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La bayadera



El ballet La bayadera es una de las obras fundamentales del repertorio de las compañías de danza clásica. El compositor austriaco Ludwig Minkus puso música a un libreto basado en dos dramas del poeta indio Kālidāsa. El libreto fue escrito por Serguéi Judekov y Marius Petipa, quien creó la coreografía. Se estrenó en el Teatro Bolshói Kámenny de San Petersburgo el 23 de enero de 1877. El personaje de Solor lo bailó Lev Ivánov, quien luego se convertiría en una de las figuras cimeras de la danza clásica.

El compositor Minkus trabajó en estrecho contacto con el coreógrafo Petipa y logró una de las más notables composiciones pre-chaikovskianas. Varias estrellas del ballet clásico han obtenido grandes lauros por su desempeño en esta obra: entre éstas Anna Pávlova quien alcanzó su primer gran éxito en 1902 interpretando a Nikiya y Rudolf Nuréyev quien en 1958 causó fascinación en la misma ciudad donde se estrenara la obra cuando añadió a la variación de Solor ciertos toques.

La obra ha sufrido algunos cambios desde su estreno y en 1919 se le suprimió el tercer acto. Actualmente varía la cantidad de actos según la compañía y la versión coreográfica, lo que hace que en unas ocasiones se bailen dos actos y en otras tres.

Solor, noble guerrero, al regresar de la cacería pide estar sólo para orar ante la llama sagrada. Una vez señero llama al fakir Magdaveya y le comunica sus deseos de encontrarse con Nikiya, quien es bayadera del templo. Cuando llegan, el Gran Brahman y las otras bailarinas ordenan a Magdaveya que reúna a los otros fakires para preparar la llama sagrada. Las bayaderas aparecen, entre ellas Nikiya quien parece haber alcanzado el rango de "Gran Bayadera". El Gran Brahman hechizado de su belleza le jura amor eterno pero ésta lo rechaza bajo la excusa de que él es un sacerdote. Las bailarinas ejecutan su danza, y el fakir comunica a Nikiya los deseos de Solor, Brahman advierte la conversación y lleno de sospechas la sigue. La bailarina sagrada va al encuentro del guerrero pero el brahmán ve cómo Solor le promete solemnemente sobre el fuego su fiel amor eterno a la joven. En un arranque de furia el espía comienza a invocar la ira de los dioses como venganza.

El Rajah de la provincia, en recompensa al valor del guerrero le ofrece la mano de su hermosa hija Gamzatti, por quien queda al instante deslumbrado a pesar de su juramento a Nikiya. Solor no tiene voluntad para rechazar el bondadoso ofrecimiento y el festejo por tal evento comienza con la misma llegada del Gran Brahman, quien supone que el Rajah eliminara a Solor al saber su traición. Para sorpresa suya, el Rajah al escuchar el pacto entre el guerrero y la joven bayadera (quien tendría que bailar también en la fiesta) desea dar muerte a la joven . Gamzatti, que escondida ha escuchado la conversación, trata de persuadir a su rival de que abandone a Solor a cambio de lujosos presentes y alhajas. Ella no acepta y en medio de su desesperación intenta herir a la princesa, quien se promete tomar venganza.

En los jardines reales del Rajah se harán grandes celebraciones en honor al casamiento de su hija con el guerrero, donde también tendrá que danzar Nikiya. Durante su actuación le entregan una cesta de flores de parte de Solor que fue realmente preparada por Gamzatti quien ocultó una serpiente, que muerde mortalmente a la bailarina cuando está oliendo la fragancia de las flores. El Brahman, aún enamorado, le ofrece un antídoto que ella rechaza al ver la pareja de recién casados. A su muerte Solor queda destruido.

Bajo los efectos del opio el joven guerrero ve a Nikiya, quien se le aparece desde el Reino de las Sombras. Junto a la bayadera, Solor comienza a danzar ante la llama sagrada. Solor queda atrapado en la alucinación, aun cuando aparecen sus compañeros para la preparación de la boda.

Debajo del Gran Buda baila un hombre de bronce. El Gran Brahman y los sacerdotes preparan la boda. Los novios entran rodeados de bayaderas y ejecutan su danza ritual. Gramzatti, Solor y Rajah, bailan, pero Solor sigue atrapado en la visión de Nikiya. Pronto aparece en el centro un cesto con flores idéntico al que dio muerte a Nikiya. Gramzatti aterrada e invadida por la culpa, súplica a su padre la aceleración del ritual. Siguiendo órdenes, el Gran Brahman pronuncia los ritos sagrados. Los dioses furiosos ejecutan su venganza, dejando al templo y a los presentes en ruinas. Finalmente las almas de Solor y Nikiya se unen hacía la eternidad.

La escena del Reino de las Sombras (inserta en la tradición del ballet blanco) está considerada una gloria coreográfica mundial; en especial por la entrada de 24 bailarinas, interpretando espectros de bayaderas, desde una rampa de dos metros de alto bailando una serie de arabesques.



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