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Juanicio el Grande



San Joannicio el Grande (en griego, Όσιος Ιωαννίκιος ο Μέγας 752, Marikat, Bitinia - Noviembre 4, 846 en Antidium) fue un Santo cristiano Bizantino, sabio, teólogo, y profeta. Conocido por su devoto ascetismo y defensa de la Iconodulia, Joannicio pasó la mayor parte de su vida como ermitaño en el Monte Uludağ, cerca de lo que es hoy Bursa, Turquía. Joannicio vivió bajo el reino del Emperador Teófilo, iconoclasta reconocido, lo cual contrastaba con la iconodulia de Joannicio. La iconodulia seria más tarde restaurada en el Imperio Bizantino bajo el reinado de la Emperatriz Theodora, una medida que algunos devotos atribuyen a la influencia y las profecías de Joannicio.[1]​ Joannicio sirvió en el Ejército Bizantino en su juventud antes de volcar su vida al estudio ascético y la contemplación monástica. Es venerado el 4 de noviembre en la Iglesia Católica Romana y el 17 de noviembre en la Iglesia Ortodoxa.

En un estilo similar a muchos otros santos medievales cristianos, casi no hay fuentes primarias sobre la vida de Joannicio que no sean Hagiografícas en naturaleza. Escolares Bizantinos se han referido en consecuencia primariamente a dos hagiografías que son las fuentes fundamentales sobre la vida de Joannicio.[2][3]​ Acorde a estas, Joannicio nació en el año 752 en la ciudad de Marikat, en una familia humilde de criadores de cerdos.[1]​ Joannicio fue devotamente espiritual desde su juventud, y frecuentemente buscó la soledad para poder así orar y contemplar. Cuando Joannicio alcanzó la adultez, el fue enrolado en el Ejército Bizantino por el Emperador León IV, y sirvió honorablemente, ganándose el laudo de sus compañeros en armas.[1]​ Después de su servicio militar que duro seis años, Joannicio quiso entrar en la vida espiritual y se unió a un monasterio. Aunque el deseaba irse inmediatamente a retirarse en la naturaleza, él se quedó en el monasterio por dos años, durante los cuales, él memorizo los Salmos de corazón. Luego de dos años, él escapo al Monte Uludağ, donde permaneció como un ermitaño por el resto de su vida.

Según las hagiografías, Joannicio estuvo el resto de su vida como un ascético on Uludağ, con años dedicados a la soledad, el estudio y la oración. Joannicio pasó la mayor parte de su tiempo recitando los salmos y meditando sobre la vida de Cristo, pero las hagiografías también le atribuyen algunos milagros y profecías.[4]​ Entre las muchas historias relatadas en las fuentes hagiografícas, se atribuye a Joannicio el haber salvado de las serpientes a la isla de Thasos[1]​, llevando a prisioneros griegos fuera de prisión[1]​, y salvando a una monja de romper su voto de castidad. En una de sus historias más famosas, Joannicio encontró a una monja cerca de Uludağ huyendo de su convento, queriendo casarse.[5]​ Joannicio intervino, asumiendo todos los dolores de su pecado y permitiéndole seguir siendo una monja devota. Joannicio era tan cercano a Dios y tan devoto a su soledad, que era capaz de hacerse invisible según la hagiográfia.[2]

Además de las narraciones milagrosas, a Joannicio también se le da cierta importancia en la historia bizantina, en particular en lo que respecta a la iconodulia. Aunque Joannicio nació en una familia iconoclasta, más tarde se convirtió en un devoto creyente de la iconodulia. Durante el reinado del iconoclasta Emperador Teófilo, Joannicio profetizó que la iglesia bizantina eventualmente volvería a abrazar la veneración de iconos, una profecía que los devotos interpretan que se cumplió durante el reinado de la Emperatriz Theodora cuando ella restauró la veneración de iconos en el Triunfo de la Ortodoxia.[4]​ Joannicio también se le atribuye que bendijo al joven San Focio el Grande quien se convertiría en un ilustre y venerado Patriarca de Constantinopla.

Acorde a la mayoría de fuentes, Joannicio murió en soledad el 4 de noviembre del año 846, a la edad de 94. Él es venerado como Santo por la Iglesia Católica Romana, por la Iglesia Ortodoxa, y la Comunión Anglicana. Una breve oración que generalmente se atribuye a Joannicio se dice de vez en cuando después de las lecturas de los Salmos en los servicios de la iglesia.

"Mi esperanza es el Padre, mi refugio es el Hijo, mi refugio es el Espíritu Santo. Oh Santísima Trinidad, Gloria a Ti." - Oración de San Joannicio.[6]

Icono Ortodoxo de San Joannicio el Grande.

Monte de Mysian Olympus (Uludag en Turquía, con vista a Bursa), donde San Joannicio se retiró y realizó sus hazañas ascéticas como ermitaño. La montaña todavía se conoce como Keşiş Dağı, "Montaña de los Monjes".



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