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Juana Martínez



¿Qué día cumple años Juana Martínez?

Juana Martínez cumple los años el 23 de febrero.


¿Qué día nació Juana Martínez?

Juana Martínez nació el día 23 de febrero de 1927.


¿Cuántos años tiene Juana Martínez?

La edad actual es 97 años. Juana Martínez cumplió 97 años el 23 de febrero de este año.


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Juana Martínez es del signo de Piscis.


Rosa María Juana Martínez Suárez[1][2]​ (Villa Cañás, Santa Fe; 23 de febrero de 1927),[3]​ más conocida por su seudónimo Mirtha Legrand o por su apodo la Chiqui,[4]​ es una actriz y presentadora de televisión argentina. Durante sus 80 años de carrera, actuó en 36 películas, once obras teatrales y tres series televisivas, y condujo dos ciclos de radio y un programa televisivo de entrevistas durante la comida que lleva 52 años emitiéndose.[5]​ Es una de las personas más famosas y con trayectoria mediática más extensa en su país.

Desde muy joven integró la denominada «época de oro» del cine argentino y se convirtió en un emblema de las comedias blancas, en películas como Los martes, orquídeas,[2]Adolescencia, El retrato y La pequeña señora de Pérez, por la que obtuvo el premio a la Mejor Actriz de la AACCA.[2]​ Tras contraer matrimonio con el director de cine Daniel Tinayre (1910-1994) en 1945, incursionó activamente en el género dramático. Fue así como obtuvo un gran éxito con La vendedora de fantasías (1950), La de los ojos color del tiempo (1952) y En la ardiente oscuridad (1959), por el que recibió el premio a la Mejor Actriz de ese año. Se retiró del cine en 1965, luego de filmar Con gusto a rabia.

En 1968, inició su programa televisivo Almorzando con las estrellas, transmitido por Canal 9. Rápidamente se convirtió en un éxito al incorporar la nueva temática de almorzar en vivo mientras se entrevistaba a figuras del espectáculo, el deporte y la política. Poco después el ciclo fue renombrado a Almorzando con Mirtha Legrand debido al protagonismo que adquirió la presentadora. El programa dejó de emitirse entre 1974 y 1976, entre 1981 y 1987, en 1999-2000, en 2002 y 2011-2012.[6]​ En 2012 protagonizó La dueña, que significó su retorno a la actuación televisiva después de 46 años.[7]

Considerada un ícono del mundo del espectáculo argentino, es admirada por su larga trayectoria y vitalidad,[2]​ y también criticada por sus posturas políticas conservadoras y de tolerancia con las dictaduras que gobernaron en Argentina.[8][9][10]

Obtuvo múltiples reconocimientos a lo largo de su vida, entre ellos el premio Domingo Faustino Sarmiento en el Senado de la Nación Argentina en 2007 y la designación de ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.[11]​ Recibió además el premio Martín Fierro de Oro en 1993,[12]​ mientras que en 2009 se convirtió en la primera persona en obtener el de Platino[13]​ y en 2017 el de Brillantes.

Rosa María Juana Martínez Suárez, nació el 23 de febrero de 1927, en una vivienda de la calle General López 576 de Villa Cañás,[2]​ una localidad de la provincia de Santa Fe ubicada a 200 km de Rosario. Sus padres, ambos de origen español, son José Martínez (1899-1937), comerciante natural de Almería, quien contrajo matrimonio en los años veinte con Rosa Suárez, natural de Santander y de profesión maestra.[14]​ Tenía dos hermanos, el mayor, fue el director cinematográfico José A. Martínez Suárez (1925-2019)[15]​ y su hermana gemela fue la actriz retirada Silvia Legrand (seudónimo de María Aurelia Martínez).[2]​ Desde pequeñas se les atribuyó el apelativo de «Chiquita» a Rosa María Juana y de "Gordi" a María Aurelia, que luego sería modificado por "Goldi".[16]

Las hermanas realizaron sus estudios primarios en la Escuela Fiscal n.º 178 de Santa Fe y durante su niñez estuvieron acompañadas por sus niñeras Elena y Bruna Ambrossi.[17]​ Su hermana Silvia recordó en un testimonio a Néstor Montenegro: "Chiquita siempre le pedía a Bruna, cuando la peinaba, 'Bruna, haceme el moño más grande a mí'". Era muy coqueta, siempre quería lucir bien. Mamá nos vestía a las dos iguales, éramos un dibujito".[17]

Para 1934, Rosa y sus tres hijos se habían trasladado a Rosario, donde los hermanos continuaron sus estudios en el Colegio María Auxiliadora. Su padre regresaba todos los fines de semana para visitarlos mientras se encargaba de su comercio local de Villa Cañás.[2]​ En Rosario, las hermanas tomaron cursos infantiles de actuación en el Teatro Municipal y estudiaron canto, recitado, piano, zapateo americano y danzas clásicas y españolas, disciplinas muy practicadas en esa época.[2]​ Durante su tiempo libre los hermanos solían tomar paseos alrededor de la plaza 9 de Julio, concurrir al cine Dante y frecuentar la laguna contigua.[2]

El 19 de enero de 1937, su padre murió inesperadamente luego de una operación de úlcera de duodeno.[18]​ En 1992, su hijo José Martínez se encontró con un integrante del equipo médico del doctor Enrique Jáuregui, encargado de la cirugía de su padre 55 años atrás. En esa confluencia se enteró de que su padre había fallecido a causa de una mala praxis, término que no existía al momento de su deceso. Años más tarde, Martínez confesó: «Me contó que en un momento que Jáuregui estaba terminando una operación, le dijo: "Doctor, usted cuando cose [...]", y él se bajó el barbijo, lo miró fijamente y respondió: "¡Jáuregui cose así!". Y nunca más le preguntó nada».[19]

