Guerra entre Salaverry y Santa Cruz:
Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana:
José Félix Iguaín, (Huanta, 20 de noviembre de 1800-Lima, 26 de septiembre de 1851). Militar y político peruano.
Hijo de José Martín Iguaín y María Zevallos. Estudió en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (1820-1826). Involucrado en una conspiración contra la Dictadura de Bolívar, fue apresado y remitido a Lima. De su época anti-colombiana data una exaltada hoja periodística editada por él mismo, bajo el epígrafe de Atalaya contra Vitalicios (en alusión al proyecto vitalicio del Libertador). Esta vena periodística y panfletaria lo conservaría a lo largo de su vida.
Finalizado el régimen bolivariano, fue miembro del Congreso General Constituyente de 1827 por el departamento de Ayacucho. Dicho congreso constituyente fue el que elaboró la segunda constitución política del país .). Durante el primer gobierno del general Agustín Gamarra, se dedicó a hacerle oposición a este mandatario, a través de su periódico La Patria en duelo, explotando la leyenda negra contra dicho mandatario, sobre su responsabilidad en la derrota peruana del Portete de Tarqui, durante la guerra contra la Gran Colombia de 1829.
Elegido diputado por la entonces provincia ayacuchana de Castrovirreyna (1829-1832) , apareció comprometido en una de las tantas conspiraciones producidas contra el gobierno de Gamarra, cuya autoría se atribuyó al entonces coronel Ramón Castilla. Fue apresado el 2 de febrero de 1832, siendo liberado unas semanas después. Permaneció ocultó durante un tiempo, para reaparecer en Arequipa en 1834, apoyando la rebelión constitucionalista del general Domingo Nieto contra el golpe de estado del general Pedro Bermúdez. Fue en esa oportunidad en que fue admitido al ejército con el grado de sargento mayor.
Tras estar una temporada en Chile, regresó al Perú y apoyó al gobierno del general Felipe Santiago Salaverry. Ascendido a teniente coronel, participó en la guerra contra la invasión boliviana de 1835. Luchó en la batalla de Socabaya, librada el 7 de febrero de 1836, que significó la derrota final de las fuerzas salaverrinas. Rehusó entregarse al enemigo y emprendió la huida, decisión que le permitió salvarse del trágico fin de Salaverry y otros camaradas. Llegó hasta el puerto de Islay, donde se embarcó rumbo a Chile.
Regresó al Perú en filas de las expediciones restauradoras y fue uno de los actores de la victoria restauradora alcanzada en la batalla de Portada de Guías (21 de agosto de 1838). Por esos días editó en Lima los periódicos El Periodiquito y El Rebenque, este último dirigido especialmente contra el representante británico Belford Hinton Wilson.
Pasó luego a Piura con la misión de reclutar tropas; en esa ciudad presentó su candidatura a la presidencia de la República en 1839, en las mismas elecciones en las que se ratificaría como presidente constitucional a Gamarra. Al año siguiente fue nombrado prefecto de Huancavelica (1840). Contribuyó a debelar la llamada “revolución regeneracionista” que el coronel Manuel Ignacio de Vivanco encabezara en Arequipa. Luego fue prefecto interino de Lima, entre enero y marzo de 1843.
Instaurado el gobierno del Directorio de Manuel Ignacio de Vivanco en 1843, se negó a prestarle el juramento de lealtad, por lo que partió desterrado a Chile. Pero logró desembarcar en Arica, sumándose a la revolución constitucional encabezada por los generales Domingo Nieto y Ramón Castilla. En el curso de la campaña ejerció como subprefecto de Tarapacá y prefecto de Moquegua. Por ese tiempo, editó en Tacna el periódico El Fénix.
Con Nieto y Castilla formó parte de la Junta de Gobierno Provisorio, instalada el 3 de septiembre de 1843, como secretario general y vocal suplente. Durante la batalla de Carmen Alto, librada el 22 de julio de 1844, comandó una de las brigadas del ejército constitucional, conformada por los Nacionales de Tacna y de Moquegua y tres escuadrones. Su actuación destacada en pro del triunfo constitucional lo hizo merecedor de su ascenso a general de brigada.
El 1.º de septiembre de 1844, cuando todavía ejercía como prefecto de Moquegua, se vio involucrado en un incidente contra Inglaterra. Ello se produjo cuando el buque inglés, Cormoran, tras llegar para hacer su aguada al puerto de Arica (bajo jurisdicción de Moquegua), se le negó todo auxilio, por lo que, tras embarcar al cónsul inglés, los marinos ingleses abrieron fuego sobre el puerto. Este incidente se sumó a otro que había ocurrido poco antes en el puerto de Islay, donde las fuerzas castillistas habían detenido al vapor inglés Perú, lo que provocó la protesta del representante de Su Majestad Británica.
A consecuencia de dichos incidentes y bajo presión del gobierno británico, se firmó el 30 de mayo de 1845 un Protocolo entre el canciller peruano José Gregorio Paz Soldán y el encargado de negocios inglés Guillermo Pitt Adams, que resolvió la destitución de los implicados en las “ofensas” inferidas a los súbditos ingleses, entre ello el general Iguaín (prefecto y comandante de Moquegua) y el coronel José de Arancibia (gobernador de Arica). Este protocolo fue una humillación para el Perú, a poco de iniciado el primer gobierno de Castilla, que después se caracterizaría por su americanismo opuesto al intervencionismo de las potencias europeas. Ese mismo año, Iguaín logró ser elegido diputado por Huanta, pero fue descalificado .
De ser aliado y amigo de Castilla en la revolución de 1843, Iguaín se convirtió en opositor a su gobierno. El 6 de febrero de 1846 protagonizó una intentona revolucionaria en Tacna, que según muchos indicios contó con el apoyo del presidente José Ballivián de Bolivia. Apresado, fue trasladado a Lima. Se le acusó de tramar con Bolivia una secesión de los departamentos de Moquegua, Tacna y Tarapacá, para formar con ellos un estado independiente que luego debería federarse con el país altiplánico. En 1847 fue condenado en primera y segunda instancia "a seis años de destierro en país que no fuese ninguno de los limítrofes", pero gracias a la intercesión de amigos importantes, la Corte Suprema suspendió la sentencia. Luego, el Congreso, en vista de la demora del proceso judicial, permitió su salida del país (agosto de 1847).
Refugiado una vez más en Chile, no cejó sin embargo Iguaín en planear descabelladas intentonas subversivas y en 1848 apareció en Tarapacá, nuevamente con ayuda de Ballivián, que por entonces vivía en Chile. Su objetivo era Tacna, que en esos momentos se hallaba convulsionada por una revuelta. Pero tras una persecución de pocos días, fue apresado el 29 de julio de 1848 y trasladado a la capital. Sometido a proceso en el fuero militar, fue recluido en un pontón anclado en la bahía del Callao, donde permaneció hasta la dación de una ley de amnistía, ya finalizando el primer gobierno de Castilla (1850). Pero falleció al poco tiempo.
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