). El Dr. Arturo Jiménez Borja}, en una primera impresión, refirió que probablemente la huaca había sido construida en varias plataformas superpuestas con rellenos de grava y tierra contenidos por los adobitos a manera de muro de contención (Zegarra, 1958: 8).

Esta huaca o centro ceremonial mide en su base 85 m de largo por 67 m de ancho, y se eleva 20 m. Tiene la forma de pirámide trunca, con tres plataformas superpuestas y con una rampa de 9 m de ancho en su parte frontal, por la que se llega a la cima. Sin embargo, esta forma que muestra en la actualidad debido a la restauración es muy distinta al aspecto original que no contaba con rampa de acceso frontal y en donde los estadios de ocupación servían cada uno como plataforma para dar paso a la siguiente ocupación.

Esto fue revelado en las excavaciones llevadas a cabo durante la década de 1990 donde se encontraron una serie de construcciones superpuestas piramidales en cuya cima se encontraban recintos conectados con pasadizos y escalinatas y con las paredes pintadas de color amarillo.

En el siglo XIX fue visitada por numerosos viajeros, ya que era famosa por sus entierros ricos en objetos de cerámica y de metal. De acuerdo a las referencias antiguas, tenía 125 m de largo por 76 de ancho y su forma era cónica, por lo que era llamada "Pan de Azúcar".

En la década de 1920 se le hizo un gran corte en los flancos para habilitar un camino hasta su cima, que fue nivelada. En 1941 la municipalidad de San Isidro inició su demolición, la cual se paralizó debido a la intervención del Patronato Nacional de Arqueología. En la década de 1950 el Ministerio de Fomento y Obras Públicas autorizó su demolición para erigir en su lugar un parque público, pero al no prosperar tal desaguisado, la Casa de la Cultura del Perú inició la revalorización y la reconstrucción de la pirámide, con el patrocinio de Carlos Neuhaus Rizo Patrón, entonces alcalde del distrito. La obra de restauración fue encomendada a Arturo Jiménez Borja, un médico aficionado a la arqueología, que ya había hecho una labor similar en Puruchuco. En 1960 se culminó la labor con la instalación de un museo de sitio que cobija los restos rescatados en el lugar.

Esta huaca tuvo originalmente la forma de una pirámide escalonada. Se asume que el entusiasmo de Jimenez Borja en medio del predicamento de salvar esta ruina dio lugar a una restauración creativa. Quienes estuvieron presentes en la obra suelen afirmar que en muchas ocasiones el doctor Jimenez Borja hizo excesivas suposiciones sobre las características de la edificación.

A partir de 1991 Neuhaus Rizo Patrón, ocupando por segunda vez la alcaldía del distrito, propició nuevas investigaciones y obras de limpieza en el sitio, que fueron conducidas por la arqueóloga Clide María Valladolid.

La cerámica más antigua hallada en Huallamarca pertenece al estilo Pinazo que se caracteriza por su monocromía y por sus botellas de doble pico y asa puente. La más reciente corresponde al estilo denominado Ychsma. Entre ambas tradiciones se intercalan tipos de cerámica de los estilos Lima Tardío, Sicán Medio, Huaura, Chincha y Chancay. De la época Inca se encontraron grandes tinajas sin cuello asociadas a estructuras sencillas de uso doméstico.

El primer momento de ocupación se relaciona con la edificación de la plataforma escalonada. Su construcción se emprendió durante la parte final del período Formativo e inicios de la cultura Lima (200 a. C.).

La edificación congregó y organizó a un sector de la población del valle bajo del Rímac con fines ceremoniales, administrativos, políticos y sociales. Los objetos encontrados que acompañan las sepulturas halladas en Huallamarca permite hacernos una idea de la vida cotidiana de los antiguos habitantes del distrito de San Isidro. Todos nos indica que estas familias desarrollaron una vida moderada y laboriosa, no se presentan indicios de sacrificios humanos, ni se han hallado armas. En cambio se han hallado multitud de útiles de labranza, piezas de tejido de algodón, cestos de costura repletos de útiles de hilandería, mates decorados usados como vajilla, vasijas de cerámica, juguetes de niños e instrumentos musicales.

2004, Pachacamac y el canal de Guatca en el bajo Rimac. En: Bull. Inst. Fr. Etudes Andines, 33 (3), pp. 783 – 814, Lima.




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