Tras la muerte de su padre, la familia decidió radicarse de forma definitiva en el barrio de La Paternal en la ciudad de Buenos Aires, donde las gemelas continuaron con su educación en la Escuela Provincia de Mendoza y desarrollaron sus dotes artísticas en diversas entidades de enseñanza actoral como el Instituto PAADI, la Academia Gaete y el Conservatorio Nacional de Arte Escénico.[20]

Al poco tiempo de instalarse en Buenos Aires, María Rosa (de 12 años) fue elegida como la «Reina del Corso de la avenida de Mayo», un evento tan popular que fue el propio presidente de la Nación, Roberto M. Ortiz, el encargado de coronarla.[2][21][22]​ Su hermano José Martínez Suárez describió en una biografía los festejos: «Los carnavales eran un acontecimiento nacional en Buenos Aires, venía gente de todas partes [...] Yo creo que se reunía medio millón de personas en avenida de Mayo. Carrozas, serpentina, papel picado, números, tablado [...] En uno de esos carnavales, mamá les hizo un disfraz de lagarteranas muy bonito a mis hermanas. El primer año lo ganó "Chiquita" y el segundo, "Goldi"».[23]

La familia comenzó a atravesar problemas económicos, hasta que en 1940 el director Luis César Amadori, a raíz de haberlas conocido en su condición de reinas del corso, les ofreció a las hermanas el papel de extras con un breve parlamento en el filme cómico Hay que educar a Niní, protagonizado por Niní Marshall.[2]​ Un año después, ambas participaron en Novios para las muchachas, una comedia para jóvenes dirigida por Antonio Momplet adaptada de la pieza Las de Caín.[24][25]

Su consolidación en el mundo del cine se produjo poco después cuando fue contratada con apenas 14 años para protagonizar la comedia romántica Los martes, orquídeas de Francisco Mugica, que relataba la historia de una joven tímida llamada Elena a la que su padre le envía semanalmente un ramo de orquídeas haciéndole creer que son de un oculto admirador para intentar cambiar su carácter y crearle una ilusión. La trama indicaba que debía besar a Juan Carlos Thorry, 19 años mayor en la vida real; sobre esa escena, Legrand comentaría que ahí aprendió «cómo era eso».[2]​ La actriz obtuvo su papel ahí luego de acceder a una prueba escénica organizada por el ayudante de dirección Gonzalo Palomero luego de que viera una fotografía suya en el carnaval de 1939 publicada en Crítica.[23]​ La presentación del filme fue en el cine Broadway y Legrand, ya adulta, recordó: «¡Llegué al cine en tranvía y me fui en un Cadillac! No sé de quién era, pero me acompañaron mi madre y mis hermanos».[26]​ Su compañera de rodaje Silvana Roth manifestó que «Mirtha tenía pocos puntos de contacto con el personaje. No era ninguna ingenua y ya resultaba altamente competitiva».[27]

Al acrecentarse su popularidad, su madre contrató al representante Ricardo Cerebello, a quien había acudido para que guiara la carrera artística de las gemelas. Si bien había utilizado inicialmente el sobrenombre de Rosita Luque, Cerebello eligió para María Rosa el seudónimo de Mirtha Legrand y para su hermana, el de Silvia Legrand.[2]

El filme Los martes orquídeas significó el comienzo de las llamadas «comedias blancas» en el cine argentino, cuyas figuras insignia fueron Legrand y María Duval.[27]​ El éxito de su primer protagónico llevó a que los estudios Lumiton, unos de los más importantes de esa época, contrataran a Legrand por cinco años, período en el que filmó una serie de películas como El viaje (1942), donde su nombre ya procedía debajo del título.[2]

Paralelamente se estrenó Adolescencia, donde interpretó el personaje de Elvira junto a Ángel Magaña. Según el autor Abel Posadas, la película demuestra «los mecanismos de no pocas de las muchachas de la alta burguesía de aquellos años... sin otra puerta de salida que un ventajoso casamiento».[27]​ El argumento volvería a ser utilizado en 1965 por Enrique Carreras cuando filmó con Palito Ortega y Evangelina Salazar Mi primera novia.[27]

Las hermanas Legrand adquirieron tanto éxito que condujeron por Radio Splendid su propio ciclo radial, El club de la amistad, donde generaron una gran audiencia entre jóvenes al mismo tiempo que se creó un club de seguidores.[2]​ En 1943, fue convocada para componer un personaje secundario de Irene Benavídez en Safo, historia de una pasión, la primera película argentina prohibida para menores.[2]​ Estuvo dirigida por Carlos Hugo Christensen y formaron parte del elenco Mecha Ortiz, Roberto Escalada, Olga Zubarry, Guillermo Battaglia y Eduardo Cuitiño.[28]Claro de luna (1942) de Luis César Amadori fue la última película que las hermanas Legrand realizaron juntas hasta la década de 1960.[27]​ Para 1943, los críticos cinematográficos habían elogiado el progreso actoral de Legrand durante su actuación en El espejo de Francisco Mugica. Legrand encaró ahí el papel de una solterona en compañía de Jorge Salcedo y la actriz Alicia Barrié representó a la hermana de su personaje.[27]

