Jufu (ḫwfw en egipcio antiguo), Jéops (Χέοψ Kheops en griego), más conocido como Keops, fue el segundo faraón de la cuarta dinastía, perteneciente al Imperio Antiguo de Egipto. Reinó desde el año 2584 a.C al año 2558 a. C.
En la Lista Real de Abidos y la Lista Real de Saqqara se le denomina Jufu. Fue llamado Jeops (Χέοψ) por Heródoto, y Sufis (Σοῦφις) por Manetón, Sexto Julio Africano, Eusebio de Cesarea y Jorge Sincelo. Se han encontrado cartuchos dibujados en la Gran Pirámide de Guiza con su nombre Jufu y el que pudiera ser su epíteto: Jnum-Jufu, «el Dios Jnum me protege».
El Canon Real de Turín le asigna 23 años de reinado, aunque su nombre es ilegible. Heródoto comentó que gobernó 50 años y para Manetón, Sufis reinó 63 años, según el epítome de Julio Africano y la versión de Jorge Sincelo. Ambas cifras son claramente exageraciones o malas interpretaciones de textos antiguos. Últimos hallazgos, como el Diario de Merer, el libro de registros de un inspector de obras en las canteras de Tura durante la finalización de la gran pirámide, indicando el año 26 de reinado, permite suponer una duración en torno a los 30 años.
El nombre de Jufu estaba dedicado al dios Jnum, lo cual señala un incremento de la popularidad e importancia religiosa de ese dios. De hecho, varios títulos reales y religiosos introducidos en esta época indican que los faraones buscaban acentuar su estatus y origen divino dedicando sus nombres oficiales a determinadas deidades. Jufu puede haberse visto a sí mismo como un creador divino, un rol ya asignado a Jnum, el dios de la creación y el crecimiento. Como consecuencia, el faraón conectó el nombre de Jnum con el suyo propio. El nombre completo de Jufu (Jnum-jufu) significa "Jnum me protege". Mientras la pronunciación egiptológica moderna interpreta su nombre como Jufu, en la época de su reinado su nombre se pronunciaba probablemente como Kha(w)yafwi(y), y durante el período Helenístico, Khewaf(w).
El faraón oficialmente usaba dos versiones de su nombre de nacimiento: Jnum-jufu y Jufu. La primera versión (completa) exhibe claramente la lealtad religiosa de Jufu a Jnum, mientras la segunda (abreviada) no. Se desconocen las razones por las que utilizada un versión corta de su nombre ocultando el nombre de Jnum y su conexión con el dios; es posible que el nombre corto tuviera la intención de no estar conectado con ningún dios.
Jufu es más conocido por su nombre helenizado Χέοψ (Keops), denominado así por Heródoto y Diodoro Sículo; y menos conocido bajo la otra forma helenizada Σοῦφις (Sufis) asignada por Manetón. Una rara versión de su nombre, utilizada por Flavio Josefo es Σόφε (Sofe). Los historiadores árabes, quienes escribieron historias místicas sobre Jufu y las pirámides de Guiza, lo llaman Saurid ( سوريد) o Salhuk (سلهوق).
La familia real de Jufu era bastante numerosa. Se desconoce si realmente era hijo biológico de su antecesor Seneferu. La mayoría de los egiptólogos creen que lo era, pero sólo porque historiadores tardíos impusieron la idea que el hijo mayor o un descendiente elegido era quienes debían heredar el trono. En 1925 fue hallada la tumba de la reina Hetepheres I, la G 7000x, al este de la pirámide de Jufu. En ella se encontraron, junto con grandes tesoros, numerosas inscripciones dándole el título Mut-nesut ("Madre del rey"), junto al nombre del faraón Seneferu. Parece claro entonces que Hetepheres fue la esposa de Seneferu, siendo los padres de Jufu.
Sin embargo, recientemente, algunos historiadores han puesto en duda esta teoría, dado que no se conoce que Hetepheres haya ostentado el título Hemet-nesut ("Esposa del rey"), indispensable para confirmar su estatus real. Si se sabe que portó el título (mencionado por primera vez en la historia egipcia) Sat-netjer-khetef (literalmente "Hija de su divino cuerpo", simbolizando que era hija de un faraón). Como resultado, los investigadores creen ahora que Jufu quizá no haya sido un hijo biológico de Seneferu, sino que su rango y posición dentro de la familia real fue legitimado por el matrimonio de Seneferu con su madre. Esta teoría es respaldada por la circunstancia de que Hetepheres fue enterrada cerca de su hijo en Guiza, y no en la necrópolis junto a su esposo, como era habitual para una Esposa del rey.
