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Jacarandá



Jacaranda mimosifolia, comúnmente llamado el jacarandá, la jacaranda o el tarco, es un árbol subtropical de la familia Bignoniaceae oriundo de Sudamérica y ampliamente cultivado por sus vistosas y duraderas flores violetas.[cita requerida]

El árbol adulto alcanza una altura de 12 a 15 metros,[5]​ hasta 20 metros en condiciones favorables.[6]

Las raíces, de desarrollo oblicuo, iguales y fasciculadas no son invasoras, por lo que cuando se presenta un periodo de escasez de agua el árbol se ve muy mal.

La copa del jacarandá no tiene una forma uniforme: algunas veces en forma de una sombrilla, algunas veces de forma piramidal, pero nunca densa. En general, forma una copa ovoide e irregular. La estructura es de ramificación principal extendida. La copa, de forma natural, alcanza un diámetro de 10 a 12 m, proyectando una sombra de mediana intensidad.

El tronco principal tiene una forma algo torcida y tiene una altura de 6 a 9 m y un diámetro de 4 a 7 dm.[7]​ El ritidoma o corteza es de color pardo grisáceo y de textura lisa en la juventud, y áspera, fisurada y oscura con la edad, forma escamas rectangulares que se pueden desprender. El jacarandá alcanza 8 a 12 m de altura. Es un árbol semideciduo, es decir que pierde parcialmente sus hojas, de crecimiento medio y una longevidad de más de 100 años.

Las hojas son grandes, de 30 a 50 cm de longitud; son completas, opuestas, bipinnadas, con hojuelas de 25 a 30 con pares de folíolos pequeños de forma oval-oblonga, terminados en punta (apiculados), de color verde claro y textura de su superficie lisa pubescente, es decir con pelos. La cara superior de la hoja es de color verde oscuro, la cara inferior pálida. La época de foliación ocurre a principios de verano.

Las flores, de 4 a 5 cm, están agrupadas en panículas terminales erectas, de 20 a 30 cm y son de color azul violeta. Tiene la corola con tubo muy retorcido y los 5 pétalos soldados. Los lóbulos de dicha corola son algo desiguales y organizados en 2 labios, uno de 2 lóbulos arriba y el inferior de 3. Toda la corola es velluda, exterior y -sobre todo- interiormente. El androceo, como es habitual en las bignoniáceas, tiene el más largo de los 5 estambres estéril y 2 de los fértiles son más largos que los dos restantes. El pistilo o gineceo es largo, pubescente y es de color blanquecino. La floración se produce durante la primavera, antes que la foliación, y a veces tiene una segunda floración, más escasa, en el verano.

El fruto leñoso, dehiscente (que se abre), plano, en forma de castañuela —y que en guaraní se llama (ka-í jepopeté) que significa algo así como "aplauso de mono" [8]​ — es una cápsula loculicida de unos 6 cm de diámetro, orbicular y comprimida, de color verde que se torna pardo oscuro cuando madura, con semillas aladas. Los frutos aparecen a finales de otoño y permanecen todo el año.

El jacarandá está distribuido de forma nativa en Brasil, Bolivia, Paraguay, Perú, Colombia, Uruguay y también en el norte y nordeste argentino.

En Paraguay: prácticamente en todo el país, encontrándose en toda la zona oriental, mientras que en la zona occidental o Chaco, donde forma -juntamente con los Urundey, Paratodo y especies de Quebracho- isletas de árboles grandes y va decreciendo su presencia según se hace más seca o árida la zona. Crece en unas pocas regiones limítrofes del Chaco Boreal, tales como los cañones de Cerro León y bajadas cerca de Filadelfia.

Se introdujo en áreas ajenas a su hábitat nativo, sea naturalizado o cultivado/ornamental : en la provincia de Buenos Aires (Argentina), Ecuador, centro-norte de Chile (principalmente Santiago de Chile), en el altiplano de México, Florida, California, el sur de Texas,[9]​ en Lafayette, sur de Luisiana,[10]​ en España, tanto en la península como en las Islas Canarias, el sur de Portugal, sur de Italia, Hawái, sureste y suroeste de Australia y Sudáfrica.

En la ciudad de Buenos Aires, en 2015, la Legislatura designó árbol distintivo a la especie Jacaranda mimosifolia, el jacarandá o tarco. Se incorporó al paisaje porteño hacia fines del siglo XIX, en el arbolado de calles y plazas formando parte de alineaciones en las Avenidas San Juan y Callao, en Plaza de Mayo, Plaza Italia, Plaza Seeber, El Rosedal, en la Avenida Belgrano entre otras. Actualmente hay más de 11 000 ejemplares de los cuales 1.500 están en espacios verdes.[11][12]

La infusión y tintura de flores, hojas y corteza se usa por vía oral para el tratamiento de la disentería amebiana y otras afecciones gastrointestinales agudas. Se le atribuye también propiedades antiséptica, antitumoral y espasmolítica.

La madera es excelente para trabajos de carpintería en interiores. De color claro, vetas cortas y bien marcadas, dibujo parecido al fresno europeo, es liviana (aprox. 450 kg/m³) y muy trabajable.

Toda la planta es venenosa en caso de tocarla, y puede desencadenar irritación de la piel y alergia al manejarla[13]

Jacaranda mimosifolia fue descrita por David Don y publicado en Botanical Register, 8: t. 631, 1822.[1][14]



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