En 1944, Legrand formó parte de la comitiva de artistas que recaudó fondos luego del terremoto que produjo serios daños y 10000 víctimas en la provincia de San Juan. Ante la tragedia, el secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón, encabezó una convocatoria dirigida a figuras notorias como Libertad Lamarque, Lydia Lamaison, Mecha Ortiz, Silvana Roth, Niní Marshall y la propia Legrand, quienes colaboraron aportando dinero y recolectando donaciones.[29]​ En el mismo año protagonizó La pequeña señora de Pérez, considerada junto a La casta Susana «dos intrascendencias destinadas a recaudar dinero y aumentar la fama en la década de 1940».[2]​ La trama estaba basada en una obra húngara de Stephan Bekeffi y le valió a Legrand el premio a la Mejor Actriz del Año otorgado por la Academia de Cine y Artes Audiovisuales y la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina.[27]​ Su secuela, La señora de Pérez se divorcia,[30]​ se estrenó en 1945. A pesar de que muchos críticos adjudicaron el éxito de la película a la sola presencia de Legrand y Juan Carlos Thorry, la actriz obtuvo el premio a la Mejor Actriz otorgado por la Municipalidad de Buenos Aires.[27]​ Si bien participaron también Tito Gómez, Tilda Thamar y Aurelia Ferrer,[31]​ se destacó particularmente el actor Héctor Méndez, quien durante una escena pronuncia la frase popular: «Llegas tarde a una fiesta que ya ha terminado».[27]

En 1946, rechazó la propuesta laboral de Carlos Hugo Christensen de protagonizar El ángel desnudo por desconfiar del título y el papel fue cedido a Olga Zubarry,[32]​ que tiempo después agradeció a Legrand y su madre el hecho de haber negado ese rol que significó su consagración en el cine. Luego de casarse con el director cinematográfico Daniel Tinayre, este se convirtió en el guía de su carrera, promovió el cambio de su imagen y le exigió un crecimiento como actriz al impulsarla a interpretar papeles más audaces.[2]​ Tras quedar embarazada y desvincularse de la compañía Lumiton, Legrand protagonizó para Emelco El retrato (1947), de Carlos Schlieper.[27]​ La actriz y esposa del director, Nélida Romero, recordó que «Schlieper la vio siempre como una mujer de su casa, en primer término, y luego como una actriz. Para él era una señora muy elegante y algo despistada que tenía por objetivo el matrimonio. Era muy feliz cuando filmó El retrato y creo que es evidente que el clima que se desprende de la película es de una total armonía».[27]​ Su simpatía y sociabilidad la convirtieron en una figura cercana a la audiencia y los espectadores a diferencia de algunos de sus pares. Por su parte, Abel Posadas señaló que «en este personaje estuvo como nunca y demostró que, bien dirigida, era una maravilla».[27]

Sus siguientes participaciones en Un beso en la nuca, Treinta segundos de amor (ambas de Luis Mottura) y Como tú lo soñaste —de destacada fotografía e iluminación— fueron exitosas. En esta última actuó con Francisco Petrone y los libretos estuvieron a cargo del compositor Homero Manzi según el libro Un día de octubre de Georg Kaiser.[33]​ Dirigida por su marido, en 1948 se destacó en Pasaporte a Río con el actor mexicano Arturo de Cordova y Nathán Pinzón. El filme relata la historia de un robo del que una corista es testigo y obliga por el delincuente a viajar y trasladar junto con él lo robado a Brasil, donde se enamora de un médico.[34]​ Para el rodaje Legrand apareció con un nuevo aspecto que la llevó a ser comparada por la crítica con la francesa Michèle Morgan.[30]​ El propio Pinzón definió a la producción como un «éxito absoluto».[27]

Vidalita (1949), junto a Narciso Ibáñez Menta, recibió la oposición del peronismo. El director Luis Saslavsky comentó: «No la prohibieron pero la tiraron a la basura. Los militares [...] no pudieron admitir que hubiera un caso de travestismo tan flagrante. Y lo cierto es que había sido un rodaje difícil [...] Encuentran que un gaucho representado por una muchacha disfrazada es una falta de machismo, de criollismo».[27][35]​ Los problemas políticos con actores y la falta de celuloide habían comenzado durante el gobierno de Juan Domingo Perón y se acentuaron luego de su derrocamiento en 1955 cuando asumió el militar Pedro Eugenio Aramburu y artistas vinculados con el peronismo, como Sabina Olmos, Nelly Omar o Fanny Navarro, debieron exiliarse.[36]​ El matrimonio Legrand-Tinayre no participaba en actos proselitistas salvo en casos de extrema necesidad. Silvana Roth confesó que «si hubo dos directores a los que jamás les faltó celuloide, fueron Amadori y Tinayre».[27]

La vendedora de fantasías fue una comedia de 1951 que narra la historia de una empleada de tienda y su novio detective que se ven implicados en el robo de un collar y un asesinato. El filme, elogiado por su montaje y fotografía, contó con la incursión de Homero Cárpena, Beba Bidart y Nathán Pinzón. Los tres actores luego recordarían la exigencia de Tinayre al momento de los rodajes y los enfrentamientos con su esposa.[27]​ Su siguiente película, El pendiente, una adaptación de un cuento de William Irish, fue calificada por Mario Soffici como de «desatino, porque nadie sabía que hacer con esa pareja tan fuera de lugar. Ella no aparentaba la víctima de ningún chantajista y José Cibrián siempre fue alguien que podía estar muy bien en comedias, pero que en los dramas debía figurar muy en segundo lugar».[27]

Acompañó a Pedro Aleandro en La de los ojos color del tiempo (1952), película poco exitosa pero por la cual recibió el premio a la Mejor Actriz por parte de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina.[30]​ Posteriormente viajó a España convocada por Benito Perojo y protagonizó su única película a colores, Doña Francisquita, una versión de la zarzuela de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw[37]​ con fotografía de Antonio López Ballesteros —pionero del cine a color en España—, quien había trabajado con María Félix en La corona negra. En 1954, se estrenó Tren internacional, una comedia con Gloria Guzmán y Diana Ingro que fue considerada como su labor menos exitosa.[30]​ A pesar de la gran cantidad de capital invertido y el dificultoso rodaje en la cordillera de los Andes, Valparaíso y Viña del Mar, la película no generó interés entre los espectadores y fue un fracaso rotundo.[27]