La siguiente lista presenta miembros de la familia que pueden asignarse con considerable certeza a Jufu.
Padres:
Esposas:
Hermanos y hermanas:
Hijos:
Hijas:
Nietos:
Sobrinas y sobrinas:
Posiblemente, fue hijo del faraón Seneferu y de la reina Hetepheres I. Se casó con Meritites I y Henutsen, ambas enterradas en pequeñas pirámides, junto a la Gran Pirámide de Guiza. Parece que el hijo mayor de Keops, Kauab, no vivió para sucederle, y tras la muerte del faraón la familia se dividió en tres linajes, del tercero de los cuales surgió Jafra (Kefrén en griego). Le sucedieron cuatro de sus hijos: Dyedefra, Jafra (Kefrén), Dyedefhor y Baefra, que reinaron uno tras otro a la muerte de su padre.
Parece constatarse que durante el reinado de Jufu la monarquía alcanzó su mayor poder, como puede apreciarse por las disposiciones adoptadas durante su reinado, tendentes hacia la concentración total del poder en torno al faraón. Entre dichas disposiciones destacó el reforzamiento del cargo de chaty, nombrado personalmente por el propio faraón, asegurándose así el control casi absoluto sobre todos los estamentos del primer gran estado absolutista y centralizado conocido.
Keops recibió culto en su templo funerario durante siglos hasta que la mayoría fueron abandonados durante la crisis del Primer periodo intermedio. El culto a varios de ellos, incluyendo Keops, resurgió en el Imperio Medio. En el Imperio Nuevo estos cultos locales y la misma necrópolis de Guiza se reactivaron. El rey Amenhotep II levantó un templo conmemorativo de sus antepasados y una estela cerca de la Gran Esfinge. Su hijo y sucesor, Tutmosis IV, liberó la figura de la arena que la semienterraba, volvió a repintarla y colocó entre sus patas delanteras la Estela del Sueño. A finales de la XVIII dinastía se erigió un templo de Isis en la pirámide satélite G-Ic (la de la reina Henutsen) en la necrópolis de Khufu. Durante la XXI dinastía el templo fue ampliado, realizándose más ampliaciones en la XXVI dinastía. Allí oficiaban "sacerdotes de Isis" y "sacerdotes de Khufu". En la Baja Época se vendieron allí gran cantidad de escarabeos con el nombre de Keops a los visitantes. Sin embargo, los egiptólogos modernos creen que para entonces Khufu ya no era adorado personalmente como antepasado real, sino que era visto como una figura simbólica de la historia del templo de Isis, que daba buena suerte a través de sus amuletos.
Dado que todos los faraones del Imperio Antiguo seguían siempre la misma política, la creciente construcción de pirámides y templos funerarios terminó por agotar los recursos del estado, debilitando a la monarquía y finalmente, tras el reinado de Pepy II, precipitando al país en la anarquía, quedando documentada la primera revolución social de la historia.
Según Heródoto: "Keops mandó construir la Gran Pirámide de Guiza", llegando a la cumbre de la inverosimilitud cuando dice que "llegando incluso a prostituir a su propia hija, para así obtener fondos con los que construir su pirámide... en su época todos los templos estaban cerrados al culto y Egipto se encontraba en la mayor indigencia, siendo detestado por los egipcios". Manetón comentó: "Sufis se ensorberbeció contra los dioses aunque, después, compuso el Libro Sagrado, que los egipcios tienen en gran estima". Las historias negativas de los autores de época griega y romana no tienen la menor credibilidad y se basan en la propia mentalidad de los autores. Las tumbas colosales como las pirámides de Guiza debían horrorizar a los griegos, que solo podían verlas como un acto de soberbia y tiranía. En la época, tanto los griegos, como los mismos sacerdotes egipcios las verían como obra de un megalómano. Probablemente, los autores griegos también recolectaron leyendas negativas trasmitidas entre la gente común.
Se data la finalización de la Gran Pirámide hacia el año 2570 a. C. Su nombre era El Horizonte de Khufu. Si Keops ordenó erigir la Gran Pirámide, no lo hizo con esclavos, como se había pensado durante mucho tiempo, sino con trabajadores altamente cualificados, mandados por capataces de considerables conocimientos en geometría, estereotomía (arte de cortar la piedra), astronomía, etc. Y fue un acto de fe, un poco como los constructores de catedrales medievales. Entre otros pueblos, los soberanos eran los representantes de los dioses, pero en Egipto eran creídos dioses mismos, encarnación de Horus y difunto, de Osiris, hijos y sucesores de las deidades que habían reinado sobre Egipto al principio de los tiempos. Los antiguos egipcios no veían las crecidas anuales del Nilo como un fenómeno natural, sino un fenómeno misterioso regido por los dioses. Por tanto, ayudar al rey a alcanzar su lugar con las otras divinidades, repercutiría favorablemente en esa única fuente de vida y prosperidad. Los pacíficos y prósperos reinados de Keops y Kefrén les permitieron levantar unos monumentos nunca superados por sus sucesores.
