Nicea (de Nicaea, transliteración latina del nombre griego Νικαῖα Nikaia, derivado de Niké, es decir, ‘victoriosa’) es una antigua ciudad de Bitinia, en Asia Menor, a orillas del lago İznik, fundada por Antígono I Monóftalmos c. 316 a. C. con el nombre de Antigonia. En la época romana se convirtió en uno de los principales centros culturales de la zona. Fue un próspero enclave comercial emplazado en el camino de Constantinopla. En 1078 fue tomada por los turcos selyúcidas y pasó a ser capital del sultanato de Rüm. Volvió a manos de los cristianos en 1097, convirtiéndose en capital del Imperio bizantino (1204-1261) durante la ocupación de Constantinopla por los cruzados. Desde 1331 su nombre en turco es İznik, provincia de Bursa. En ella se celebraron dos importantes concilios: Concilio de Nicea I (año 325) y Concilio de Nicea II (año 787).
La Nicea actual es una ciudad de Anatolia (Turquía).
La ciudad se sitúa en una cuenca fértil en la extremidad oriental del lago Ascanión, rodeada por una cadena de colinas al norte y al sur. El muro oeste que da sobre el lago, proporciona protección contra un asedio y es una fuente de avituallamiento difícil de bloquear. El lago es suficientemente grande para que sea difícil organizar un bloqueo (durante el asedio de Nicea, la ciudad fue abastecida por el lago) y la ciudad bastante importante para volver difícil toda tentativa de bloqueo de los barcos con máquinas de asedio desde la costa.
La ciudad estaba completamente rodeada por 5 km de murallas de una altura de 10 m, reforzadas con cien torres. Las murallas estaban rodeadas por un doble foso. Las únicas entradas de la ciudad eran unas puertas en tres lados.
Los muros están atravesados por muchos sitios por carreteras, y muchas de estas fortificaciones permanecen y son una atracción turística. La población es de unas 15.000 personas.
Nicea fue fundada hacia el 316 a. C. por Antígono I Monóftalmos, sobre un lugar aún más antiguo. Este había tomado el control de la mayor parte del Asia Menor tras la muerte de Alejandro Magno, a quien le había prestado servicio como general.
Otros generales de Alejandro (conocidos en conjunto como los diádocos) conspiraron contra Antígono I. Habiéndole vencido, el territorio fue dado, como su parte, al general de Tesalia, Lisímaco de Tracia, en 301 a. C. Este último renombró la ciudad como Nicea, en homenaje a su esposa, que tenía este nombre.
Nicea se convirtió enseguida en la capital del reino de Bitinia, que debió ser anexionada en el 74 a. C. a la República romana. Esta dominación no penalizó a la ciudad que se desarrolló y se dotó incluso de nuevas murallas, de un teatro, de baños y de templos. El cristianismo se impuso allí fácilmente.
La ciudad estaba construida en una encrucijada importante entre Galacia y Frigia, y tenía un comercio activo. Parece que perdió su importancia al principio del Imperio romano. Pero eso cambió completamente con la división del Imperio entre el este y el oeste. La mayor parte de la arquitectura y de los trabajos defensivos fueron erigidos hacia el 300, antes de que los terremotos los arruinaran.
En 325, tuvo lugar el primer concilio de la Iglesia católica. Este concilio de Nicea, bajo el reinado de Constantino I, elaboró el Símbolo niceno y condenó el Arrianismo.
La iglesia de La Santa Sabiduría (griego Αγια Σοφια, Agia Sofia) fue construida por Justiniano I en el siglo VI, en medio de ciudad (según el modelo de la del mismo nombre de Constantinopla), y el segundo concilio tuvo lugar en 787 y discutió la cuestión de los iconos (querella iconoclasta).
La ciudad conoció una larga paz hasta la conquista por los turcos selyúcidas en 1077.
Este hecho desencadenó la Primera Cruzada bajo petición de Bizancio y los ejércitos de toda Europa convergieron hasta ponerle sitio en 1097. No habiéndola podido saquear porque Bizancio la había ocupado antes que ellos, los cruzados se fueron descontentos.
Constantinopla cayó más tarde en 1204 a manos de los ejércitos europeos de la Cuarta Cruzada, que crearon el Imperio latino de Constantinopla. Sin embargo fue Nicea quien formó el núcleo del Imperio bizantino con Teodoro I Láscaris. Sus sucesores agrandaron lentamente sus dominios y en 1259, Miguel VIII Paleólogo usurpó el trono. Tomó Constantinopla a los latinos en 1261 y restauró el Imperio bizantino.
En 1331 la ciudad cayó en manos de los otomanos que la renombraron İznik. Con la conquista de Constantinopla en 1453; la ciudad perdió importancia salvo en ser un centro local de fabricación de cerámica en el siglo XVII. Después esta industria se desplazó a Estambul.
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