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Juan José López Ibor



¿Qué día cumple años Juan José López Ibor?

Juan José López Ibor cumple los años el 22 de abril.


¿Qué día nació Juan José López Ibor?

Juan José López Ibor nació el día 22 de abril de 1906.


¿Cuántos años tiene Juan José López Ibor?

La edad actual es 118 años. Juan José López Ibor cumplió 118 años el 22 de abril de este año.


¿De qué signo es Juan José López Ibor?

Juan José López Ibor es del signo de Tauro.


¿Dónde nació Juan José López Ibor?

Juan José López Ibor nació en Sollana.


Juan José López Ibor (Sollana, Valencia, 22 de abril de 1906-Madrid, 22 de abril de 1991) fue un psiquiatra español.[1]

Hijo de Miguel López Marco, un maestro de escuela, originario de Teruel, que a principios del siglo XX se trasladó al pueblo valenciano de Sollana. Allí además de ser el maestro fue también el alcalde. En dicho municipio se casó y tuvo tres hijos varones: Miguel, fallecido mientras estudiaba Medicina, Vicente y Juan José.[1]

Estudió en la Facultad de Medicina de Valencia, y con apenas catorce años fue becario por oposición del Colegio Mayor Beato Juan de Ribera[1]​; institución que, inspirada en la gran tradición universitaria de los colegios de Salamanca y Alcalá, había de convertirse durante los dos décadas anteriores a la Guerra civil española en uno de los precedentes ilustres de los actuales Colegios Mayores.[2]

Cuando cursaba el tercer curso de Medicina en la Universidad de Valencia leyó un libro de Sigmund Freud, que marcó su vocación por la psiquiatría.[1]​ En aquella época, la psiquiatría no se consideraba una asignatura en los programas ordinarios de las Facultades de Medicina —ya que su práctica y limitada investigación quedaba reducida solamente al ámbito de los establecimientos y clínicas dependientes de la Beneficencia—, constituyendo una especialización que solo podía realizarse en algunas universidades extranjeras.

López Ibor se doctoró en Madrid (1930), con una tesis sobre la neurosis a renta, un estudio en el que se mueve entre los campos de la psiquiatría y la medicina forense, e inició su carrera universitaria como catedrático de Medicina legal (1932) de la Facultad de Santiago de Compostela a los veinticuatro años. En 1934 pasó a ocupar la misma cátedra en la Facultad de Valencia, donde trabajó con el catedrático y futuro rector Juan Peset.[1]

Gracias a la obtención de la beca Alfonso XII, otorgada por la Diputación de Valencia, pudo continuar su formación en el extranjero entre 1934 y 1938. Concretamente realizó diversos periodos de investigación en las Universidades de Zúrich, Berlín, Múnich (estudió Psiquiatría con Oswald Bumke), París (neurología con Théophile Alajouanine y Georges Guillain) y Tubinga,[1]​ A lo largo de ese periodo de formación, López Ibor realizó una serie de investigaciones neurológicas y psiquiátricas que sentaron las bases de la psiquiatría que luego ejercería en España.

Durante la Guerra Civil se trasladó desde Valencia a Pamplona. En la capital navarra, colaboró en un periódico local, publicando artículos con el seudónimo de Pablo Marco.[1] En esa época se afilió a la Falange, y en septiembre de 1939 juró el cargo de consejero nacional del Movimiento.[3]

En 1940 se trasladó al Instituto de Medicina Ramón y Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, al ser nombrado profesor de Psiquiatría. En 1943, fue nombrado jefe del departamento de Neuropsiquiatría del Hospital General de Madrid. De su labor al frente de este servicio surgiría el equipo de colaboradores que constituirían, bajo su dirección, no sólo el centro universitario que imparte las enseñanzas de la especialidad, sino una Escuela de Psiquiatría.