Por ello, es probable que no haya sido la construcción de la pirámide la causa del descrédito del reinado de Khufu, sino las supuestas medidas administrativas y religiosas adoptadas por este rey, creyendo que llegó a perseguir el culto a Ra, cuando en realidad lo favoreció como todos los soberanos de la época, y muestra incluso el mismo nombre de su pirámide, lo que influyó muy negativamente en la tradición egipcia posterior, empeorando con el paso de los siglos la imagen de Khufu.
Heródoto le adjudica la construcción de la Gran Pirámide, la calzada procesional, y las cámaras subterráneas, para que le sirvieran de sepultura, en la meseta de Guiza. También se sabe que erigió los templos funerarios, las pirámides de las reinas, y las barcas funerarias encontradas a mediados del siglo XX enterradas en grandes fosos situados junto a su pirámide.
La única representación que perdura de Keops, fue encontrada por Flinders Petrie cerca del templo de Jentiumentiu, en Abidos, la ciudad sagrada de Osiris. La pequeña estatua de marfil tiene unos siete centímetros de altura y se conserva en el Museo Egipcio de El Cairo.
No se ha encontrado la momia del faraón y el texto de Heródoto indica que ordenó la construcción de cámaras subterráneas, en la meseta de Guiza, para que le sirvieran de sepultura.
Existió un importante culto mortuorio a Jufu durante este período. Hacia el final de la VI dinastía, al menos 67 sacerdotes mortuorios y 6 altos oficiales independientes habían servido en la necrópolis, como ha sido arqueológicamente comprobado. Diez de ellos lo hicieron durante la IV dinastía (siete de ellos eran miembros de la familia real), 28 durante la V dinastía y 29 durante la VI dinastía. Este es un hecho remarcable: el célebre padre (o padrastro) de Jufu, Seneferu, tuvo sólo 18 sacerdotes mortuorios durante el mismo período de tiempo, Dyedefra solo 8 y Kefrén 28.
La inscripción en una roca hallada en Uadi Hammamat y perteneciente a la XII dinastía, enlista cinco cartuchos con los nombres de Judu, Dyedefra, Kefrén, Baufra y Dyedefhor. Como todos están contenidos en cartuchos, se creía que tanto Baufra como Dyedefhor habían reinado por un corto tiempo, pero fuentes contemporáneas los señalan sólo como príncipes. La presencia de Jufu en esta lista indica que él junto con el resto de los mencionados eran adorados como santos patrones. Esta teoría se apoya en el descubrimiento de jarrones con el nombre de Jufu en Coptos, lugar de peregrinación para quienes viajaban a Uadi Hammamat.
El Papiro Westcar es un texto perteneciente a la XIII dinastía donde se relata como Jufu atestigua mágicas maravillas y recibe una profecía por parte de un mago llamado Dedi. A lo largo del relato, Jufu es caracterizado de manera compleja; por una lado, es descrito como despiadado cuando decide decapitar a un prisionera para poner prueba los supuestos poderes mágicos de Dedi, por otro es mostrado como razonable y generoso: Jufu contempla la indignación de Dedi y su subsecuente oferta por la vida del prisionera, cuestiona las circunstancias y el contenido de la profecía de Dedi y termina recompensando generosamente al mago. La contradictoria descripción de Jufu es objeto de disputa entre egiptólogos e historiadores. Especialmente en los comienzos de la egiptología moderna, autores como Adolf Erman, Kurt Heinrich Sethe y Wolfgang Helck evaluaron el carácter de Jufu como sacrílego y despiadado, apoyándose en las antiguas tradiciones griegas de Heródoto y Diodoro, quienes describieron una exageradamente negativa imagen del faraón. Pero otros egiptólogos, como Dietrich Wildung, interpretan la orden de Jufu como un acto de piedad: el prisionero hubiera recobrado la vida si Dedi hubiera realmente demostrado sus habilidades mágicas. Wildung cree que la negativa de Dedi alude al respeto que los egipcios mostraban por la vida humana. Los antiguos egipcios creían que la vida humana no debe relacionarse con la magia negra ni rituales oscuros. Verena Lepper y Miriam Lichtheim sospechan que la dificultad de describir con claridad el carácter de Jufu es resultado de la propia intención del mismo de crear una imagen misteriosa.