Luego de la grave pérdida económica de Tren internacional, aceptó la propuesta de Eduardo Bedoya para Artistas Argentinos Asociados de encabezar en 1955 con Tita Merello y Zully Moreno el segundo episodio del filme El amor nunca muere, que relata las historias románticas de tres mujeres que se encuentran al final del filme. Alfredo Alcón, con quien Legrand mantendría una amistad hasta su muerte en 2014, debutó en esa película en un papel protagónico.[38]​ El dúo Alcón-Legrand tuvo tanto éxito que ambos fueron convocados de nuevo al año siguiente para rodar La pícara soñadora, estrenada en 1956 con guion de Abel Santa Cruz. Sin embargo, fue criticada severamente por la crítica y no prosperó.[27]​ En 1968, se llevó a cabo una adaptación para televisión protagonizada por Evangelina Salazar y otra para una telenovela mexicana en 1991.

En 1958 recibió buenas críticas tras la presentación de En la ardiente oscuridad, por la cual fue premiada como Mejor Actriz en 1959.[30]​ Desde los años sesenta, sus roles en cine fueron absolutamente dramáticos y solo registró cinco películas. En 1960, protagonizó La patota, considerada de avanzada por su realismo, con la actuación de Milagros de la Vega, José Cibrián, Alberto Argibay y Florén Delbene.

Junto a su amiga Amelia Bence interpretó a una secretaria en La cigarra no es un bicho (1963), una película de bajo presupuesto destinada a reactivar la industria cinematográfica nacional. El filme tuvo un gran éxito posiblemente debido al importante elenco de figuras que convocaba y se convirtió en su última labor importante en cine. Con anterioridad, había protagonizado sin éxito Bajo un mismo rostro,[30]​ con autoría de Silvina Bullrich y dirección de Daniel Tinayre, donde Legrand y su hermana volvieron a actuar juntas.[2]​ Mirtha recreó a la prostituta Inés Després y Silvia, a la monja sor Elizabeth.[27]

Su última película hasta la actualidad ha sido Con gusto a rabia (1965) de Fernando Ayala, una producción de gran presupuesto que fue juzgada duramente por los críticos.[27]​ Ahí volvió a trabajar con Alfredo Alcón en el rol de una mujer mayor, para el cual debió subir de peso.[27]​ En 2010, se utilizaron fragmentos de su programa televisivo para varias escenas del filme Dos hermanos, protagonizado por Graciela Borges y Antonio Gasalla.[39]

Legrand intercaló su carrera cinematográfica con actuaciones en la televisión, medio en el que apareció casi desde sus comienzos. Protagonizó junto a Mariano Mores en 1958 M ama a M, una serie de programas de media hora en la que ambos interpretaban distintas historias humorísticas ambientadas en diferentes sitios.[40]​ En Carola y Carolina, las hermanas viceversa, emitida por Canal 13, Legrand y su hermana interpretaron a dos detectives acompañadas por Tincho Zabala y Osvaldo Terranova.[40]

Su labor en teatro se inició en 1957 con La luna es azul, de Hugh Herbert. Además incursionar en piezas como La luna es azul, Divorciémonos, El proceso de Mary Duggan y su mayor éxito, 40 kilates,[30]​ Legrand acompañó al actor mexicano Manolo Fábregas en Divorciémonos el Teatro Odeón. En 1962, fue una de las protagonistas femeninas de la pieza teatral Buenos Aires de seda y percal con Niní Marshall y Mariano Mores.[41]​ En 1978, se destacó junto a Paulina Singerman, Irma Córdoba y Carlos Estrada en Rosas rojas, rosas amarillas.[2]​ Se retiró de los escenarios con Potiche, dirigida por su esposo.

Tras un pequeño período de inactividad, el director de Canal 9, Alejandro Romay, le ofreció en 1968 conducir un ciclo titulado Almorzando con las estrellas. Amelia Bence recordó en la biografía de Legrand ese momento: «De pronto Romay nos convoca a las dos a su oficina... Yo le dije a Mirtha: "Ay qué miedo, ¿por qué nos llamará?, ¿habremos hechos algo mal?" Llegamos. Estaban Romay y [Samuel] Yankelevich. Para nuestra sorpresa, nos preguntan qué queríamos hacer en la televisión. Mirtha le dijo: "A mí me gustaría hacer algo similar a lo que hace [Héctor] Coire, porque tengo un buen vocabulario". Fue él [Tinayre] quien le dijo: "Es una buena idea, vamos a hacer, tomando el té. Resultó ser que aquel título lo había registrado Blackie. Entonces Tinayre pensó: "Se me ocurre que tendría que ser almorzando [...] Y así empezó la historia».[42]​ Su primera emisión, el 3 de junio de 1968, alcanzó 18 puntos de índice de audiencia y tuvo como invitados a Alberto Migré, Daniel Tinayre, Leopoldo Torre Nilsson, Beatriz Guido y Duilio Marzio.[43]​ El éxito del ciclo se debió en parte a la introducción de un formato novedoso como comer en vivo y según el sociólogo Juan José Sebreli, a «las dotes innatas de Mirtha similares a los de un líder político».[2]

Tiempo después el programa fue renombrado a Almorzando con Mirtha Legrand debido al protagonismo que había adquirido la conductora.[44]​ Para los años setenta, Legrand encabezaba las más importantes revistas de interés general y era considerada una de las mujeres más influyentes de Argentina junto con Ernestina Herrera de Noble y Amalia Lacroze de Fortabat.[45]

