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Ignacio García May



¿Dónde nació Ignacio García May?

Ignacio García May nació en Madrid.


Ignacio García May (Madrid, 1965) es un dramaturgo español.

Ignacio García May estudió Interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), ingresando en ella en 1984, mismo año en el que comenzó de manera paralela, siendo más o menos consciente de ello, su carrera como dramaturgo. Y es que fue ese año cuando escribió su primera obra: Alesio, una comedia de tiempos pasados o bululú y medio. En ella se ve su admiración temprana por el Siglo de Oro español, puesto que es discípulo de José Estruch y de él hereda su veneración a los clásicos. Fue galardonada con el premio Tirso de Molina en 1986 y estrenada en el Teatro María Guerrero en 1987 con escenografía de Josef Svoboda y dirigida por Pere Planella. En el escenario, lo acompañaban aquellos que recorrieron con él el viaje de estudiante por la RESAD.

A día de hoy, Ignacio García May, sigue cultivando de manera profesional el panorama teatral de nuestro siglo tanto con obras originales, como versiones y adaptaciones. Entre las cuales seguimos viendo esa veneración a los clásicos, sobre todo a Shakespeare e Ibsen: Hamlet, fue dirigida por él mismo y estrenada en Los Veranos de la Villa. El dios tortuga, Operación ópera, dirigida por Juan Antonio Vizcaíno, Los vivos y los muertos dirigida por Eduardo Vasco, Drácula en el Teatro Valle-Inclán, Ibsen tras el cristal, La ola en el Teatro Valle-Inclán y Sofía (monólogo) en el Teatro Español. También publica textos teatrales como Serie B y su colección Teatro de la Conspiración.

Es profesor de Prácticas de Escritura desde 1990 de la RESAD, de la que también fue director. Impartiendo sus enseñanzas a partir del modelo dramatúrgico de "El viaje del Héroe". Colabora en periódicos como "El Cultural", donde escribe artículos con frecuencia, y es entrevistado frecuentemente por "El Público".

Actualmente, y quién sabe si desde su súbito comienzo, escribe para ser crítico con la "realidad" que nos venden como real. Para cuestionar investigando sobre claves existenciales como el tiempo (Los años perdidos), el orden del mundo, la Creación, el caos (Esencia)... Llegando a tambalear nuestro logos tal y como lo tenemos acostumbrado a pensar (moverle el suelo al público, como él mismo dice en sus clases).

Ignacio García May ha desarrollado en su ensayo: El Maravilloso teatro de lo Maravilloso una teoría para explicar por qué el teatro de ciencia ficción existe a pesar de no pensarse tanto como otros tipos de teatro. Y es que existe un problema de lo que nosotros entendemos por Realidad. Para ello, primero hay que entender el teatro fantástico. Porque existe la convivencia entre la realidad cotidiana y la "suprarealidad", las que a pesar de tener cada una sus propias reglas, se retroalimentan sin ser opuestas.

En el Teatro de la Conspiración persigue devolverle el significado que la palabra "conspiración" tenía durante la Guerra Fría. Como explica Lourdes Bueno en el prólogo, esto era: ser crítico ante las verdades oficiales de derechas e izquierdas. Consistía en desarrollar una política progresista. Mientras que ahora es llevar la contraria a lo globalmente asumido. Ir contracorriente.

May ve una necesidad  de ser crítico con las "verdades" que nos lanzan los medios, siendo estos cada vez más los que influyen en la construcción de nuestra realidad. Estamos viviendo un fenómeno conocido como la posverdad: No existen parámetros objetivos a los que agarrarse. Todo depende de la opinión.

Para luchar contra esto, y retomar la antigua y verdadera "Conspiración" May introduce una mirada globalizadora cultural y políticamente hablando, además de temporalmente, ya que argumenta desde acontecimientos históricos sacando a la luz lo que ahora se pasa por alto. ¿Cómo lo hace?

Por ejemplo, en Esencia, abunda la intertextualidad y por ende lo metaliterario y metateatral. Esto nos aporta como lectores una mirada global del arte, obligándonos a mirar la Realidad como un conjunto de más realidades. Eso y la curiosidad de conocer las migas de pan, o minas a ir desactivando, como él explica, de alguna manera hace que en sus historias viajemos por la historia de otros (cineastas, novelistas, dramaturgos... O personas corrientes de otros lugares del mundo). Esto no se podría hacer sin las influencias que el autor tiene del cine, de artistas plásticos, de teatro, y de distintas culturas saliéndose de la española. Pero tampoco podría hacerse sin la convicción de que un artista, da igual la época, siglo, en la que esté, siempre tiene padres. Y sabe que lo que cuenta, lo habrán contado ya otros. Y esos otros para él son maestros:

"A veces los más modernos son los clásicos. Y en esta época de confusión, donde no se sabe por dónde van los caminos del teatro, yo he querido volver la mirada para ver lo que hay detrás. En teatro, como en cualquier arte, la evolución es la construcción de lo nuevo sobre lo antiguo".

Su teatro tiene una dimensión filosófica sin dejar a un lado en ningún momento, y situado a la misma altura, lo dramático. Construyendo una estructura de lo más aristotélica la cual a veces convive con la idea calderoniana de "El gran teatro del mundo". Presentando a los personajes como títeres que obedecen ante las órdenes de un dramaturgo o demiurgo.  Que dicen lo que otro les ha escrito. Pero May no nos anula la ilusión de que eso es real, sino que haciendo de Mago más que de dramaturgo, caemos ante el truco de Magia del teatro.



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