El Sagrario de la Catedral de Sevilla, es un templo religioso de estilo barroco y culto católico que se encuentra ubicado en la Avenida de la Constitución. Está integrado en la gran manzana formada por la Catedral, cuyos servicios parroquiales administra, el Patio de los Naranjos y otras edificaciones anexas.
La construcción se inició en 1618, según trazas del entonces Maestro Mayor de la Catedral de Sevilla, Miguel de Zumárraga, el cual dirigió las obras hasta su muerte ocurrida en 1630. También participaron en el diseño los arquitectos Alonso de Vandelvira y Cristóbal de Rojas. Los trabajos continuaron bajo la dirección de Fernando de Oviedo, para ser por fin finalizada por Lorenzo Fernández Iglesias en junio de 1662.
El lugar escogido fue la nave de Nuestra Señora de la Granada, en el ala oeste del Patio de los Naranjos, por lo que fue preciso para comenzar las obras derribar los restos que allí existían de la antigua Mezquita Mayor y diferentes capillas cristianas, así como la portada plateresca del Sagrario viejo, realizada en mármol blanco.
Al estar construida íntegramente en piedra ha presentado problemas constructivos a lo largo de su historia, amenazando ruina y siendo restaurada en varias ocasiones, siendo las más recientes en los años 60 del siglo XX y en 2017.
El exterior del edificio es de gran sobriedad. La fachada se divide en tres cuerpos superpuestos con pilastras, presentando los dos inferiores ventanas simuladas. En la cabecera existe una galería porticada. El remate de los muros se realiza con antepechos calados y flameros.
Posee cuatro portadas: dos en el muro derecho, que se abren al Patio de los Naranjos, una a los pies por la que se accede a la Catedral y la cuarta, que sirve de entrada habitual a los fieles, y que comunica con la Avenida de la Constitución. Esta última presenta dos medias columnas pareadas y un doble frontón, sobre el que aparecen esculturas de virtudes y jarrones florales.
La estructura de la iglesia parte de una planta de cruz latina, el crucero está cubierto por una cúpula con linterna. El interior en cambio tiene una rica decoración. Las bóvedas poseen una gran profusión de relieves, que fueron realizados por Pedro de Borja, en compañía de sus hermanos Pablo y Felipe.
El primer retablo para esta iglesia fue terminado en 1712, por Jerónimo de Balbás como ensamblador y Pedro Duque Cornejo, como escultor. La obra tuvo gran aceptación, pero desde mediados del siglo XVIII la nueva estilística neoclásica, auspiciado por la dinastía borbónica llegada de Francia, sentenció este retablo ultrabarroco, que fue demolido en 1824. Algunas de sus figuras fueron arrumbadas en las dependencias del Sagrario. Solo se conserva en el actual retablo la escultura de San Clemente, obra de Duque Cornejo, que se ubica en el remate del conjunto.
En 1840 el testero fue ocupado por el retablo del Descendimiento de Cristo, obra de Pedro Roldán, que había presidido la capilla de los Vizcaínos en el convento convento casa grande de San Francisco que había sido demolido ese año. Para su nueva ubicación, el retablo hubo de ser objeto de algunas modificaciones
El actual retablo mayor (1665-1669) es obra de Francisco Dionisio de Ribas que realizó la estructura y Pedro Roldán autor de las tallas. Destaca la escena central de La Piedad, por la destacada composición del conjunto y que está considerada una de las obras cumbre de Pedro Roldán. La policromía fue realizado por Valdés Leal.
En 1860, se encargó a Vicente Hernández un panel con bustos de San Pedro y San Pablo para ser situado por debajo del friso que representa la entrada en Jerusalén.
A los dos lados del crucero, se sitúan sendos retablos construidos en el siglo XVII con mármoles de diferentes colores, ambos poseen esculturas de Cayetano de Acosta.
El de la izquierda está presidido por un Cristo Crucificado de Manuel Pereira con una inmaculada a sus pies, esculturas de gran mérito, mientras que el de la derecha lo esta por La Virgen del Rosario también de Cayetano de Acosta.
Sobre las tribunas que existen en la parte alta de los muros laterales, pueden contemplarse ocho colosales estatuas, cuatro corresponden a Padres de la Iglesia y las demás a los evangelistas. Fueron realizadas por el escultor de origen flamenco José de Arce a partir de 1657.
Alrededor de 1690, el pintor Matías de Arteaga que era miembro de la Hermandad Sacramental de esta iglesia, pintó una serie de 9 obras sobre temas bíblicos relacionados con la eucaristía. La hermandad aun conserva estas pinturas que forman parte de su patrimonio.
Aunque en la jurisdicción parroquial tienen sede otras hermandades y asociaciones piadosas, son tres las que están establecidas en la propia iglesia parroquial:
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