Durante este período la necrópolis de Jufu y el culto local fueron reorganizados, convirtiéndose nuevamente Guiza en un importante destino económico y religioso. Durante la XVIII dinastía el faraón Amenofis II erigió un templo y un estela real cerca de la Gran Esfinge. Su hijo y sucesor, Tutmosis IV, desenterró la Esfinge de la arena que la cubría y colocó la Estela del Sueño entre sus patas delanteras. Ambas estelas contienen similitudes en su narración, pero ninguna brinda información específica acerca del constructor de la Gran Esfinge.
A fines de la XVIII dinastía fue construido un templo a la diosa Isis cerca de la pirámide G1-c (de la reina Henutsen) en la necrópolis de Jufu. Durante la XXI dinastía el templo fue ampliado, y nuevamente en la XXVI dinastía. Desde ese período muchos sacerdotes de Isis (Hem-netjer-Iset) que atendían el tempo fueron también sacerdotes de Jufu (Hem-netjer-Khufu).
Durante el Período tardío un gran número de escarabajos con el nombre de Jufu eran vendidos a los ciudadanos, posiblemente como amuletos de la suerte. Se han hallado y preservado más de 30 de estos escarabajos. En los muros del Templo de Isis se encuentra un árbol genealógico de los sacerdotes de Isis desde 670 a. C. hasta el año 488 a. C. Data del mismo período la famosa Estela del inventario, donde se menciona a Jufu y su esposa Henutsen. De todas maneras. los egiptólogos modernos dudan que Jufu fuera personalmente adorado como un rey ancestral en aquellos momentos; es más probable que fuese visto como una figura simbólica y fundacional de la historia del templo.
El historiador egipcio Manetón llamó aJufu "Sufhis" y le atribuyó un gobierno de 63 años. Menciona también que Jufu construyó la Gran Pirámide, luego afirma que su contemporáneo Heródoto selaka que la pirámide fue construida por un rey "Keops". Obviamente, Manetón pensó que "Keops" y "Sufhis" eran dos reyes diferentes. Manetón también relata que Jufu había escrito un libro sagrado sobre los dioses al que tuvo acceso durante su viaje por Egipto. La historia sobre el supuesto "Libro Sagrado" es cuestionada por los egiptólogos modernos, ya que sería muy inusual que un faraón escribiera libros y que un documento tan preciado pudiera venderse tan fácilmente.
En cambio, el historiador griego Heródoto describe a Jufu como un tirano herético y cruel. En su obra literaria Historiae, Libro II, capítulo 124-126, escribe: "Mientras Rhámpsinîtos fue rey, como me dijeron, no hubo nada más que un gobierno ordenado en Egipto, y la tierra prosperó enormemente. Pero después de él, Keops se convirtió en rey sobre ellos y los llevó a todo tipo de sufrimiento: cerró todos los templos; después de esto impidió que los sacerdotes sacrificaran allí y luego obligó a todos los egipcios a trabajar para él. Así que a algunos se les ordenó sacar piedras de las canteras en las montañas de Arabia hasta el Nilo, y a otros los obligó a recibir las piedras después de haber sido llevadas por el río en botes, y llevarlas a las llamadas montañas de Libia . Y trabajaron de a 100.000 hombres a la vez, por cada tres meses continuamente. De esta opresión pasaron diez años mientras se hacía la calzada por donde sacaron las piedras, la cual construyeron, y es obra no mucho menor, según me parece, que la pirámide. La longitud de la misma es de 5 estadios y la manga 10 brazas y la altura, donde es más alta, 8 brazas, y está hecho de piedra pulida y tiene talladas figuras. Para esto, dijeron, 10 pasaron años, y para las cámaras subterráneas en la colina sobre la que se levantan las pirámides, que hizo que se hicieran como cámaras sepulcrales para sí mismo en una isla, habiendo conducido allí un canal desde el Nilo.
