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Kilmes



Los quilmes o kilmes fueron un pueblo de la etnia calchaquí, que habitaba el oeste de la actual provincia de Tucumán (Argentina).

No hay un consenso sobre el significado y origen de la palabra kilme. Para Samuel Lafone Quevedo proviene del maskoy, idioma en el cual «kil» es una partícula pronominal que indica pluralidad y «me» un radical que indica origen étnico, siendo la grafía con qu una adaptación al español no relacionada con su etimología.[1]​ Otra posibilidad aceptada es que sea una corrupción del término quechua kilpe, que significa «activo, inquieto, exaltado», lo que significaría «los exaltados, los bravos».[2]​ Según el autor León Benarós, es una voz de origen cacano, pero el significado se perdió junto con la lengua.[3]

El padre Pedro Lozano escribió en Descripción corográfica del gran Chaco Gualamba de 1733 que los quilmes procedían del sur de Perú y llegaron a los Valles Calchaquíes luego de una estancia en el territorio del actual Chile, huyendo de la expansión del imperio inca; pero la historiografía contemporánea no lo considera una fuente fiable.[4]​ Según Samuel Lafone Quevedo, es posible que el error de Lozano se debiera a su desconocimiento del alcance territorial que tuvo el imperio inca y considera a la ruta propuesta como «simplemente absurda».[1]

Los quilmes se establecieron en los Valles Calchaquíes aproximadamente a fines del siglo XV. Su principal población (en ruinas) se encuentra hacia el oeste de la actual RN40, en el noroeste de la provincia de Tucumán, aproximadamente en la posición 26°27′50″S 66°05′20″O / -26.46389, -66.08889 a unos 2000 msnm. Esta pequeña ciudadela (marka) sita en el cerro Alto del Rey fue destruida por los españoles en 1667.

Durante las guerras calchaquíes, los quilmes opusieron una fuerte resistencia a los españoles. La derrota final fue ante las tropas comandadas por el gobernador de Tucumán, Alonso Mercado y Villacorta, luego del levantamiento del líder quilme Felipe Calchaquí, en 1665.

En 1666, la Real Audiencia de Buenos Aires decretó la deportación de los valles Calchaquíes de 2000 indígenas de la etnia quilmes a una reducción ubicada al sureste de Buenos Aires, a la que se llamó «Reducción de Exaltación de la Cruz de Kilmes»; luego de que fueran rechazados como encomendados en la ciudad de Córdoba.[4]​ A la reducción llegaron unas 200 familias, suponiendo algo más de 1000 personas, población que no paró de decrecer con el tiempo.[5]

Según el Libro Manual Borrador, mantenido por los oficiales reales de Buenos Aires, el 12 de mayo de 1668 se le cobró a la reducción su primer tributo. Durante el cobro, el ayudante del administrador censó 186 «indígenas tributarios».[6]​ El Registro estadístico del Estado de Buenos Aires, tomo I (1858), consigna que se censó el pueblo de Santa Cruz de Quilmes [sic] en los años 1682, 1724, 1726, 1728 y 1730.[7]​ En 1726 se censaron 141 personas, entre los cuales la mayoría de los hombres trabajaban en la construcción y las mujeres eran amas de casa, atribuyéndose el decrecimiento de la población a la alta tasa de mortalidad infantil y a las epidemias.[4]​ Hasta su abolición en 1718, 100 hombres debían participar de la mita, renovándose en grupos de 25 personas, pagándoles 4,5 pesos por un mes de trabajo.[8]​ Debido a la disminución drástica de la población, el tributo cobrado el 7 de octubre de 1738 fue el último.[9]

En los años 1780 se estableció en la reducción la sede parroquial de los tres curatos del pago de la Magdalena.[10]​ En 1799, el Consulado de Comercio de Buenos Aires, a cargo de Manuel Belgrano, amplió las instalaciones construyendo un nuevo galpón con «todas las comodidades necesarias».[10]​ En 1806, cuando las tropas comandadas por William Beresford atravesaron la región durante la primera de las Invasiones Inglesas, no registraron actividad alguna en la reducción; que se estima que finalizó hacia el 1800.[4]​ Según una carta escrita en 1810 por el cura párroco, los últimos indígenas fallecieron a fines del siglo XVIII.[11]

En 1807 y nuevamente en 1810, los vecinos solicitaron formalmente el cierre de la reducción y que se derogase su derecho a usufructuar las tierras que tenía asignadas.[10]​ El 12 de febrero de 1812, por iniciativa del párroco, de apellido Ribas, el Primer Triunvirato declaró extinta la etnia, aunque admitía la existencia de tres familias mestizas (de apellidos Navarro, Amaya y Santellán).[12]​ El 14 de agosto de 1812 se decretó el cierre de la reducción y se autorizó a que en sus tierras se fundara la actual ciudad de Quilmes. Tras lo cual, las tierras se vendieron, principalmente, a habitantes de la ciudad de Buenos Aires.[13]​ En la ubicación de la antigua sede parroquial hoy se levanta la Catedral de la Inmaculada Concepción.[14]

Como todos los diaguitas, la lengua nativa fue el cacán, aunque a partir del siglo XV comenzó a ser sustituida por el quechua.[15]​ En un documento fechado el 29 de noviembre de 1666, se afirma que aunque el habla cotidiana de los diaguitas era el cacán, entre los adultos y ancianos había personas que entendían y, a veces, hasta hablaban el quechua.[16]​ Desde el siglo XVIII es una lengua muerta.[17]​ Desde principios del siglo XVIII se registra un uso predominante del español.[8]

Daniel Garrison Brinton en 1891 y luego Čestmír Loukotka en 1968 afirmaron que los quilmes hablaban el dialecto quilme, sin embargo, esta clasificación se considera más etnopolítica que lingüística.[18]​ Aunque se asume que el cacán debía tener dialectos, no hay evidencia que avale que la clasificación de Brinton sea correcta.[19]

En cuanto a las costumbres religiosas, se sigue practicando la adoración a la Pacha Mama (o Madre Tierra), a quien se le ofrendan regularmente alimentos y bebidas, combinada con la fe católica introducida por los conquistadores.[cita requerida] El cristianismo pasó a ser la religión dominante desde principios del siglo XVIII.[8]

La sociedad quilme estaba dividida en dos grupos sociales bien diferenciados: uno jerárquico, constituido por el cacique, los miembros de su linaje y, probablemente, personas vinculadas con funciones religiosas; y el resto de la comunidad.[8]​ Se permitían los matrimonios entre personas de diferente estatus social, pero, si sucedía, los miembros de dicha familia perdían el derecho a formar parte del estamento jerárquico. En las excavaciones arqueológicas realizadas en las ruinas de los Quilmes se observa que esta diferenciación se extendía a la distribución de la tierra, la cual no era equitativa y dependía de la clase social del individuo.[8]​ La sociedad era patriarcal, teniendo los hombres mayores derechos que las mujeres, aunque no se conoce el alcance completo que llegó a tener esta diferenciación.[8]

El cargo de cacique se heredaba por vía patrilineal. Además se requería que el heredero tuviera limpieza de sangre, por lo que existía la endogamia, ya sea por matrimonios entre la misma familia o con las hijas de otros caciques (endogamia en familias reales).[8]​ Todo varón de entre dieciocho y cincuenta años que fuera del linaje del cacique y no hubiera perdido este derecho por cuestiones matrimoniales podía formar parte del consejo de ancianos.[8]​ Durante la etapa en que estuvieron recluidos en la reducción, el cacique y los miembros del consejo eran los únicos excluidos de la obligación de la mita y el pago de tributo.[8]



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