Un dado es un objeto preparado para mostrar un resultado aleatorio cuando es lanzado sobre una superficie horizontal, desde la mano o mediante un cubilete, en cuyo caso los resultados ocurren con una probabilidad que se distribuye mediante una distribución uniforme discreta.
Fueron también muy usados en Grecia y Roma, como consta por algunas pinturas de vasijas y por los objetos mismos frecuentemente hallados en excavaciones. En Roma se llamaban álea (como dijo Julio César al cruzar el Rubicón: Alea jacta est: ‘el dado tirado está’ o «La suerte está echada». De álea proviene aleatorio, ‘al azar’.
Aunque generalmente se hacían de marfil o hueso, se encuentran varios de ágata, bronce y vidrio y no faltan algunos fraudulentos que tienen o han tenido relleno de plomo en uno de sus lados. Los romanos designaban todas estas piezas con el nombre de téseras de juego (tésserae lusóriae) pero también llamaban téseras a los billetes de entradas para los teatros y las diferentes clases de bonos y medallas de premios que solían hacerse de metal, marfil o hueso con figuras grabadas.
Los dados habituales son cubos pequeños, de entre 8 y 25 mm de arista, y cuyas caras están numeradas de 1 a 6 (normalmente mediante disposiciones de puntos), de tal manera que las caras opuestas suman 7 puntos. Hay entonces dos configuraciones posibles: una tiene los números 1, 2 y 3 convergiendo en un vértice en el sentido de las agujas del reloj, y la otra en sentido contrario. Un equipo de generala (el cubilete más cinco dados para jugar) trae cuatro dados de una orientación, y el otro diferente.
Los caracteres Unicode para las caras del dado cúbico son ⚀ ⚁ ⚂ ⚃ ⚄ ⚅ (U+2680 a U+2685, "DIE FACE-1" a "DIE FACE-6").
En otros tiempos, los dados con formas no cúbicas eran empleados casi en exclusivo por adivinos y en otras prácticas ocultas, por ejemplo en Japón se utilizaba uno con forma de Dodecaedro regular y en cada cara se tenían grabados a los animales del zodiaco chino, el cual se utilizaba en principio como elemento místico y luego pasó a ser un elemento lúdico, pero recientemente se han popularizado en los juegos de rol y wargames (véase Dados de rol). Normalmente, son de plástico y en sus caras hay dígitos en lugar de puntos. Se suelen emplear los sólidos platónicos para fabricar dados de 4, 6, 8, 12 y 20 caras, aunque también se pueden encontrar otras formas para los dados de 10, 30, 100 y otros números de caras, o incluso para los dados antes mencionados.
Se describen con frecuencia por su número de caras de manera abreviada, siendo dX un dado de X caras. Por ejemplo, d6 sería un dado de 6 caras. De forma más general, YdX supone lanzar Y dados, cada uno de los cuales tiene X caras. Para adaptar las puntuaciones disponibles a cierto baremo, se puede añadir una constante al lanzamiento, o multiplicar una tirada por otro número para evitar lanzamientos de un número excesivo de dados. Así, 1d10 + 5 significa lanzar un dado de 10 caras y al resultado sumarle 5, mientras que 2 × 3d8 significa tirar tres dados de 8 caras cada uno, y multiplicar el resultado por dos.
Aunque normalmente se inscriben números en las caras de los dados (sea en forma de puntos o números indo-arábigos), se pueden emplear otros símbolos. Por ejemplo:
Los dados se pueden emplear de muchas maneras para obtener diversas distribuciones. El lanzamiento de varios dados se aproxima más a la normal cuantos más dados se lancen. En algunas ocasiones se eliminan los extremos (tiradas altas o bajas) para modificar la distribución en varias formas.
A veces se puede simular la tirada de un dado no disponible. Por ejemplo, los dados de 100 caras (también llamados dados porcentuales) son casi esféricos, muy caros y difíciles de encontrar en tiendas, pero se puede simular su tirada con dos dados de 10, uno que represente las decenas y otro las unidades. Esto puede hacerse fácilmente si cada dado es de un color distinto y se acuerda antes del lanzamiento cuál de ellos representa las decenas y cuál las unidades, pero en ocasiones no hace falta eso, pues algunos dados de 10 caras ya se fabrican numerados 00, 10, 20... 90.
En algunos juegos de rol se pide que se lance 1d3, y esto se puede hacer fácilmente lanzando un dado de 6 caras, dividiendo el resultado por dos y redondeando hacia arriba. De manera análoga se puede simular el lanzamiento de 1d5 mediante un dado de 10 (o 20, o incluso 100) caras. Se pueden emplear monedas para simular el lanzamiento de 1d2, pero también se puede emplear, de manera análoga, cualquiera de los dados mencionados: con un dado de 6 caras bastaría con asociar una tirada de 1 a 3 con un 1 en el dado de dos caras, y una tirada de 4 a 6 con un 2 en el dado de dos caras.
Los dados pueden alterarse de muchas maneras para hacer trampas en los juegos que los requieren: pueden redondearse algunas aristas, algunas caras pueden tener una forma ligeramente distinta a un cuadrado para favorecer la aparición de ciertos resultados. Una manera común es agregar algún material pesado oculto debajo de una de las caras de manera de favorecer un resultado. Los dados empleados en los casinos suelen ser transparentes para dificultar estas maneras de engañar.
Los dados se utilizan con frecuencia para introducir un factor aleatorio en diferentes juegos de mesa. No obstante, existen también muchos juegos puramente «de dados» y muchas variaciones sobre ellos. Algunos ejemplos son:
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