Para la construcción de la pirámide en sí pasó un período de 20 años; y la pirámide es cuadrada, cada lado mide 800 pies, y su altura es la misma. En la pirámide se declara en escritura egipcia cuánto se gastó en rábanos,cebollas y puerros para los trabajadores, y si no recuerdo mal lo que dijo el intérprete al leerme esta inscripción, se gastó una suma de 1600 talentos de plata . Keops, además, llegó a tal grado de maldad, que estando falto de dinero envió a su propia hija a un burdel y le ordenó obtener de los que venían una cierta cantidad de dinero"
Lo mismo ocurre con la historia del rey Kefrén. Se le representa como el seguidor directo de Jufu, también como malvado y con un reinado que se extendió 56 años. En el capítulo 127-128, Heródoto escribe: "Después de la muerte de Keops, su hermano Kefrén lo sucedió en el trono real. Este rey siguió la misma manera que el otro ... y gobernó por 56 años. Aquí cuentan en total 106 años, durante los cuales dicen que no había sino mal para los egipcios, y los templos se mantuvieron cerrados y no se abrieron durante todo ese tiempo".
Heródoto cierra la historia de los reyes malvados en el capítulo 128 con las palabras: "A estos reyes, los egipcios (debido a su odio contra ellos) no están muy dispuestos a decir sus nombres. Es más, incluso llaman a las pirámides por el nombre de Philítîs el pastor, quien en ese tiempo apacentaba rebaños en aquellas regiones.”
El antiguo historiador Diodoro afirma que Jufu fue tan aborrecido por su propio pueblo en épocas posteriores que los sacerdotes mortuorios llevaron en secreto el sarcófago real, junto con el cadáver de Jufu, a otra tumba oculta. Con esta narración fortalece y confirma la opinión de los eruditos griegos, que la pirámide de Jufu (y las otras dos también) fueron construidas con trabajo esclavo. Sin embargo, al mismo tiempo, Diodoro se distancia de Heródoto y argumenta que aquel "solo cuenta cuentos de hadas y ficción entretenida". Diodoro afirma que los egipcios contemporáneos a él no fueron capaces de decirle con certeza quién construyó las pirámides. También afirma que no confiaba en los intérpretes y que el verdadero constructor podría haber sido alguien diferente: la pirámide de Jufu fue (según él) construida por un rey llamado Harmais, la pirámide de Kefrén pensó que fue construida por el rey Amosis II y la pirámide de Micerino supuestamente fue obra del rey Inaros I.
Diodoro afirma que la pirámide de Jufu estaba bellamente cubierta de blanco, pero se decía que la parte superior estaba tapada. Por lo tanto, la pirámide ya no tenía piramidión. También cree que la pirámide se construyó con rampas, que se quitaron durante el acabado del revestimiento de piedra caliza. Diodoro estima que el número total de trabajadores fue de 300.000 y que las obras de construcción duraron 20 años.
Debido a su fama, Jufu es objeto de varias referencias modernas, similares a reyes y reinas como Akenatón, Nefertiti y Tutankamón . Su figura histórica aparece en películas, novelas y documentales. En 1827, Jane C. Loudon escribió la novela ¡La momia! Una historia del siglo XXII. La misma describe a los ciudadanos del siglo XXII, que se volvieron muy avanzados tecnológicamente, pero totalmente inmorales. Solo la momia de Jufu puede salvarlos. En 1939, Nagib Mahfuz escribió la novela Khufu's Wisdom, que se basa en las historias del Papiro Westcar. En 1997, el autor francés Guy Rachet publicó la serie de novelas Le roman des pyramides, que incluye cinco volúmenes, de los cuales los dos primeros (Le temple soleil y Rêve de pierre ) utilizan a Jufu y su tumba como tema. En 2004, el espiritista Page Bryant publicó la novela The Second Coming of the Star Gods, que trata sobre el supuesto origen celestial de Jufu. La novela The Legend of The Vampire Khufu, publicada por Raymond Mayotte en 2010, trata sobre el rey Jufu despertando en su pirámide como un vampiro.
Las películas que tratan sobre Jufu, o tienen la Gran Pirámide como tema, incluyen Land of the Pharaohs de Howard Hawks de 1955, un relato ficticio de la construcción de la Gran Pirámide y Stargate de Roland Emmerich de 1994, en el que se encuentra un dispositivo extraterrestre cerca de las mismas.
Jufu y su pirámide son objeto de teorías pseudocientíficas que afirman que fue construida con la ayuda de extraterrestres y que Jufu simplemente incautó y reutilizó el monumento, ignorando la evidencia arqueológica o incluso falsificándola.
Un asteroide cercano a la Tierra lleva el nombre de Jufu: 3362 Khufu .
Se hace referencia a Jufu y su pirámide en varios juegos de computadora como Tomb Raider - The Last Revelation, Duck Tales 2 para Game Boy, el clásico juego de rol de acción Titan Quest, Assassin's Creed Origins, etc.
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