El 6 de noviembre de 1972, el cirujano Miguel Bellizi mencionó durante la emisión del ciclo al Partido Peronista, al que la propia Legrand corrigió como Partido Justicialista.[2]​ Poco después, Alejandro Romay ingresó al estudio de grabación y se dirigió a la presentadora aclarándole que «aquí no se habla de política. Este es un programa cultural en el que los temas tienen que relacionarse con la ciencia, el arte, la literatura o la economía». Antes de finalizar la emisión, ella expresó: «¡Qué lindo debe ser trabajar en un canal donde uno tenga libertad!». Al día siguiente fue reemplazada por el locutor Orlando Marconi y semanas después, lo continuó la vedette Nélida Lobato.[2]​ También la reemplazaron sin trascendencia Eduardo Bergara Leumann, Juan Carlos Pérez Loizeau y Ramón Andino.[46]

En 1973, Legrand trasladó su ciclo a Canal 13.[43]​ Al mismo tiempo su programa fue parodiado por Haydée Padilla en Almorfando con la Chona, donde en lugar de almorzar se tomaba mate.[47]​ El 12 de septiembre de 1974, durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, padeció un acto de censura, según una de las teorías debido a una entrevista con la actriz Soledad Silveyra en la que admitió su temor de que solo los actores peronistas pudieran trabajar en el medio y Legrand defendió a la televisión privada. Los avisos comerciales de esa emisión se extendieron notablemente y, al regresar, Legrand comentó: «¡Qué lindo sería grabar todo lo que acontece durante las tandas!». Un día después, su almuerzo a solas con José Antonio Allende fue cancelado luego de que José María Pesquini Durán, miembro interventor en el canal, le informara que estaba despedida a pesar de no haber concluido su contrato.[2]​ Como consecuencia, el 2 de octubre de 1974 Legrand mantuvo una audiencia privada con la presidenta y el ministro de Bienestar Social, José López Rega, y al finalizarla ofreció una conferencia de prensa en la que admitió: «La señora presidenta me dijo que me quedara tranquila, que lo mío se iba a solucionar, y que le encargaba eso al señor ministro». Sin embargo Legrand no retornaría a su trabajo hasta junio de 1976, tres meses después de la asunción de la junta militar, cuando comenzó a grabar las emisiones del programa para ser transmitidas al día siguiente.[2]

En 1980, tras la inauguración de ATC, la conductora finalizó su contrato con Canal 13 y en la emisión de despedida aseguró no regresar a la televisión aunque finalmente no lo concretó.[43]​ Desde entonces, su frase «Quizás sea mi último año» se ha vuelto tradicional al final de cada temporada.[48]

Legrand afirma haber sufrido una censura durante el gobierno de Raúl Alfonsín, específicamente entre 1984 y 1989. El hecho se lo recriminó personalmente al presidente cuando fue invitado a su ciclo de entrevistas años después. «Yo no soy rencorosa, pero tengo memoria. Los diez años que me dejaron prohibida me ayudaron a madurar. Mi lema siempre ha sido "lo lindo vende; lo feo no", pero ahora trato de dar contenido social a lo que hago», dijo.[2]

A mediados de 1986, la Corte Suprema de Justicia hizo lugar a una demanda de Legrand contra ATC y estableció que solo cobraría 25000 USD de los 500 000 reclamados por ella. El tribunal confesó en su fallo que no era aconsejable que Legrand percibiese un salario mensual de 40000 USD ante la dificultosa situación económica que atravesaba Argentina.[2]

En 1987, comenzó de nuevo sus grabaciones, esta vez en el Hotel Alvear y para canales del interior del país.[43]​ Por su parte, Canal 2 de La Plata transmitió Conversando con Mirtha Legrand en 1988, que realizó una señal de cable de VCC. En 1989, ATC transmitió todos los jueves por la noche Conversando con Mirtha, mientras que en 1990 retornó con sus almuerzos —también por ATC— junto a un conjunto de invitados que incluía a Libertad Lamarque, Bruno Gelber, Nati Mistral, Enrique Pinti y Andrea del Boca.[43]​ Ese mismo año se generó un escándalo cuando Legrand decidió dedicar un programa a la homosexualidad y decidió invitar a travestis, transexuales, psicólogos y gais con el fin de debatir el asunto.[2]

Su contrato con Canal 9 fue renovado en 1991 y sus primeros comensales ahí fueron Eduardo Duhalde, Domingo Cavallo y Julio Mera Figueroa.[43]​ En 1992, su programa se vio galardonado con el premio Martín Fierro de Oro.[12]​ Luego de la muerte de su marido en 1994, Legrand permaneció varios días sin realizar su programa diario y, al regresar, dirigió de luto un mensaje público acompañada por algunos amigos como Delia Garcés y Mariano Grondona.[49]​ Mirtha Legrand demostró su sentido del humor en muchas ocasiones. En una oportunidad, el autor Dalmiro Sáenz mencionó el título de su libro Yo también fui un espermatozoide en su ciclo, a lo que Legrand le respondió: «Dalmiro, esas cosas no se dicen en una mesa». En otra emisión, la conductora debió aguardar al corte comercial para solicitarle a Cipe Lincovsky que no siguiera mencionando al café-concert El gallo cojo por su nombre.[2]

En 1997, la actriz y cantante Tita Merello, compañera de trabajo de Legrand en El amor nunca muere, llamó sorpresivamente a su programa para aclararle: «Daniel Tinayre se enamoró de mí, pero se casó con vos». Merello siempre se negó a visitar su programa y mantuvo largas charlas con Tinayre durante toda su vida, por lo que la prensa especuló sobre un romance.[50]​ Ese mismo año el programa recibió una denuncia de la piloto de automovilismo Silvina Genjo, que aseguró que la producción del ciclo de Canal 9 le exigió 14 mil pesos para invitarla. El productor Carlos Rottenberg y las autoridades de Canal 9 se comunicaron con Genjo y su padre para disculparse, y se comprometieron a ubicar al responsable del pedido.[51]

