La interferencia electromagnética, radiointerferencia o interferencia de radiofrecuencia es la perturbación que ocurre en cualquier circuito, componente o sistema electrónico causada por una fuente de radiación electromagnética externa o interna.
Esta perturbación puede interrumpir, degradar o limitar el rendimiento de ese sistema. La fuente de la interferencia puede ser cualquier objeto, ya sea artificial o natural, que posea corrientes eléctricas que varíen rápidamente, como un circuito eléctrico, el Sol o las auroras boreales.
También se conoce como EMI por sus siglas en inglés (ElectroMagnetic Interference) o RFI (Radio Frequency Interference).
Las interferencias electromagnéticas se pueden clasificar en dos grupos:
Otra clasificación posible es por el mecanismo que acopla la fuente y la víctima de la interferencia; en ese caso se habla de:
También se clasifican dependiendo de si la interferencia ocurre en la naturaleza o ha sido provocada por el hombre.
Existen muchas formas de reducir la EMI; un posible resumen de las mismas sería:
La interferencia suele dar mayores problemas con tecnologías antiguas, como la modulación en amplitud analógica, que no posee mecanismos para diferenciar señales no deseadas en la banda de la señal original. Los nuevos sistemas de radio incorporan mejoras para mejorar la selectividad. En sistemas de transmisión digital, como en la televisión digital terrestre (TDT), se suelen usar técnicas de corrección de errores.
A finales del siglo XX, los militares desarrollaron técnicas para combatir la interferencia enemiga denominadas “espectro ensanchado”. Estas técnicas, ahora de dominio público, se pueden usar tanto con señales analógicas como digitales para mejorar la resistencia a las interferencias. UMTS y Wi-Fi son dos tecnologías que usan este método para eliminar la interferencia. En las aplicaciones en las que sea posible se puede usar receptores muy direccionales, como por ejemplo, antenas parabólicas o diversidad.
Ahora, el ejemplo más avanzado de “espectro ensanchado digital” es la técnica ultra-wideband (UWB), que usa una porción muy grande del espectro electromagnético con bajo nivel de señal para transmitir datos digitales a altas velocidades. Usando únicamente UWB conseguiríamos un uso mucho más eficiente del espectro radioeléctrico. Lamentablemente, aquellas tecnologías que no son UWB no están preparadas para compartir el espectro con los nuevos sistemas debido a la interferencia que ello causaría en sus receptores.
El Comité Especial Internacional de Interferencias Radioeléctricas, CISPR por sus siglas en inglés, propone estándares para limitar la interferencia electromagnética radiada y conducida. El estándar más conocido sin lugar a dudas es el Tempest, llevado a término por la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense.
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