En 1950 ingresó en la Real Academia de Medicina. Se le encargó la cátedra de Psicología Médica de la facultad de Medicina (Universidad Complutense de Madrid), y fundó entonces la Sociedad de Medicina Psicosomática y Psicoterapia, y más tarde, con el profesor Vallejo-Nágera, la Sociedad Española de Psiquiatría. Ambos fueron los exponentes más destacados de la psiquiatría biologicista del franquismo al servicio de su ideología nacionalcatólica, controlando el acceso de los jóvenes investigadores a las cátedras universitarias de nueva creación.[3][4]

Ya por entonces su prestigio había alcanzado rango internacional tanto como ponente en los Congresos de Neurología de París (1949) y del Primer Congreso Mundial de Psiquiatría celebrado en la misma ciudad, un año más tarde. Fue ponente también en los congresos internacionales de Neurología de Lisboa (1953), Bruselas (1957), y en el segundo y tercero de Psiquiatría de Zúrich (1957) y Montreal (1961). A partir de este momento la Asociación Mundial de Psiquiatría contó con López Ibor entre sus miembros más activos. Gracias a su gestión el IV Congreso Mundial de la especialidad se reuniría con notable éxito de organización y asistencia en Madrid, en septiembre de 1966. Desde entonces hasta 1972 fue presidente de la referida Asociación. Desempeñó la primera cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Salamanca (1951), fue titular de la misma en Madrid (1960)[3]​ y Decano de la Beneficencia Provincial.

Su actividad académica fue copiosa de su docencia a su actividad como conferenciante y publicista. En diciembre de 1950, López Ibor ofreció la primera conferencia del ciclo "Balance de la cultura moderna", organizada por Florentino Pérez-Embid en el Ateneo de Madrid. Durante su intervención profundizó en la psicología del hombre moderno. A su conferencia asistieron un grupo de médicos, escritores y políticos.[5]​ En 1952, también intervino en el tercer ciclo de conferencias en el Ateneo madrleño, con un curso monográfico sobre el psicoanálisis. El auditorio estaba abarrotado.[6]

En los años 60, Juan José López Ibor practicó lobotomías y terapias de electrochoque a pacientes psiquiátricos para «curar» la homosexualidad durante la dictadura.[7]​ Muchos de los pacientes homosexuales que llegaron a sus manos lo hicieron a raíz de la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social de 1970, la cual obligaba a «rehabilitar» homosexuales y transexuales mediante todo tipo de técnicas. López Ibor empleaba un chalet como clínica. La vivienda contaba con una treintena de habitaciones, todas ellas con unos «enchufes especiales» para conectar el «electroshock», que el psiquiatra aplicaba sin consentimiento del paciente o de la familia. "López Ibor llegaba a presumir de sus «exitosas» lobotomizaciones a gais. La revista Interviú recogió un fragmento de una conferencia suya en Italia en 1973 donde decía: «Mi último paciente era un desviado. Después de la intervención del lóbulo inferior del cerebro presenta, es cierto, trastornos en la memoria y la vista, pero se muestra más ligeramente atraído por las mujeres»."[8]​ Su misoginia asociada al rechazo de la democracia fue notoria y expuesta en sus publicaciones médicas, como en su trabajo «Hacia una degradación de la sexualidad?», aparecido en Gaceta Médica Española, 12 (1968), 272-74. Afirmaba López Ibor, que la democracia era un “matriarcado neurótico” (”odia a la autoridad como el neurótico. La considera inhibidora, como el complejo de castración. Y los propios que ejercen la autoridad, desde el padre de familia al líder de cualquier pueblo que mande en el mundo occidental, sienten la necesidad de hacerse perdonar”).

Crítico con el psicoanálisis y con la visión sociogenética de los trastornos mentales, trabajó para consolidar la psiquiatría académica, pero mostró su desprecio por los problemas de la asistencia psiquiátrica pública.[cita requerida] Católico ferviente, asesoró al Vaticano en cuanto al matrimonio y la sexualidad.