Mirtha de noche fue un programa semanal con solo un invitado que comenzó a emitirse en 1998. Su primera emisión fue realizada con el presidente Carlos Menem como invitado en su residencia presidencial de verano en Chapadmalal. La transmisión iba a ser realizada desde el Hotel Hermitage de Mar del Plata como solía hacerlo desde el comienzo de la temporada pero una manifestación de pesqueros lo impidió.[52][53]​ El ciclo permaneció hasta 2000 pero fue eventualmente relanzado en 2004.[54]​ En 1998, con ocasión del 30.º aniversario de la primera emisión de Almorzando con Mirtha Legrand, se realizaron festejos durante una semana y se convocaron a 100 invitados a lo largo de la misma.[43]

En enero de 1999, Legrand manifestó su enojo con los responsables de Azul Televisión en público luego de que estos no le renovaran su contrato y los acusó de «maltrato y torpeza»: «No me dijeron nada, ni que el contrato no interesaba ni que no podían seguir haciéndoles frente a mis sueldos. Absolutamente nada. Ni una explicación. Han sido muy torpes, una lástima. Son banqueros y los banqueros no saben».[55]​ Luego del conflicto, Alejandro Romay declaró en una entrevista que «Mirtha no entiende que la televisión tiene que tener un resultado favorable entre ingresos y egresos».[56]​ En junio de 1999, Legrand reanudó su ciclo de TV por América 2 luego de la muerte de su hijo ocurrida cuatro meses atrás. En su mensaje de entrada exclamó de luto: «Este es el momento más duro y más difícil de mi carrera. Nunca creí que iba a vivir un momento como éste. Perder un hijo es terrible. Nadie lo imagina. Por más que a una la gente trate de consolarla, sólo el que lo vive sabe lo que significa».[57]

Para el verano de 2000, Legrand condujo su ciclo desde Mar del Plata, en simultáneo con Mirtha de noche.[5]​ La temeridad e impertinencia de Legrand hacia sus invitados se volvió proverbial en los últimos años. Le espetó a Néstor Kirchner, por entonces presidente electo de Argentina (2003-2007): «Algunos dicen que con usted se viene el "zurdaje" (término despectivo utilizado para referirse a la izquierda política)».[58]​ En otra oportunidad, le preguntó al presidente Eduardo Duhalde (2002-2003), entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires: «Dígame, gobernador, ¿qué relación tiene usted con el narcotráfico?».[59]

El 3 de junio de 2008, al cumplirse cuarenta años de la primera emisión de su programa, se realizó una celebración especial a la que fueron invitadas cuarenta personalidades.[60]​ Entre los comensales se encontraban Antonio Gasalla, Enrique Pinti, Irma Roy, Amelia Bence, Duilio Marzio, Juan Carlos Calabró, Raúl Lavié, Cacho Castaña, Carolina Papaleo, Linda Peretz y Luciana Salazar.[61]

En 2009, su ciclo recibió por votación popular el premio Martín Fierro de Platino con ocasión del 50º aniversario de APTRA. El honor solamente podía ser recibido por los beneficiados con el Martín Fierro de Oro.[62]​ Legrand subió al escenario con su familia y el productor del programa Carlos Rottemberg a agradecer y recibir el honor. Ese mismo año, había iniciado acciones legales por injurias y calumnias contra Moria Casán al igual que con otros actores como Georgina Barbarossa y Antonio Gasalla.[63]

El 8 de enero de 2010, fue agredida públicamente cuando un grupo de jóvenes le arrojó una botella durante su tradicional salida al balcón frente al hotel donde transmitía su ciclo a fines de año.[64]​ El hecho inició rumores acerca de problemas políticos entre Legrand —opositora de Cristina Fernández de Kirchner— y el gobierno. En una emisión de su ciclo confirmó que había recibido una amenaza telefónica. Tuvo una importante repercusión su frase «Conmigo no van a poder» y su discusión con el jefe de gabinete Aníbal Fernández.[64][65]​ Posteriormente fue criticada por actores afines al gobierno de Fernández (Federico Luppi, Esther Goris, Juan Leyrado, Hugo Arana y Andrea del Boca), según la propia Legrand, por su ideología política dispar.[66]

El 12 de julio de 2010, en un programa dedicado al debate por la ley de matrimonio igualitario, se vio envuelta en una nueva polémica mediática cuando Legrand le hizo una controvertida pregunta al diseñador Roberto Piazza: «Te voy a hacer una pregunta muy delicada: la pareja de homosexuales, suponte que adoptan a un chico, como tienen inclinaciones homosexuales, ¿no podría producirse una violación hacia su hijo?».[67]​ Al día siguiente, se disculpó públicamente: «Hice un comentario desafortunado, realmente. Tuve una frase muy poco feliz, muy poco feliz, de la que me arrepiento. Le pido disculpas a Roberto Piazza también. No quiero repetirla porque es desagradable. Pido disculpas a la comunidad gay. No fue hecho con mala intención. Repito: fue un comentario absolutamente desafortunado. Pido humildemente disculpas. Espero que sepan disculparme».[68]

En febrero de 2011, realizó su última emisión de la temporada 42º —en la cual se reconcilió en vivo con la vedette Carmen Barbieri—. Una multiplicidad de medios gráficos señalaron que su horario televisivo sería ocupado por el periodista Jorge Rial, conductor de Intrusos en el espectáculo. A pesar de que la actriz comentó «Esto no es un adiós, es un hasta pronto»,[6][69]​ en abril de 2011 se hizo pública la noticia de su alejamiento del canal. Más tarde, Legrand comentó: «No vuelvo. Voy a disfrutar de la vida».[70]

En 2013, luego de dos años de inactividad y a los 86 años, regresó a la televisión con sus almuerzos por América TV.[71]​ En enero de 2014, firmó contrato con El Trece y su ciclo de entrevistas pasó a ser emitido por ese canal con una emisión semanal los domingos.[72]​ Además de este ciclo, relanzó paralelamente por el mismo canal La noche de Mirtha, el cual se transmite los sábados por la noche.[73]​ En la actualidad, Legrand es la única presentadora de televisión de su edad activa y su programa de 46 temporadas es uno de los más duraderos del mundo.

