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Inkarri



Se conoce como Inkarri al personaje central de un mito andino posthispánico, surgido en los Andes peruanos. El mito de Inkarri narra, con complejo simbolismo, la visión andina de la conquista española del Tahuantinsuyo, planteando la esperanza de su reconstitución tras su destrucción política e institucional en el siglo XVI. Muchos de los aborígenes creen que el mito augura que las partes de Inkarri se juntarán y formarán al nuevo Inca y cabeza del Tahuantinsuyo. Abrigan esa esperanza milenarista. [1]

Ignorado por el sector occidentalizado del Perú, el relato mítico de Inkarri fue recogido de la tradición oral andina en 1955, en la comunidad indígena de Q'ero (Provincia de Paucartambo, Departamento del Cuzco) por una expedición antropológica dirigida por Óscar Núñez del Prado y conformada, entre otros, por Josafat Roel Pineda y Efraín Morote Best. Posteriormente, el novelista y antropólogo José María Arguedas recogió en Puquio (Lucanas, Ayacucho), otra versión del mito. Hacia 1972 se habían descubierto hasta 15 versiones del mismo mito con distintos grados de variación entre ellas. Como sólito de la narrativa popular, es que el mito se había extendido por vía oral por toda la zona andina peruana, habiéndose encontrado versiones de este mito incluso entre los pueblos asháninkas de la selva peruana. El historiador Franklin Pease estimó que el mito venía difundiéndose en los Andes peruanos desde aproximadamente el siglo XVIII. El mismo Arguedas le dedicó una investigación[¿cuál?], lo mismo que Alejandro Ortiz Rescaniere.

El mito se había venido difundiendo por vía oral por lo que tiene diversas variantes. La versión que se presenta a continuación se basa en la descrita por Mario Vargas Llosa en "La utopía arcaíca" y en la versión del propio José María Arguedas.

"Inkarri" es el dios del mundo andino, o una de sus manifestaciones tardías, como tal se le atribuyen las cualidades de suprema deidad; es creador de todo lo que existe y fundador del Cusco. El nombre es una contracción de "Inka Rey".

Al llegar los españoles al Perú, Inkarri fue apresado con engaños por "Españarri" (a su vez contracción de "España Rey", es decir el Rey de España, pero no solo él sino que simbólicamente con él, la civilización occidental cristiana).

Españarri martirizó y dio muerte a Inkarri, y dispersó sus miembros por los cuatro lados que conformaron el Tahuantinsuyo y enterró su cabeza en el Cusco. Sin embargo, esta cabeza está viva y está regenerando en secreto el cuerpo de Inkarri, y cuando se reconstituya, Inkarri volverá, derrotará a los españoles y restaurará el Tahuantinsuyo y el orden del mundo quebrado por la invasión española. Otras versiones del mito, con matices cristianos evidentes, dicen que cuando regrese Inkarri será el fin del mundo y el juicio final.

Según las versiones Puquio (Ayacucho), Inkarri fue martirizado y decapitado por los españoles, quienes enterraron su cabeza en el Cusco. Pero la cabeza de Inkarri está viva y le está creciendo de nuevo el cuerpo debajo de la tierra. Este movimiento se difundió por Ayacucho, Ancash, Junín, Cusco.

En relación a la leyenda de Inkarri, los pobladores andinos pensaron que Túpac Amaru I, decapitado por el gobierno del Virrey Francisco de Toledo (1570), sería Inkarri. Esta versión se difundió en la ceja de selva central, donde los aborígenes campas y aguarunas, por la predicación de los curas agustinos, lo relacionaron con el nombre de Kesha Inca (el Inca mesías), creyendo que Juan Santos Atahualpa, jefe de la rebelión amazónica del siglo XVIII, era el personaje del mito del Inkarri.

El mito de Inkarri encierra una compleja simbología. Es más, las alusiones a personajes históricos y míticos son numerosas. Entre las más destacadas podemos ver en el mito las siguientes:



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