Casado con Socorro Aliño Testor, con quien tuvo doce hijos. Su mujer le ayudó a lo largo de toda su vida pasando a máquina todos sus escritos.[1]​ Falleció de mal de Alzheimer en 1991.

Influyó a través de su libro Discurso a los universitarios españoles en Pérez-Embid y en otros jóvenes. Pérez-Embid reconoció que decidió dedicarse al mundo universitario tras su lectura.[9]​ Mientras que Rafael Calvo Serer, que le pidió artículos para la revista Arbor —López Ibor escribió seis (1950-1953)—, reconoció que "ha influido mucho en mi vida (...) yo le había conocido como monárquico ya desde el año 1938. Cuando se trama la conspiración militar del 42, López Ibor está en esa conspiración, reuniones en su casa, contactos (...) Esa postura antifranquista le lleva a chocar con José Ibáñez Martín.[10]

Concluida la Guerra Civil, se posicionó a favor de la restauración borbónica. Por ello tuvo que trasladarse desde la facultad de medicina al Instituto Cajal del CSIC. En 1944, apoyó, junto con otros profesores universitarios, el manifiesto de apoyo a don Juan de Borbón, por lo que fue multado y penado con el confinamiento en Barbastro.[9]

Se opuso al psicoanálisis. Ni la protesta humanística contenida en las voces señeras de Krekl, Bergmann o Siebeck, ni el psicoanálisis de Freud, Adler y Jung, ni la fundamental revisión de la psicopatología iniciada por Jaspers en 1913, encontraron todavía eco en la enseñanza de las Facultades, pese a que el catalán Ramón Sarró fue discípulo directo de Sigmund Freud en Viena, 1925-27, y la única traducción de la obra de Freud que aprobó el propio Sigmund, que aprendió español para leer el Quijote, es la de Ballesteros, revisada por el catedrático de la Unizar Ramón Rey Ardid. La Psiquiatría, que en Europa había pasado de Kleist, Pierre Janet y Kraepelin a Kronfeld y Augen Bleuler —cuyo tratado traducido por Villaverde prologaría Santiago Ramón y Cajal en 1924—, en España es remota curiosidad o rara dedicación apenas estimulada por la exigencia de algún eventual dictamen forense. El primer contacto del estudiante de Medicina con lo psiquiátrico tenía lugar, precisamente, en las «clases» de Medicina legal en aquella época.[cita requerida]

López Ibor colabora con Vallejo-Nágera, Marco Merenciano y Ramón Sarró Burbano —catedrático de Psiquiatría de Barcelona—.

El biologicismo marcó su trabajo psiquiátrico. La fenomenología como método de estudio de las alteraciones psíquicas alcanzó, más allá de Karl Jaspers y Kurt Schneider, nuevas posibilidades esclarecedoras. Como psiquiatra su nombre quedaría unido, sobre todo, al estudio de los trastornos de la vitalidad y muy en particular al de los estados de ánimo. El estudio y definición de la angustia patológica como trastorno vital, y el encuadramiento de sus variadas manifestaciones en el concepto de «timopatía», enraizado en un texto de Sigmund Freud de 1895 sobre correlatos fisiológicos de la ansiedad, supuso para la psiquiatría clínica y para la llamada patología psicosomática, de la que fueron impulsores también el internista Juan Rof Carballo y otros, un hito importante.[11]​ Su trabajo fue fuertemente influido por la fe católica que dirigió toda su obra,[3]​ así como su cercanía al Opus Dei.[12]

Fue miembro de[1]​:

López Ibor fundó las siguientes revistas y colecciones:

Fue un conferenciante prolífico. Al tener la costumbre de llevar por escrito sus intervenciones orales, pudo publicar muchas de sus inquietudes culturales. En su obra López Ibor señala con diversos énfasis que «el interrogante del sentido de la vida humana es el que presta unidad a la ciencia». Entre otros, publicó las siguientes monografías:[1]



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