En 2010, durante uno de sus programas en vivo, Legrand confesó que su sobrina María Fernanda Martínez Suárez y su pareja, Julio Enzo Panebianco, habían sido detenidos-desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar argentina.[74]​ Panebianco, militante de la Juventud Peronista, fue asesinado en un enfrentamiento fraguado en 1977 y enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita. Sus restos fueron exhumados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.[75]​ Mediante una intervención de Legrand con el ministro del Interior, Albano Harguindeguy, logró que su sobrina apareciera con vida 48 horas después de su detención.[76]​ María Fernanda admitió haber permanecido ese período en el centro clandestino Club Atlético. En 1984, había dado testimonio ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) que había estado en una dependencia militar y en 2009, volvió a ofrecer declaraciones en el juicio a Jorge Olivera Róvere y otros exjefes porteños de áreas militares.[74]

Luego de la confesión de la conductora, recibió críticas adversas y de hecho, el legislador Raúl Fernández presentó un proyecto para quitarle su distinción de «Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires» que había recibido en 2007.[77]​ Poco después fue nuevamente reprobada cuando aparecieron fotografías suyas pertenecientes a una edición de la revista Gente de los años ochenta con los militares Alfredo Astiz y Emilio Massera en una reunión. En 2010, admitió que «no tenía nada que ver» con la dictadura y calificó a las imágenes como una «trampa tendida por un fotógrafo» al igual que la ocasión en la que se encontró «accidentalmente» con Massera.[78]​ En marzo de 2011, conmemorándose el 35.º aniversario del comienzo de la última dictadura cívico-militar en Argentina, una agrupación kirchnerista realizó un escrache en contra de algunos periodistas, presentadores de televisión y empresarios a quienes acusaron de colaborar con la dictadura, entre ellos Mariano Grondona y la propia Legrand.[79]

En 2002, realizó una breve participación en la serie de TV Son amores como ella misma, con la protagonización de Nicolás Cabré y Florencia Bertotti.[80]​ Por otra parte, retornó a la radio luego de 62 años; entre 2004 y 2005, condujo su propio ciclo, Mirtha en la Red, por La Red AM 910.[81]

A pesar de que Legrand ha gozado de buena salud durante toda su vida, en 2005 fue intervenida quirúrgicamente a causa de cálculos vesiculares y más recientemente, de cataratas.[82]

El 3 de diciembre de 2007, Legrand recibió el premio Domingo Faustino Sarmiento de acuerdo al decreto presidencial 604 de 2004,[83]​ que establece «entregar una distinción de honor a aquellas personas que se destaquen por su obra emprendedora para mejorar la calidad de vida de las personas, instituciones y comunidades». El premio fue otorgado en honor a su trayectoria por el exvicepresidente Daniel Scioli en el Senado de la Nación Argentina.[54]​ En su discurso de agradecimiento, pronunció:

Días después, Legrand fue designada Ciudadana ilustre de la ciudad de Buenos Aires por una propuesta de Diego Santilli y el exdiputado Santiago De Estrada.[85]​ En la actualidad, Legrand es presidenta de la Fundación del Hospital Fernández, presidenta honoraria de la Casa del Teatro y madrina honoraria de la Fundación Hospital Materno Infantil Victorio Tetamanti. Fue múltiple su participación en emprendimientos y acciones solidarias dirigidas a solucionar problemas sociales que afectan a grupos carenciados y a personas con necesidades.[85]

En 2012, Legrand retornó a la televisión con un protagónico en una miniserie de ficción titulada La dueña,[86]​ transmitida por Telefe con la producción de Endemol.[87]​ Significó su regreso a la actuación después de 46 años. En su primera emisión, el ciclo alcanzó un pico de 30 puntos de índice de audiencia y se convirtió en el programa más visto desde el comienzo del año. En la serie, Legrand interpretó a Sofía Ponte, una empresaria de cosméticos reconocida a nivel mundial.[7]​ Si bien la serie iba a contar con 13 capítulos solamente, su éxito inesperado llevó a adherir otros 19 más, emitiendo en total 32 episodios.[88]​ Legrand fue nominada como Mejor Actriz en ficción unitario en los premios Tato y como Actriz protagonista de miniserie en los premios Martín Fierro.[89][90]

A los 18 años, Legrand inició un noviazgo con un militar cordobés pero la relación se disipó en menos de un año a causa de la extensa distancia que los separaba.[2]​ En 1945, durante el rodaje de Cinco besos, conoció al director francoargentino Daniel Tinayre.[2]​ Ambos contrajeron matrimonio meses después, el 18 de mayo de 1946, cuando ella tenía 19 años y él 36. El hecho generó tanta repercusión que la revista Radiolandia (que alcanzó a vender 40000 ejemplares) compró los derechos para tener en exclusiva todos los detalles y características de la boda.[2]​ El matrimonio tuvo dos hijos: Daniel Andrés (1948-1999) y Marcela (1950).[54]

En 1967, falleció su madre Rosa Suárez, por lo que Legrand se alejó del espectáculo temporalmente. En la edición de la revista Gente del 23 de octubre de 1992, hizo público sus problemas matrimoniales debido a infidelidades por parte de Tinayre y su deslumbramiento por un hombre al cual se negó mencionar.[2]​ A pesar de eso, siempre se refirió a Tinayre como «el hombre de su vida» y, al retornar a sus almuerzos luego de la muerte de su marido, se hizo presentar como la «señora Mirtha Legrand de Tinayre». En un reportaje del 5 de abril de 1995 a la publicación Viva, admitió que dormían en habitaciones separadas.[2]

El 24 de octubre de 1994, Daniel Tinayre falleció a causa de hepatitis B. En abril de 1999, su hijo murió a causa de un cáncer de páncreas con tan solo 51 años.[92]​ El deceso de su marido y su hijo en poco menos de cinco años significaron un duro trance para Legrand, que consideró abandonar su carrera.

En la actualidad, la presentadora tiene a su hija, la presentadora televisiva Marcela Tinayre, y tres nietos, el productor Ignacio «Nacho» y la actriz Juana Viale (de su matrimonio con Ignacio Viale del Carril), y Rocco Gastaldi (de su matrimonio con Marcos Gastaldi). Su hermano José Martínez Suárez falleció el 17 de agosto de 2019 y su hermana gemela Silvia «Goldie» Legrand el 1 de mayo de 2020. Por parte de su nieta Juana tiene tres bisnietos: Ámbar de Benedectis, y Silvestre y Alí Valenzuela.[94][95]

Como actriz durante la denominada «época de oro» del cine nacional —período en que se realizaron una gran cantidad de películas exitosas—, se convirtió en un ícono de las comedias blancas y popularizó los roles de ingenuas.[2]​ La autora Fernanda Longo relató «que si algo diferencia a la Legrand del resto de las grandes de su época es su capacidad para reinventarse, adaptándose a distintos lenguajes siempre en sintonía con el público».[2]​ Como presentadora de televisión introdujo un formato inédito para la época y, hasta la actualidad, Almorzando con Mirtha Legrand es uno de los programas más duraderos del mundo. Sus emisiones diarias la acercaron a nuevas generaciones que desconocían su previa carrera como actriz en 36 películas.[2]​ En su ciclo televisivo fueron entrevistadas una gran cantidad de personalidades nacionales e internacionales como Rocío Jurado, Libertad Lamarque, Íngrid Betancourt, Rita Hayworth, Gabriela Spanic, Nati Mistral, Sandro, Mercedes Sosa, René Favaloro, Antonio Banderas, Les Luthiers y hasta mandatarios como Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Hugo Chávez y Néstor Kirchner. Admirada por su elegancia y vitalidad, se convirtió en una formadora de opinión a tal punto que las crónicas de sus almuerzos con candidatos políticos en vísperas de campaña son habituales en los periódicos argentinos.[2]

El historiador Felipe Pigna la definió como «una anfitriona. Es difícil invitar gente y que se sienta a gusto, y, a la vez, que sepa que en cualquier momento viene "la pregunta incorrecta". Hay que saber hacerlo, se requiere mucho oficio. A esta altura, ejerce el periodismo muy bien».[54]​ Por su parte, el autor y periodista Alejandro Dolina destacó la permanencia y la forma en que Legrand se ha mantenido a lo largo de los años: «No cambió su imagen, su forma de hablar, el sistema del programa. Mejor todavía, no buscó escándalos, la televisión es cada vez más escandalosa, necesita despertar en el televidente la pregunta "¿hasta dónde llegarán?"».[96]​ El periodista Mariano Grondona comentó que «Mirtha se puede analizar desde dos puntos de vista: uno como el mito, el fenómeno mediático, por su gran belleza… un impacto en la sociedad. El otro que quiero destacar es la profesionalidad. Es una persona informada, que lee los diarios, que está al tanto de todo. Asume su rol con mucha responsabilidad».[97]

El escritor Ernesto Sabato en su novela Abaddón el exterminador, publicada en 1974, creó un diálogo ficticio entre el periodista Quique y sus interlocutoras, en el que expresa antes de comenzar la conversación en que traza sus ideas sobre la nueva novela: «Pero me voy, chicas, que debo hacerle un reportaje a Mirtha Legrand sobre peinados». Luego de terminado el diálogo, el personaje dice, trayendo a colación un romance presunto entre Mirtha y el boxeador Ringo Bonavena: «Tengo que averiguar si es que entre Mirtha Legrand y Bonavena hay romance o si como ha repetido Mirtha: "Entre Ringo y yo no hay más que una buena amistad"».[98]​ En otra parte del libro, Sabato mencionó a Legrand con su apodo de «Chiquita» en una cita en la que el autor reúne y alterna personajes de ficción con celebridades reales: «Los Sonis, Ben Molar, el doctor Savransky, «Chiquita», los Molinis, Lily con José y otros que a esa altura más eran presunciones suyas que imágenes nítidas».[99]

Si bien Legrand perdió audiencia en los últimos años —lo cual manifestó públicamente—, todavía continúa siendo una de las artistas más apreciadas y reconocidas de Argentina. En una encuesta de 2005 realizada por CEOP a 504 personas sobre los artistas más queridos del país, Legrand obtuvo el quinto puesto con el 8,2% de los votos.[100]​ La sala principal del Complejo Tita Merello —cerrado desde 2010— lleva su nombre.

Muchas de las frases de Legrand han entrado a la jerga popular argentina, como el «Recuerden, todo lo que no es puede llegar a ser. Como te ven, te tratan. Y si te ven mal, te maltratan» que mencionaba al finalizar cada emisión de Almorzando con Mirtha Legrand, «Rosas rococó rosadas», «¡Carajo, mierda!» —que pronunció en una tensa discusión con su marido—.[101][102]​ o el recitado que realizaba antes de recibir a sus invitados en el que ella expresaba «Porque recuerden que este programa...» y el público respondía a coro «¡Trae suerte!»

Legrand definió su trayectoria de más de setenta años con una frase:




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Andrimar:
En qué año la fundaron y su origuen
2022-10-20 08:06:52
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